Cuatro rutas en busca de la invisible Malaka fenicia
La tumba del guerrero, las murallas, las j¨¢begas y otras huellas de la civilizaci¨®n que fund¨® la actual M¨¢laga hace m¨¢s de 3.000 a?os y que a¨²n permanecen en la ciudad andaluza
Hace m¨¢s de 3.000 a?os, los fenicios se lanzaron a la aventura de conquistar el Mediterr¨¢neo. Sequ¨ªas, hambrunas o la explosi¨®n demogr¨¢fica les invitaron a la exploraci¨®n de nuevas zonas comerciales. Entre otros lugares, encontraron una isla donde establecieron una peque?a colonia. Cercana a las columnas de H¨¦rcules, les convenci¨® como punto estrat¨¦gico. Tanto, que poco despu¨¦s ¡ªa finales del siglo IX o principios del X antes de Cristo¡ª fundaron una metr¨®poli a la que llamaron Malaka y en la que se cree llegaron a vivir 3.000 personas. ¡°Fue una ciudad hecha por fenicios para fenicios¡±, explica la arque¨®loga Ana Arancibia. Aquella urbe es el origen de la actual M¨¢laga, a¨²n con huellas de ese pasado.
Para conocerlas, el ?rea de Cultura municipal ha publicado la Gu¨ªa de los espacios visibles e invisibles de la M¨¢laga fenicia, coordinada por Leticia Salvago y Jos¨¦ Antonio Hergueta. Estas son las cuatro rutas dise?adas en busca de los or¨ªgenes de su ciudad.
Ruta 1. Faldas del monte Gibralfaro
El puerto de Malaka era referente en la ruta comercial del Mediterr¨¢neo. De los muros donde romp¨ªan las olas hoy solo queda un peque?o tramo en el s¨®tano del Rectorado de la Universidad de M¨¢laga. Tiene 2.700 a?os de antig¨¹edad y es el punto de partida del primero de los itinerarios, que pasea junto al casco hist¨®rico malague?o. Apenas a unos metros se encuentra el Museo de M¨¢laga, cuya excelente colecci¨®n arqueol¨®gica muestra numerosas piezas procedentes de distintos yacimientos. Destaca la llamada tumba del guerrero, hallada en 2012, y el casco de origen griego que se encontr¨® en su interior. No era extra?o: en la ciudad viv¨ªan tambi¨¦n egipcios o ¨ªberos.
El camino contin¨²a por el Museo Picasso de M¨¢laga, en cuyos bajos se esconde una de las murallas fenicias mejor conservadas de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, junto a la de Do?a Blanca, en C¨¢diz, y La Fonteta, en Guardamar de Segura (Alicante). Tambi¨¦n bajo tierra, en el tercer s¨®tano del garaje de la Alcazaba, se ubica un hipogeo fenicio, la tumba de un noble. Esta vez en p¨¦simas condiciones de conservaci¨®n y pr¨¢cticamente olvidado. La subida desde Campos El¨ªseos hasta el castillo de Gibralfaro permite imaginar la necr¨®polis fenicia instalada all¨ª. Hab¨ªa 24 tumbas con vistas privilegiadas, las mismas que los turistas guardan en sus tel¨¦fonos desde el atractivo mirador en el que culmina este recorrido.
Ruta 2. Puerto y senda litoral este
?Qu¨¦ hicieron los fenicios por nosotros? Su arquitectura de casas cuadradas y patio central, la producci¨®n del aceite y la viticultura, el alfabeto o el torno de alfarero son solo algunas de las herencias de esta civilizaci¨®n. Tambi¨¦n las j¨¢begas, botes pesqueros hoy s¨ªmbolo de M¨¢laga. En los astilleros Nereo, una de las paradas de esta ruta, Alfonso S¨¢nchez-Guitard trabaja desde hace a?os en una r¨¦plica hist¨®rica de la j¨¢bega de origen fenicio encontrada bajo el mar en 1994 en Mazarr¨®n (Regi¨®n de Murcia). Entre olores a brea y madera reci¨¦n cortada, la barca est¨¢ ¡°en fase final de refuerzos y arboladura¡±, explica.
Estas embarcaciones fueron utilizadas para la captura de boquerones y sardinas en la bah¨ªa de M¨¢laga hasta hace unas d¨¦cadas, pero actualmente siguen navegando como actividad deportiva. Mantienen su ojo fenicio pintado cerca de la proa como amuleto de buen augurio. Es otra de las herencias culturales que hoy la ciudad andaluza luce hasta en el metro. El monte de San Ant¨®n, el imponente Pe?¨®n del Cuervo y su tranquila playa o los yacimientos arqueol¨®gicos de La Ara?a, con pinturas rupestres, completan este segundo paseo que transita por los barrios de Pedregalejo y El Palo. Sus veraniegas procesiones de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, tienen como precedente a la diosa fenicia Astart¨¦, protectora tambi¨¦n de los navegantes.
Ruta 3. Senda litoral oeste
Con permanente aroma salino, este trayecto discurre junto al Guadalmedina hacia Carretera de C¨¢diz, la zona de la ciudad con mayor densidad de poblaci¨®n. En su avenida Juan XXIII las obras del metro documentaron estructuras fenicias del siglo VII antes de Cristo y relacionadas con su actividad con el metal. Tres siglos antes, los primeros navegantes de esta civilizaci¨®n se asentaron en el delta del r¨ªo Guadalhorce. Donde ahora hay un espacio protegido exist¨ªa entonces la isla elegida por los fenicios para establecerse. El cerro del Villar muestra un asentamiento del siglo VII antes de Cristo que se cree fue destruido por un tsunami y solo ha sido excavado en un 5%. La Junta de Andaluc¨ªa quiere impulsar ahora la investigaci¨®n en la zona.
Cerca, el yacimiento La Rebanadilla fue descubierto durante las obras de ampliaci¨®n del aeropuerto de M¨¢laga en 2009. Su dataci¨®n por carbono 14 oblig¨® a adelantar la cronolog¨ªa del nacimiento de Malaka hasta finales del siglo IX o principios del X antes de Cristo. No se puede visitar porque qued¨® enterrado bajo el hormig¨®n de la segunda pista del aer¨®dromo, aunque muchos de sus restos se pueden ver en el centro de interpretaci¨®n del Museo Aeron¨¢utico. ¡°Es curioso que justo al lugar donde llegaron unos extranjeros hace tantos a?os, lleguen tambi¨¦n ahora los turistas¡±, afirma Jos¨¦ Antonio Hergueta. ¡°Cuando un lugar est¨¢ bien elegido, permanece¡±, a?ade Leticia Salvago.
Ruta 4. La conexi¨®n al interior
Toca caminata por el centro hist¨®rico. Visita a sitios como la calle Jinetes ¡ªy la necr¨®polis en la que se hall¨® la tumba del guerrero¡ª o los enterramientos de las calles Beatas y Andr¨¦s P¨¦rez, entonces salida norte de Malaka. En esta ¨²ltima v¨ªa, unas obras del siglo XIX se toparon con una caja de plomo repleta de huesos y piezas de oro, hoy desaparecidas. El paseo alcanza al barrio de La Trinidad, donde se encontr¨® tambi¨¦n una tumba con un gran ajuar formado por 135 piezas de oro y plata, que se pueden admirar en el Museo de M¨¢laga. ¡°En la zona tambi¨¦n estaban las caba?as de los ind¨ªgenas que encontraron los fenicios al llegar¡±, comenta Salvago, quien destaca el parecido entre la imagen de Nuestro Padre Jes¨²s Cautivo, de piel morena, y ciertas representaciones del dios Melkart en las monedas de hace tres milenios. Otra de las muchas herencias de una ciudad que, casi sin saberlo, sigue siendo fenicia.
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