Cada gota cuenta para garantizar agua y jab¨®n en las escuelas

¡°Ojal¨¢ haya agua cuando volvamos a clase¡±. Hace seis meses que el colegio de Naydelin N¨²?ez, una chica de 11 a?os que cursa el 5? grado en uno rural de Guatemala, cerr¨® sus puertas por?la covid-19. Desde entonces, la gran mayor¨ªa de los centros escolares de Am¨¦rica Latina y el Caribe siguen vac¨ªos. Una situaci¨®n nunca antes vista. Y lo m¨¢s preocupante es que uno de cada seis (16%) de la regi¨®n no cuenta con acceso al agua, como el de Naydelin, y uno de cada ocho (12%) no contaba con instalaciones para el lavado de manos antes de la pandemia.

La reapertura de las escuelas debe hacerse de manera gradual y segura. A estas alturas de la pandemia, tenemos algunas certezas, como que el lavado de manos con agua y jab¨®n es una de las medidas m¨¢s eficaces para frenar el avance del virus. Tambi¨¦n una de las m¨¢s econ¨®micas. Pero, para millones de ni?os y ni?as, algo tan sencillo como el lavado de manos, seguir¨¢ siendo extremadamente complicado o directamente imposible si no actuamos ya.

Los beneficios del lavado de manos son ampliamente conocidos, pero es importante resaltar que el acceso a agua, jab¨®n e instalaciones para el lavado de manos en la escuela, permite que los ni?os cuenten con un entorno m¨¢s favorable para estudiar y poder desarrollar todo su potencial. Cabe mencionar que lo anterior no es suficiente si no se cuenta con una adecuada informaci¨®n sobre pr¨¢cticas de higiene que protejan la salud de los estudiantes y los anime a compartir lo aprendido para integrar h¨¢bitos en sus familias y comunidades, multiplicando el impacto de una pr¨¢ctica que puede salvar vidas.

Que los alumnos no est¨¦n asistiendo a las escuelas no significa que estas tengan que estar cerradas y que la comunidad no goce de acceso a estos servicios. Es m¨¢s, pensamos que es imprescindible aprovechar esta coyuntura para preparar y adaptar las instalaciones. As¨ª lo hemos hecho en la escuela de Naydelin, en una remota aldea de Jutiapa, en Guatemala.

La mejora de las instalaciones de saneamiento en las escuelas tiene, adem¨¢s, un especial impacto positivo sobre la asistencia a la escuela de las ni?as. En muchos lugares de la regi¨®n las chicas abandonan tempranamente los centros educativos por la simple raz¨®n de que carecen de ba?os o porque no hay ba?os separados para chicos y chicas.

Asegurar que cada ni?a, ni?o, y adolescente pueda lavarse las manos en su escuela es una de las metas planteadas por los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, siendo una de las principales prioridades antes de esta pandemia. Ahora lo es todav¨ªa m¨¢s. En esta carrera contrarreloj, el sector privado nos ense?a que es posible ayudar y respaldar los esfuerzos de los gobiernos y las autoridades educativas para llegar a las escuelas m¨¢s lejanas, aisladas y pobres.

Unicef trabaja sin descanso junto a las autoridades educativas de toda la regi¨®n para preparar y hacer posible el deseado regreso gradual y seguro a las aulas. El apoyo y la contribuci¨®n global de Orbia a la respuesta a la covid-19 de Unicef, est¨¢ permitiendo la mejora de las redes de abastecimiento de agua en Guatemala y la instalaci¨®n de estaciones de lavado de manos sustentables en ¨¢reas de vulnerabilidad en Brasil, Colombia, Ecuador, India, M¨¦xico, Per¨² y Sud¨¢frica.

Naydelin tendr¨¢ agua y jab¨®n al volver a su escuela. Pero ?y los otros 138 millones de estudiantes de Am¨¦rica Latina y el Caribe que se encuentran todav¨ªa fuera de los centros?

La experiencia pionera de la alianza con Orbia demuestra que el sector empresarial tiene potencial para acelerar el progreso en los resultados del programa de Unicef. La fortaleza del sector privado, as¨ª como su experiencia y su influencia, son vitales para cambiar la vida de miles de ni?os y ni?as, alineando productos, servicios, investigaci¨®n y alcance de mercado con sus necesidades. Tambi¨¦n para compartir experiencias a escala global, multiplicar el impacto de sus acciones y generar valor compartido. En este contexto, la apuesta por soluciones sustentables y resilientes, pensadas para el largo plazo y para reducir al m¨¢ximo el da?o medioambiental, es clave.

La pandemia nos ha ense?ado que somos tan saludables como los miembros m¨¢s vulnerables de la sociedad, sin importar en qu¨¦ pa¨ªs o situaci¨®n se encuentren.

Naydelin tendr¨¢ agua y jab¨®n al volver a su escuela. Pero ?y los otros 138 millones de estudiantes de Am¨¦rica Latina y el Caribe que se encuentran todav¨ªa fuera de los centros? Apoyar, colaborar y contribuir desde el sector privado a que esta realidad se repita en cada escuela es posible, aumentar¨¢ la protecci¨®n de todos y todas frente al virus y salvar¨¢ vidas. Los ni?os y ni?as han aprendido en este tiempo la importancia de lavarse las manos, solo falta poner a su disposici¨®n agua y jab¨®n en cada escuela. En esta carrera, el sector privado tiene mucho que aportar. Cada gota cuenta.

Bernt Aasen es Director Regional de Unicef para Am¨¦rica Latina y el Caribe. Cristina Gil White es vicepresidenta de Sustentabilidad de Orbia.?

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