?Cu¨¢ndo es poder el conocimiento?
El acceso a la informaci¨®n ha mejorado dr¨¢sticamente en los pa¨ªses de bajos ingresos en la ¨²ltima d¨¦cada, pero tanto proveedores como usuarios de servicios rurales suelen quedar rezagados respecto a sus pares urbanos
Hoy en d¨ªa, la mayor¨ªa de nosotros tenemos una enorme cantidad de informaci¨®n a nuestro alcance. En teor¨ªa, esa informaci¨®n podr¨ªa ayudar a mejorar la gobernanza, la infraestructura y el suministro de servicios como educaci¨®n, atenci¨®n m¨¦dica y extensi¨®n agr¨ªcola. Pero hay brechas importantes en el acceso, especialmente en las zonas rurales, donde viven casi el 68% de los pobres del mundo. Y a¨²n donde se puede disponer de informaci¨®n relevante, traducirla en acci¨®n no es una tarea sencilla.
Consideremos el caso de la gobernanza. Los responsables de las pol¨ªticas necesitan datos sobre producci¨®n econ¨®mica, consumo, migraci¨®n, demandas de los ciudadanos y un sinf¨ªn de otros factores para tomar decisiones sobre tributaci¨®n y gastos, incluidos los programas sociales. De la misma manera, los ciudadanos necesitan informaci¨®n sobre los mandatos y el desempe?o de los pol¨ªticos, si es que los incentivos electorales han de funcionar. A¨²n en contextos autocr¨¢ticos, esto puede fomentar la rendici¨®n de cuentas, al espolear, por ejemplo, las protestas populares.
Lo mismo es v¨¢lido para el suministro de servicios de infraestructura. Los gobiernos y los proveedores de servicios necesitan datos sobre d¨®nde y c¨®mo vive la gente ¡ªespecialmente aquellas personas que est¨¢n m¨¢s aisladas desde un punto de vista geogr¨¢fico, pol¨ªtico y econ¨®mico¡ª para hacer inversiones s¨®lidas. Los ciudadanos, por su parte, necesitan saber qu¨¦ servicios hay disponibles, d¨®nde y c¨®mo acceder a ellos. Tambi¨¦n necesitan ser conscientes de c¨®mo pueden influir en el proceso de las pol¨ªticas, para garantizar, por ejemplo, que una escuela se construya en un lugar conveniente.
Si bien el acceso a la informaci¨®n ha mejorado dr¨¢sticamente en todos los pa¨ªses de bajos ingresos en los ¨²ltimos diez a?os, proveedores y usuarios de servicios rurales por igual suelen quedar rezagados detr¨¢s de sus pares urbanos. Los primeros tal vez no tengan suficientes datos como para determinar qu¨¦ es lo que necesitan o quieren los destinatarios, y estos, a su vez, carecen de informaci¨®n sobre las capacidades de los proveedores de servicios. Dadas estas brechas, los l¨ªderes pol¨ªticos suelen pasar por alto las necesidades de los ciudadanos rurales, especialmente aquellos que no han recibido educaci¨®n y no est¨¢n comprometidos pol¨ªticamente.
Pero, incluso donde hay un acceso amplio a los datos, esto no basta para generar beneficios mensurables en reducci¨®n de pobreza, gobernanza y suministro de servicios. Seg¨²n nuestro an¨¢lisis de 48 estudios emp¨ªricos de pa¨ªses en desarrollo, la informaci¨®n en verdad mejora la gobernanza rural s¨®lo cuando se cumplen tres condiciones: es cre¨ªble, valiosa y suficientemente espec¨ªfica. Solo as¨ª, los usuarios tienen el poder de actuar en base a esa informaci¨®n y los incentivos los alientan a hacerlo.
La informaci¨®n en verdad mejora la gobernanza rural s¨®lo cuando se cumplen tres condiciones: es cre¨ªble, valiosa y suficientemente espec¨ªfica
En los contextos rurales en pa¨ªses en desarrollo, al menos una de estas condiciones por lo general no se cumple, lo que anula en gran medida o por completo el impacto. Por ejemplo, en 2014, Uganda introdujo U-Bridge, una plataforma que les permit¨ªa a los ciudadanos enviar mensajes de texto a las autoridades gubernamentales locales de manera an¨®nima y sin costo alguno. A pesar de los niveles relativamente altos de aceptaci¨®n del sistema y entusiasmo entre las autoridades de distrito, el programa no logr¨® generar mejoras duraderas. La mayor parte de la informaci¨®n que ofrec¨ªan los usuarios era demasiado vaga como para ser viable, y muchas veces se sent¨ªan desalentados por las respuestas de las autoridades.
Igual de importante es el poder para tomar medidas en base a los datos. Para los responsables de las pol¨ªticas, esto significa dise?ar e implementar medidas que reflejen prioridades basadas en estos. Para los ciudadanos, implica tener el derecho legal, la competencia y la movilidad para cambiar su comportamiento.
Como demuestra la investigaci¨®n sobre la gobernanza agr¨ªcola en Nigeria, el conocimiento y el poder no siempre van de la mano. Los expertos muchas veces tienen poca influencia en las decisiones de gasto del gobierno, y las personas al mando carecen del suficiente conocimiento t¨¦cnico. Este desequilibrio existe inclusive en el interior del Gobierno: los responsables de las pol¨ªticas locales, que tienen m¨¢s informaci¨®n sobre la situaci¨®n en el terreno, suelen enfrentar limitaciones a la hora de tomar decisiones relacionadas con el gasto.
La condici¨®n final se relaciona con los incentivos: tiene que haber cierto beneficio neto para quienes act¨²an en base a la informaci¨®n que reciben. Los pol¨ªticos est¨¢n m¨¢s inclinados a usar su poder para perseguir iniciativas con beneficios de corto plazo altamente visibles que a invertir en proyectos que, seg¨²n los datos, ser¨ªan sustancialmente m¨¢s beneficiosos, pero menos perceptibles o pensados para el largo plazo, como por ejemplo cuando ellos ya no est¨¢n en el poder.
Pero tambi¨¦n existe evidencia de que, cuando se cumplen las tres condiciones, la informaci¨®n efectivamente mejora los resultados para las comunidades pobres. En India, grupos de autoayuda de mujeres facilitan el intercambio de informaci¨®n relevante y ofrecen un sistema de apoyo para las integrantes, empoder¨¢ndolas as¨ª social, pol¨ªtica y econ¨®micamente, y ayud¨¢ndolas a aprovechar los servicios p¨²blicos. Un estudio determin¨® que las mujeres que participan en esos grupos tienen m¨¢s probabilidades de tener una tarjeta de identificaci¨®n de votante, de haber participado en la ¨²ltima elecci¨®n, de asistir a las reuniones del consejo del pueblo y de creer que el consejo del pueblo responde a sus necesidades.
Esto no significa que las tres condiciones deban o puedan establecerse de inmediato. Despu¨¦s de todo, hacerlo de manera efectiva requerir¨ªa un conocimiento avanzado de los posibles efectos de determinados tipos de informaci¨®n, y eso exige m¨¢s datos. Por el contrario, deber¨ªamos empezar con objetivos m¨¢s modestos y de m¨¢s corto plazo, como difundir informaci¨®n relevante.
Sin duda, solo ofrecer informaci¨®n no basta para garantizar que la gente entienda lo que implica. Pero, como demuestra una investigaci¨®n de Tanzania, compartir informaci¨®n, digamos, sobre proyectos de desarrollo y sobre el uso de los ingresos puede fomentar la confianza en el gobierno ¡ªel primer paso hacia el empoderamiento, el incentivo y, en definitiva, el impacto¡ª. Los procesos deliberativos en los que los individuos pueden examinar cuidadosamente las fuentes tambi¨¦n pueden ayudar. En el m¨¢s largo plazo, los gobiernos y los especialistas en desarrollo deber¨ªan probar intervenciones m¨¢s integrales, con el ojo puesto en garantizar la relevancia de la informaci¨®n, el poder y los incentivos.
El Gobierno tiene el poder para hacer que la informaci¨®n funcione para el desarrollo ¡ªo para frenarlo¡ª. Los actores no estatales, entre ellos los especialistas en desarrollo, as¨ª como los medios, los grupos de la sociedad civil y los investigadores tambi¨¦n pueden desempe?ar un papel al divulgar informaci¨®n relevante en entornos donde el poder y los incentivos probablemente ya existan.
El aforismo "el conocimiento es poder" conlleva una buena dosis de verdad, pero puede ser enga?oso. Si la informaci¨®n ha de ayudar a que las poblaciones rurales prosperen, deben implementarse las condiciones correctas.
Katrina Kosec es miembro de investigaci¨®n s¨¦nior del Instituto Internacional de Investigaci¨®n sobre Pol¨ªticas Alimentarias. Leonard Wantchekon es profesor de Pol¨ªtica y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton.
Copyright: Project Syndicate, 2019. www.project-syndicate.org
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