Propiedad de los datos
El candidato dem¨®crata Andrew Yang propone distinguir lo m¨ªo de lo tuyo digitalmente
La econom¨ªa de datos ha sustituido a la econom¨ªa productiva. Y lo ha hecho sin propiedad. Hoy, el capitalismo cognitivo se asienta sobre un soporte de datos sin due?o. Estos son una especie de res communis omnium circulante por Internet. Con nuestras interactuaciones en la Red sembramos de datos el mercado digital sobre el que llevan a cabo captaciones masivas las plataformas. Nacen de nuestra huella digital, pero son utilizados como commodities por las corporaciones, que los administran a su antojo mediante algoritmos. Estos extraen sus utilidades econ¨®micas a partir de una apropiaci¨®n gratuita de datos. Un mercado que crear¨¢ en 2020 unos ingresos de 203.000 millones de d¨®lares asociados a la monetizaci¨®n de nuestros datos. Algo que monopolizan las grandes corporaciones tecnol¨®gicas y que explica, entre otros motivos, su extraordinaria fortaleza financiera. Y todo ello sin importarles la privacidad de los mismos, tal y como demostr¨® la cesi¨®n de datos a Cambridge Analytica.
Por primera vez en la historia, el capitalismo aborda una evoluci¨®n sist¨¦mica sin propiedad. Las sucesivas etapas del mismo delimitaron siempre lo m¨ªo y lo tuyo. Los bienes y servicios pasaban de manos en un marco de seguridad jur¨ªdica dominado por la ley y la propiedad privada. Por eso, la Revoluci¨®n Francesa pudo introducir la expropiaci¨®n forzosa de bienes particu?lares y crear una idea de utilidad p¨²blica que se asociaba a la creaci¨®n de una propiedad colectiva que estaba al servicio de todos. Un avance social que se logr¨® porque el per¨ªmetro jur¨ªdico de las titularidades dominicales y los derechos asociados a ellas era claro, tal y como consagr¨® el C¨®digo Civil napole¨®nico.
Hoy urge hacer lo mismo sobre los datos. Han sustituido al trabajo f¨ªsico como valor sobre el que se fund¨® la riqueza tras la revoluci¨®n industrial. Son la materia prima que estructura el entramado de plataformas que gestionan la suma de cooperaci¨®n colectiva y conocimiento como fuentes de valor del capitalismo cognitivo. Y ser¨¢n cada vez m¨¢s importantes cuando el Internet de las cosas permita el di¨¢logo de datos entre m¨¢quinas y la tecnolog¨ªa 5G incremente su capacidad y velocidad de circulaci¨®n. De ah¨ª la necesidad de desarrollar, tal y como plantea la Uni¨®n Europea, una propiedad sobre datos que acompa?e la rigurosa protecci¨®n de su privacidad. Algo que se explora alrededor de un data producer¡¯s right (derecho del productor de datos) que atribuya el fundamento de la titularidad sobre los mismos; que identifique qui¨¦n es el due?o y cu¨¢les son las acciones leg¨ªtimas que definan la trazabilidad de la cadena de valor que fije su posible intercambio monetizable. Tesis que asumi¨® la Comisi¨®n en 2017 y que se alinea tambi¨¦n con las reflexiones del World Economic Forum de impulsar un new deal on data que ponga en marcha mercados abiertos de informaci¨®n que otorguen a los usuarios de Internet derechos de posesi¨®n, uso y disposici¨®n de datos personales sobre ellos.
Por eso comienzan a ser cada vez m¨¢s las voces pol¨ªticas que reclaman un derecho de propiedad sobre los datos en favor de quienes los generen. Empez¨® Angela Merkel cuando habl¨® por primera vez de ello en la CeBIT de Han¨®ver de 2017, aunque ha sido Andrew Yang, el candidato dem¨®crata a la presidencia estadounidense, quien lo ha incorporado expresamente a su programa. Reclama que cada individuo tenga una propiedad sobre sus datos y, asociada a ella, los derechos a ser informado sobre cu¨¢les son recopilados y c¨®mo se utilizar¨¢n, as¨ª como a obtener una parte del valor generado por ellos; a optar por no recibir o compartir datos; a que se le informe si un sitio web tiene informaci¨®n sobre su persona y en qu¨¦ consiste; a ser olvidado; a que se eliminen todos los relacionados con ¨¦l si lo solicitara; a ser notificado si cambian de manos o si se ha producido alguna violaci¨®n de su privacidad, y a descargarlos en un formato est¨¢ndar que le permita transferirlos a otra plataforma. En fin, una primera propuesta pol¨ªtica que dar¨¢ pie a otras y que pronto permitir¨¢ distinguir lo m¨ªo de lo que es tuyo digitalmente. Un primer paso para una seguridad jur¨ªdica sobre nuestros datos que ahora no tenemos.
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