A Coru?a, la ciudad de las mujeres
El centenario de la muerte de Emilia Pardo Baz¨¢n nos recuerda que la localidad gallega y su provincia han sido cuna de personajes femeninos claves para la historia y el arte
El centenario de la muerte de Emilia Pardo Baz¨¢n (1851-1921) nos recuerda que la ciudad de A Coru?a, as¨ª como su provincia, ha sido a lo largo de los siglos cuna de algunas de las mujeres m¨¢s destacadas de la historia de Espa?a. Adem¨¢s de la escritora, periodista y condesa, baste un somero recuerdo a Mar¨ªa Pita (1565-1643), defensora de la ciudad asediada en 1589 por la flota inglesa del corsario Francis Drake. A Isabel Zendal (nacida en 1773 en Ordes y muerta a comienzos del siglo XIX en alg¨²n lugar del Virreinato de Nueva Espa?a), considerada por la OMS como la primera enfermera de la historia en misi¨®n internacional por su labor en la expedici¨®n que llev¨® la vacuna de la viruela al Nuevo Mundo, y de quien hay una estatua en la calle de Victoria Fern¨¢ndez Espa?a de A Coru?a. A Juana de Vega (1805-1872), viuda del insurrecto general liberal Espoz y Mina, aya y camarera mayor de la futura reina Isabel II, activista pol¨ªtico-social progresista y autora de dos extraordinarios libros de memorias, g¨¦nero inusual por aquellas ¨¦pocas. O Concepci¨®n Arenal (1820-1893), jurista, escritora, precursora del trabajo social, luchadora contra el estado deplorable de las c¨¢rceles espa?olas y defensora, quiz¨¢s de las primeras en Europa, del nuevo papel que deber¨ªan tener las mujeres. Tambi¨¦n Rosal¨ªa de Castro (1837-1885), la m¨¢s grande poeta, tanto en gallego como en castellano, de nuestro Romanticismo, equiparable a cualquier otro poeta europeo de su tiempo. O Sof¨ªa Casanova (1861-1958), periodista y escritora inmersa en todos los grandes y graves conflictos internacionales de su ¨¦poca, que narr¨® magistralmente. Mar¨ªa Barbeito Cervi?o (1880-1970), una gran maestra pedagoga, escritora y ling¨¹ista introductora de los principios de Montessori y los de Ovide Decroly e impulsora de la obligatoriedad y gratuidad de la ense?anza. Y, finalmente, para no extender m¨¢s la lista, la gran actriz del teatro y del cine franc¨¦s Mar¨ªa Casares (1922-1996), hija del ministro y ¨²ltimo presidente del Consejo de Ministros de la Segunda Rep¨²blica, Santiago Casares Quiroga, muerto en Par¨ªs en el exilio. En la calle de Panaderas de la ciudad gallega est¨¢ la casa familiar, expropiada por los franquistas despu¨¦s de declarar al pol¨ªtico coru?¨¦s como ¡°no nacido¡±, y hoy Casa Museo Casares Quiroga.
Emilia Pardo Baz¨¢n naci¨® el 16 de septiembre de 1851, por lo que pudo conocer personalmente a algunas de ellas. Con Rosal¨ªa de Castro le uni¨® una gran amistad y admiraci¨®n mutua. No en vano la autora de Follas novas y En las orillas del Sar le dedic¨® estos versos bajo el t¨ªtulo El abanico de E.P.B.: ¡°Mimada p¨®-las musas?/ servida p¨®-las grasias?/ c¡¯un coraz¨®n que vive d¡¯armon¨ªas?/ nobre cantora d¡¯as gallegas prayas?/ ben mereces reinar como reinades,?/ man¨ªfica, ausoluta soberana¡±. Se dice que do?a Emilia la ayud¨® no solo en cuestiones econ¨®micas, sino tambi¨¦n personales. El caso es que, y esta deber¨ªa ser la primera visita literaria por la ciudad a la que ella denomin¨® Marineda, este v¨ªnculo entre dos de las m¨¢s grandes mujeres de su tiempo se manifiesta en la sede de la Real Academia Gallega, que ocupa parte del palacio de la condesa, en la calle de Tabernas, 11, en la conocida como Ciudad Vieja.
Pardo Baz¨¢n fue una de las promotoras de dicha instituci¨®n, que finalmente se constituy¨® el 30 de septiembre de 1906, presidida por el historiador Manuel Murgu¨ªa, el esposo de Rosal¨ªa. Fallecida la novelista, autora de obras memorables como La Tribuna o Los pazos de Ulloa, su hija Blanca y la viuda de su hijo Jaime donaron el edificio para sede de la Academia que, a la vez, deb¨ªa ser custodia del museo dedicado a la antigua propietaria (casamuseoemiliapardobazan.gal). Y as¨ª ha sido durante m¨¢s de un siglo. Tiene una planta entera donde pueden contemplarse fotograf¨ªas, cuadros, bustos, cartas, libros, manuscritos y mobiliario de su pertenencia. Tambi¨¦n se conserva el dormitorio que daba, frente por frente, con el atrio de la bella iglesia rom¨¢nica de Santiago. La Real Academia Gallega lleva a cabo all¨ª sus reuniones y custodia una gran colecci¨®n de libros en gallego y documentos varios, as¨ª como gran parte de la extraordinaria biblioteca de Pardo Baz¨¢n. Hasta ahora, ya expropiado el pazo de Meir¨¢s a los herederos del dictador, a¨²n est¨¢ en el aire el destino definitivo del resto de su biblioteca que se conserva all¨ª (3.200 libros), en su mismo despacho que pervive tal cual, dise?ado y decorado a su gusto historicista. La casa de la escritora fue construida en el siglo XVIII y rehabilitada, por dos veces, en el siglo XX. Leoncio Bescansa, en los a?os anteriores a la Guerra Civil, le a?adi¨® una segunda planta con una parte central de galer¨ªas. En 1975 se puso un tercer piso retranqueado para dar cobijo a la ?Real Academia Gallega. Esta esencial instituci¨®n de la lengua y la cultura gallegas estuvo siempre sita en A Coru?a. Primero en la calle de Riego de Agua, muy cercana a su actual sede, en lo que se denomin¨® como A Cova C¨¦ltica, la librer¨ªa de Ux¨ªo Carr¨¦ Aldao, donde se fueron tramando las ideas de esta instituci¨®n. Y luego en el Ayuntamiento hasta, finalmente, alojarse de manera definitiva en la calle de Tabernas. En una carta que Pardo Baz¨¢n le envi¨® al escritor Marcelino Men¨¦ndez Pelayo, fechada el 28 de marzo de 1880, le dec¨ªa: ¡°Mi casa es la casa de m¨¢s visitas y sociedad de La Coru?a, y no siempre se puede desatender a la gente. Despu¨¦s tengo dos ni?os que me embelesan; familia que no me deja mucho tiempo sola; el movimiento literario regional, que fluye aqu¨ª; me estoy perfeccionando en el alem¨¢n, que aprend¨ª yo sola y ahora corroboro con el ejercicio y tengo la direcci¨®n de la Revista de Galicia¡±.
Un paseo por la Ciudad Vieja
La A Coru?a de la condesa de Pardo Baz¨¢n, al menos la del casco antiguo y la del desarrollo urban¨ªstico modernista de comienzos del siglo XX, todav¨ªa se mantiene en lo esencial y m¨¢s representativo. Las iglesias rom¨¢nicas de Santa Mar¨ªa del Campo y la de Santiago est¨¢n en pie; as¨ª como el convento (con un bell¨ªsimo bajorrelieve a la entrada) de Santa B¨¢rbara, la iglesia de los Dominicos o la de la Orden Tercera. En una de las capillas de los Dominicos est¨¢ la Virgen del Rosario, patrona de A Coru?a. Es una talla atribuida al escultor Mateo Prado sobre un retablo barroco de 1688 construido por Alonso Gonz¨¢lez, autor de la esplendorosa columnata salom¨®nica de la catedral de Santiago. Esta virgen es s¨ªmbolo, una vez m¨¢s, de la tradicional importancia de las mujeres en la ciudad y provincia gallegas. Aqu¨ª es una patrona, a diferencia de los santos patronos masculinos de la mayor¨ªa de otros lugares. Y si la Virgen del Rosario es la patrona religiosa; la laica es, de nuevo, otra mujer, Mar¨ªa Pita, cuya estatua lanceando ingleses preside la majestuosa plaza que lleva su nombre, donde se encuentra el Ayuntamiento. Al lado de la iglesia de Santo Domingo tambi¨¦n est¨¢ el edificio de la antigua Casa de la Moneda. No es el primitivo, pues el privilegio de acu?ar moneda lo tuvo esta ciudad desde el rey Alfonso IX, en el siglo XIII, sino el levantado por los Austrias. En la plaza presidida por la colegiata rom¨¢nica de Santa Mar¨ªa del Campo luce el palacio barroco-rococ¨® del ilustrado Jos¨¦ Cornide, hoy tambi¨¦n en litigio con los herederos de Franco.
El tiempo que vivi¨® Rosal¨ªa en A Coru?a fue vecina de Pardo Baz¨¢n. Saliendo de la plaza de la Constituci¨®n est¨¢ la calle del Pr¨ªncipe, una de las m¨¢s antiguas y se?oriales de la Ciudad Vieja. En el n¨²mero 1 vivi¨® la interesante escritora Francisca Herrera (1869-1950), la primera mujer elegida acad¨¦mica de la Real Academia Gallega. Y en el n¨²mero 3, Rosal¨ªa de Castro con su familia. El pr¨ªncipe Felipe (1292-1327), hijo del rey Sancho IV de Castilla, gobern¨® Galicia desde un palacio sito en esta misma r¨²a. Desde la plaza de la Constituci¨®n, y atravesando la plaza del General Azc¨¢rraga o de la Harina, est¨¢ la calle de las Damas: do?a Sancha y do?a Dulce, hijas del rey Alfonso IX. Subiendo por esta v¨ªa empinad¨ªsima, a la derecha, en el n¨²mero 20, haciendo esquina con la de la Zapater¨ªa, estuvo el antiguo Ayuntamiento. Frente a ella la calle de Veedur¨ªa; el veedor, algo as¨ª como un auditor, era una figura muy importante en las Capitan¨ªas Generales, donde estuvo el Gobierno Militar. En este edificio rehabilitado en el siglo XVIII, siendo propiedad del marqu¨¦s de Camarasa, se hosped¨® Carlos V en 1520, cuando celebr¨® las Cortes en el convento de San Francisco, hoy reconstruido en la parte nueva de la ciudad, y se embarc¨® para Flandes.
Pardo Baz¨¢n tambi¨¦n pudo ver las fortalezas que defend¨ªan la localidad de las amenazas por mar: el castillo de San Ant¨®n, que hoy guarda las joyas del Museo Arqueol¨®gico e Hist¨®rico; el castillo de San Diego, demolido para construir el puerto petrolero, y las ruinas del castillo de San Amaro, sobre la playa del mismo nombre y muy pr¨®ximo a la Torre de H¨¦rcules, la atalaya desde la que se avistaban las flotas que se acercaban. Todos esos fuertes, junto con el de Santa Cruz, tambi¨¦n en pie en el pueblo del mismo nombre, hac¨ªan inexpugnable A Coru?a por el mar. En el castillo de San Ant¨®n estuvieron presos Macanaz, Malaspina y Porlier, general liberal ajusticiado en El Campo de la Le?a, ahora plaza de Espa?a, por las tropas absolutistas de Fernando VII. Ya antes, en el a?o 1716, el teniente general Antonio de Villarroel vino a dar con sus huesos en estos h¨²medos y salados calabozos por estar de parte del archiduque Carlos de Austria frente al futuro Borb¨®n Felipe V, el vencedor. Tambi¨¦n la autora de La cuesti¨®n palpitante vio las fuertes murallas mar¨ªtimas, en gran parte a¨²n milagrosamente conservadas despu¨¦s de tanto estropicio en esta zona. La Puerta de San Miguel, la m¨¢s antigua, reconstruida en 1595, por donde embarcaron Pedro I, Carlos V y Felipe II (en su escudo central a¨²n se ve el Tois¨®n de Oro). Tambi¨¦n permanecen inc¨®lumes la Puerta de la Cruz o del Parrote, que data de 1676, y la del Clavo, tambi¨¦n del siglo XVII.
El jard¨ªn de San Carlos debi¨® de ser el lugar de paseo y ocio de Rosal¨ªa y Emilia, pues es casi una prolongaci¨®n de sus casas. Es uno de los m¨¢s bellos vergeles rom¨¢nticos de Europa y est¨¢ presidido por el cenotafio del general brit¨¢nico sir John Moore, que muri¨® en 1808 defendiendo a la ciudad contra las tropas napole¨®nicas del general Soult. Varias grandes l¨¢pidas de m¨¢rmol reproducen los versos de Charles Wolfe, en ingl¨¦s, y los de Rosal¨ªa de Castro, en gallego, dedicados a este personaje hist¨®rico. Por all¨ª a¨²n vaga el fantasma de la bella y culta Lady Hester Stanhope, para siempre enamorada del general Moore.
Es en el interior de la iglesia de Santa Mar¨ªa del Campo donde se encuentra uno de los m¨¢s singulares enterramientos: el del conde de Ourem, Juan Fern¨¢ndez de Andeiro. Su vida transcurri¨® entre guerras y amores. Pero de entre sus aventuras militares ninguna sobresali¨® tanto como la amorosa que le cost¨® la vida. El rey Fernando I de Portugal se encaprich¨® de Leonor T¨¦llez, destroz¨® su matrimonio y se cas¨® con la noble castellana contra viento y marea. Se dice que el se?or De Andeiro ya era amante de la reina cuando el monarca falleci¨®. Entonces la viuda lo nombr¨® conde, y la aristocracia portuguesa pensando que podr¨ªa llegar a ser el rey lo acuchill¨® en el lecho placentero.
No s¨¦ si Pardo Baz¨¢n lleg¨® a conocer la Biblia jud¨ªa Kennicott, una impresionante joya bibliogr¨¢fica. Realizada por Mois¨¦s Ibn Zabara, fue iluminada por Joseph Ibn Hayyim antes de ser expulsados por los Reyes Cat¨®licos. El encargo lo hizo el jud¨ªo portugu¨¦s Jos¨¦ de Braga. Hoy el original se encuentra en la biblioteca Bodleiana de la Universidad de Oxford. La poblaci¨®n jud¨ªa fue muy importante en A Coru?a, y a¨²n se conserva el nombre de la calle de la Sinagoga, donde acaban de aparecer nuevos restos que pudieron albergar la antigua sinagoga. En la Casa de los Berm¨²dez de Castro, en el paseo del Parrote, junto a las murallas marinas, se conservaba el C¨®dice Tro-Cortesiano o C¨®dice Maya, tra¨ªdo por un franciscano. Actualmente se custodia en el Museo de Am¨¦rica, en Madrid.
?Cu¨¢ntas veces Pardo Baz¨¢n debi¨® ir a pasear, a campo abierto, por la Torre de H¨¦rcules, el faro en activo m¨¢s antiguo del mundo? Declarado patrimonio mundial por la Unesco, lleva m¨¢s de 2.000 a?os guiando a los navegantes: ¡°Un faro enternecido como una madonna gigante¡±, lo defini¨® magistralmente el viajero y escritor suizo Blaise Cendrars. Otra mujer protectora de la ciudad.
La calle Real, centro neur¨¢lgico
Por su edad, a Pardo Baz¨¢n no le dio tiempo a disfrutar del s¨¦ptimo arte, el cine. Aunque siempre se afirma que la primera pel¨ªcula espa?ola fue Salida de la misa de doce de la iglesia del Pilar de Zaragoza, lo cierto es que el 20 de junio del a?o 1897 Jos¨¦ Sellier Loup grab¨®, desde el n¨²mero 3 de la calle Real, el Entierro del general S¨¢nchez Bregua. En A Coru?a se han rodado un buen mont¨®n de pel¨ªculas, entre ellas, en 1957, Camarote de lujo, de Rafael Gil, basada en la obra del periodista y novelista coru?¨¦s Wenceslao Fern¨¢ndez Fl¨®rez. La fotograf¨ªa lleg¨® mucho antes, el 6 de mayo del a?o 1843. Enrique Luard Falconi hizo el primer daguerrotipo en el n¨²mero 1 de la calle de San Andr¨¦s.
La calle Real ha sido el centro neur¨¢lgico desde finales del siglo XIX y a lo largo de todo el siglo XX. En el n¨²mero 20, en el mes de febrero de 1895, cuando Pablo Picasso tan solo contaba 13 a?os y era alumno de la Escuela Provincial de Bellas Artes, realiz¨® en la casa y el bajo que a¨²n se conservan su primera exposici¨®n. La novelista, que ya llevaba tiempo viviendo en Madrid, segu¨ªa pasando grandes temporadas estivales en Meir¨¢s, estando al tanto de todo cuanto de cultural pasaba en su tierra. As¨ª debi¨® de leer en La Voz de Galicia, ella tambi¨¦n periodista en activo y lectora empedernida de peri¨®dicos, la rese?a an¨®nima en la que su autor celebraba esta muestra y le auguraba al jovenc¨ªsimo artista un futuro muy prometedor. Picasso y su familia viv¨ªan m¨¢s all¨¢ de la calle Real, en el n¨²mero 14 de Paio G¨®mez. Los Ruiz Picasso vivieron en el segundo piso de la misma preciosa casa de galer¨ªas que hoy contemplamos. Ahora es un museo dedicado al pintor malague?o (acceso gratuito; 981 18 98 54). El padre de Picasso hab¨ªa sido trasladado a aqu¨ª como catedr¨¢tico en la Escuela de Bellas Artes, en los bajos del instituto conocido como ¡°femenino¡±, en la plaza de Pontevedra, justo al lado. A esta familia le sucedi¨® un hecho luctuoso, la muerte de Conchita, la hermana del pintor, en enero de 1895. A pesar de este triste acontecimiento que provoc¨®, seg¨²n ¨¦l mismo, su ate¨ªsmo, los recuerdos de Picasso de la ciudad fueron siempre muy satisfactorios. Hoy la Escola de Arte e Superior de Dese?o lleva su nombre. Situada en la calle de Orillamar, es un moderno edificio transparente y blanco dise?ado por el arquitecto Jos¨¦ Antonio Corrales, premio Nacional de Arquitectura en 1948. El otro edificio palaciego sigue siendo un instituto, pero ya mixto.
Otra visita cultural son los jardines de M¨¦ndez N¨²?ez, que se ganaron al mar. Aqu¨ª se concentran monumentos a grandes artistas y escritores gallegos: a Curros Enr¨ªquez, realizado por Francisco Asorey; a Wenceslao Fern¨¢ndez Fl¨®rez, obra de Jos¨¦ Casti?eiras Iglesias; y a Valle-Incl¨¢n, de Ram¨®n Conde. Tambi¨¦n se rinde homenaje a Concepci¨®n Arenal, Castelao, Pondal, Murgu¨ªa y Linares Rivas. Y, por supuesto, a Emilia Pardo Baz¨¢n, con una escultura de Lorenzo Coullaut Valera que fue descubierta en vida de la homenajeada, que no quiso asistir a su inauguraci¨®n. A Coru?a, adem¨¢s de ser la ciudad natal de la novelista, periodista y feminista, lo ha sido del diplom¨¢tico y escritor Salvador de Madariaga, que naci¨® en 1886 en el n¨²mero 16 de la calle del Orz¨¢n, al lado de la playa del mismo nombre, y cuyo important¨ªsimo legado bibliogr¨¢fico y archiv¨ªstico se conserva en el Instituto Jos¨¦ Cornide. Tambi¨¦n del gran actor Fernando Rey y del escritor y pintor Urbano Lugr¨ªs (1908-1973). En la calle de La Galera, en el edificio de Abanca, est¨¢ su extraordinario mural de la ciudad. Con ¨¦l tambi¨¦n quer¨ªa homenajear a Pier Maria Baldi, quien pint¨® la vista m¨¢s antigua de la bah¨ªa, a mediados del siglo XVII (el original se conserva en Florencia). Y, adem¨¢s, la provincia ha dado a Castelao, Manuel Antonio, Rafael Dieste, Eduardo Pondal, Gonzalo Torrente Ballester o el Nobel de Literatura Camilo Jos¨¦ Cela.
En 1883 Pardo Baz¨¢n public¨® La Tribuna. Las obreras cigarreras de la Tabacalera eran sus protagonistas. Cigarreras socialistas muy combativas por sus derechos, la nueva clase proletaria femenina que tambi¨¦n tuvo un gran protagonismo en la vida social y pol¨ªtica no solo de A Coru?a, sino tambi¨¦n nacional. Una visi¨®n zolesca y naturalista del mundo trabajador de la urbe a finales del siglo XIX. Lo que queda hoy de la F¨¢brica de Tabacos, conocida como la Palloza, fue un proyecto del arquitecto Antonio Mesa realizado en 1908. La F¨¢brica de Tabacos y el Circo de Artesanos fueron dos ejes esenciales de la vida laboral y cultural de la localidad. Era un lugar que, aparte del intenso olor salino, ol¨ªa a buen tabaco y a cacao ¡°cascarilleiro¡±.
Pardo Baz¨¢n am¨® a A Coru?a y a Galicia, de las que tanto presum¨ªa en Madrid y por los pa¨ªses europeos que recorri¨® code¨¢ndose con algunos de los escritores m¨¢s sobresalientes del momento. Hoy, mientras uno sigue este recorrido, la aplicaci¨®n A Coru?a de Emilia Pardo Baz¨¢n recrea su voz y nos permite conocer la ciudad que ella vivi¨® y que relataba en sus libros, y visitar virtualmente esos edificios tal como eran cuando los pis¨® esta mujer luchadora excepcional.
C¨¦sar Antonio Molina, exministro de Cultura, es autor de ¡®Todo se arregla caminando¡¯ (editorial Destino).
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