Encrucijada del Danubio
A una hora en crucero desde Viena, en el lugar donde Eslovaquia se encuentra con Austria y Hungr¨ªa, visita a Bratislava, una ciudad verde y culta
El bello Danubio verde ¡ª?que lo azul se queda para el vals de Strauss¡ª es un r¨ªo pacificado que une m¨¢s que separa naciones europeas. El barco Twin City Liner lleva en poco m¨¢s de una hora desde Viena a Bratislava. Si por carretera hay 62 kil¨®metros, por el Danubio se van viendo paisajes boscosos, y en la confluencia con el r¨ªo Morava, el castillo de Devin posado en una colina.
Entre sus no escasos atractivos, Bratislava tiene el de su posici¨®n geogr¨¢fica: ser una encrucijada de Eslovaquia, Austria y Hungr¨ªa. Desde 2007 los tres pertenecen al espacio Schengen de libre circulaci¨®n de ciudadanos europeos. El Danubio desempe?a ah¨ª un gran papel. No se trata solo de traer y llevar nostalgia al estilo del Imperio Austroh¨²ngaro de Berlanga. El puente Lafranconi, inaugurado en 1992, fue el primero de Bratislava construido con cemento y presta un perfil de cl¨¢sica solidez a la capital de Eslovaquia, que no se ha quedado anclada ni en a?oranzas austroh¨²ngaras ni sovi¨¦ticas, ni siquiera de cuando formaba parte de Checoslovaquia. Tampoco es que reniegue de cuanto bueno puede sugerir el pasado. El puente lleva el nombre del conde Enea Grazioso Lafranconi, experto en obras fluviales. Arregl¨® el problema de las inundaciones en la ciudad. Mejor¨® el cauce y el tr¨¢fico del r¨ªo, y no dud¨® en eliminar 11 islas fluviales. Otro gran puente ¡ªde los cinco que hay¡ª es el llamado puente Nuevo, de 1972, con un observatorio y restaurante en una plataforma elevada con forma de platillo volante.
Bosque fronterizo
Hoy Bratislava rebosa de museos, palacios, templos, exposiciones y conciertos, pero se puede disfrutar tambi¨¦n del valioso silencio y de su cariz de ciudad verde. No lo es ¨²nicamente por el Danubio navegable, sino por sus jardines y los bosques que la rodean y que se confunden con la propia raya de Austria. La frontera, poblada de alambradas cuando esto era Checoslovaquia, ahora es un pulm¨®n verde para pasear. Unos carteles recuerdan a las v¨ªctimas, a los que quer¨ªan escapar. Los b¨²nkeres de la II Guerra Mundial, para prevenirse de Hitler, son otra atracci¨®n sombr¨ªa en el bosque fronterizo. Para tener una idea panor¨¢mica de lo cerca que est¨¢ Austria de Bratislava, se puede subir a la torre de la Corona del castillo (hrad). Tambi¨¦n desde el aparcamiento al aire libre del complejo hotelero B?rik se divisa una buena vista del Danubio y de la mancha verde entre ambos pa¨ªses.
¡®Limes¡¯ del imperio romano
Ir a Hungr¨ªa tambi¨¦n es f¨¢cil. Se pasa primero por el barrio de Petrzalka, anta?o tan pantanoso que los obreros sal¨ªan de casa con dos pares de zapatos: uno para caminar por los charcos y otro para trabajar. El desarrollo ha hecho florecer nuevos bloques de viviendas y Petrzalka es una especie de nueva Bratislava. Pero no es el final de Eslovaquia, sino Rusovce, barrio m¨¢s al sur pegado al Danubio.
El gran puente ?Lafranconi, de 1992, presta un perfil de cl¨¢sica solidez a la capital eslovaca
Ah¨ª estuvo un limes, o frontera del imperio romano. Se pueden visitar las ruinas de Gerulata, un campamento romano del siglo I. Mientras, en las afueras destaca una mansi¨®n de estilo neog¨®tico ingl¨¦s en medio de unas tierras extendidas por 25 kil¨®metros cuadrados en ambos lados del Danubio. A la casa no se puede acceder, pero s¨ª al parque aleda?o, con estatuas y recuerdos que llevan al Imperio Austroh¨²ngaro, y m¨¢s en concreto a su ¨²ltima propietaria, la princesa Estefan¨ªa de B¨¦lgica, viuda del archiduque Rodolfo de Habsburgo, hijo de la emperatriz Sissi y heredero del Imperio Austroh¨²ngaro. La mansi¨®n tiene un cierto aire de tarta de nata, pero tambi¨¦n trae a la memoria el tr¨¢gico final del archiduque en 1889, cuando apareci¨® muerto junto a su amante, la joven Mar¨ªa Vetsera, en Mayerling, seg¨²n la primera versi¨®n oficial tras suicidarse.
Rajka y Cunovo
Siguiendo hacia el sur, enseguida se encuentra la frontera de Hungr¨ªa. Nadie a la vista en Rajka. Las antiguas instalaciones aduaneras resisten con las paredes medio arrumbadas. En el pueblo, a 15 kil¨®metros de Bratislava, hoy residen muchos eslovacos que van a trabajar a la capital de su pa¨ªs pero encuentran m¨¢s baratas las casas en Hungr¨ªa. Junto a la iglesia nos topamos con unos ciclistas ingleses que salieron de Bratislava y ni se dieron cuenta de que estaban en otro pa¨ªs.
El monumento de los Tres Puntos se encuentra en Cunovo, al noroeste de Rajka. En pleno campo se alza una columna triangular que marca el punto geogr¨¢fico donde confluyen los l¨ªmites de Eslovaquia, Hungr¨ªa y Austria. Y en rededor hay estatuas aguantando las inclemencias del tiempo y la soledad de un sitio donde, m¨¢s que nunca, las fronteras son de aire.
Luis Pancorbo es autor de ¡®Caviar, dioses y petr¨®leo. Una vuelta al Mar Caspio¡¡¯ (editorial Renacimiento).
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