La protecci¨®n de parteras y madres durante la pandemia
En la batalla por contener la covid-19, la atenci¨®n a las embarazadas se ha descuidado
Mientras el mundo lucha por controlar el virus covid-19, la fuerza laboral de atenci¨®n de salud a nivel mundial est¨¢ sometida a una tensi¨®n cada vez mayor, y la que se centra en la mujer y est¨¢ bajo la direcci¨®n de parteras corre m¨¢s peligro que nunca antes.
La crisis actual lleva al l¨ªmite a los centros de atenci¨®n de salud, ya que la escasez tanto de personal como de recursos ejercen una intensa presi¨®n sobre los servicios. Los desgarradores relatos de las parteras que est¨¢n en primera l¨ªnea ponen de relieve preocupaciones relativas a los derechos humanos, la excesiva medicalizaci¨®n del parto, y la creciente angustia tanto de las parteras como de las mujeres embarazadas. En la batalla por contener la covid-19, el cuidado de las futuras madres se ha convertido en un objetivo de baja prioridad.
Las parteras son vitales para la salud y la protecci¨®n de las mujeres durante el parto. Se estima que durante el a?o 2017 unas 295.000 mujeres murieron en todo el mundo por causas relacionadas con el embarazo o el parto, la gran mayor¨ªa de ellas en pa¨ªses de bajos y medianos ingresos. Se pod¨ªa evitar la mayor¨ªa de dichas muertes. Durante el transcurso de esta emergencia sanitaria, debemos garantizar que la atenci¨®n sanitaria que est¨¢ bajo la direcci¨®n de parteras se mantenga en la mayor medida posible.
Tal y como est¨¢ la situaci¨®n actual, las parteras de todas las regiones se enfrentan a una grave escasez de equipo de protecci¨®n personal (EPP) y otros suministros para el control de infecciones, incluso hasta de desinfectante para manos, lo que significa que ellas deben enfrentar decisiones dolorosas y traum¨¢ticas. ?Deber¨ªan arriesgar la salud de sus propias familias por atender a mujeres parturientas? ?C¨®mo deber¨ªan prestar atenci¨®n sin EPP, habida cuenta que ellas no pueden mantener una distancia segura de las mujeres que reciben sus cuidados? ?Es mejor proporcionar atenci¨®n normal de todos modos, incluso corriendo el riesgo de infectar a sus pacientes?
Tambi¨¦n existen cada vez m¨¢s pruebas sobre que la excesiva medicalizaci¨®n del parto ha aumentado durante la pandemia. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) recomienda que solo se practiquen ces¨¢reas cuando est¨¦n justificadas desde el punto de vista m¨¦dico, pero los profesionales de la salud y la comunidad sanitaria mundial en general est¨¢n cada vez m¨¢s preocupados por el n¨²mero de procedimientos innecesarios e inapropiados. Este preocupante patr¨®n sugiere un debilitamiento del derecho de las mujeres a tomar decisiones informadas sobre el parto y su salud en general.
Cuando a las mujeres se les brinda la posibilidad de decidir, ellas optan, cada vez con mayor frecuencia, por dar a luz en casa con el apoyo de una partera, o en una unidad dirigida por ellas, en lugar de hacerlo en un hospital. Este cambio refleja no solo el miedo a la covid-19, sino tambi¨¦n la toma de conciencia de muchas mujeres sobre que ellas pueden elegir servicios m¨¢s descentralizados que satisfagan sus necesidades. En el caso de los embarazos de bajo riesgo, los gobiernos nacionales deber¨ªan apoyar esta decisi¨®n.
Pero la descentralizaci¨®n del parto plantea sus propios desaf¨ªos. En particular, debemos proporcionar los recursos adecuados para apoyar al parto descentralizado, y respetar y reconocer el trabajo realizado en domicilios para as¨ª garantizar la protecci¨®n de las mujeres embarazadas. El aumento de preocupaciones debido a la pandemia con respecto al embarazo ha hecho que el papel de la partera en la prestaci¨®n de cuidados prenatales sea a¨²n m¨¢s importante. En muchos casos, sin embargo, los servicios a domicilio no son reconocidos y no se pagan, y se contin¨²an brindando incluso durante tiempos de escasez de EPP, lo que pone en riesgo la salud tanto de parteras como de pacientes.
Muchos se han sentido conmocionados por la falta de recursos b¨¢sicos y la insuficiente capacidad de nuestros sistemas de atenci¨®n de la salud frente a una pandemia mundial. Pero tales deficiencias no deber¨ªan causar sorpresa. El personal sanitario tiene sobrecarga de trabajo y est¨¢ mal remunerado, tiene insuficientes oportunidades de capacitaci¨®n y est¨¢ sujeto a pol¨ªticas restrictivas. Por ejemplo, a menudo no se reconoce a las parteras como trabajadoras sanitarias de primera l¨ªnea.
Estos problemas son a¨²n m¨¢s agudos en la parter¨ªa, que, incluso antes de la pandemia, hab¨ªa luchado durante mucho tiempo por ser reconocida como una profesi¨®n aut¨®noma ¨C y, por garantizar acceso a la financiaci¨®n, los recursos y la capacitaci¨®n que dicho reconocimiento conlleva. Pero ahora, la falta de inversi¨®n en servicios de salud materna y de pagos justos a las mujeres por sus contribuciones al sector de la salud, ha debilitado la respuesta mundial ante el COVID-19 y ha puesto a las mujeres en mayor riesgo de infecci¨®n, especialmente en pa¨ªses de ingresos medios y bajos. En dichos pa¨ªses, las parteras tradicionales reciben capacitaci¨®n y cuentan con equipos b¨¢sicos, pero no se las considera como parte de la fuerza laboral remunerada del sector salud. Como resultado de ello, no reciben el EPP adecuado, ni tampoco pueden darse el lujo de dejar de trabajar durante la pandemia.
Para mantener a las parteras protegidas y permitirles brindar atenci¨®n centrada en las mujeres, los gobiernos, los organismos donantes internacionales y las organizaciones filantr¨®picas deben hacer que se asigne alta prioridad a la financiaci¨®n de los servicios de salud materna. Esto incluye apoyo a la atenci¨®n basada en la comunidad, que es de crucial importancia en un momento en que los servicios basados en las instalaciones sanitarias disminuyen. Sin la mencionada ayuda, las parteras tendr¨¢n dificultades para poder llegar a brindar atenci¨®n a los m¨¢s vulnerables.
La comunidad internacional debe apoyar a la fuerza laboral femenina del sector salud y debe asignar fondos directamente a las organizaciones que representan a las parteras en su calidad de organizaciones proveedoras de atenci¨®n de primera l¨ªnea especializada en salud materna. Debemos confiar en que las mujeres que est¨¢n en el centro de la prestaci¨®n de servicios de salud van a utilizar los fondos como consideren conveniente y que ellas van a invertir en la protecci¨®n y los medios que necesitan para garantizar la seguridad constante de nuestras comunidades.
Sally Pairman es directora ejecutiva de la Confederaci¨®n Internacional de Matronas.
Roopa Dhatt es fundadora de Women in Global Health.
Traducci¨®n del ingl¨¦s: Roc¨ªo L. Barrientos. Copyright: Project Syndicate, 2020.
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