Comida a domicilio: comodidad para unos, precariedad para otros

Comprender el pasado para entender el presente. Y para darse cuenta de que no hemos cambiado. La vieja f¨®rmula mayor beneficio al menor coste rige hoy m¨¢s que nunca.
Parado en un sem¨¢foro junto a dos motos de reparto de una cadena de comida r¨¢pida, reflexiono sobre lo intrigante que debe ser descodificar los pasos que nos han hecho humanos. El acicate transformador del proceso evolutivo, m¨¢s all¨¢ de una aparente justificaci¨®n erudita, es hoy la ¨²nica manera de asomarse al mirador de las evidencias o, lo que es lo mismo, lo m¨¢s parecido a una respuesta veros¨ªmil cuando se tratan de abordar cuestiones tan inquietantes como por qu¨¦ nuestro cerebro se obstina en entorpecernos la existencia. Su desarrollo, su estructura y funciones han sido modelados por el entorno social y el ambiente en el que se ha desenvuelto el individuo. No es gratuito que los sentimientos afecten a las percepciones, como tampoco lo es el modo en que nuestra mente construye una identidad propia o promueve la consecuci¨®n de placer.
No es un accidente que sintamos atracci¨®n por los alimentos ricos en grasas, az¨²cares y carbohidratos, esenciales para suministrar energ¨ªa metab¨®lica al cuerpo, y en otro tiempo, un bien escaso. En situaciones de limitaci¨®n continuada y recursos insuficientes, el procedimiento que se impone es el ahorro de energ¨ªa. La obtenci¨®n de alimentos proporciona calor¨ªas, pero su consecuci¨®n requiere un gasto. Y para desbordar el propio mandato de m¨ªnimo esfuerzo, ante alimentos con alto contenido cal¨®rico el cerebro dispara los mecanismos de recompensa que provocan que se coma en exceso, incluso ignorando las se?ales de saciedad. Tras la sensaci¨®n de bienestar que produce la comida con mayor densidad energ¨¦tica est¨¢ un pasado de penurias soportado por nuestros ancestros. Tras las gestas y sucesos m¨¢s inc¨®modos de la conducta humana hay un trasfondo saciado de l¨®gicas.
Ah¨ª est¨¢n para record¨¢rnoslo evidencias como los cortes que se muestran en f¨®siles desenterrados en la Gran Dolina, de la sierra de Atapuerca, que nos hablan de canibalismo entre miembros del Homo antecessor. Se plantea como posible hip¨®tesis que esos moradores se comieran a las cr¨ªas de grupos rivales con el fin de evitar su acomodo en las cercan¨ªas del asentamiento. Pero los ¨²ltimos estudios de los cient¨ªficos del Centro Nacional de Investigaci¨®n sobre la Evoluci¨®n Humana (Cenieh) sugieren una segunda hip¨®tesis: que los cad¨¢veres canibalizados son de miembros del propio grupo muertos por diferentes causas, no descart¨¢ndose que incluso intencionadamente para servir de sustento. Si atendemos a la teor¨ªa de forrajeo ¨®ptimo, un modelo ecol¨®gico de comportamiento que ayuda a predecir c¨®mo se comporta un animal cuando busca alimento, y se cruza con estas evidencias, la optimizaci¨®n del mayor beneficio al menor coste se dio al consumir individuos de la misma comunidad.
Hoy d¨ªa no nos comemos los unos a los otros de forma literal, aunque quiz¨¢s s¨ª de forma figurada. En muchos hogares la estrategia de mayor beneficio al menor coste pasa por realizar un pedido online de comida a domicilio. Seg¨²n el informe Comercio conectado, de la compa?¨ªa de medici¨®n y an¨¢lisis de datos Nielsen, en uno de cada tres consumidores espa?oles el llamado food delivery es ya una realidad.
Y mientras se destapan los envases, se dirimen las pugnas entre repartidores y compa?¨ªas de entrega de comida con sentencias judiciales que ponen en evidencia un modelo de econom¨ªa colaborativa que ha permitido ahorrarse a las empresas las cotizaciones a la Seguridad Social. Aun sabiendo que los productos low cost generan trabajos low cost, al hacer la compra el balance coste-beneficio sigue priorizando m¨¢s el inter¨¦s personal que el colectivo. Parece que la mochila del progreso llega con un recubrimiento de sencillez, comodidad, disponibilidad, a buen precio y a cualquier hora para unos, y envuelta en precariedad para otros.
Las huellas del tiempo biol¨®gico dejan entrever sesgos que no caducan, se?ales que quedaron atrapadas bajo los pliegues de la hominizaci¨®n. Es tentador concebir la evoluci¨®n con la idea de un avance progresivo hacia adelante, pero en ocasiones la adaptaci¨®n nos hace avanzar de lado.
Pakoras
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Ingredientes
Para 4 personas
Para la masa de pakora
- 140 gramos de harina de garbanzos
- 120 gramos de harina de ma¨ªz
- 5 gramos de c¨²rcuma
- 5 gramos de chile en polvo
- 5 gramos de ajo en polvo
- 5 gramos de ajowan en polvo
- Sal
Para las pakoras
- Masa de pakora
- 150 gramos de cebolla
- 80 gramos de zanahoria
- 80 gramos de jud¨ªas verdes
- 160 mililitros de agua
- Zumo de lim¨®n
- Hojas de cilantro
- Aceite de girasol
Instrucciones
1. La masa de pakora
Mezclar todos los ingredientes sólidos y reservar.
2. Las pakoras
Limpiar las verduras y pelar la cebolla y la zanahoria. Cortar en juliana y mezclar con la masa de pakora. Ir añadiendo poco a poco el agua hasta sumergir las verduras; si sobra agua, no agregarla.
3. Acabado y presentaci¨®n ?
Calentar el aceite hasta 180 grados e ir añadiendo con ayuda de una cuchara porciones de masa regulares. Cuando estén doradas, retirar y secar con papel absorbente. Rociar con zumo de limón y hojas de cilantro.
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Sobre la firma
