Pasa las vacaciones con el abuelo¡ de otro
Granny&Charly propone a los estudiantes un trabajo de verano diferente: instalarse en casa de una persona anciana
Am¨¦lie Fr¨¦ly, una joven francesa con experiencia en el sector m¨¦dico, lanz¨® la plataforma Granny&Charly en Francia en febrero de este a?o, justo antes de que empezara el confinamiento. Su idea inicial era, a trav¨¦s de este espacio digital, poner en contacto a personas mayores con j¨®venes que pudieran ayudarles en tareas cotidianas como ir a la compra, al m¨¦dico o incluso que pudieran cocinarles y limpiarles algo la casa.
Para su sorpresa, Fr¨¦ly descubri¨® que las personas mayores solicitaban sobre todo visitas: que vinieran j¨®venes a su casa para simplemente pasar el rato con ellos. Por lo visto, los clientes de Granny&Charly no necesitan tanto que les hagan un favor como que les hagan compa?¨ªa, aunque sea un rato.
Ahora han aumentado las peticiones de personas mayores que buscan j¨®venes que se instalen en su casa para que pasen con ellos el verano y evitar quedarse solos. Seg¨²n la fundadora de Granny&Charly se trata de una oportunidad para que los candidatos conozcan otra regi¨®n de Francia adem¨¢s de la propia. Y no se trata de una contribuci¨®n gratuita a la causa, sino de un trabajo pagado: el joven deber¨¢ siempre atender algunas necesidades de la persona mayor, por lo que cobrar¨¢ de 9 a 10 euros netos la hora. Ni qu¨¦ decir tiene que el alojamiento y la manutenci¨®n son a cuenta de la persona mayor.
En la p¨¢gina web de Granny&Charly se anuncia que en su base de datos cuentan ya, cinco meses despu¨¦s de su creaci¨®n, con m¨¢s de 2.000 estudiantes dispuestos a echar una mano a una persona mayor. Cada historia es diferente y el tiempo del confinamiento ha creado muchas ocasiones para establecer relaciones a distancia que quiz¨¢ no se habr¨ªan dado en circunstancias normales.
Cuentan ya con m¨¢s de 2.000 estudiantes dispuestos a echar una mano a una persona mayor
Por ejemplo, Camille, una estudiante de historia del arte en la ciudad de Nantes, pas¨® durante el confinamiento una hora a la semana al tel¨¦fono con Simone, una septuagenaria que vive en Par¨ªs. Hablaban de arte, de la vida y de la familia. Harina de otro costal es la historia de Benjam¨ªn, un joven apasionado por el ajedrez, quien decidi¨® darse cita telef¨®nica tambi¨¦n semanalmente y durante el confinamiento con Hugues, de 91 a?os. Ambos jugaban juntos al ajedrez v¨ªa tel¨¦fono.
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