Excursi¨®n de un d¨ªa en La R¨¤pita, memorables mejillones y puestas de sol
Al Delta del Ebro hay que ir y hay que volver. Una visita al canal derecho del r¨ªo para conocer el Musclarium, la playa del Trabucador y puntos de observaci¨®n ornitol¨®gica
El Ebro es el r¨ªo m¨¢s caudaloso de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Cuando nace en Fontibre (Cantabria) es un mendigo, pero cuando llega al mar su majestad es infinita: a lo largo de 930 kil¨®metros sus aguas se han nutrido golosamente de toda clase de sedimentos. Al desembocar en el Mediterr¨¢neo, en el sur de Catalu?a, esos materiales han propiciado la creaci¨®n del Delta del Ebro (el mayor dep¨®sito aluvial de nuestro mar interior, despu¨¦s del Nilo). Se trata de una zona h¨²meda de m¨¢s de 300 kil¨®metros cuadrados, rica en vegetaci¨®n y en fauna, especialmente ornitol¨®gica. Este peculiar espacio, de importancia internacional y de una belleza serena y anticlim¨¢tica, merece una visita. En 2013, la Unesco declar¨® las Terres de l¡¯Ebre Reserva de la Biosfera. Si el viajero se decide por pasar unos d¨ªas de tranquilidad y buenos alimentos este es, sin duda, su destino.
Este cronista lleg¨® all¨ª por la ma?ana y, sin dudarlo, cogi¨® una lancha y se dirigi¨® a Musclarium. Este lugar es una mejillonera flotante situada en medio de la bah¨ªa de Els Alfacs, entre La R¨¤pita y Poblenou del Delta (Tarragona). Els Alfacs es una bah¨ªa m¨¢gica, puesto que propicia el matrimonio entre las aguas dulces del r¨ªo y las saladas del mar. Esta pasi¨®n nupcial genera una abundancia de fitoplancton que resultar¨¢ esencial para la formaci¨®n de los mejillones y las ostras, repartidos en las 90 muscleres de la zona (en catal¨¢n, mejill¨®n es musclo).
El origen de Musclarium hay que buscarlo en la posguerra. En 1942 se erige la primera musclera de La R¨¤pita. Aunque el mejill¨®n se cultiva desde el Paleol¨ªtico inferior, el atractivo de estas plataformas flotantes consiste en permitir el acceso a los visitantes (de marzo a noviembre est¨¢n abiertas al p¨²blico). Cuando estos llegan, son recibidos con un plato de mejillones al vapor y otro de ostras vivas. Y, para beber, una botella de Lo Xalador (denominaci¨®n de origen Montsant), que combina estupendamente con los bibalvos. Xalar (gozar, disfrutar) es una palabra muy catalana. Lo Xalador se podr¨ªa traducir como El disfrut¨®n, y a esto hemos venido: a comer mejillones y ostras como si no hubiera un ma?ana. Entonces el macabeo y la garnacha blanca que han propiciado este glorioso vino blanco se revelan como el mejor acompa?ante de unos moluscos memorables, excelsos y bienaventurados.
Tras semejante aperitivo, Albert Grasa, el gu¨ªa de Musclarium, explica sus t¨¦cnicas de cultivo. Aqu¨ª las mejilloneras son est¨¢ticas, no flotantes como las gallegas. De hecho, el musclo se asemeja m¨¢s a la cl¨°txina valenciana que al mexill¨®n gallego. Cada a?o, cuatro millones de kilos de musclos se exportan desde aqu¨ª, y 800.000 kilos de ostras.
Tanta informaci¨®n abre de nuevo el apetito. Es momento entonces de dirigirse al restaurante de Albert Guzm¨¢n en La R¨¤pita. Guzm¨¢n es un cocinero arriesgado, heredero de una peque?a saga familiar. Su familia comenz¨® en la restauraci¨®n con un merendero de playa, a finales del siglo XIX. Su madre aprovech¨® ese emplazamiento para montar el restaurante Les del¨ªcies. En 2013 ¨¦l toma el relevo, despu¨¦s de estudiar cocina y reposter¨ªa en Cambrils. Sus riesgos: utilizar los productos locales (el 95% de la carta son pescados y mariscos del terreno), combin¨¢ndolos con cualquier elemento necesario de la cocina de vanguardia. El objetivo es llegar al m¨¢ximo sabor sin desde?ar el artificio imprescindible. Su men¨² degustaci¨®n para la ocasi¨®n empieza con un bu?uelo de pulpo con katsoubushi (bonito seco) y kimchi (fermentado de col). Luego sigue un langostino envuelto en kataifi (pasta turca para reposter¨ªa). No puede faltar una ostra del delta gratinada al alioli. Seduce su helado de tomate con sardinas ahumadas y aceite de oliva arbequina y su berenjena blanca a la brasa con queso de Les Coves de Vinrom¨¤ y miel. Todo ello regado con un vino blanco L¡¯abrunet, denominaci¨®n de origen Terra Alta.
Cuando podr¨ªamos haber quedado saciados, el chef ataca de nuevo con salmonetes a la brasa y acabado al vapor, con cebollines confitados y membrillo. Y todav¨ªa est¨¢ por llegar uno de sus platos estrella: tu¨¦tano de hueso de vaca con salteado de panceta y pulpo, un sabor m¨¢s que potente. Despu¨¦s, una caballa con crema de berenjena y queso, aderezada con soja con chimichurri. Para finalizar, un arroz de la casa (imprescindible en el Delta del Ebro) con anguilas a la brasa, y un postre variado de pasta brie frita regado con cava Musivari de Sant Sadurn¨ª.
Tras este placer m¨²ltiple y prolongado se puede acabar la jornada yendo a la playa del Trabucador a ver la puesta de sol. Este arenal es, en realidad, una estrecha franja de tierra que separa la desembocadura del r¨ªo del mar. Cuando el sol se dirige a su cuna se produce un momento m¨¢gico en el que se ve a lo lejos el perfil amable de la sierra del Montsi¨¤ recortado como un diorama, mientras el agua dulce se fusiona en un tornasol suave y magn¨¦tico con la inmensidad mediterr¨¢nea.
No lejos de aqu¨ª, en direcci¨®n a Amposta, los visitantes m¨¢s pacientes apuran los ¨²ltimos momentos de luz en los puestos de observaci¨®n ornitol¨®gica. De los 600 tipos de aves existentes en Europa, en el Delta del Ebro hay catalogados m¨¢s de 300. Porque el Delta, claro, no se acaba aqu¨ª. Solo hemos investigado el canal derecho del r¨ªo. En el izquierdo est¨¢n Deltebre, L¡¯Aldea, Camarles, L¡¯Ampolla y todo el litoral comprendido entre el Golf de Sant Jordi y la Illa de Buda. Esos arrozales, la promiscuidad de una fauna despreocupada y juguetona, la belleza de un lugar que se reclama, por su personalidad, la ¡°quinta provincia¡± de Catalu?a... Al Delta hay que ir y hay que volver. Es un lugar especial que merece respeto y protecci¨®n. Como todos los para¨ªsos accesibles y necesarios.
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