Francesca Amfitheatrof, la orfebre del lujo
Se considera una artesana y es una de las pocas mujeres que, como directora creativa de las divisiones de alta joyer¨ªa y relojer¨ªa de Louis Vuitton, ocupan una posici¨®n de poder en dos campos hasta ahora dominados por hombres, desde los talleres a los consejos de administraci¨®n. Un pasado como comisaria de arte y su aproximaci¨®n anat¨®mica al trabajo con materiales preciosos definen su obra.
"AMO EL ORO¡±. Las palabras que emplea Francesca Amfitheatrof para describir el impulso inicial de su trabajo podr¨ªan sonar casi banales si las dijera cualquier otra persona. Y, sin embargo, en boca de esta creadora se convierten en la clave para entender una forma de relacionarse con los materiales preciosos que han conformado una trayectoria profesional at¨ªpica, a caballo entre la orfebrer¨ªa y el arte contempor¨¢neo. En los ¨²ltimos 25 a?os, esta dise?adora ha comisariado exposiciones, expuesto en galer¨ªas, creado su propia marca y obtenido, en 2018, un puesto in¨¦dito en la industria: directora creativa de joyer¨ªa y relojer¨ªa de Louis Vuitton, la firma nacida en el siglo XIX que mejor ha definido el lujo del XXI.
Amfitheatrof nos atiende a trav¨¦s de una pantalla desde Nueva York. All¨ª reside con su familia desde 2014, cuando se incorpor¨® a su puesto anterior como directora creativa de ?Tiffany & Co. Pero su itinerario vital est¨¢ infuenciado por culturas y lugares diferentes. Naci¨® en Tokio en 1968, en una familia marcada por el sello de la modernidad, de padre periodista y madre publicista, ¨¦l ruso y ella italiana. Se educ¨® en un internado ingl¨¦s, pero su infancia transcurri¨® tambi¨¦n en Italia, Rusia y Estados Unidos. Y el destino quiso que su formaci¨®n universitaria la sorprendiera en uno de los crisoles culturales de finales del siglo XX. ¡°Tuve mucha suerte de estudiar en Londres en los noventa¡±, reflexiona. ¡°Fue la ¨¦poca en que se pas¨® de Thatcher a Blair, en que la creatividad dej¨® de ser algo de perdedores. Experiment¨¦ la alegr¨ªa absoluta de vivir en un momento en que todo bull¨ªa, y comprend¨ª que cambiar la cultura es lo m¨¢s emocionante y lo m¨¢s dif¨ªcil del mundo. Desde fuera, parece simplemente una ¨¦poca en que la m¨²sica, el arte y la moda eran incre¨ªbles, pero lo que s¨¦ es que desde dentro todo consist¨ªa en trabajar juntos y apoyarnos los unos a los otros¡±.
En aquella ciudad en ebullici¨®n, Amfitheatrof se curti¨® en la trinidad de la formaci¨®n creativa brit¨¢nica: Chelsea College of Arts, Central Saint Martins y Royal College of Art. Aquellas escuelas pioneras abordaban el dise?o desde el teatro, la performance, el arte contempor¨¢neo, la deconstrucci¨®n o la contracultura. Una espl¨¦ndida cantera en la que se forjaron dise?adores como John Galliano, Alexander McQueen, Gareth Pugh, Hussein Chalayan o Miguel Adrover, y que ha dejado en Amfitheatrof una sugerente impronta. ¡°Soy el resultado de esa educaci¨®n, que consiste en tener claro que la idea manda¡±, reconoce. ¡°La clave es dise?ar todo lo que puedas, y del modo m¨¢s creativo posible¡±.
Este enfoque sirve solo para entender la mitad de la f¨®rmula de su ¨¦xito. La otra mitad fue, en un mundo que tend¨ªa hacia la evanescencia de lo conceptual, optar por un material tangible ¡ªel metal¡ª y por un sector, la joyer¨ªa, fuertemente conservador y masculino. Mientras muchos de sus compa?eros de generaci¨®n se defin¨ªan como ¡°creadores¡± o ¡°artistas¡±, Amfitheatrof reclamaba con orgullo el t¨ªtulo de artesana. ¡°Siempre me he definido como orfebre, porque lo que me interesaba era crear mis propios metales, mi propio oro¡±, explica. ¡°Es un conocimiento que da mucha profundidad a mi trabajo. Lo primero son los materiales¡±. En una ¨¦poca en la que muchos dise?adores de renombre no saben coser, sorprende descubrir que Amfitheatrof comenz¨® creando sus propias aleaciones de oro y trabajando ella misma el metal en el banco de joyero. Un trabajo f¨ªsica y t¨¦cnicamente exigente que tiene que ver con su personal forma de entender el oficio.
¡°Me encanta el metal, el material en s¨ª¡±, afirma. ¡°Pasa de l¨ªquido a s¨®lido, es vers¨¢til y me fascina que algo tan peque?o como una joya pueda tener un poder tan incre¨ªble. Es parte del cuerpo, del esqueleto, como un hueso extra¡±. Emplea una met¨¢fora muy gr¨¢fica: ¡°Cuando estaba embarazada pensaba ¡®hoy estaba haciendo un codo¡¯, y otro d¨ªa, ¡®ahora estoy haciendo una nariz¡¯. Y hacer joyer¨ªa es algo as¨ª, es a?adirle algo a tu cuerpo¡±. Su forma anat¨®mica, visceral y casi alqu¨ªmica de describir su vocaci¨®n joyera no est¨¢ lejos del lenguaje po¨¦tico y l¨ªricamente violento de los Young British Artists. De hecho, su primera colecci¨®n de joyas y objetos de plata, en 1993, no se present¨® en una tienda al uso, sino en White Cube, la galer¨ªa londinense que propuls¨® la carrera de Damien Hirst, los hermanos Chapman o Tracey Emin. Karl Lagerfeld y Giorgio Armani estuvieron entre los primeros compradores de aquellas piezas creadas artesanalmente por la propia dise?adora.
Amfitheatrof vincula su estilo a su condici¨®n de ciudadana global. ¡°Me crie en Italia, y los italianos adoran las joyas¡±, relata. ¡°Nac¨ª en Jap¨®n, y tengo un sentido de la pureza y de la sencillez que tiene que ver con el minimalismo. No soy barroca ni excesivamente decorativa¡±. Sus piezas presumen de precisi¨®n formal, pero no renuncian a la expresividad. Son como peque?as esculturas. ¡°Soy una dise?adora tridimensional, no una dibujante¡±, declara. ¡°Cuando veo un objeto, siempre imagino c¨®mo es su parte trasera. Lo veo por todos sus lados, y tambi¨¦n por dentro¡±.
Esa doble visi¨®n ha conducido a una trayectoria tambi¨¦n h¨ªbrida. Ha dise?ado enigm¨¢ticas piezas de acero y lat¨®n para Alessi, ha comisariado exposiciones en instituciones como el Museo Gucci, ha trabajado como consultora de arte contempor¨¢neo y ha ejercido distintas responsabilidades creativas en empresas como la joyer¨ªa brit¨¢nica Asprey & Garrard o la de porcelana y menaje Wedgewood. Tras ocupar entre 2014 y 2018 la direcci¨®n creativa de Tiffany & Co., su talento inquieto ha encontrado un lugar natural en una compa?¨ªa, Louis Vuitton, que en los ¨²ltimos a?os ha reforzado su equipo creativo con autores de prestigio en los distintos ¨¢mbitos en que opera. Amfitheatrof comparte organigrama con el franc¨¦s Nicolas Ghesqui¨¨re y el estadounidense Virgil Abloh en la moda femenina y masculina, respectivamente, y Jacques Cavallier-Belletrud en la perfumer¨ªa. ¡°Cuando en Louis Vuitton quieren hacer algo se lo toman muy en serio¡±, afirma. ¡°Lo que me llama la atenci¨®n es que es una marca muy diurna, muy gr¨¢fica. Me gusta la idea de comprar joyas igual que compras ropa. No porque quieras celebrar algo, sino porque te gusta la energ¨ªa de la marca. Hay una psicolog¨ªa diferente, es algo ligero, divertido y que rompe las reglas¡±, resume.
Su nuevo proyecto para la casa es una colecci¨®n de pulseras, anillos y collares que reivindica el abec¨¦ material de la joyer¨ªa cl¨¢sica: oro (blanco y amarillo) y diamantes. El nombre de la colecci¨®n, LV Volt, remite al voltio ¡ª¡°sonido, m¨²sica, sentimientos, electricidad¡±, enumera Amfitheatrof¡ª y reinterpreta el emblema m¨¢s importante de la casa.
El monograma de Louis Vuitton, creado en 1896, es uno de los primeros logos modernos, un homenaje de Georges Vuitton a su padre, Louis, fallecido poco antes. Perfeccionado en 1965 por Gaston-Louis Vuitton, el responsable de introducir la marca en el imaginario contempor¨¢neo, el monograma se convirti¨® en el s¨ªmbolo del nuevo lujo cuando la firma fue relanzada en 1989 por su propietario actual, Bernard Arnault, que adquiri¨® el conglomerado LVMH, fundado dos a?os antes.
¡°Lo que me motivaba era hacer una colecci¨®n basada en las iniciales de la casa que invent¨® el logo, acerc¨¢ndome a ellas desde una mentalidad de la Bauhaus, reduci¨¦ndolas a lo esencial¡±, manifiesta Amfitheatrof. La colecci¨®n, potencialmente unisex ¡ª en esto se aproxima a la revoluci¨®n que ha introducido Virgil Abloh en el pr¨ºt-¨¤-porter masculino de la casa¡ª, declina esas iniciales empleando distintas estrategias. ¡°Las letras est¨¢n curvadas suavemente, o partidas por la mitad. Cada pieza est¨¢ tratada de forma distinta, porque la luz incide de manera diferente en funci¨®n de cada detalle¡±. Los diamantes, por ejemplo, se insertan siempre en la V, ¡°porque ah¨ª est¨¢ lo m¨¢s precioso, el apellido que ha ido pasando de generaci¨®n en generaci¨®n¡±.
La tipograf¨ªa se rota para adaptarse al movimiento natural de las pulseras, y se entreteje en mallas hipn¨®ticas. ¡°A nuestro consejero delegado le encantan las ideas ambiciosas. Tengo una libertad bastante completa, trabajo en un dise?o y presento una idea cuando la tengo terminada¡±.
El equipo de 12 creadores que capitanea Amfitheatrof est¨¢ distribuido por distintos pa¨ªses. ¡°No dise?o pensando en un cliente ideal, porque s¨¦ que las sensibilidades cambian muy r¨¢pido y que existe una cultura global compartida¡±.
Para ella, la joyer¨ªa se convierte en un territorio propicio para abordar las transformaciones actuales. ¡°La sostenibilidad implica pensar a largo plazo, y la joyer¨ªa va precisamente de eso¡±, apunta. Su trabajo tambi¨¦n le sirve para hablar del feminismo y de la transformaci¨®n de los roles de g¨¦nero, crucial en el discurso de una dise?adora que se ha abierto paso en un sector cuyo p¨²blico es principalmente femenino, pero cuyos art¨ªfices siguen siendo mayoritariamente hombres. Por eso, por ejemplo, Amfitheatrof reivindica el legado transgresor y escult¨®rico de las dise?adoras de joyas del Par¨ªs de la posguerra y proclama que todo el mundo puede llevar sus creaciones. ¡°Son piezas abiertas, cada persona puede darle libremente el significado que quiera a la joya que elija. Sin estrechez de miras. Sin juzgar¡±.
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