Muere uno cada 40 segundos
En los pa¨ªses ricos, los fallecimientos de ni?os por neumon¨ªa son escasos. En cambio, en los pa¨ªses en desarrollo, la enfermedad acaba con la vida de 800.000 peque?os al a?o
Hace cinco a?os, los Gobiernos hicieron una importante promesa a los ni?os del mundo. El compromiso, recogido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ¡ªlas metas, ambiciosas pero alcanzables, que se ha puesto el mundo para 2030 y que han sido suscritas por 193 pa¨ªses? consiste en acabar con la lacra de las muertes infantiles evitables. Cumplirlo requerir¨¢ un esfuerzo conjunto para combatir la m¨¢s letal de sus causas: la neumon¨ªa.
La mayor¨ªa de la gente cree que se trata de una dolencia que afecta a las personas de edad avanzada, y en parte, tiene raz¨®n. La infecci¨®n es la primera responsable de las muertes por una ¨²nica causa entre las personas mayores ingresadas en los hospitales de Estados Unidos. En los pa¨ªses ricos, las muertes de ni?os por neumon¨ªa, afortunadamente, son escasas. En cambio, en los pa¨ªses en desarrollo, la enfermedad acaba con la vida de 800.000 peque?os al a?o ¡ªuno cada 40 segundos¡ª, lo que la convierte en la afecci¨®n que mata m¨¢s ni?os por s¨ª sola.
No hay estad¨ªstica que refleje el sufrimiento de las v¨ªctimas, la angustia de sus padres ni la aflicci¨®n del personal sanitario.
Los dos autores de este texto hemos sido testigos del padecimiento que la acompa?a. La infecci¨®n, de origen bacteriano o v¨ªrico, llena de l¨ªquido los pulmones, lo cual provoca que los ni?os afectados tengan que luchar literalmente por respirar. Como nos explicaba una enfermera de Kenia: "Te parte el coraz¨®n tener en brazos a un peque?o de dos a?os que te mira a los ojos mientras busca aire afanosamente. Parece como si te estuviese rogando que luchases por ¨¦l".
No estamos luchando lo suficiente. Hoy en d¨ªa, la neumon¨ªa es responsable del 15% de las muertes infantiles, m¨¢s que la malaria y la diarrea juntas. Sin embargo, los avances en la reducci¨®n de la mortalidad han sido mucho m¨¢s lentos que en el caso de otras grandes enfermedades letales, a pesar de que la mayor¨ªa de las infecciones se podr¨ªan evitar con vacunas o tratar con antibi¨®ticos que cuestan menos de 50 c¨¦ntimos, y en los casos m¨¢s graves, con antibi¨®ticos de un nivel superior y oxigenoterapia b¨¢sica.
Entonces, ?qu¨¦ es lo que no funciona, y qu¨¦ se puede hacer para reducir la mortalidad? En torno a estas preguntas girar¨¢ el Foro Global sobre Neumon¨ªa Infantil que nuestras organizaciones han convocado esta semana en Barcelona y que reunir¨¢ a donantes, fil¨¢ntropos, investigadores y empresas farmac¨¦uticas. Los ministros de Sanidad y otros representantes de los Gobiernos de los pa¨ªses que concentran m¨¢s de dos terceras partes (77 %) de las muertes tambi¨¦n estar¨¢n presentes. Nuestro objetivo es lograr que 2020 sea la d¨¦cada de los grandes avances contra la enfermedad.
El punto de partida consistir¨¢ en reforzar de manera significativa el compromiso con la igualdad en la planificaci¨®n sanitaria. Tradicionalmente, esta dolencia se ha considerado una "enfermedad de pobres". Propiciada por la pobreza, la malnutrici¨®n, la mala calidad del agua y la contaminaci¨®n del aire dom¨¦stico, se ceba en las criaturas m¨¢s vulnerables.
No hay estad¨ªstica que refleje el sufrimiento de las v¨ªctimas, la angustia de sus padres ni la aflicci¨®n del personal sanitario
Por desgracia, los ni?os expuestos a los mayores riesgos son los que menos acceso tienen a la atenci¨®n sanitaria. Es menos probable que un ni?o pobre vaya al hospital, a menudo porque su madre no puede permitirse el gasto, o simplemente porque no hay hospital. Formar parte del 20% de los hogares con ingresos m¨¢s bajos multiplica casi por dos el riesgo de no recibir tratamiento en comparaci¨®n con los ni?os m¨¢s ricos. La discriminaci¨®n de g¨¦nero es otra barrera. En el sudeste de Asia, es menos probable que las ni?as reciban tratamiento que los ni?os.
Estas desigualdades en la atenci¨®n m¨¦dica son injustas e inexcusables.
Las deficiencias mencionadas afectan a un n¨²mero inaceptable de ni?os. El diagn¨®stico r¨¢pido y preciso es decisivo para la eficacia del tratamiento. Sin embargo, demasiadas veces hemos o¨ªdo a las madres hablar de errores en el diagn¨®stico y retrasos en el tratamiento que han puesto a sus hijos en peligro mortal. El n¨²cleo del problema reside en la falta de formaci¨®n y recursos del personal sanitario, unida a la ausencia de tecnolog¨ªas de diagn¨®stico fundamentales.
Donde m¨¢s evidente resulta la brecha tecnol¨®gica es en el suministro de ox¨ªgeno. La combinaci¨®n de ox¨ªgeno m¨¦dico y diagn¨®stico oportuno de la hipoxia ?el d¨¦ficit de ox¨ªgeno que suele acompa?ar a la neumon¨ªa grave? puede reducir radicalmente la mortalidad. Pero en los pa¨ªses m¨¢s pobres rara vez se dispone de ox¨ªgeno fuera de los hospitales urbanos y de los proveedores privados. Los ox¨ªmetros de pulso, unos aparatos baratos y eficaces para medir los niveles de ox¨ªgeno en la sangre, tambi¨¦n est¨¢n fuera del alcance de quienes m¨¢s los necesitan.
El foro de Barcelona puede servir para impulsar la acci¨®n nacional e internacional necesaria para salvar vidas. Los avances en la reducci¨®n de la mortalidad causada por enfermedades como la malaria, el sarampi¨®n y la diarrea demuestran el poder de las asociaciones que re¨²nen a Gobiernos, fil¨¢ntropos, donantes y organizaciones de la sociedad civil en torno a un objetivo com¨²n. Tenemos que liberar esa fuerza en favor de los ni?os expuestos a contraer neumon¨ªa.
Pronto tendremos una oportunidad, durante la conferencia de donantes que se celebrar¨¢ el mes que viene en Reino Unido, de acordar la financiaci¨®n de la iniciativa mundial de vacunaci¨®n Gavi hasta mediados de la presente d¨¦cada. La inmunizaci¨®n es una de las v¨ªas m¨¢s rentables para salvar vidas j¨®venes. Sin embargo, m¨¢s de 70 millones de ni?os no est¨¢n vacunados contra la neumon¨ªa, muchos de ellos en zonas afectadas por conflictos y emergencias humanitarias. Instamos a los donantes a que aumenten sus inversiones y centren decididamente su atenci¨®n en los ni?os m¨¢s desfavorecidos.
El mundo no necesita otra iniciativa que se limite espec¨ªficamente a la enfermedad. No ataca sola. A menudo llega de la mano de la malnutrici¨®n, la diarrea y la malaria. Muchas veces dolencias como el sarampi¨®n, la meningitis y la septicemia son precursoras de la infecci¨®n o consecuencia de ella. Los Gobiernos de los pa¨ªses con una mortalidad infantil elevada tienen que integrar los planes de acci¨®n contra la neumon¨ªa en sus estrategias de salud, pero el ¨²nico remedio duradero es la cobertura sanitaria universal sustentada en la inversi¨®n p¨²blica y en un personal sanitario motivado.
Los estudios recientes refuerzan esta idea. Pedimos a los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins que calculasen los beneficios de toda una serie de intervenciones fundamentales para reducir el n¨²mero de muertes ¡ªinmunizaci¨®n, abastecimiento de antibi¨®ticos, lactancia materna y nutrici¨®n¡ª, la mayor¨ªa concentradas a escala comunitaria. Los resultados mostraron que se podr¨ªan evitar unos 3,2 millones de muertes por la enfermedad, lo cual generar¨ªa un efecto domin¨® que salvar¨ªa otros 5,7 millones de vidas de la diarrea, la septicemia, y otras causas de muerte infantil.
En otras palabras, la victoria en esta batalla pondr¨¢ a nuestro alcance el cumplimiento del compromiso de acabar con las muertes infantiles evitables. En estos tiempos de polarizaci¨®n pol¨ªtica, es f¨¢cil perder de vista los valores que nos unen como comunidad humana. ?Acaso existe un valor m¨¢s sagrado que salvar j¨®venes vidas? Tenemos que actuar de acuerdo con un principio que cualquier ni?o entiende: las promesas se cumplen.
Henrietta H. Fore es directora general de Unicef. Kevin Watkins es director ejecutivo de Save the Children.
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