Londres vuelve a ser el centro de la moda de autor
Consagrados como Victoria Beckham y noveles como Richard Quinn presentan sus dise?os en la semana grande de la ciudad, que se coloca entre las m¨¢s interesantes del panorama
En pleno debate sobre si la semana de la moda de Nueva York ¡ªque acab¨® hace escasos d¨ªas¡ª??est¨¢ en horas bajas y Londres resurge como cuna del dise?o m¨¢s vanguardista, la pregunta real no tiene que ver con las marcas que presentan sus colecciones en las dos urbes . O, al menos, no directamente. Las semanas de la moda son, en el fondo, un sistema organizado y encaminado a mover el capital (cultural y econ¨®mico) de las ciudades donde se celebran; para que las firmas y los dise?adores de tama?o mediano brillen hace falta apoyo y una maquinaria bien engrasada que les sirva de plataforma.
En ese sentido, el British Fashion Council le gana la partida al Consejo de Dise?adores Norteamericanos (CFDA). No es que en Nueva York haya falta de ideas ¡ªnombres como Eckhaus Latta, Vaquera o S¨ªes Marjan demuestran lo contrario¡ª, el problema es que dichas ideas no se comunican apropiadamente a compradores y medios de comunicaci¨®n.
Obviamente, la Semana de la Moda de Londres, que termina este martes, tiene sus reclamos medi¨¢ticos. "Al final, me siento m¨¢s c¨®moda presentando la colecci¨®n en casa", cuenta Victoria Beckham tras su desfile, celebrado el pasado domingo en Banqueting House, un imponente palacete con techos pintados por Rubens. La empresaria, que en diez a?os ha posicionado su marca hom¨®nima como una de las m¨¢s alabadas en el sector, redund¨® en la que es su se?a de identidad, la funcionalidad. "S¨®lo concibo hacer ropa que haga sentir c¨®moda a la persona", cuenta Beckham.
Por eso, su idea de rebeli¨®n, el concepto en torno al que gira su propuesta para el pr¨®ximo oto?o, no se traduce en estrategias creativas grandilocuentes, sino en sutiles juegos de proporciones. "Lo llamo 'subversi¨®n amable". De hecho, es la primera vez que Beckham trabaja con longitudes cortas y a media pierna, con talles altos y patrones m¨¢s pegados al cuerpo. Sale airosa: la que hasta entonces ha sido una dise?adora celebrada por practicar el oversize y los cortes fluidos, ha conseguido algo tan dif¨ªcil como no perder su identidad (ese arquetipo de sofisticaci¨®n deudor del Celine de Phoebe Philo) al experimentar con una nueva silueta.
J. W. Anderson tambi¨¦n es un maestro en hacer parecer f¨¢cil (de llevar) lo dif¨ªcil (de dise?ar). El tambi¨¦n director creativo de Loewe lleva varias temporadas presentando bajo su firma hom¨®nima la mejor colecci¨®n de esta semana de la moda. Su ejecuci¨®n de los vol¨²menes y del movimiento de las prendas es imbatible. "Me ha obsesionado la idea del espacio, c¨®mo pueden interactuar las prendas con el entorno vac¨ªo", contaba el irland¨¦s tras el show. Dicha obsesi¨®n le ha llevado a jugar con cuellos voluminosos, abrigos trapecio y gabardinas multicapa en una colecci¨®n que no pierde de vista el negocio: la potencia visual de los bolsos y los zapatos los convierte en candidatos a viralizarse en Instagram.
Pero si hay algo por lo que Londres destaca por encima de Nueva York y se desmarca de la industria milanesa y la tradici¨®n parisina es por posicionar a nombres emergentes al mismo nivel que los consolidados. La expectaci¨®n por ver lo nuevo de Anderson o Beckham era la misma que por asistir al desfile de Richard Quinn, y eso que solo lleva cuatro colecciones a sus espaldas. Pero para eso est¨¢ el British Fashion Council. Hace casi dos a?os la mism¨ªsima reina de Inglaterra acudi¨® a uno de sus desfiles, y medio mundo prest¨® atenci¨®n a un creador cuya identidad resulta tan dif¨ªcil de construir que es imposible de olvidar.
Entre el fetichismo y los trajes de noche cl¨¢sicos, Quinn conjuga el l¨¢tex con las perlas y convierte un recurso tan f¨¢cil como el estampado de flores en un s¨ªmbolo vanguardista a base de cubrir con ¨¦l a sus modelos (manos, pies y, a veces, hasta rostro incluidos). Lo hace, adem¨¢s, reciclando tejidos, un "peque?o detalle" que se diluye ante la potencia visual de su propuesta, lo que demuestra que en la cantera de creativos la sostenibilidad no es un atributo de nota de prensa sino una din¨¢mica interiorizada e imprescindible.
Si Quinn, hoy convertido en estrella, fue el ni?o mimado de ediciones anteriores, esta temporada todos hablaban de Matty Bovan. Graduado en Saint Martin's en 2015, hoy Katie Grand (quiz¨¢ la estilista m¨¢s influyente del mundo) le ayuda con un desfile al que acude la primera divisi¨®n de compradores y editores, Anna Wintour incluida. Y eso que sus propuestas, tambi¨¦n a base de tejidos reciclados, son un cruce entre el exceso de Vivienne Westwood y la deconstruccion de Martin Margiela. Bovan concibe el vestido m¨¢s como un arte performativo que como un objeto comercial. Pero esto es Londres: aqu¨ª la vanguardia lleva a?os ligada a la moda local (sea o no esta uni¨®n un estereotipo) y si algo saben hacer en esta ciudad es profundizar en su esencia.
La pasarela m¨¢s coherente y vanguardista
En Londres la moda est¨¢ arraigada en la idiosincrasia. Por eso las escuelas de dise?o tienen un peso capital. A¨²n hoy se sigue recordando a Louise Wilson, jefa de estudios de la Central Saint Martins fallecida en 2014, y sus heterodoxas estrategias did¨¢cticas: todo estaba permitido si iba encaminado a encontrar un estilo propio y una coherencia en el discurso.
Hoy Wilson estar¨ªa orgullosa de sus ense?anzas. Londres resurge gracias a una cantera de creativos (muchos fueron alumnos suyos) que, gusten o no, se hacen un hueco m¨¢s all¨¢ de los grandes grupos empresariales por el simple y dif¨ªcil hecho de no parecerse a nadie. En Londres residen la subversi¨®n cursi de Molly Goddard, el juego fetichista de Christopher Kane, la aristocracia c¨ªnica de Shrimps o la obsesi¨®n por actualizar la indumentaria decimononica de Erdem.
Todav¨ªa persiste la sensaci¨®n de estar viendo algo aut¨¦ntico. Y en una industria que cada vez muestra m¨¢s sus cartas, el hecho de dar poder subsistir siendo independiente no s¨®lo es casi una utop¨ªa, tambi¨¦n un oasis para el comprador astuto y el admirador concienciado.
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