Confinados ante la pajarera infernal
Hay gente que, para aliviar el encierro, dedica infinidad de horas a contemplar las aves. En Francia hasta tienen una asociaci¨®n.
Una vez le preguntaron a Olivier Messiaen cu¨¢les eran los compositores que m¨¢s le hab¨ªan influido y respondi¨®: ¡°Mis compositores favoritos son los p¨¢jaros¡±. Me acuerdo mucho de ¨¦l ¨²ltimamente, cuando al despertar escucho los trinos que van y vienen de los ¨¢rboles del parque que hay enfrente de casa.
Ahora, al asomarse uno de buena ma?ana, celebra la nitidez del trino, la calzada vac¨ªa y el cielo limpio, y siente, aunque con dos horas de retraso, que se muda al Poema 783 de Emily Dickinson: ¡°Los p¨¢jaros empezaron a las cuatro / el per¨ªodo del alba / una m¨²sica numerosa como el espacio / pero aleda?a al d¨ªa¡¡±. As¨ª que me apunto al desaf¨ªo propuesto por la Liga de Protecci¨®n de los P¨¢jaros de Francia y a su programa de observaci¨®n y contabilidad de especies desde el balc¨®n. Yves Verilhac, director general de esta instituci¨®n, sostiene: ¡°En este periodo de crisis grave conviene encontrar consuelos y placeres, como interesarse por lo que nos rodea¡±. Sugiere estar, como m¨ªnimo, una hora al d¨ªa para apreciar las sorpresas que depara la naturaleza.
El novelista Jonathan Franzen asegura que puede estar hasta doce observando las aves de Central Park desde su piso de Nueva York. Su ¨²ltimo libro, El fin del fin de la Tierra, es una reivindicaci¨®n de la protecci¨®n de las aves. Afirma que condenar a los p¨¢jaros al olvido es olvidar de qui¨¦n somos hijos: ¡°La otredad radical de los ?p¨¢jaros es parte integral de su belleza y su valor (¡). La indiferencia con que nos tratan deber¨ªa servir como humillante recordatorio de que no somos la medida de todas las cosas¡±.
Vuelvo a la observaci¨®n: detecto el ulular trisil¨¢bico de la t¨®rtola turca, el canto aflautado del mirlo, la queja aguda del vencejo, el ruego autoritario de la gaviota y los reclamos de los verdecillos. Se echa de menos los prism¨¢ticos de Franzen.
En su libro titulado The Genius Of Birds (El ingenio de los p¨¢jaros), la divulgadora cient¨ªfica estadounidense Jennifer Ackerman nos muestra la inteligencia y la habilidad social de estos animales. Enga?an y manipulan, escuchan a hurtadillas, se besan para consolarse, chantajean a sus parejas, se alertan mutuamente del peligro, convocan a testigos para presenciar la muerte de otra ave y hasta hacen duelo. Tambi¨¦n los hay que discuten, se pelean, se divorcian, tienen sentido de la justicia o se hacen regalos.
Tres horas despu¨¦s cierro la ventana. Busco el disco de Olivier Messiaen para escuchar Oiseaux exotiques, pieza encargada (c¨®mo no) por el alumno Pierre Boulez, donde cantan hasta 18 especies de aves de China, Malasia y Am¨¦rica (situaci¨®n que, como reconocer¨ªa Messiaen, nunca podr¨ªa darse en la naturaleza). Se estren¨® en Espa?a en 1963 y un cr¨ªtico la defini¨® como la ¡°descripci¨®n in¨²til de una pajarera infernal¡±. Una pajarera infernal, qu¨¦ maravilla.
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