Qu¨¦ hacer 24 horas en Guanajuato, la ciudad sin sem¨¢foros que vio nacer a Diego Rivera y morir a Don Quijote
Antiguo pueblo minero, hoy es una capital cultural gracias a su Festival Internacional Cervantino, que este octubre celebra su 52? edici¨®n. Una ruta por los principales atractivos de ciudad mexicana, con un centro hist¨®rico patrimonio de la Unesco y paradas gastron¨®micas imprescindibles
En 1953, un grupo de aficionados a la literatura de Cervantes y al teatro cl¨¢sico decidi¨® improvisar en las plazas de la ciudad mexicana de Guanajuato entremeses del gran autor del Siglo de Oro. Movidos por la audacia de los di¨¢logos del rufi¨¢n viudo o del soldado fanfarr¨®n, y guiados por el director del Teatro Universitario Enrique Ruelas, empezaron a reunir a gente a su alrededor m¨¢s o menos como pretend¨ªa su autor cuando en 1615 los escribi¨® en verso y en prosa, en un solo acto y con voluntad humor¨ªstica, para entretener al p¨²blico entre las jornada de las comedias del teatro cl¨¢sico espa?ol. No sab¨ªan los estudiantes que aquella amateur puesta en escena ser¨ªa el germen de lo que hoy es el festival cultural m¨¢s importante de Latinoam¨¦rica, ni que estaban concibiendo el Festival Cervantino que se internacionalizar¨ªa en 1972.
Como cada a?o desde entonces, este mes de octubre, entre los d¨ªas 11 y 27, tiene lugar el Festival Internacional Cervantino en su 52? edici¨®n, con Brasil y Oaxaca como invitados de honor. Una buena oportunidad para visitar una ciudad virreinal cuyo nombre une Quanax (Rana) y Huato (Cerro) ¡ªcerro con forma de rana¡ª, que vio a nacer a figuras ilustres como el pintor Diego Rivera, el actor y cantante Jorge Negrete o el escritor Jorge Ibarg¨¹engoitia, que pas¨® de ser un pueblo minero a una capital cultural y que, adem¨¢s, sigue sin sem¨¢foros ni publicidad.
9.00 Un desayuno con arte
Tanto por la calidad del desayuno como por la escenograf¨ªa, Puscua es la opci¨®n ideal para empezar el d¨ªa. Estamos junto a la casa museo de la artista canadiense Gene Byron, descendiente del poeta Lord Byron; un tesoro cultural ubicado en una antigua hacienda del siglo XVII. Renovada entre 1960 y 1962 por la propia Gene y su marido, Virgilio Fern¨¢ndez del Real ¡ªun enfermero espa?ol que se alist¨® voluntario con las brigadas internacionales para participar en la batalla del Ebro y en la defensa de Guadarrama y que sigue siendo s¨ªmbolo del exilio republicano en M¨¦xico¡ª, esta casa museo (1) es un faro cultural y gastron¨®mico. Despu¨¦s de constatar su buen gusto con los chilaquiles, las tostas de aguacate y las conchas de vainilla, se entiende que el sobrenombre del restaurante sea ¡°cocina de herencia¡±. Todo est¨¢ hecho con una delicadeza acorde a la tranquilidad que irradia la terraza y a la que merece la claridad del amanecer.
10.00 Musas de las artes
Ahora s¨ª, ya podemos conocer el centro hist¨®rico a partir del Jard¨ªn de la Uni¨®n (2) y la generosa sombra que conceden sus laureles de la India. Una plaza triangular que nunca descansa y cuyo quiosco central nos habla de cuando las bandas de m¨²sica tocaban piezas para los paseantes.
Aqu¨ª se encuentra otro referente de la ciudad y del festival: el Teatro Ju¨¢rez (3), herencia del porfiriato (per¨ªodo en el que M¨¦xico estuvo bajo el control del militar y pol¨ªtico Porfirio D¨ªaz, entre 1876 y 1911). Su arquitectura ecl¨¦ctica se basa en una visible yuxtaposici¨®n de estilos que van desde el neocl¨¢sico de su fachada hasta la recreaci¨®n moz¨¢rabe de la sala, pasando por la influencia francesa en su delicado foyer. Desde la calle, en lo alto se observa una serie de esculturas de bronce: son ocho de las nueve musas can¨®nicas de la inspiraci¨®n griega para las ciencias y las artes, hijas de Zeus y de Mnem¨®sine, como son Terps¨ªcore (musa de la danza y la poes¨ªa coral), Calipso (musa de la elocuencia y poes¨ªa ¨¦pica, adem¨¢s de la belleza), Tal¨ªa (musa de la comedia y de la poes¨ªa buc¨®lica) o Euterpe (musa de la m¨²sica y del arte de la flauta). El teatro habla tambi¨¦n de la importancia de la cultura en una ciudad que hasta la independencia de M¨¦xico fue un pueblo minero muy rico en plata, lo que explica que uno de los platos que m¨¢s abunda en las cartas sean las enchiladas mineras.
Junto al Templo de San Diego (4), fundado por los franciscanos descalzos en 1663, sorprende una escultura en honor a La Giganta, la Dulcinea Guanajuatense. Como capital cervantina reconocida por la Unesco, en la plaza del Quijote no falta la escultura homenaje al ingenioso hidalgo llamado Del incre¨ªble entierro de Don Quijote de La Mancha, que, en realidad, es m¨¢s que eso porque es su tumba. Y es que aqu¨ª se asegura que Alonso Quijano (don Quijote de La Mancha) fue enterrado en este lugar. Y bajo la escultura de Lorenzo Rafael, una placa lo corrobora: ¡°Quien afirme que Don Quijote est¨¢ en esta tierra enterrado jam¨¢s mentir¨¢¡±.
12.00 De una Giganta a un gigante
Se puede subir a pie, pero teniendo tan cerca el funicular vale la pena remontar en ¨¦l hasta el cerro donde se encuentra la escultura de otro gigante: El P¨ªpila (5). Jorge Ibarg¨¹engoitia habl¨® de su ciudad en la novela Estas ruinas que ves (1975) y en varios art¨ªculos. En uno titulado Carta de Guanajuato explic¨® el significado de este monumento: ¡°El P¨ªpila es a Guanajuato lo que la torre Eiffel a Par¨ªs¡±.
Este mirador, que despliega la ciudad, es ideal para hacer historia. ?Qui¨¦n fue El P¨ªpila? Un tipo imprescindible en el inicio de la revuelta por la independencia mexicana. Su nombre real era Juan Jos¨¦ de los Reyes, y naci¨® en la vecina San Miguel de Allende en 1782. Fue un minero insurgente que, cuando las fuerzas revolucionarias comandadas por Miguel Hidalgo sitiaron la fortaleza conocida como Alh¨®ndiga de Granaditas (un ¡°almac¨¦n de granos¡± que queda a la vista y que es hoy un escenario fundamental en el festival cervantino), en clara desventaja contra el ej¨¦rcito realista espa?ol se atrevi¨® a cargar una gran losa como escudo y avanzar mientras le disparaban hasta llegar a la puerta de madera y prenderle fuego para permitir el acceso a los suyos. El acto permiti¨® ganar esa batalla de 1810 y marc¨® un punto de inflexi¨®n en el proceso independentista.
13.00 Escaleras al conocimiento
De vuelta al centro hist¨®rico (patrimonio mundial de la Unesco desde 1988) se aprecia la arquitectura tradicional y tan colorista de Guanajuato, y enclaves interesantes como el Jard¨ªn Reforma (6) o la imponente casa Mes¨®n de San Antonio (7), obra mayor de la arquitectura colonial, del siglo XVIII. Reconocible por su intenso amarillo, no se debe descuidar la bas¨ªlica Colegiata de Nuestra Se?ora de Guanajuato (8), construida entre 1671 y 1696, cuya imagen reside sobre un pedestal de 40 kilos de plata pura, regalo de los mineros. Cuenta, adem¨¢s, con una capilla dedicada a la pintura sacra en la que que se exhibe el ciclo pict¨®rico de la Virgen Mar¨ªa a cargo del pintor novohispano Miguel Cabrera, uno de los m¨¢ximos exponentes del barroco del virreinato y cuyo retrato de Sor Juana In¨¦s de la Cruz (en el MNH de Chapultepec, en Ciudad de M¨¦xico) es de esos que se conocen sin conocer al autor.
Contra lo que es habitual en muchas ciudades del pa¨ªs, en Guanajuato no hay z¨®calo ni planificaci¨®n urban¨ªstica (lo que constata que no hubo cultura prehisp¨¢nica, de hecho no se le otorg¨® el t¨ªtulo de ciudad hasta 1741). Como no puede ser de otra manera, se acaba dando con la Universidad (9), determinante enclave que explica el constante fervor juvenil. Hay que subir las escaleras, fotog¨¦nicas y legendarias, que han aparecido en pel¨ªculas como la peligrosamente azucarada El estudiante, de 2009. Puede que usted no se lleve una buena impresi¨®n del edificio nuevamente ecl¨¦ctico ¡ªneocl¨¢sico, barroco y neog¨®tico¡ª, pero seguro que se va en mejor estado de forma. Aqu¨ª estudian 44.000 j¨®venes y la facultad m¨¢s reputada, como es l¨®gico, es la de minas e ingenier¨ªa metal¨²rgica.
14.00 Un museo a la altura de un restaurante y viceversa
Diego Mar¨ªa de la Concepci¨®n Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera Barrientos Acosta y Rodr¨ªguez, m¨¢s conocido como Diego Rivera, naci¨® en el n¨²mero 47 de la calle Pocitos de Guanajuato, donde se encuentra hoy el impresionante Museo Diego Rivera (10). Aqu¨ª empez¨® a rayar cuadernos, a descubrir los colores y a comprar dulces y juguetes en El Canastillo de Flores (una tienda muy querida, hoy reconvertida en restaurante), a conocer el tradicionalismo de una ciudad moralista y a sufrir la prematura muerte de su hermano gemelo.
Fue su hija Lupe Rivera Mar¨ªn quien promovi¨® la recuperaci¨®n del inmueble y la reuni¨®n de obras originales de distintas etapas creativas de su padre: su paso por la academia de San Carlos, su encuentro con las vanguardias europeas, su producci¨®n cubista, sus observaciones de la fisionom¨ªa y est¨¦tica del cuerpo, su arte mexicano, su muralismo, su inter¨¦s por la naturaleza y la literatura prehisp¨¢nica, su activismo pol¨ªtico y su devoci¨®n por maestros como F¨¦lix Parra (pintor y conocedor de la arqueolog¨ªa mexicana) y Jos¨¦ Guadalupe Posada (grabador, ilustrador y caricaturista reconocido por sus dibujos costumbristas, de cr¨ªtica sociopol¨ªtica y por sus ilustraciones de La Catrina).
Tras una visita tan reveladora no queda otra que una comida a la altura como la que espera en el Comedor Tradicional Casona 10 (11), un encuentro sublime con la cocina mexicana rica en su variedad de sabores, texturas, colores e ingredientes. Bienvenida sea una Negra Modelo mientras de fondo suena J¨²rame, de Mar¨ªa Grever, alumna de Claude Debussy y Franz L¨¦har, culpable de cl¨¢sicos de m¨²sica orquestal y boleros como Alma m¨ªa o Te quiero, dijiste. Cuesta decidirse entre cl¨¢sicos como mole negro, rissoto de huitlacoche, aguachile de callo o la tlayuda con chapul¨ªn incluido. Para estos casos siempre queda un tradicional platillo que nunca falla: fideo seco, aqu¨ª acertad¨ªsimo.
16.00 En el rinc¨®n de una cantina
Para quienes contemplen la opci¨®n de una escapada desde Guanajuato, lo mejor es acercarse a Dolores Hidalgo ¡ªa una hora en coche¡ª, cuna de la independencia (12). Aqu¨ª se puede visitar el Mausoleo Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez, obra del arquitecto org¨¢nico Javier Senosiain y punto de encuentro de los seguidores de quien fue un verdadero ¡°hijo del pueblo¡±. Antes de morir por cirrosis hep¨¢tica a los 47 a?os, el rey de la m¨²sica vern¨¢cula emiti¨® su ¨²ltimo deseo: ¡°Yo no pretendo la rotonda de los hombres ilustres cuando me muera. Yo quiero que me entierren en Dolores Hidalgo¡±. Y aqu¨ª descansa, en un pante¨®n a su medida que evoca un sombrero de charro al que se llega tras las subidas y bajadas de la sierra representada por las curvas de un sarape elaborado a base de azulejos y matizado en colores que se ondulan con el nombre de sus canciones. Entre la procesi¨®n de visitantes alguien canta Caminos de Guanajuato, que concluye as¨ª: " Camino de Santa Rosa / La sierra de Guanajuato / Ah¨ª nom¨¢s tras Lomita / Se ve Dolores Hidalgo / Yo ah¨ª me quedo paisano / All¨ª es mi pueblo adorado¡±.
En este su pueblo adorado esperan varias cantinas como La Hiedra, que lo evocan con canciones, fotograf¨ªas y an¨¦cdotas (algunas inventadas) y en la que vale la pena tomar unos tequilas. Imprescindible es ir a la avenida Guanajuato n¨²mero 11 y entrar a la Casa Museo Jose Alfredo Jim¨¦nez, una visita iluminada por recuerdos y recreaciones de un artista ¨²nico que con sus canciones traspas¨® las fronteras de la serran¨ªa de su infancia.
No hay que irse sin probar los helados de Nieves Josu¨¦, a ser posible el de aguacate (qu¨¦ delicia), aunque el de lavanda de la helader¨ªa La flor de los Dolores siga siendo el rey.
19.00 Fin de fiesta epic¨²reo
De vuelta a Guanajuato, quien no pueda resistirlo puede gozar de una callejoneada, un recorrido tur¨ªstico, musical y c¨®mico guiado por estudiantes (vestidos como miembros de la tuna) que cuentan historias de la ciudad e interpretan un repertorio de canciones vinculadas a la identidad mexicana. El tour se adentra en los callejones m¨¢s angostos y tradicionales. La parada en la plaza del Rey, en la que se canta a coro El Rey, invita a tomar un mezcal. No falta la visita al Callej¨®n del Beso, probablemente el lugar m¨¢s visitado.
Se puede evitar todo esto e ir directamente a lo fundamental: una cena en Casa Valadez (13), en el mismo lugar donde iniciamos el d¨ªa, frente al Teatro Ju¨¢rez, en la jard¨ªn de la Uni¨®n, coraz¨®n de Guanajuato. No hay mejor fin de fiesta que ponerse en manos de la chef Karen Valadez Burstein. Est¨¢ reconocido como uno de los 50 mejores restaurantes de M¨¦xico. Cuando se prueban sus molcajetes, los tacos de arrachera o las enchiladas mineras uno se pone epic¨²reo y entiende por qu¨¦ el ranking de TripAdvisor es tan excelente y comprende todo del funcionamiento del mundo, todo salvo por qu¨¦ no ha venido antes a Guanajuato.
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