Si no est¨¢s en el mapa, no existes. As¨ª ayuda el GPS a los pueblos ind¨ªgenas
Localizar a las comunidades nativas de la selva amaz¨®nica, registrar sus terrenos y recursos h¨ªdricos ser¨ªa una tarea casi imposible si no fuera por los avances tecnol¨®gicos y el empe?o de sus pobladores
El ingeniero forestal Omar C¨¢rdenas dibuja en la pizarra un pol¨ªgono que simula el territorio de una comunidad. A su lado, va anotando coordenadas mientras manipula un dispositivo GPS. Atentamente, los asistentes escuchan y anotan las instrucciones en sus libretas. Los alumnos oscilan entre los 26 y los 60 a?os, y han llegado hasta esta parroquia de Yurimaguas desde diferentes puntos del Amazonas peruano para aprender a manejar los GPS y proteger as¨ª sus territorios.
¡°En este taller estamos formando un equipo de monitores ambientales en la defensa de los recursos h¨ªdricos. Quieren registrar las fuentes de agua ante la autoridad Nacional de Aguas del Estado y para ello tienen que localizarlas. Por eso, el manejo de la tecnolog¨ªa les puede ayudar¡±, explica C¨¢rdenas, ingeniero forestal de la Pastoral de la Tierra, la ONG que est¨¢ al frente del proyecto.
En la Amazon¨ªa peruana, la continua expansi¨®n de empresas agroindustriales amenaza a las comunidades y ejerce una fuerte presi¨®n contra sus recursos naturales. La desaparici¨®n y contaminaci¨®n de r¨ªos y arroyos es una de las consecuencias. Al establecer las inmensas plantaciones, modifican el terreno de tal forma que, o bien los hacen desaparecer o drenan los residuos de los fertilizantes en los r¨ªos cercanos. As¨ª, las fuentes de agua de las cuales viven las comunidades desaparecen o se contaminan.
Marcelino Vilela Neira es el monitor ambiental de su comunidad, San Jos¨¦ Obrero, en la que viven unas 35 familias. ?l lleva a?os inmerso en la lucha por el territorio y consigui¨® en 2015 contener la expansi¨®n de los cultivos de un gran grupo agroindustrial establecido entre las regiones de Loreto y San Mart¨ªn que posee 14.000 hect¨¢reas donde produce palma aceitera y cacao. Sin embargo, esa fue solo una peque?a victoria que hoy se siente amarga.
¡°Cuando es verano, pr¨¢cticamente nos quedamos sin agua y la que hay tiene olor y otro sabor cuando la tomas. Para identificar la destrucci¨®n que ha habido, nos estamos preparando para manejar los GPS para identificar las zonas que nos faltan y luego pedir a la autoridad nacional del agua su protecci¨®n¡±, explica.
En realidad, el Estado deber¨ªa encargarse de identificar todos los recursos naturales con los que cuenta el pa¨ªs. Sin embargo, ya sea por falta de presupuesto o de inter¨¦s, esto no es as¨ª. Por eso, la Pastoral de la Tierra orienta sus acciones a poner la pelota sobre el tejado del gobierno o como dice Omar, ¡°darle la comida al estado en la boca¡± para que no pongan excusas y resuelvan esta situaci¨®n.
Meg¨¢fono en mano para registrar territorios
A la comunidad nativa de Reforma se llega navegando el r¨ªo Huallaga en un trayecto que dura poco m¨¢s de media hora. El alcalde, Luis Chujandama est¨¢ convocando con un meg¨¢fono a todos los vecinos a una reuni¨®n de emergencia para tratar el tema que m¨¢s preocupa actualmente, la titulaci¨®n de sus territorios.
Nos falta hacer esto de la titulaci¨®n, es como un ser humano sin partida de nacimiento, que no vale nada
¡°Hay empresas deforestando que no est¨¢n muy lejos ya y en nuestros territorios hay caucho y tambi¨¦n tres pozos petroleros y ya nos est¨¢n invadiendo los terrenos otras comunidades donde hay peces y madera. Nos falta hacer esto de la titulaci¨®n, es como un ser humano sin partida de nacimiento, que no vale nada. As¨ª estamos nosotros con nuestro territorio¡±, se?ala Luis Chujandama.
Sin el t¨ªtulo de propiedad comunal, las comunidades est¨¢n totalmente desprotegidas. Seg¨²n un informe de la Asociaci¨®n Inter¨¦tnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), existen m¨¢s de 1.100 comunidades nativas de la Amazon¨ªa que no tienen t¨ªtulos de propiedad comunal. Adem¨¢s, el estudio realizado por el World Resources Institute, demuestra que el proceso de legalizar un territorio ind¨ªgena es extremadamente complejo, costoso y lento. En los casos m¨¢s extremos, puede llegar a demorarse treinta a?os.
Durante la reuni¨®n en la comunidad de Reforma, el joven de 29 a?os Frander Herrera pide tomar la palabra. ?l es uno de los encargados de llevar a cabo una de las fases m¨¢s complicadas de todo el proceso de titulaci¨®n, mapear los territorios de la comunidad.
¡°Las rutas nos llevan de diez a 15 d¨ªas por el bosque y vamos marcando en el GPS cada mil metros, pero tenemos que circular unas 35.000 hect¨¢reas y nos acaban escaseando los alimentos porque no podemos cargar mucho¡±, cuenta Frander. "Es muy peligroso, tambi¨¦n nos enfrentamos a los animales; las v¨ªboras y otorongos (jaguares); esos son los m¨¢s peligrosos".
El proceso de titulaci¨®n de sus territorios les hace exponer hasta sus propias vidas por culpa del abandono del estado pues en realidad, las instituciones si poseen recursos para mapear los territorios, solo que los emplean para otros intereses. En su libro, Guerras del interior, el periodista Joseph Z¨¢rate argumenta el por qu¨¦ de esta situaci¨®n: "Desde hace casi medio siglo toda la Amazonia peruana est¨¢ dividida en decenas de rect¨¢ngulos llamados lotes, que son cedidos a empresas madereras, petroleras y mineras para ser explorados y, eventualmente, explotados. Mientras que en algunos mapas de concesiones las empresas son pol¨ªgonos, las comunidades nativas est¨¢n representadas por puntos, como peque?os archipi¨¦lagos dispersos. El estado las dibuja con puntos para que todo lo que est¨¦ fuera de ese punto se considere libre para explotarse".
Una l¨®gica que, gracias a los avances tecnol¨®gicos y al esfuerzo de ONG y las comunidades nativas puede combatirse. Un importante paso para la protecci¨®n de los bosques amaz¨®nicos es el reconocimiento de los territorios a las comunidades ind¨ªgenas pues al situarlos en el mapa, se reconoce su existencia, sus derechos y se impide la entrada de proyectos perjudiciales para ellos, el medio ambiente y el planeta en su conjunto.
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