Por la Sierra Norte de Sevilla entre castillos medievales, 10 pueblos con encanto, viejas minas y dehesas
Este parque natural y geoparque ubicado al norte de la provincia andaluza es todav¨ªa uno de esos territorios donde se puede disfrutar, sin prisas ni aglomeraciones, de historia y cultura en medio de una naturaleza singular y cautivadora
La Sierra Norte de Sevilla se sit¨²a, como su propio nombre indica, al norte de la provincia andaluza y forma parte de las Dehesas de Sierra Morena, una de las principales reservas de la biosfera de la Unesco en Espa?a. El parque natural de la Sierra Norte de Sevilla es una magn¨ªfica muestra de un espacio en el que se conjugan naturaleza, historia y cultura. Encantadores pueblos serranos, perdidas ciudades romanas, castillos medievales, viejas minas, rec¨®nditos parajes fluviales y brumosos bosques de encinas y alcornoques ¡ªpoblados con una variada fauna salvaje donde no faltan jabal¨ªes, ciervos, muflones, buitres leonados, cig¨¹e?as negras¡¡ª se suceden en un entorno ideal para disfrutar del m¨¢s evocador viaje cultural, y del m¨¢s estimulante turismo ecol¨®gico.
La Sierra Norte de Sevilla la integran 10 pueblos: Alan¨ªs, Almad¨¦n de la Plata, Cazalla de la Sierra, Constantina, Guadalcanal, Las Navas de la Concepci¨®n, El Pedroso, La Puebla de los Infantes, El Real de la Jara y San Nicol¨¢s del Puerto. En este recorrido los visitaremos todos siguiendo una ruta circular (en sentido inverso a las agujas de un reloj) que nos llevar¨¢ de este a oeste, y de sur a norte.
Sin embargo, es buena idea comenzar el periplo visitando Villanueva del R¨ªo y Minas, que, sin ser estrictamente uno de los pueblos de la Sierra Norte, yendo desde Sevilla, es la puerta de entrada al que tambi¨¦n es geoparque mundial de la Unesco, por sus especiales caracter¨ªsticas geol¨®gicas, arqueol¨®gicas y mineras. Villanueva del R¨ªo y Minas es Villanueva del R¨ªo, porque en ¨¦poca romana fue puerto fluvial, y tambi¨¦n es Villanueva de las Minas, porque desde el siglo XVII hasta el XIX se explotaron con ¨¦xito las minas de carb¨®n descubiertas en la zona. Para hacerse una idea de la importante actividad minera vivida hay que visitar el antiguo Pozo N.? 5 y algunas de las viviendas coloniales del siglo XIX, la ¨¦poca de mayor esplendor industrial del pueblo. Tambi¨¦n merece la pena ver la ermita de Santa B¨¢rbara, patrona de los mineros.
Pero si hay un lugar que uno no debe perderse ese es el muy desconocido conjunto arqueol¨®gico romano Mulva-Munigua, una antigua ciudad romana fundada en ¨¦poca prerromana ¡ªsiglo IV antes antes de Cristo¡ª que vivi¨® sus d¨ªas de mayor prosperidad entre los siglos I y III. Para llegar al lugar, a ocho kil¨®metros al noroeste de Villanueva, hay que dejar el coche en la entrada de una finca privada ¡ªdonde se halla el yacimiento¡ª, andar un par de kil¨®metros hasta, por fin, con sorpresa e incredulidad, descubrir a lo lejos por encima de un mar de encinas y olivos y de un ondulado campo primaveral lo que parece una imponente muralla que se yergue poderosa sobre una suave colina. Son los muros de contenci¨®n (de 10 o 12 metros de alto) del basamento sobre el que se levant¨® en su d¨ªa el templo o santuario dedicado a H¨¦rcules y la diosa Fortuna. Desde el lado opuesto a los muros, la ciudad se alza a lo largo y alto de espacios aterrazados, hasta culminar en los restos del gran templo. Las labores de excavaci¨®n ya han sacado a la luz calles, termas, casas privadas, el foro, templos ¡ªel templete dedicado a Mercurio todav¨ªa conserva un altar y varias columnas¡ª, edificios p¨²blicos, necr¨®polis¡ Un paseo por el lugar resulta fascinante.
La siguiente parada es La Puebla de los Infantes, que merece una r¨¢pida visita para disfrutar de su entorno natural ¡ªtransici¨®n entre la Sierra Norte y la vega del Guadalquivir¡ª y de los restos de su castillo g¨®tico-mud¨¦jar de mediados del siglo XIV, con sus dos s¨®lidas torres defensivas.
Seguimos hasta El Pedroso. Aqu¨ª hay evidencias de asentamientos prehist¨®ricos y constancia de que el lugar, en su protohistoria, lleg¨® a formar parte del reino de Tartessos. El primer documento que habla de El Pedroso es medieval, y se trata de una donaci¨®n de tierras que hizo Alfonso X en 1266. Igualmente se sabe que los Reyes Cat¨®licos pernoctaron en la villa en 1502. Hay que ver la iglesia de Nuestra Se?ora de la Consolaci¨®n, un templo g¨®tico construido sobre una antigua torre romana y una fortaleza musulmana, y la Casa Granja (La Cartuja). Tambi¨¦n merece la pena dar un paseo por el Berrocal de El Pedroso, un caracter¨ªstico paisaje de rocas gran¨ªticas.
Constantina es probablemente la localidad m¨¢s importante y m¨¢s poblada de toda la Sierra Norte de Sevilla. Su origen se remonta al siglo XII antes de Cristo, en tiempos de ¨ªberos y celtas. Los romanos la bautizaron como Constantia Julia; y, en aquella ¨¦poca, se produc¨ªa aqu¨ª un vino famoso en todo el imperio, conocido como Cocolubis. Entre otros interesantes monumentos, conserva los restos de una fortaleza ¨¢rabe que domina la poblaci¨®n; la monumental iglesia parroquial de Santa Mar¨ªa de la Encarnaci¨®n, de origen mud¨¦jar, aunque con una preciosa fachada plateresca; la iglesia de Nuestra Se?ora de los Dolores; las ruinas de la ermita de Nuestra Se?ora de la Hiedra; la portada del convento de Santa Clara¡ Tambi¨¦n merece la pena dar un tranquilo paseo por el barrio de La Morer¨ªa y conocer la plaza de Espa?a. A escasamente 1,5 kil¨®metros del pueblo se encuentra el Centro de Visitantes Cortijo El Berrocal, un interesante centro de interpretaci¨®n del parque natural.
Continuando en direcci¨®n noreste llegamos a Las Navas de la Concepci¨®n, pueblo fundado a mitades del siglo XVI por los monjes de la orden de San Basilio al favorecer un primer asentamiento en la zona con los obreros que contrataron para construir varios monasterios. Las primeras construcciones fueron realizadas en peque?as ¡°navas¡±, o territorios llanos, generalmente entre monta?as ¡ªde ah¨ª su nombre¡ª. El edificio m¨¢s antiguo del pueblo es El Lagar, un viejo molino de vino y cereal construido en el siglo XVI que todav¨ªa conserva grandes tinajas y una importante estructura de madera. Junto a ¨¦l tambi¨¦n se mantiene en pie la antigua ermita de la Virgen de Bel¨¦n.
M¨¢s al norte, la ruta lleva hasta San Nicol¨¢s del Puerto, una poblaci¨®n de origen celta. En ¨¦poca romana, la calzada que un¨ªa Sevilla con M¨¦rida atravesaba la villa. De entonces se conserva un magn¨ªfico puente. Tambi¨¦n pueden verse los restos de una torre de una antigua fortaleza medieval, conocida localmente como El Torrej¨®n. En esta villa la naturaleza tambi¨¦n es protagonista: las fuentes del r¨ªo Rivera del Hu¨¦znar surgen de dos manantiales localizados a la salida del propio n¨²cleo urbano y en sus inmediaciones esperan las cascadas del Hu¨¦znar, una sucesi¨®n de chorreras y peque?os saltos de agua declarados monumento natural de Andaluc¨ªa. Otro singular paraje de la zona es el Cerro del Hierro; antiguo poblado minero en el que la acci¨®n humana transform¨® el entorno convirti¨¦ndolo en un paisaje k¨¢rstico muy especial, que invita a ser conocido recorriendo sus t¨²neles, galer¨ªas naturales y deliciosos senderos, o practicando escalada, r¨¢pel, espeleolog¨ªa¡ En verano, San Nicol¨¢s del Puerto dispone tambi¨¦n de una playa artificial realizada en el cauce del r¨ªo Galind¨®n, que nace en el mismo pueblo.
En direcci¨®n noreste, a escasos 20 kil¨®metros de San Nicol¨¢s del Puerto, se llega a Guadalcanal, el ¨²ltimo pueblo del norte de Sevilla, lindando ya con Extremadura. Patria de Pedro Ortega Valencia, descubridor en 1567 de la isla Guadalcanal, en el Pac¨ªfico, el pueblo cuenta con un importante patrimonio hist¨®rico-art¨ªstico en el que destacan la iglesia de Santa Ana, de estilo mud¨¦jar, construida sobre una antigua mezquita de la que se conserva el alminar y declarada Hist¨®rico-Art¨ªstico Monumento Nacional; la iglesia de Santa Mar¨ªa de la Asunci¨®n, templo tambi¨¦n de estilo g¨®tico-mud¨¦jar, con singular altar mayor decorado con azulejos; la Almona ¡ªdel ¨¢rabe m¨¢wna, que significa ¡°casa de provisiones¡±¡ª de estilo igualmente mud¨¦jar y considerado el edificio civil m¨¢s antiguo de la provincia de Sevilla, fechado en 1307. Otros monumentos importantes son la Casa Rectoral, la iglesia de San Sebasti¨¢n o el convento de Santa Clara, del siglo XV.
Algo al norte de Guadalcanal se encuentra el Cerro de La Capitana, que con sus 952 metros es la cota m¨¢s elevada de toda la Sierra Norte de Sevilla. Desde se mirador se disfruta de una de las mejores vistas de todo el geoparque: de sus abruptas monta?as, sus estrechos y profundos valles, las suaves planicies¡ La gastronom¨ªa de Guadalcanal es otro de sus indudables atractivos: aqu¨ª se comen platos como la caldereta y la rabada de cordero, el cochinillo frito, la liebre con arroz o las jud¨ªas con perdiz.
Descendiendo ya hacia Cazalla de la Sierra hacemos un alto en Alan¨ªs, una poblaci¨®n conocida por muy diferentes nombres a lo largo de la historia: los celtas la denominaron Iporci; los romanos, Ordo Iporcensium; los musulmanes, Al-Haniz (f¨¦rtil tierra pr¨®spera), del que deriva el actual nombre. En Alan¨ªs no hay que dejar de ver la iglesia de Nuestra Se?ora de las Nieves, construida en el siglo XVI, con torre y fachada del siglo XV, e interesantes frescos y azulejer¨ªa mud¨¦jar; diferentes viviendas de la villa que conservan fachadas mud¨¦jares y renacentistas, como la de do?a Matilde Guitart; la fuente de Santa Mar¨ªa, construida por Carlos I; la ermita de nuestra Se?ora de la Angustias; y el castillo medieval y la ermita de San Juan Evangelista, que dominan el pueblo desde un altozano pr¨®ximo. El castillo de Alan¨ªs, de finales del siglo XIV y de origen ¨¢rabe, forma parte juntamente con los de Almad¨¦n de la Plata, Cazalla de la Sierra, El castillo de las Guardas, La Puebla de los Infantes, Constantina y El Real de la Jara de la conocida como Banda Gallega, que constituy¨® la frontera norte del reino de Sevilla. Desde mediados del siglo XIII, este cintur¨®n de castillos fortific¨® la zona de la Sierra Norte de Sevilla para proteger a la poblaci¨®n de los bandidos, controlar las v¨ªas de comunicaci¨®n con la V¨ªa de la Plata y mantener alejados del territorio a portugueses, templarios y santiague?os.
Nuestra siguiente etapa nos llevar¨¢ a tierras de Cazalla de la Sierra, un buen punto central de la ruta en el que poder hacer base y alojarse. Un buen sitio para hospedarse es la Posada del Moro.
Las Cuevas de Santiago, pr¨®ximas a la poblaci¨®n, ya nos hablan de que los cazadores primitivos del Neol¨ªtico eligieron esta zona para asentarse. En ¨¦poca romana la poblaci¨®n conocida como Calletum se convirti¨® en paso obligado de la Ruta de la Plata. Los visigodos y los ¨¢rabes le dieron el nombre de Castallam que significa ¡°ciudad fuerte¡±. Aparte de ser un pueblo con un encanto especial que invita a pasear y detenerse en cada uno de sus rincones, como, por ejemplo, junto al antiguo abrevadero octogonal o la fuente de los Leones en la plaza del Concejo, atesora multitud de interesantes edificios religiosos.
A lo largo del tiempo, Cazalla fue el lugar elegido por varios monarcas espa?oles para pasar all¨ª temporadas; alguno como refugio terap¨¦utico para su depresi¨®n ¡ªcomo es el caso de Felipe V, que arrastr¨® consigo a toda la Corte¡ª, otros, como lugar de cineg¨¦tico esparcimiento, como lo utilizaron Fernando VI, Carlos III y Pedro I El Cruel que, incluso, tuvo all¨ª su pabell¨®n de caza, justo en el mismo lugar que despu¨¦s ocupar¨ªa la Cartuja de la Concepci¨®n. Lleg¨® a recibir como insigne hu¨¦sped, en su faceta de recaudador de impuestos, al mism¨ªsimo Miguel de Cervantes. Siglos despu¨¦s de la llegada de tanto importante personaje, siguen apareciendo en la zona conocidas personalidades internacionales que llegan para descansar o desconectar en alguno de los grandes y exclusivos hoteles perdidos en los montes serranos; hoteles como, por ejemplo, Trasierra. Por las calles de Cazalla de la Sierra se dejan ver, de cuando en cuando, gente como Sarah Ferguson, Bono, Kate Moss o Rowan Atkinson.
Desde el siglo XV, Cazalla ha sido c¨¦lebre por sus vinos y aguardientes que en tiempos pasados llegaron a hacer surgir en la sierra sevillana una especie de nueva clase social, la de los hacendados, que crearon grandes casonas en la localidad, especialmente durante el siglo XVIII. A mediados del siglo pasado lleg¨® a haber en la poblaci¨®n m¨¢s de 40 f¨¢bricas de aguardiente que comercializaban su producto bajo la denominaci¨®n gen¨¦rica de Cazalla. Hoy solo quedan dos destiler¨ªas produciendo: Miura y, sobre todo, El Clavel, que ocupa en el pueblo un antiguo edificio con mucho sabor.
Aunque aqu¨ª hay varios establecimientos donde se come bien y se disfruta de la gastronom¨ªa de la zona, menci¨®n aparte merece Agustina, un peque?o restaurante que desde hace ya casi 20 a?os mantiene en el pueblo, contra viento y marea, una cocina imaginativa, honesta y sabrosa. Agustina es b¨¢sicamente cosa de Ra¨²l Alvear, un cocinero local autodidacta cuyo ¨²nico prop¨®sito no es otro que ¡°seguir haciendo cositas ricas y nuevas¡±. En plena Sierra Norte, muy alejado de grandes ciudades, Agustina fue hace ya m¨¢s de 12 a?os uno de los primeros restaurantes de la provincia de Sevilla en recibir una menci¨®n de la gu¨ªa Michelin. Hoy sigue manteniendo orgullosamente la distinci¨®n Bib Gourmand de la famosa gu¨ªa, que destaca a los restaurantes con una gran relaci¨®n calidad-precio. Alvear sabe que su elaborada cocina no es del gusto de tosos sus vecinos cazallenses; confiesa que el 95% de sus clientes son de fuera del pueblo. Estos son varios de los sugerentes platos que ofrece: puerro asado con gratinado de bechamel trufada, alcachofas confitadas rellenas de manitas de cerdo y setas, wok de verduras frescas con langostinos y rejos, muslo de pato horneado con salsa de melocot¨®n, bacalao confitado y gratinado con holandesa de albahaca¡.
Desde Cazalla de la Sierra hasta El Real de la Jara se recorre un ondulado y bonito campo lleno de dehesas de encinas y alcornoques. Este es el ¨²ltimo pueblo sevillano al noroeste de la provincia. En 1498, como agradecimiento por la lealtad y servicios prestados, la villa recibi¨® de los Reyes Cat¨®licos el fuero ¡°Real¡±, que, despu¨¦s, se incorporar¨ªa como top¨®nimo de la poblaci¨®n. Juntamente con Almad¨¦n de la Plata, El Real de la Jara forma parte de tres importantes rutas: la Ruta del Ib¨¦rico, la V¨ªa de la Plata y el Camino de Santiago. El municipio cuenta con la iglesia mud¨¦jar de San Bartolom¨¦ ¡ªcon magn¨ªfica portada¡ª, la ermita de los Remedios y, especialmente, con el castillo medieval del siglo XIV, que, desde un cerro cercano, domina el pueblo y buena parte del entorno circundante. El castillo es de planta trapezoidal, cuenta con ocho torres (tres de ellas semicirculares) y fue decisivo tanto para cristianos como para musulmanes en el control y defensa del territorio.
A escasamente 17 kil¨®emtros de El Real de la Jara se llega a Almad¨¦n de la Plata. El municipio debe su nombre a las minas de m¨¢rmol azul y, sobre todo, de plata que a lo largo de los siglos explotaron fenicios, griegos, romanos, musulmanes y cristianos. El n¨²cleo urbano tiene la estructura t¨ªpica de las poblaciones mineras, con las casas alineadas a lo largo de calles rectil¨ªneas. En ¨¦poca de dominaci¨®n ¨¢rabe fue cuando el yacimiento adquiri¨® la denominaci¨®n de Almadin, que podr¨ªamos traducir como ¡°el minero¡± o ¡°la mina¡±.
Aparte de los monumentos urbanos que merecen conocerse, entre los que destacan la iglesia de Santa Mar¨ªa de Gracia, la Torre del Reloj, los restos del antiguo castillo ¡ªhoy dependencias municipales¡ª; en sus inmediaciones se despliegan diferentes ¨¢reas mineras, arqueol¨®gicas, naturales y geol¨®gicas de alto inter¨¦s. En las canteras romanas, explotadas durante los siglos I y III, es posible apreciar todav¨ªa los huecos de la extracci¨®n de los bloques de m¨¢rmol, as¨ª como las marcas dejadas por los utensilios y herramientas utilizadas por los canteros. Tambi¨¦n hay que acercarse a la necr¨®polis de La Traviesa, una de las mayores necr¨®polis de la Edad de Bronce ¡ª2250 a 1000 a.C.¡ª del suroeste peninsular. En el terreno geol¨®gico y de parajes naturales, tampoco habr¨ªa que perderse el grupo de bellas cascadas del cercano arroyo Calzadilla. Y si se tienen ganas de hacer senderismo, conocer curiosas formaciones gran¨ªticas y tener la ocasi¨®n de ver fauna t¨ªpica de la zona, no estar¨ªa de m¨¢s visitar el Granito del Berrocal y su centro de visitantes.
Tras el viaje, queda m¨¢s que demostrado que la Sierra Norte de Sevilla es todav¨ªa uno de esos lugares donde uno puede disfrutar, sin prisas, ni aglomeraciones, de historia, cultura y pueblos con encanto, en medio de una naturaleza singular y cautivadora.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a la newsletter de El Viajero y encuentra inspiraci¨®n para tus pr¨®ximos viajes en nuestras cuentas de Facebook, X e Instagram.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.