Pimientos, balnearios y otros placeres de oto?o en la Ribera Navarra
De las verduras del restaurante Trinquete, en Tudela, a la V¨ªa Verde del Tarazonica, el mirador del Balc¨®n de Pilatos, el balneario de Fitero y el parque natural de las Bardenas Reales. Un ruta para los cinco sentidos
Puede parecer una gran paradoja que el r¨ªo m¨¢s caudaloso de Espa?a, el Ebro, flanquee un paisaje semides¨¦rtico como el de las Bardenas Reales, parque natural y reserva de la biosfera de aspecto lunar. El gran r¨ªo va regando a su paso una tierra f¨¦rtil a rebosar de huertas que convierten la Ribera Navarra en un para¨ªso de las verduras. En Tudela hasta les dedican un congreso y unas jornadas gastron¨®micas donde entregarse a la cocina verde. En ¨¦poca de cosecha (ahora le toca al pimiento del piquillo) generan tal actividad que revolucionan pueblos enteros. Tientan con sus delicias f¨¢bricas de conservas, lonjas y mercados callejeros donde comprar directamente a los productores. Luego est¨¢ ese desierto de 420 kil¨®metros cuadrados, formidable y dif¨ªcil de olvidar. A este d¨²o tan peculiar se suman peque?os placeres viajeros como el balneario de Fitero, donde hay una sauna natural en una gruta, y en Tulebras, el primer monasterio femenino del C¨ªster de la Pen¨ªnsula. Cinco conocedores de la zona nos descubren algunos de los enclaves m¨¢s bellos y sabrosos de este territorio al sur de Navarra donde dejaron su impronta jud¨ªos, musulmanes y cristianos (por eso se dice que aqu¨ª nadie es forastero).
1. Tudela. Plazas, callejuelas y palacios
El patrimonio hist¨®rico de Tudela brinda una primera parada seductora. En particular, el casco hist¨®rico y la plaza de los Fueros, que separa el casco viejo de la parte nueva y tiene una historia curiosa. ¡°Cuando el r¨ªo Queiles, un afluente del Ebro, lleg¨® a Tudela en 1690, se opt¨® por soterrarlo construyendo esta plaza-puente, la primera de esta tipolog¨ªa en la Pen¨ªnsula. Es el centro neur¨¢lgico de la ciudad. La estrategia de cubrir los r¨ªos se mantiene casi intacta: los r¨ªos y torrentes discurren ocultos asomando de vez en cuando en fuentes p¨²blicas, como la de San Ant¨®n, o en las bodegas de las viviendas de la ciudad hist¨®rica¡±, cuenta la arquitecta Bel¨¦n Esparza, del estudio Blasco y Esparza, con sede en Tudela y Pamplona. Sin salir del casco viejo, ¡°recorriendo calles de trazado tortuoso y vocaci¨®n ¨¢rabe, se puede visitar la iglesia-faro de la Magdalena, un espl¨¦ndido templo g¨®tico construido sobre la antigua mezquita. Tambi¨¦n resultan interesantes algunos palacios barrocos ¡ªcomo Huarte o La Bastida¡ª y renacentistas ¡ªcomo San Adri¨¢n, la Casa del Almirante o el Decanal, desde donde arrancan algunos recorridos guiados¡ª¡±, apunta Esparza. Tampoco hay que perderse la catedral de Santa Mar¨ªa, con su Puerta del Juicio, una joya del rom¨¢nico.
2. Mandan las verduras en fiestas y restaurantes
Por esta tierra de vientos fr¨ªos de cierzo y veranos secos, el comer alcanza cotas de excelencia. Y las verduras son las protagonistas de mercados y restaurantes, adem¨¢s de las estrellas de varias citas. Del 16 de noviembre al 9 de diciembre se celebra Inverdura, un homenaje popular a los productos de invierno. Y en primavera hay dos eventos m¨¢s: el congreso La Revoluci¨®n de las Verduras y las Jornadas de Exaltaci¨®n y Fiestas de la Verdura (a finales de abril), con la menestra de alcachofas, esp¨¢rragos, habitas y guisantes como plato estrella. ¡°En Tudela, y en la Ribera Navarra en general, presumimos de gozar de las mejores verduras del pa¨ªs¡±, dice ?ngela Arregui, que adem¨¢s de procuradora es amante de la buena mesa y autora de un libro donde ha volcado toda su sabidur¨ªa culinaria: Las recetas de Lita, editado por Tudela Comparte y cuyos beneficios se destinan al comedor solidario Villa Javier. ¡°Est¨¢ dirigido a quienes no tengan mucha pr¨¢ctica y quieran cocinar de forma casera y tradicional¡±, explica Arregui. Antes de ponerse el delantal, apunta unas nociones b¨¢sicas sobre las estaciones: ¡°En invierno est¨¢n en temporada borrajas, acelgas, apios, achicorias y cardos. Las alcachofas son un punto y aparte, porque con un poco de suerte, si no hiela, las disfrutaremos desde octubre hasta junio. En primavera, los reyes son los esp¨¢rragos y los cogollos, y en verano, los tomates, los pimientos del cristal, las alubias verdes y las pochas¡±. Y un consejo que vale para casi todas estas verduras: ¡°La humilde borraja es una delicia cocida con unas patatas y condimentada con un buen aceite de oliva¡±.
Si no queremos cocinar, sino comer en un restaurante de Tudela, Arregui propone Trinquete, que tienen huerto propio y promueven el cultivo ecol¨®gico, y Remigio, en el entorno de la plaza de los Fueros. La arquitecta Bel¨¦n Esparza a?ade alguna pista m¨¢s en la misma zona: Iru?a, Pichorradicas y Topero. Y para raciones y pinchos, Rancho Grande y Jos¨¦ Luis. Algo m¨¢s alejado, en el n¨²mero 7 de la calle de Pablo Sarasate, el restaurante Treintaitr¨¦s fue uno de los pioneros en apostar por las verduras y las t¨¦cnicas de la cocina casera.
3. Rumbo al Moncayo por la V¨ªa Verde del Tarazonica
Nos vamos ya de Tudela en busca de los paisajes de la Ribera Navarra siguiendo la V¨ªa Verde del Tarazonica, una senda que avanza por el valle del Queiles por el trazado del antiguo ferrocarril que un¨ªa Tudela con la vecina Tarazona, en Arag¨®n. ¡°Es un placentero viaje de 22 kil¨®metros que recomiendo hacer a pie o en bici. Arranca en el parque de Oto?o de Tudela y, a trav¨¦s de una suave pendiente, sube direcci¨®n al Moncayo, la cumbre m¨¢s alta del Sistema Ib¨¦rico. Pasar por las antiguas estaciones del tren invita a sentirnos viajeros del ayer¡±, apunta el arquitecto Manolo Blasco, tambi¨¦n del estudio Blasco y Esparza.
Una primera parada se puede hacer en Murchante para deleitarse con las verduras de Nino en el restaurante Garc¨ªa. ¡°Es un local familiar donde preparan excelentes verduras que cultivan ellos mismos, adem¨¢s de buena caza en temporada¡±, dice el economista Bruno Rodr¨ªguez, director de proyectos en una multinacional con sede en Tudela.
A unos seis kil¨®metros ¡ªuna hora andando m¨¢s o menos¡ª espera Cascante, ciudad romana donde se acu?¨® moneda. Bruno Rodr¨ªguez, que naci¨® aqu¨ª, propone una subida a la bas¨ªlica del Romero para contemplar lo que considera una de las mejores vistas. ¡°Desde ah¨ª se dice que se ven los siete pueblos de la comarca¡±. Otro plan tentador es ¡°una buena comida en Lechuguero, Mes¨®n Ibarra o El Caminito. Y si uno decide almorzar, comida que se suele hacer a media ma?ana, en el bar Cooperativa preparan unas carrilleras y manitas de cerdo estupendas¡±, concluye. Y para descansar y relajarse, nada como acercarse al Centro Termol¨²dico de Cascante, con una gran piscina interior a modo de laguna con m¨¢s de 50 elementos de hidroterapia, spa, servicio de nutrici¨®n, est¨¦tica¡ hasta un r¨ªo de corriente (y abren hasta las diez de la noche).
Siguiendo la v¨ªa verde, a tres kil¨®metros, en Tulebras nos encontramos con un gran muro de cipreses que anuncia el monasterio femenino cisterciense de Santa Mar¨ªa de la Caridad, con habitaciones para quienes quieran entregarse unos d¨ªas a la calma. ¡°Ahora viven 16 monjas, que atienden a los viajeros¡±, precisa el arquitecto. El origen del monasterio se remonta al siglo XII, pero las religiosas han demostrado su esp¨ªritu actual: tienen una web donde venden sus productos ¡ªcomo caramelos de miel con prop¨®leo¡ª y hasta un blog.
Seguir por la suave pendiente de la v¨ªa, en las orillas del canal de Lodosa que discurre paralelo al Ebro, es sumergirse en un paisaje de huertos. ¡°El camino bordea campos regados cuyas verduras construyen un paisaje estacional: en primavera, esparragueras ¡ªseg¨²n un dicho, ¡®los esp¨¢rragos de abril para m¨ª, los de mayo para el amo y los de junio para ninguno¡¯¡ª y las estructuras de ca?as para las jud¨ªas verdes o los tomates; y al final del verano, los cultivos de pimientos que del verde al rojo nos preparan para el silencio del campo hasta que las alcachofas y los cardos anuncien las primeras nieves del Moncayo¡±, describe Blasco.
Llegar a Tarazona ¡°es casi como tocar el Moncayo¡±, a?ade el arquitecto. Merece la pena descubrir las casas-palacio de esta localidad zaragozana y la reci¨¦n restaurada catedral, y de paso, comer en el Santuario del Moncayo, que no es otro templo, sino un restaurante donde disfrutar de unas buenas migas y caza. Como punto final, ¡°una agradable cuesta abajo conduce al viajero de vuelta hacia Tudela, entre centenares de empeltres (una variedad de olivo), vi?as de cepas viejas e infinidad de esparragueras. Y a lo lejos, por encima de los montes de las Bardenas y entre molinos de viento, aparece la l¨ªnea blanca de la nieve de los Pirineos¡±, explica Blasco.
4. A las Bardenas Reales con agua, sombrero y bocadillo
A 15 kil¨®metros de Tudela, en las Bardenas Reales, el paisaje cambia radicalmente. ¡°Es un territorio des¨¦rtico, vac¨ªo, inmenso, con gran riqueza de formas, colores y texturas, lechos secos de torrentes y planos de tierra resquebrajada. Salvaje y primitivo, ofrece sus momentos m¨¢s sublimes con la luz del amanecer y el atardecer¡±, observa Bel¨¦n Esparza. Para adentrarse en este territorio que est¨¢ muy protegido debido a la fragilidad de los materiales, ¡°lo m¨¢s recomendable es acudir al centro de interpretaci¨®n Los Aguilares, en Arguedas, con un espl¨¦ndido mirador, donde proponen un interesante recorrido de unos 35 kil¨®metros en coche que se puede realizar en hora y media¡±, sugiere la arquitecta. Conviene ir provisto de ¡°agua, sombrero, y, a poder ser, un bocadillo de chistorra para disfrutar tranquilamente de las maravillas de este paisaje¡± que ha sido escenario de rodajes de Juego de tronos y de una de las entregas de la saga de James Bond, El mundo nunca es suficiente (1999), entre otros. Tambi¨¦n hay visitas guiadas en bicicleta, a pie y hasta en buggy quad, una especie de patinete que gusta mucho a los ni?os. ¡°Un buen plan es despu¨¦s visitar la ermita de la Virgen del Yugo, en lo alto de la sierra del Yugo, a comer migas y cordero¡±.
5. Fitero, una gruta con sauna
A 25 kil¨®metros de Tudela se encuentra Fitero y, cerca de esta localidad, el balneario famoso por la composici¨®n y temperatura (unos 48 grados) de sus aguas. Hay dos complejos. El primero es el balneario Virrey Palafox. ¡°Este hotel-balnerario de origen romano es uno de los m¨¢s antiguos de Espa?a, con restos de la ¨¦poca como la entrada al t¨²nel de captaci¨®n al manantial. Es un placer tomar caf¨¦ en la terraza, rodeada de un cuidado jard¨ªn¡±, apunta Jos¨¦ Antonio Fr¨ªas, m¨¦dico especialista en hidrolog¨ªa. A unos 700 metros se sit¨²a el segundo complejo: el balneario Gustavo Adolfo B¨¦cquer, que se llama as¨ª porque ¡°el poeta encontr¨® aqu¨ª inspiraci¨®n para dos de sus famosas leyendas: La cueva de la mora y El miserere¡±. Fr¨ªas destaca su ¡°sauna h¨²meda en una gruta natural, muy dif¨ªcil de ver en otros lugares¡±.
Para cambiar de aires, lanza tres propuestas: sin salir de Fitero, visita al monasterio cisterciense y un paseo hasta la ermita de la Soledad, con un mirador al r¨ªo Alhama ¡°del que costar¨¢ esfuerzo apartar la mirada¡±. Y a tres kil¨®metros, en Tudej¨¦n, el Centro de Rapaces y Granja Escuela, un para¨ªso infantil. Y por si fuera poco, entre Fitero y Tudela, en Cintru¨¦nigo, se encuentra Maher, restaurante con estrella Michelin regentado por Enrique Mart¨ªnez, que investiga desde hace a?os con ingenieros agr¨®nomos c¨®mo conservar, por ejemplo, las carrilleras o el pimiento asado sin que pierda el aroma a le?a. Solo por comer aqu¨ª merece la pena hacer este viaje.
Cinco pistas extra
Senda Viva. En Arguedas, a 20 minutos en coche desde Tudela, se encuentra el parque de la naturaleza Sendaviva. "No hay que perderse las exhibiciones de aves rapaces y las atracciones para ni?os en medio de un paisaje espectacular y estepario", aconseja el economista Bruno Rodr¨ªguez.
Hotel Aire de Bardenas. En medio de un paisaje de arena y piedra, junto al parque natural de las Bardenas Reales (carretera de Ejea, kil¨®metro 1), se sit¨²a este hotel que es como un oasis, donde se puede contemplar las estrellas bajo un techo transparente desde una de sus habitaciones burbuja.
Balc¨®n de Pilatos. Excelente mirador para contemplar la magnitud de las Bardenas. Se accede por la misma carretera de Ejea, en el kil¨®metro 6.
Compras. En cuesti¨®n de vinos, el arquitecto Manolo Blasco recomienda: Bodegas Cascante, de cuidada producci¨®n familiar; Bodegas Vi?a Maga?a, en Barillas; Garc¨ªa Burgos, en Tudela; Pr¨ªncipe de Viana, en Murchante; Pago de Cirsus, en Ablitas, y Bodegas Chivite, en Cintru¨¦nigo. Y para aceites: Abbae de Queiles, en Monteagudo; Artajo, en Fontellas; Urzante, en Tudela; Sand¨²a, en Ablitas, y las que re¨²ne La Casa del Aceite de Cascante.
Sociedades gastron¨®micas. Bruno Rodr¨ªguez destaca algunas sociedades gastron¨®micas donde "recrearse con riqu¨ªsimos guisos de verduras: Topero y El Pocico, en Tudela; El Indio Gorr¨®n, en Cintru¨¦nigo, y Las Navarras, en Cascante". Eso s¨ª, hay que tener la fortuna de ser invitado.
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