Andar r¨¢pido modifica el ADN y reduce el riesgo cardiovascular
Investigadores del Hospital del Mar de Barcelona demuestran que el ejercicio f¨ªsico moderado est¨¢ relacionado con cambios en la estructura de un gen que participa en la regulaci¨®n de los triglic¨¦ridos
En las jornadas de reflexi¨®n, Mariano Rajoy acostumbraba a dedicar las ma?anas a hacer deporte. En la v¨ªspera de las elecciones de diciembre de 2015, esos comicios que sacudieron el tablero pol¨ªtico y constataron el fin del bipartidismo, el candidato del PP pas¨® la ma?ana con su perro Rico, caminando a paso r¨¢pido por los jardines de La Moncloa. Como una especie de quiero y no puedo, sin correr pero casi. La marcha r¨¢pida de Rajoy, que tanta chanza caus¨® en redes sociales entonces y luego se rescat¨® para un spot de precampa?a en 2016, se ha erigido, sin embargo, en uno de los mejores deportes para combatir el riesgo cardiovascular. Investigadores del Hospital del Mar de Barcelona han demostrado que el ejercicio f¨ªsico moderado y vigoroso, como el que practica el expresidente, modifica las estructuras del ADN. En concreto, act¨²a sobre la funci¨®n de un gen que est¨¢ vinculado a la regulaci¨®n de los triglic¨¦ridos. En grandes cantidades, estos ¨¢cidos grasos son amigos ¨ªntimos de las dolencias cardiovasculares.
De sobra conocidas son las bonanzas del ejercicio f¨ªsico para la salud. Reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, previene contra el c¨¢ncer y juega un papel crucial en la lucha contra la diabetes o la obesidad, las grandes epidemias del siglo XXI. La comunidad cient¨ªfica hace tiempo que lo da por sentado, pero sigue buscando los mecanismos que explican esos beneficios. Por eso, un grupo de investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones M¨¦dicas (IMIM) se ha centrado en estudiar c¨®mo responden los genes a la pr¨¢ctica de ejercicio f¨ªsico. ¡°Ya sab¨ªamos que el deporte reduce el riesgo de enfermedades. Sabemos que impacta en c¨®mo se expresa la informaci¨®n de nuestros genes. Lo que nosotros intentamos aportar son los mecanismos que explican por qu¨¦¡±, sintetiza el doctor Roberto Elosua, del Grupo de Epidemiolog¨ªa y Gen¨¦tica Cardiovascular del IMIM.
El equipo de Elosua puso el foco en un proceso epigen¨¦tico concreto, la metilaci¨®n del ADN. El epigenoma es todo el entramado de compuestos qu¨ªmicos y prote¨ªnas que se pegan a los genes y, aunque no alteran su secuencia, s¨ª provocan variaciones qu¨ªmicas que afectan a sus funciones. La metilaci¨®n es uno de esos factores epigen¨¦ticos que ocurre cuando algunos de esos compuestos act¨²an como una especie de interruptores, encendiendo o apagando la actividad de los genes.
As¨ª, los investigadores tomaron los datos de actividad f¨ªsica de 2.544 personas de dos cohortes poblacionales -la catalana RECIGOR y la estadounidense Framinghan- y, a partir de muestras de sangre de los voluntarios, analizaron m¨¢s de 400.000 marcas de metilaci¨®n repartidas en el ADN de cada uno de los individuos. ¡°Encontramos que la actividad f¨ªsica ligera [como dar un paseo] no se asociaba a ning¨²n cambio de metilaci¨®n. La ¨²nica que se relacionaba con cambios era la actividad moderada-vigorosa¡±, resume Alba Fern¨¢ndez Sanl¨¦s, una de las firmantes del estudio, que se ha publicado en la revista cient¨ªfica Medicine and Sicence in Sports and Exercise.
En concreto, entre las 400.000 marcas de metilaci¨®n analizadas, los cient¨ªficos encontraron dos ¨¢reas donde el ejercicio f¨ªsico modificaba la actuaci¨®n del ADN. ¡°Una de ellas fue en el gen DGAT1, que regula el metabolismo de los triglic¨¦ridos. Las personas que hacen m¨¢s actividad f¨ªsica, tienen menos metilaci¨®n. Y tener este gen poco metilado es bueno porque hace que el metabolismo de los triglic¨¦ridos est¨¦ m¨¢s activado¡±, concluye Elosua. En altas concentraciones, este tipo de ¨¢cidos grasos incrementa el riesgo de desarrollar dolencias cardiovasculares.
La otra regi¨®n del ADN donde los investigadores encontraron cambios en la metilaci¨®n en relaci¨®n con el nivel de actividad f¨ªsica fue en una regi¨®n interg¨¦nica ¡ªlo que se conoce como ADN basura u oscuro, que supone el 98% del genoma y del que se desconocen muchas funciones¡ª, una zona que otros estudios han relacionado con factores vinculados al envejecimiento. Seg¨²n los investigadores del IMIM, este hallazgo podr¨ªa explicar por qu¨¦ la pr¨¢ctica habitual de ejercicio f¨ªsico se asocia con una mayor longevidad.
¡°Hay estudios previos experimentales en los que se han entrenado grupos de personas para ver si hay cambios antes y despu¨¦s, pero eran muestras peque?as y de gente joven. El nuestro es un estudio observacional de la poblaci¨®n general, no intervenimos en la pr¨¢ctica de la actividad f¨ªsica. Solo analizamos las marcas de metilaci¨®n repartidas por el ADN, si est¨¢n mucho o poco metiladas, y vemos si la actividad f¨ªsica se relaciona con esta actividad y qu¨¦ tipo de ejercicio es mejor¡±, apunta Elosua. Los investigadores sostienen que la actividad moderada (bailar o caminar r¨¢pido) o vigorosa (salir a correr o practicar alg¨²n deporte durante, al menos, 30 minutos) es la mejor para la salud cardiovascular. ¡°No hace falta ser un Kilian Jornet para obtener efectos beneficiosos para la salud. Con practicar la marcha r¨¢pida, como Rajoy, ya obtienes beneficios¡±, agrega el facultativo.
¡°Este estudio explica, en parte, c¨®mo nuestro cuerpo se adapta qu¨ªmicamente al ejercicio y que esto puede conllevar beneficios para un mejor metabolismo de las grasas y, eventualmente, un menor riesgo de enfermedad cardiovascular¡±, sostiene el director del programa de Epigen¨¦tica y Biolog¨ªa del C¨¢ncer del Instituto de Investigaci¨®n Biom¨¦dica de Bellvitge, Manel Esteller, que tambi¨¦n ha participado en el estudio. En estudios previos, como uno del Instituto Karolinska de 2014 tambi¨¦n se estableci¨® que el entrenamiento de resistencia a largo plazo de forma estable altera el patr¨®n epigen¨¦tico en el m¨²sculo esquel¨¦tico humano. En otro de la Universidad de Lund (Suecia), los investigadores constataron que el ejercicio f¨ªsico cambia el patr¨®n epigen¨¦tico de los genes que afectan el almacenamiento de grasa en el cuerpo.
"Es el estudio que m¨¢s personas usa para ver la relaci¨®n entre ejercicio f¨ªsico y metilaci¨®n del ADN. Esta investigaci¨®n constata c¨®mo el estilo de vida permite modular que unas ¨¢reas se expresen o no. Y eso es a trav¨¦s de la epigen¨¦tica", explica I?aki Mart¨ªn, jefe del grupo de investigaci¨®n de Epigen¨¦tica biom¨¦dica del IDIBAPS de Barcelona. Este investigador, ajeno al estudio, sostiene que, el hallazgo de cambios en una zona interg¨¦nica "puede ser muy importante". "Lo que queda por saber es cu¨¢l es el gen diana relacionado con ese cambio epigen¨¦tico. Y, a nivel funcional, qu¨¦ es lo que hacen estos cambios", apostilla.
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