Por el Helsinki del director finland¨¦s Aki Kaurism?ki
Bares, el barrio de Kallio, saunas, la iglesia subterr¨¢nea de Temppeliaukio, edificios modernistas... La capital de Finlandia parece haberse quedado anclada en otro tiempo, pero no hay que caer en el enga?o: la ciudad est¨¢ en la vanguardia del dise?o
![Helsinki](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/56EFGBSJIVEHLEC5RMN7AYE7FM.jpeg?auth=3a24597c88ccebe51eb4ee23f60b60853197adf586001fe47e8087e991b305b3&width=414)
¡°M¨ªrame los zapatos. Es el tercer par que uso para buscarte¡±. As¨ª, con esta frase tan simple y tan tierna a la vez, Holappa, el protagonista de Fallen Leaves (2023), declara su amor a Ansa cuando finalmente la encuentra en esta deliciosa pel¨ªcula de amor proletario del director finland¨¦s Aki Kaurism?ki. Pienso en esas suelas maltrechas mientras desgasto las m¨ªas pateando la misma ciudad y los mismos escenarios por donde transita en la ficci¨®n el protagonista. La forma en que Kaurism?ki retrata Helsinki est¨¢ cargada de nostalgia, minimalismo y una sensaci¨®n de atemporalidad. Quiz¨¢s por ello, uno tiene la impresi¨®n de que en cualquier esquina puede aparecer alguno de los personajes que han pululado por sus 19 largometrajes. Gente normal, sin estridencias, como las que me cruzo en mi paseo sin rumbo por una ciudad que siempre te invita a recorrerla a pie y, ocasionalmente, a lomos de un tranv¨ªa.
Helsinki, como sus pel¨ªculas, te baja las pulsaciones y te abre la puerta del vest¨ªbulo de la melancol¨ªa. A diferencia de sus vecinos escandinavos, donde todo es trendy y cool, la capital de Finlandia parece haberse quedado anclada en otro tiempo, sorteando la globalizaci¨®n que hace que todas las ciudades se conviertan en calcos de otras. No hay ciudad m¨¢s atractiva que la que es capaz de aferrarse a su personalidad y seguir siendo aut¨¦ntica. Pero no hay que equivocarse: Helsinki est¨¢ en la vanguardia del dise?o, pero la ciudad lo vive de forma natural, abraz¨¢ndolo no para impresionar a los que miran, sino para hacer mejor la vida de los que la disfrutan.
![La estaci¨®n de tren de Helsinki (Finlandia).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/OBGK4V5DYBE4TIIM6V225V53EQ.jpeg?auth=d92e147702cdd40cbe503c680c6c8eac27367f7108db6671e6b9829df5cc7918&width=414)
¡°La tarea del arquitecto es humanizar la naturaleza mec¨¢nica de los materiales¡±, dec¨ªa el genial arquitecto Alvar Aalto, quien con sus dos esposas (en distintas etapas de su vida), las arquitectas Aino Aalto y Elissa Aalto, fueron los padres y madres del modernismo finland¨¦s. Dif¨ªcil encontrar una sala de conciertos tan funcional y a la vez tan bella como la Finlandia Hall, envuelta en m¨¢rmol de Carrara y reabierta el pasado enero despu¨¦s de tres a?os de renovaci¨®n. Este templo es tan intimista como la iglesia subterr¨¢nea de Temppeliaukio, excavada en roca s¨®lida y cubierta con una c¨²pula de cobre, o la vanguardista Biblioteca Oodi, con sus ondulantes formas de madera. En el Design District, las tiendas de dise?adores locales de muebles, ropa y joyer¨ªa se cuentan por cientos. Las calles, parques y avenidas muestran una arquitectura modernista, funcionalista y art nouveau, estilo en el que Helsinki tiene la mayor concentraci¨®n del norte de Europa. Esto hace que uno camine siempre mirando hacia arriba para no perder detalle.
El hotel St. George se ubica en un edificio neorrenacentista de 1840 que antes fue una imprenta. Derrocha estilo desde el momento en que entras y te recibe con una escultura de Ai Weiwei en el vest¨ªbulo. No solo es el siglo XX el que se lleva las miradas. La plaza del Senado se desborda de edificios neocl¨¢sicos por sus cuatro costados y se corona, al final de una monumental escalinata, con la inmensa catedral luterana de blanco impoluto y tocada por una c¨²pula verde.
![Un pescador vendiendo arenques en la popa de su barco, en Helsinki.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5OLWKF644VB63P6ARBOZFLZD54.jpeg?auth=ef0154faaed176cac6f4c37527ed754b0a8a1dd6e4d95c1c268be73ac3b742d5&width=414)
Para recargar energ¨ªa con un caf¨¦, el estimulante favorito de los finlandeses (es el pa¨ªs del mundo donde m¨¢s caf¨¦ se consume), en lugar de la previsible cadena que coloniza los lugares tur¨ªsticos de las capitales es recomendable el Caf¨¦ Engel, un acogedor refugio de toda la vida donde tomar un delicioso caf¨¦ con leche o un chocolate caliente con nata y un rollo de canela con vistas a la catedral. Muy cerca de aqu¨ª, en la plaza del Mercado, a orillas del B¨¢ltico, los olores de la comida t¨ªpica preparada en carpas callejeras envuelven el traj¨ªn de locales y turistas que llegan hasta los muelles de donde parten los barcos de recreo y los nav¨ªos que conectan con el resto de las islas del archipi¨¦lago. Cada octubre, el Festival del Arenque ¡ªse remonta a 1743¡ª atrae a decenas de peque?os barcos de pesca que amarran en el muelle y usan la popa de sus embarcaciones como mostradores, para vender arenque frito, marinado, fermentado o ahumado. El resto del a?o, cuando estos barcos est¨¢n en el mar, sus productos se pueden seguir degustando en el evocativo Old Market Hall, un coqueto edificio del siglo XIX de ladrillo que alberga tiendas con delicatessen de arenques, caviar y carne de alce y reno. Tambi¨¦n hay restaurantes de madera donde calentar el cuerpo y el alma con una reconfortante sopa de salm¨®n, patatas y puerros, conocida como lohikeitto.
![Exterior del Old Market Hall de Helsinki, un edificio del siglo XIX de ladrillo que alberga tiendas con 'delicatessen'.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5LHOVHLNJNBIPPIPKUQX3JBUP4.jpeg?auth=445a3316cd323612f93a9d26944cf77aa8bcbb829453dfda0a4a2aed4b184906&width=414)
Un director con un cine
En esta ¨¦poca, donde los d¨ªas son cortos y la luz tenue inunda la ciudad, la nostalgia que destilan las pel¨ªculas de Aki Kaurism?ki se hace presente en las calles. Sus pel¨ªculas retratan la ciudad cargada de silencio. No hay multitudes ni tr¨¢fico denso. En el mundo del realizador, Helsinki parece haberse detenido en una d¨¦cada indeterminada entre los a?os cincuenta y setenta. Los tranv¨ªas, los neones y los coches antiguos de sus pel¨ªculas son los mismos que se ven en un paseo nocturno. Al doblar la esquina, me topo con una camioneta Willys del 52 aparcada en un callej¨®n apenas iluminado. No ser¨¢ el ¨²nico veh¨ªculo vintage que me encuentre circulando, como si cualquier cosa, en los pr¨®ximos d¨ªas. En un sem¨¢foro, el motor de un Ford Galaxy del 63 descapotable color rojo, conducido por un old timer con gorra americana y gafas Ray-Ban, acelera dejando en el aire un rastro de humo y olor a carburante. La afici¨®n de los finlandeses por los coches americanos cl¨¢sicos es tal que cada marzo se celebra en la ciudad The American Car Show, donde los amantes de estos coches hacen rugir sus motores vintage.
![Una camioneta Willys del 52 aparcada en una calle de la capital finlandesa.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/K6FFNFE2RFAS7O5K73LSS45Y6M.jpeg?auth=5011cd221d9e2c7dc59fed01627df754802856031ea148d45cf9ada911b8a074&width=414)
En la pel¨ªcula Ariel (1988) de Kaurism?ki, un Cadillac blanco es tan protagonista como sus personajes. En el mismo Cadillac descapotable que el director conserv¨® tras el rodaje llev¨® a su amigo, el director Jim Jarmusch, desde el aeropuerto hasta la peque?a ciudad de Karkkila para asistir a la apertura del Kino Laika, el cine que Kaurism?ki abri¨® el a?o pasado. Un trayecto de 70 kil¨®metros desde Helsinki con el coche descapotado a cero grados y con la nieve cayendo (no funcionaba el mecanismo de la capota), y con la perrita de Aki, Laika, en el regazo de Jarmusch como ¨²nico calefactor. La vida, a veces, supera a la ficci¨®n. El trayecto en autob¨²s hasta Karkkila es menos ¨¦pico y, sin duda, mas c¨¢lido. El cine, construido en una antigua fundici¨®n abandonada, es una visita obligada para los amantes del universo Kaurism?ki. El complejo, situado a la vera de un buc¨®lico r¨ªo, incluye un restaurante, una sauna y tiendas vintage, y se ha convertido en referente cultural con sus pel¨ªculas de autor, coloquios y su festival de cine en verano.
De vuelta en Helsinki, el barrio de Kallio es antigua zona obrera convertida en lugar favorito de artistas y bohemios, tambi¨¦n escenario de muchas de sus pel¨ªculas. La iglesia de Kallio, una impresionante construcci¨®n art nouveau de granito gris con c¨²pulas y techado verde, es el s¨ªmbolo del barrio. Desde all¨ª parten los 14 protagonistas de Calamari Union (1985) ¡ªla pel¨ªcula m¨¢s surrealista de Kaurism?ki¡ª en busca de una vida mejor en Eira, el barrio burgu¨¦s y m¨¢s exclusivo. Esa diferencia de clases sigue patente en la expresi¨®n social por excelencia de los finlandeses: la sauna. Kallio es el barrio donde se encuentran las ¨²ltimas saunas p¨²blicas de la ciudad. La que mejor representa el esp¨ªritu comunal y obrero es Kotiharju Sauna, abierta en 1928. En las saunas se cierran negocios, se fraguan amistades y se cimentan lazos familiares. Es tambi¨¦n el lugar de encuentro despu¨¦s de un d¨ªa de trabajo. Bajo un enorme cartel de ne¨®n rojo con la palabra ¡°sauna¡± escrita, un nutrido grupo de hombres cubiertos solo con una toalla charlan y toman cerveza al fresco, bajando la temperatura corporal en la fr¨ªa noche de Helsinki. Dentro, sentados en unos grader¨ªos de madera, se hacinan hombro con hombro, a la espera de que alg¨²n voluntario roc¨ªe la caldera con agua, produciendo una nube de vapor que sube de forma s¨²bita la temperatura. En el otro extremo, literal y geogr¨¢fico, en el barrio pijo de Eira, la sauna L?yly, de moderno dise?o en madera, con piscinas al aire libre, jacuzzis y restaurante asomado al B¨¢ltico, el sudor no parece el mismo.
![Chapuz¨®n en el mar B¨¢ltico desde la sauna Allas Pool, en Helsinki.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NPQ7U5BPY5HMHKBC44SXDNRCKI.jpeg?auth=95d69e04e879035e1a75b9e1081a0a7d335071a16932cacfef1e0a493332df89&width=414)
El barrio de Kallio es tambi¨¦n escenario de lugares de m¨²sica alternativa, garitos y locales de karaoke. Quiz¨¢ ning¨²n otro director le haya concedido tanta importancia a los bares y caf¨¦s en su filmograf¨ªa como ¨¦l. ¡°La m¨²sica no da de comer, pero al menos te da un motivo para seguir viviendo¡±, dice uno de los personajes de Un hombre sin pasado (2002). Y es que los bares y caf¨¦s se convierten en refugios para ellos. Lugares de encuentro donde el alcohol y la m¨²sica en vivo, a menudo interpretada por bandas de veteranos de rock, son la ¨²nica v¨ªa de escape. En el pub Sirdi, la m¨²sica sigue saliendo de las fauces de una vieja jukebox y en la barra sirven aguardiente barato. Muchas noches empiezan en estos locales y acaban irremediablemente en un karaoke, otro de los pasatiempos favoritos de los finlandeses.
![La antigua 'jukebox' en el 'pub' Sirdi de Helsinki.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ASB7FEGTLZGSLFPLCX43OITJOA.jpeg?auth=0396845b00022795d8f58c9dae1190080d651d91b135d479844c9f0432a24aae&width=414)
M¨¢s sorprendente que su afici¨®n a cantar frente a desconocidos en oscuros garitos es su amor al tango. Finlandia es la segunda patria del tango despu¨¦s de Argentina. En la localidad de Seinjoki, en el interior del pa¨ªs, cada a?o se celebra el segundo festival de tango m¨¢s grande del mundo. El tango finland¨¦s tiene trazas de Kaurism?ki: contenido, sincero, recatado, alejado de la teatralidad y sensualidad del tango porte?o. En la banda sonora de Luces al atardecer (2006) suenan dos tangos argentinos cl¨¢sicos, y una escena de Fallen Leaves est¨¢ rodada en el Bar Buenos Aires de Helsinki, un local popular entre los locales y visitantes por su ambiente y dise?o ¡°al m¨¢s puro estilo de Kaurism?ki¡±.
El propio director, junto con su hermano, regentaban el bar Corona, que junto con el Dubrovnik y el Moskva formaron durante a?os el tr¨ªo calavera de los bares de Helsinki donde exprimir la noche. En 2018, el due?o del edificio decidi¨® convertirlo en un hotel y los tres bares tuvieron que echar el candado. En 2024, el Corona ha vuelto a abrir en una antigua f¨¢brica de trenes reci¨¦n restaurada en el distrito de Konepaja, ocupando un enorme espacio con varias mesas de billar y un bar con un mobiliario que parece sacado directamente del set de una de las pel¨ªculas de Kaurism?ki. Cerca de aqu¨ª, en las v¨ªas muertas, languidece una m¨¢quina de tren color amarillo de los a?os cincuenta. Junto a ¨¦l, uno de los antiguos almacenes del ferrocarril es hoy una cancha de petanca cubierta, donde dos parejas compiten en absoluto silencio, solo roto por el ocasional chasquido seco de las bolas al chocar¡
En Helsinki no es necesario ir al cine para ver una pel¨ªcula de Kaurism?ki.
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