?En qu¨¦ pa¨ªs vive L¨®pez Obrador?
El presidente lleg¨® al poder gracias al voto de y en nombre de los marginados econ¨®mica y socialmente. Una realidad que no es ¡°la nuestra¡±, s¨ª la del mandatario
Ya lo perdimos, claman en las redes sociales, refiri¨¦ndose al presidente. Los memes lo acribillan con burlas sobre las estampitas que carga en la cartera, medios de comunicaci¨®n y comentaristas descalifican y ridiculizan las medidas econ¨®micas anunciadas por el mandatario, los empresarios han comenzado a hablar de echarse a la tarea de salvar a M¨¦xico porque el presidente no entiende de econom¨ªa. La unanimidad es abrumadora: L¨®pez Obrador est¨¢ perdido en su propia realidad, en un pa¨ªs que solo existe en su cabeza.
Sin embargo, la encuesta m¨¢s reciente (la del diario El Financiero, que nadie podr¨ªa acusar de amloista), arroja que el 60% de los mexicanos a¨²n lo aprueba. Algo que cuesta trabajo creer con solo asomarse a cualquier conversaci¨®n p¨²blica, privada o virtual entre las clases medias y altas, en donde el consenso adverso a la 4T es poco menos que absoluto.
L¨®pez Obrador vive otra realidad que la nuestra y en eso tienen raz¨®n. El problema es creer que la nuestra es la ¨²nica o, incluso, que es la predominante. El presidente lleg¨® al poder gracias al voto de y en nombre de los marginados econ¨®mica y socialmente. Seg¨²n el Coneval un tercio de los mexicanos no alcanza el ingreso suficiente para cubrir la canasta alimentaria b¨¢sica. Una realidad que no es ¡°la nuestra¡±; s¨ª la del presidente mexicano.
El mandatario nunca ha escondido que su intenci¨®n es buscar una masiva transferencia de recursos a favor de los pobres, y hacerlo sin desestabilizar o violentar al pa¨ªs. Una misi¨®n que muchos que votamos por ¨¦l asumimos no solo como un imperativo moral para con los desprotegidos, sino tambi¨¦n como un acto de prudencia pol¨ªtica y social. De no atenderse la disparidad extrema se corr¨ªa el riesgo de que la desesperaci¨®n, el resentimiento y la violencia estallaran de mala manera. L¨®pez Obrador es la respuesta a esta necesidad.
Otra cosa es que el personaje haya resultado m¨¢s pintoresco, rijoso y provocador de lo necesario. Pero la premisa sigue sosteni¨¦ndose, las peculiaridades de su personalidad resultan m¨¢s de forma que de fondo, salvo para las redes sociales y los columnistas que viven para masacrar la ocurrencia o el dislate presidencial de cada d¨ªa. El fondo sigue siendo el mismo: obsesi¨®n por mejorar la condici¨®n de los de abajo sin violentar el orden social o la propiedad privada.
La pandemia por el Covid-19 y sus avatares no ha hecho m¨¢s que profundizar abismalmente estas dos ¡°realidades¡± indisolubles. Cuando el presidente afirma que afrontar¨¢ la crisis con subsidios para 22 millones de ancianos, j¨®venes sin recursos y personas en condiciones precarias o anuncia que se otorgar¨¢n 2,1 millones de cr¨¦ditos a la micro empresa, la iniciativa privada. concluye que L¨®pez Obrador ha condenado al pa¨ªs a la tragedia. Exhiben, para demostrarlo, los paquetes econ¨®micos anunciados en otras naciones con est¨ªmulos fiscales para las empresas, apoyos al salario de los trabajadores parados y cr¨¦ditos masivos para la recuperaci¨®n de los negocios. En suma: all¨¢ s¨ª hay protecci¨®n y un plan para la recuperaci¨®n de la planta productiva; ac¨¢, en cambio, solo subsidios populistas y electoreros al consumo moment¨¢neo.
Sin embargo las cosas son m¨¢s complejas. Una mirada m¨¢s detenidamente revela, otra vez, dos ¨®pticas mutuamente incomprensibles, pero ambas consistentes con su propia realidad. La propuesta de L¨®pez Obrador podr¨ªa no estar equivocada e incluso ser m¨¢s atinada, bajo ciertas premisas. Le pido lector, un poco de su paciencia.
En Francia o Alemania la planta productiva, el empleo y la producci¨®n, reside en el sector formal. La mejor manera de proteger el ingreso y el bienestar de las personas es volcando el apoyo estatal a favor de las empresas p¨²blicas y privadas y los trabajadores que laboran en ellas. Pero ese no es el caso de M¨¦xico. Hay 57 millones de personas activas econ¨®micamente en el pa¨ªs, solo 20,1 millones de ellas est¨¢n inscritas en el IMSS. Se estima que alrededor del 54 % de la poblaci¨®n que trabaja lo hace en el sector informal, es decir, no estar¨ªa incluida en el paquete ¡°de rescate¡± que piden los empresarios. Las microempresas (en las que labora 1 a 10 personas) representan el 94% de los negocios en M¨¦xico y dan trabajo a poco m¨¢s del 40% de los empleos formales. Muchos otros trabajos ni siquiera entran en este registro (por ejemplo el de las empleadas dom¨¦sticas que limpian las casas de ¡°la otra realidad¡±). En pocas palabras casi siete de cada 10 mexicanos que trabajan son autoempleados, laboran en changarros o en empresas peque?as. La abrumadora mayor¨ªa de las personas no est¨¢ en la n¨®mina del Gobierno o de una empresa mediana o grande. Lo m¨¢s probable es que opere en un negocio que no paga impuestos o evada buena parte de ellos manteni¨¦ndose por abajo del radar.En ese contexto ?qu¨¦ significa una suspensi¨®n del pago de impuestos personales y empresariales como pide la iniciativa privada? En la pr¨¢ctica una transferencia de recursos de los siete que operan en el sector precario a los tres que trabajan para el sector formal de la econom¨ªa; un subsidio con cargo a todos en beneficio de la mediana y gran empresa. El dinero que dejar¨ªa de recibir el Gobierno tendr¨ªa que ser obtenido del recorte de los servicios p¨²blicos y de los apoyos sociales a los m¨¢s desprotegidos (o financiados con deuda p¨²blica que simplemente retardar¨ªa el mismo resultado, porque tarde o temprano lo tendr¨ªa que pagar el Gobierno). Que se condone el pago de luz, agua y gas a los hogares como en Francia, suena atractivo pero, otra vez, esa medida ser¨ªa con cargo a las miles de viviendas que no est¨¢n inscritas en estos servicios p¨²blicos; los de la otra ¡°realidad¡±. Ahora bien, la gran empresa concentra alrededor de 20% del empleo formal, pero arroja poco m¨¢s del 60% del valor de la producci¨®n ¡°contable¡±. El Gobierno tiene claro que un confinamiento largo terminar¨ªa por afectar a todos en su conjunto. La apuesta, sin decirlo, es reducir al m¨¢ximo la cuarentena; lo m¨ªnimo para evitar que los enfermos colapsen los hospitales como en Quito. Para las autoridades es mucho m¨¢s urgente que esos siete de cada 10 trabajadores salgan a la calle a ganarse de nuevo la vida. Son para ellos los 2 millones de cr¨¦ditos a los micro negocios (formales e informales), adem¨¢s del apoyo a 22 millones de desprotegidos o en condici¨®n precaria. Se le est¨¢ pidiendo un sacrificio al empresario y a sus empleados y obreros, es cierto, pero en proporci¨®n no es mayor que el solicitado a un taquero o a un mesero que durante un mes dejar¨¢ de recibir ingreso alguno.
Estamos en terreno in¨¦dito. El virus es el mismo, pero los pa¨ªses no. Cada cual debe hacer un planteamiento de acuerdo a su realidad, bueno, en el caso de M¨¦xico, sus dos realidades. Todos van a perder; solo el tiempo dir¨¢ si la propuesta de L¨®pez Obrador result¨® conveniente, pero en su momento habr¨ªa que compararlo con Argentina, Brasil o Colombia. No con Alemania como ahora se est¨¢ haciendo.
Organismos financieros internacionales ya se preguntan si algunos de los pa¨ªses emergentes podr¨ªan incurrir con una crisis de deuda peor que la sufrida en 1989, como resultado de los paquetes de rescate anunciados. Si su pron¨®stico es acertado, el Gobierno de M¨¦xico no se encontrar¨¢ en ese caso. Este martes The New York Times public¨® una nota sobre las dos realidades en Italia: mientras que el norte industrial ha padecido el grueso de las muertes, el sur est¨¢ en camino de una tragedia social y econ¨®mica, justamente porque el plan de apoyo no alcanza a buena parte de la poblaci¨®n.
El presidente est¨¢ perdido en su propio pa¨ªs, pero en cierta manera muchos de sus cr¨ªticos tambi¨¦n se regodean en el suyo. La pregunta es en cu¨¢l vive la mayor¨ªa de los mexicanos y qui¨¦nes deben tener preferencia en momentos de angustia y calamidad.
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