El coronavirus y los da?os colaterales en la salud

Cuando estalla una pandemia, todos los recursos se centran en detener la transmisi¨®n y en tratar a aquellos que han contra¨ªdo la enfermedad. Llevar a cabo este esfuerzo resulta de vital importancia, sobre todo en un momento tan complicado y excepcional como el que vivimos, pero al mismo tiempo, como ya ha ocurrido otras veces en menor escala, no hay que perder de vista el impacto devastador que este desv¨ªo de atenci¨®n puede llegar a tener en la salud de millones de personas en el mundo. Particularmente, para aquellos que antes del coronavirus ya ten¨ªan un acceso muy limitado a la atenci¨®n m¨¦dica debido al desplazamiento forzoso, a la exclusi¨®n, a la violencia y a los conflictos armados.

Se han hecho pron¨®sticos de hambrunas de "proposiciones b¨ªblicas" y se han publicado estudios que alertan sobre el n¨²mero de muertes por malaria, que en alguno de los peores escenarios podr¨ªan verse hasta duplicadas. En 2018, hubo 213 millones de casos de malaria en el ?frica subsahariana y el 45% de las muertes en ni?os menores de cinco a?os en pa¨ªses de bajos ingresos est¨¢n asociadas con la desnutrici¨®n. As¨ª pues, si se cumplieran estas predicciones aterradoras, el coste que esto tendr¨ªa en cuanto al n¨²mero de vidas perdidas ser¨ªa demoledor.

La temporada de lluvias est¨¢ comenzando en muchos pa¨ªses en ?frica subsahariana y esto conlleva un aumento dr¨¢stico en el n¨²mero de casos de malaria y desnutrici¨®n. En tiempos normales, no pand¨¦micos, este es un periodo para el que los Gobiernos y otras agencias de salud se preparan durante meses: se distribuyen redes tratadas con insecticidas, a menudo se administra quimio-prevenci¨®n contra la malaria, se llevan a cabo distribuciones de alimentos, se suministran antipal¨²dicos y en los centros de atenci¨®n primaria se llenan los stocks de productos nutricionales terap¨¦uticos. Durante estos meses previos a la llegada de las lluvias, se aumenta tambi¨¦n el n¨²mero de camas de hospital y se incrementa el personal para tratar a pacientes que llegar¨¢n gravemente enfermos.

Sin embargo, este a?o est¨¢ sucediendo todo lo contrario: se est¨¢n posponiendo o cancelando las distribuciones de mosquiteras y de alimentos, se est¨¢n cerrando los servicios de atenci¨®n primaria y muchos hospitales est¨¢n reduciendo sus servicios para dejar solo aquellos que se consideran esenciales o que permiten salvar vidas de forma inmediata. Adem¨¢s, algunas organizaciones y Gobiernos han aconsejado no acudir a las instalaciones sanitarias en caso de fiebre para tratar de evitar que se produzcan infecciones adquiridas durante la visita a las mismas

En Sud¨¢n del Sur y la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo nos hemos visto obligados a cerrar proyectos antes de lo planeado

Tambi¨¦n existe una amenaza para los programas de vacunaci¨®n, ya que muchas de las actividades que se llevan a cabo en estas campa?as se han visto suspendidas debido a la covid-19. En los ¨²ltimos a?os, la incidencia de algunas enfermedades como el sarampi¨®n y la difteria, que pueden prevenirse f¨¢cilmente con vacunas, ya hab¨ªa comenzado a aumentar en pa¨ªses como la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo y Banglad¨¦s. Y este tipo de brotes se multiplicar¨¢n si los ni?os no pueden ser vacunados. Se estima que por cada muerte de covid-19 evitada mediante la suspensi¨®n de las actividades de vacunaci¨®n podr¨ªan morir m¨¢s de 100 ni?os que no han sido vacunados. Desde el a?o 2000, se calcula que las vacunas contra el sarampi¨®n han evitado m¨¢s de 20 millones de muertes infantiles. Si a esto le unimos el hecho de que la desnutrici¨®n es un factor de riesgo para los ni?os afectados por esta enfermedad, veremos f¨¢cilmente que estamos ante un c¨®ctel explosivo que podr¨ªa revertir muchos de los logros conseguidos en los ¨²ltimos a?os en cuanto a la reducci¨®n de la mortalidad infantil.

Las razones por las que se est¨¢n reduciendo los servicios de salud durante estos ¨²ltimos meses de pandemia son muchas, interrelacionadas y complejas, pero se debe, al menos en parte, a que los recursos limitados (dinero, infraestructura, personal y suministros) se est¨¢n desviando de los servicios de salud regulares a la respuesta a la covid-19. Tambi¨¦n se debe al desaf¨ªo que supone mantener el distanciamiento f¨ªsico en entornos donde se re¨²nen grandes grupos de personas, como es el caso de las distribuciones de alimentos o de las vacunaciones. Tambi¨¦n influye la implementaci¨®n de medidas de confinamiento y la suspensi¨®n de actividades regulares, que no solo obstaculizan el transporte de suministros y personal, sino que tambi¨¦n impiden que los pacientes lleguen a las instalaciones m¨¦dicas. Y por ¨²ltimo, pero no menos importante, hay que tener tambi¨¦n en cuenta los problemas que est¨¢ generando la lucha encarnizada a nivel mundial por hacer acopio de suministros, en particular de equipos de protecci¨®n personal (EPP), sin los cuales, como ya hemos visto en Espa?a, los hospitales y centros m¨¦dicos acaban por convertirse en lugares de transmisi¨®n de covid-19.

Necesitamos prestar la importancia adecuada a esta situaci¨®n. Si se suspenden las medidas preventivas, esto se traducir¨¢ en que las tasas de enfermedades prevenibles por vacunaci¨®n, desnutrici¨®n o malaria aumentar¨¢n. Si se reducen los servicios de atenci¨®n primaria de salud, esto significar¨¢ que enfermedades en principio leves y tratables probablemente progresar¨¢n a formas graves que requieren de hospitalizaci¨®n y que pueden provocar la muerte. Y en muchos lugares del mundo, como ya ha ocurrido en Espa?a, esto ocurrir¨¢ en un momento en que los hospitales est¨¢n colapsados y desbordados con pacientes de covid-19.

Los servicios de salud para enfermedades transmisibles y no transmisibles y la atenci¨®n de salud sexual y reproductiva tambi¨¦n se ver¨¢n afectados. De hecho, algunas estimaciones sugieren que si la covid-19 causase interrupciones similares a las que provoc¨® el brote de ¨¦bola en ?frica occidental durante los 2014-2015, significar¨ªa que casi 1.2 millones de ni?os y 57.000 madres podr¨ªan morir en pa¨ªses de ingresos bajos y medios en apenas seis meses, lo cual representa un incremento en la mortalidad infantil de m¨¢s del 45%.

Mantener nuestros proyectos de salud no relacionados con el nuevo coronavirus ha sido nuestra prioridad desde que la pandemia comenz¨® a extenderse. Sin embargo, la falta de EPP y las enormes dificultades que existen para hacer llegar a los trabajadores sanitarios a los lugares donde m¨¢s necesarios resultan, hacen que nos hayamos visto obligados a reducir las actividades en algunos de nuestros proyectos, justo en el momento en que lo necesario ser¨ªa ampliarlos m¨¢s que nunca. En Sud¨¢n del Sur y la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo nos hemos visto obligados a cerrar proyectos antes de lo planeado, en Sud¨¢n y Burkina Faso hemos tenido que reducir o cerrar las consultas de salud primaria y en casi todos los pa¨ªses hemos tenido que suspender nuestras ambiciones para expandir nuestros servicios de salud no relacionados con la covid-19.

Somos conscientes de que los ministerios de salud y las ONG no gubernamentales que trabajan en ?frica subsahariana tambi¨¦n se enfrentan a los mismos desaf¨ªos que nosotros, pero eso no nos sirve de consuelo. Cada d¨ªa que pasa sin que podamos llevar a cabo algunas de las actividades esenciales que sabemos que tendr¨ªamos que estar haciendo, supone un duro mazazo para millones de personas que ven c¨®mo los servicios m¨¦dicos que tanto necesitan resultan cada vez m¨¢s escasos.

La covid-19 es un multiplicador de amenazas y por ello hay que poner todo nuestro empe?o en que los servicios m¨¦dicos permanezcan abiertos y sean efectivos en este momento tan cr¨ªtico. Es la ¨²nica manera de evitar que la mortalidad por otras enfermedades se dispare. Y esto solo ser¨¢ posible si priorizamos que los trabajadores sanitarios y los suministros puedan llegar a los lugares donde resultan necesarios. Hay que poner todo el empe?o del mundo y presionar a nuestros Gobiernos para que fortalezcan los sistemas de salud a medida que se relajen las medidas de cierre y hay que establecer mecanismos que sirvan para garantizar una verdadera solidaridad global en cuanto a la distribuci¨®n de recursos y de equipos de protecci¨®n y en cuanto al acceso igualitario a potenciales vacunas y tratamientos. El ¡°todos estamos juntos en esto¡± debe incluir a todos y no solo a aquellos que tengan un mayor poder adquisitivo. De lo contrario, podr¨ªamos ver consecuencias devastadoras y duraderas para las poblaciones m¨¢s desfavorecidas. Consecuencias que, como m¨ªnimo, ser¨¢n tan importantes como las que deje el nuevo coronavirus.

Kim West es investigadora y analista de MSF.

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