As¨ª consigue escabullirse siempre un buen mentiroso
No siempre se les pilla antes que a los cojos. Presta atenci¨®n a estas t¨¦cnicas si quieres que se cumpla el refr¨¢n
Todos decimos mentiras, pero muy pocos con el nivel del mentiroso redomado ¡ªtodos conocemos alguno¡ª, aquel que burla asiduamente y hasta con ensa?amiento; que guarda un preciso registro mental de sus narraciones para no incurrir en contradicciones. Aquel que, en virtud de esa falsaria maestr¨ªa, no deja persona sin enga?ar. Lo cual no es nada f¨¢cil, seg¨²n la psicolog¨ªa. Son pocos ¡ªun estudio afirma que casi la mitad de las trolas provienen del 5% de las personas que mienten¡ª pero son tan buenos que vale la pena conocer su arte de mentir para poder contrarrestarlo. En serio.
La sociedad tiene sus mecanismos para detectar a los cuentistas. Se?ales como evitar el contacto visual, ponerse nervioso y contar un relato manifiestamente incoherente son las tres que m¨¢s com¨²nmente identificamos con la mentira, seg¨²n un estudio publicado en 2006 en la revista Journal of Cross-Cultural Psychology, que sonde¨® a personas de 58 pa¨ªses. Pese a que "muchos estudios se?alan que el hecho de mirar hacia abajo, evitar el contacto visual, mover las manos o enrojecer no es necesariamente un signo claro de mentira", seg¨²n explic¨® a EL PA?S la psic¨®loga y neurocient¨ªfica Giuliana Mazzoni, estos tres mecanismos son las herramientas b¨¢sicas con las que nos lanzamos a trazar el perfil tipo del mentiroso habitual, con la esperanza de desenmascararlo.
Pero, ?por qu¨¦ tanto embuste? Las principales razones que los mentirosos redomados tienen para falsear la realidad no difieren mucho de las de los mentirosos ocasionales: proteger a alguien o evitar herir sus sentimientos aparecen como las m¨¢s citadas. En cambio, son m¨¢s propensos a mentir para guardar un secreto. Ah¨ª entra el concepto de gran mentira, que tiene que ver con ocultar informaci¨®n a sus parejas sobre d¨®nde o con qui¨¦n han estado, o incuso sus sentimientos hacia ellas. En eso destacan notablemente.
Tres estrategias mentir como un maestro
"A la mentira acudimos todos ¡ªdice Luis Mui?o, psic¨®logo y divulgador, miembro del Colegio Oficial de Psic¨®logos de Madrid¡ª, pero solo los m¨¢s psicop¨¢ticos son capaces de hacerlo compulsivamente. Hay mecanismos dentro del ser humano que hacen dif¨ªcil el mentir: nos da verg¨¹enza, nos hace sentirnos culpables, nos crea ansiedad, nos produce tensi¨®n¡ El momento de la mentira genera cortisol, que es la hormona del desasosiego; cuando m¨¢s psicop¨¢tica sea una persona, menos le ocurren esas cosas. Ellos 'trackean' todos los mecanismos antimentira que hay dentro de nosotros".
Puede ser una ventaja de partida, pero es que hay mentiras que superan todos los filtros y pasan por verdades. Y no eso no es tan f¨¢cil. ?C¨®mo proceden los mentirosos m¨¢s prol¨ªficos para colarnos sus bulos?
Podemos fiarnos de la informaci¨®n de un estudio publicado el pasado diciembre en la revista PLOS One, centrado en destapar las estrategias de los fulleros. En primera instancia, se pidi¨® a los 194 participantes de la investigaci¨®n que se calificaran como mentirosos en una escala de uno a diez; a continuaci¨®n, se les inst¨® a calcular el n¨²mero de embustes que hab¨ªan dicho en las ¨²ltimas 24 horas, as¨ª como la tem¨¢tica y el contexto de sus falacias; por ¨²ltimo, se les invit¨® a revelar sus trucos para intentar enga?ar.
El resultado arroj¨® luz en varias direcciones. Los investigadores de la Universidad de Maastricht hallaron que "los mentirosos prol¨ªficos tambi¨¦n se consideran buenos mentirosos", y que "se inclinan por decir mentiras intrascendentes, principalmente a colegas y amigos, y generalmente a trav¨¦s de interacciones cara a cara". Especialmente reveladores fueron los descubrimientos acerca de las t¨¦cnicas que emplean para enga?ar.
"Mantener la declaraci¨®n clara y simple" es la t¨¢ctica m¨¢s recurrente (a ella dijeron recurrir un 17,6% de los participantes). Es la que utiliza el presidente de un club de f¨²tbol que ratifica al entrenador en su cargo cuando ya est¨¢ negociando su despido (durante unos d¨ªas, u horas, aficionados y periodistas se creen que el m¨ªster seguir¨¢ al frente del equipo).
Otra de las maniobras m¨¢s habituales es "contar una historia plausible" (15,1%). "Algo que cuentan mucho a los terapeutas los mentirosos m¨¢s compulsivos es que siempre intentan que las mentiras sean realmente verdades; que sean m¨¢s o menos plausibles", apunta Mui?o. La tercera es "ser vago sobre los detalles" (13,2%). De hecho, "una de las variables que miden la verosimilitud de los testimonios en los juicios es la cantidad de detalles. Cuando mentimos tendemos a ser parcos, por una cuesti¨®n de econom¨ªa mental: 'Cuanto antes acabe, mejor'. Adem¨¢s, la mentira la estoy creando, la verdad la estoy recreando. Para mentir, lo m¨¢s l¨®gico es contar la menor cantidad de detalles posible", explica Mui?o.
La doctora Brianna Verigin, responsable del estudio, explic¨® que "los mentirosos prol¨ªficos conf¨ªan mucho en ser buenos con las palabras, entrelazando sus mentiras con verdades, por lo que es dif¨ªcil para los dem¨¢s distinguir la diferencia". ?Te suenan t¨¦rminos como "desaceleraci¨®n", "brotes verdes", "despido en diferido", "ponderaci¨®n de impuestos", "crecimiento negativo", "relatores", "gobierno de cooperaci¨®n"¡? Todos proferidos por esos magos del eufemismo que son los pol¨ªticos. Con un discurso escueto, medias verdades y exposiciones sencillas parece que es posible cocinar la receta de la mentira perfecta. Pero hace falta algo m¨¢s. "Tambi¨¦n ¡ªa?ade Verigin¡ª son mejores que la mayor¨ªa para ocultar mentiras dentro de historias aparentemente simples y claras, que hacen m¨¢s dif¨ªcil que otros duden". Eso s¨ª que no est¨¢ al alcance de todos. Quien consigue elaborar historias con suficiente detalle, con informaci¨®n verificable y la complejidad justa como para introducir en ellas mentiras indetectables solo puede tener un calificativo: maestro de la mentira.
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