Los pueblos m¨¢s bonitos de Segovia para estrenar el oto?o
Ayll¨®n, Pedraza, Sotosalbos, Tur¨¦gano, Maderuelo, La Granja... Rodados de pinares y bosques de hayas o perdidos en el m¨ªstico vac¨ªo de la campi?a, una selecci¨®n de villas y aldeas llenas de historia y paisajes que se llenan de color con la nueva estaci¨®n
El oto?o ti?e de dorados y rojizos las laderas de la cara norte de la sierra de Guadarrama. Pinares, bosques de robles, bosques de sabinas, de encinas y fresnedas cubren con su variada paleta muchos paisajes segovianos que invitan al paseo y a disfrutar del aire libre antes de que el fr¨ªo llegue para dejarnos al calor del fuego de las chimeneas.
Entre iglesias rom¨¢nicas, pueblos de colores, profundos ca?ones sobrevolados por buitres y milanos reales, batanes centenarios, et¨¦reos monasterios g¨®ticos y hasta palacios versallescos¡ estos son algunos de los mejores lugares en la provincia de Segovia para disfrutar de la nueva estaci¨®n.
Pedraza, un pueblo museo
Entre todos los pueblos segovianos, la amurallada Pedraza pasa por ser uno de los m¨¢s impresionantes, probablemente por lo bien conservado del conjunto y por su localizaci¨®n, encajada en lo alto de un meandro, casi inexpugnable. Por algo se ha utilizado como escenario de muchas pel¨ªculas y series ambientadas en la Edad Media. Guarda casi intacta su muralla, con su ¨²nico portal¨®n de entrada a la villa, y casi todos sus edificios antiguos, desde la c¨¢rcel del siglo XIII hasta el castillo, pasando por una emblem¨¢tica plaza Mayor entre soportales en los que se refugian sus famosos fogones.
Más información en la guía 'En ruta por Castilla y León. 25 rutas por carretera', de Lonely Planet y en lonelyplanet.es
Los madrile?os llenan sus calles y restaurantes los fines de semana para comer cochinillo o cordero, pero tambi¨¦n se puede aprovechar la escapada para conocer las numerosas rutas de senderismo que hay en sus alrededores, como por ejemplo la senda de las Tongueras (circular, de tres kil¨®metros) o la Ca?ada Real de Orejana (lineal, de tres kil¨®metros). En oto?o estos itinerarios est¨¢n particularmente bellos y desde lo alto del pueblo se contemplan tambi¨¦n los encajados ca?ones del r¨ªo rodeados por una densa vegetaci¨®n. Si hay posibilidad de evitar los fines de semana y acercarse cualquier otro d¨ªa, mucho mejor.
Riaza, una villa abrigada por las hayas
Al norte de la sierra de Ayll¨®n, al sureste de la provincia de Segovia, la villa de Riaza se promociona como ¡°el pueblo m¨¢s sano¡± de la zona. Sus calles empedradas, sus soportales de madera y unas casas con balcones de forja son la imagen t¨ªpica de esta localidad segoviana de poco m¨¢s de 2.000 habitantes, a la que no le faltan una torre campanario y muchas rutas por los alrededores para disfrutar de la oto?ada. Riaza est¨¢ situada en la Ca?ada Real Soriana, uno de los ejes de trashumancia m¨¢s importantes de la Pen¨ªnsula, y fue siempre un gran centro ganadero y de esquileo.
La excursi¨®n m¨¢s cercana desde Riaza es a la ermita de Hontanares, a solo cinco kil¨®metros del pueblo, donde hay un ¨¢rea recreativa y se celebran romer¨ªas. Desde all¨ª se puede subir al mirador de Pe?as Llanas, donde se divisan unas panor¨¢micas espectaculares. Y en el oto?o no hay nada tan espectacular como un hayedo de colores encendidos. Si vamos hacia Riofr¨ªo de Riaza se puede hacer una ruta entre bosques por la sierra de Ayll¨®n hasta el pueblo de Majaelrayo, ya en la provincia de Guadalajara, a trav¨¦s de la reserva natural del hayedo de la Pedrosa. Es uno de los bosques de hayas m¨¢s meridionales de Europa, con ¨¢rboles centenarios, retorcidos, cubiertos de musgo y l¨ªquenes, con un cierto aire de cuento de hadas. En oto?o sus hojas viran a todos los tonos del ocre y el rojo, todo un espect¨¢culo. Desde all¨ª, la panor¨¢mica que se aprecia es grandiosa, dominando el valle del r¨ªo Riaza, el embalse y el pueblo de Riofr¨ªo y otras villas de la comarca. Para los esquiadores, la SG-112 conduce desde Riofr¨ªo hasta la estaci¨®n de esqu¨ª de la Pinilla.
Navafr¨ªa, donde corre el agua y se bate el cobre
Otro de los pueblos de la falda de la sierra donde disfrutar del oto?o es Navafr¨ªa, en el noreste de la provincia. Antes de ponerse a caminar por alguno de los senderos que se adentran entre la vegetaci¨®n se puede visitar una joya de la arquitectura industrial: el martinete de Navafr¨ªa, un ingenio movido por una rueda hidr¨¢ulica, empleado para batir el cobre con el que se fabricaban ollas y calderos, que estuvo en funcionamiento hasta 1997. Se dice que cuando estaba en marcha el ruido era tan atronador que hac¨ªa vibrar el suelo. Hoy es un museo etnogr¨¢fico donde se pueden ver todos los ¨²tiles que empleaban los artesanos, la fragua, algunas de sus obras y tablillas con notas.
El otro rinc¨®n de obligada visita aqu¨ª es el ¨¢rea recreativa del Chorro de Navafr¨ªa, un extenso pinar en el que una peque?a ruta circular de 30 minutos lleva hasta una cascada donde el agua se desliza a trav¨¦s de un tobog¨¢n natural de 20 metros. Y adentr¨¢ndose en la sierra, hay otras muchas rutas y senderos por estos montes a orillas del r¨ªo Cega, como la senda de los Pescadores. Una de las m¨¢s bonitas es la que lleva desde el puerto de Navafr¨ªa hasta el pico del Nevero (circular, de 12,2 kil¨®metros), a 1.773 metros de altitud, donde Segovia y Madrid se dan la mano.
De Sotosalbos a Tur¨¦gano siguiendo el r¨ªo Pir¨®n
Sotosalbos es otra de las paradas t¨ªpicas de lo que muchos conocen como la Costa del Cordero, una ruta de asadores a lo largo de la N-110, que corre a los pies de la falda del Guadarrama. En Sotosalbos, por ejemplo, se concentran unos cuantos restaurantes, aunque su principal reclamo es la magn¨ªfica iglesia de San Miguel Arc¨¢ngel, del siglo XII, una de las iglesias m¨¢s bellas del rom¨¢nico rural de la provincia, con una bell¨ªsima galer¨ªa porticada con sus capiteles y canecillos tallados que aparece en todos los libros de arte.
En el siglo XIV, Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, ya citaba este pueblo serrano en su Libro de buen amor. El aroma serrano del pueblo se transmite a todo su entorno, y se agradece incluso la cuidada arquitectura de las nuevas construcciones que han sabido salvaguardar la autenticidad del lugar.
Estamos en el valle del Pir¨®n, un r¨ªo que tambi¨¦n nace en la falda norte de la sierra de Guadarrama y corre hacia las llanuras de la meseta norte entre hoces y ca?ones. Es una zona que invita a recorrer ca?adas o hacer senderismo por el valle que surca su cauce, enca?onado en algunos tramos por paredes de roca caliza y en donde puede contemplarse un aut¨¦ntico paisaje k¨¢rstico. La ruta tambi¨¦n atraviesa pueblos peque?os que, en su mayor¨ªa, tienen un aire medieval muy bien conservado, como La Cuesta o Tenzuela.
Y al final del camino est¨¢ Tur¨¦gano, entre pinares y campi?as, presidido por la plaza de los Cien Postes, porticada y empedrada, desde donde se domina la vista de la iglesia fortaleza del poderoso obispo Arias D¨¢vila (1436-1497). Uno se siente en la Edad Media entre rincones hist¨®ricos, tiendas de antig¨¹edades, asadores y comercios tradicionales que contin¨²an en activo desde hace varias generaciones.
Maderuelo, el guardi¨¢n de la frontera
En la frontera casi con las provincias de Burgos y Soria, la villa amurallada de Maderuelo aparece en lo alto de un cerro en forma de espol¨®n, dominando el embalse de Linares del Arroyo. Ya en el siglo X controlaba el paso del r¨ªo por el antiguo puente medieval, que asoma sus cinco ojos cuando baja el nivel de las aguas. A sus pies queda la ermita rom¨¢nica de La Vera Cruz, del siglo XII, restaurada con reproducciones de los maravillosos frescos rom¨¢nicos que actualmente se exponen en el Museo del Prado, en Madrid.
Arriba, en el pueblo, el paseo es una delicia entre iglesias rom¨¢nicas, como la de San Miguel y Santa Mar¨ªa, todo ello en un reducido espacio protegido por su muralla. Por sus calles se pueden contemplar casas nobles con s¨ªmbolos templarios tallados en piedra que nos llevan hasta el torre¨®n que fue el antiguo castillo. Abajo, el embalse de Linares y las hoces del r¨ªo Riaza, un parque natural que con sus encinas, robles y sabinas, se convierten en un escenario ¨²nico para pasear en oto?o. En el interior del parque, el Refugio de Rapaces de Montejo de la Vega se hizo famoso por los documentales de F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente.
Ayll¨®n, Madriguera y los pueblos de colores
Ayll¨®n es otra de esas villas medievales segovianas que tanto atraen a los madrile?os los fines de semana. El entorno es privilegiado y tanto su plaza Mayor empedrada como su iglesia de San Miguel hablan de su historia. Otra visita imprescindible son Los Paredones, los restos de la muralla ¨¢rabe en lo alto del cerro.
Estamos en una zona de pueblos singulares, los llamados pueblos rojos, amarillos y negros de Segovia, entre Riaza y Ayll¨®n. Aqu¨ª se concentran aldeas como Villacorta, Becerril, Serrac¨ªn, Madriguera, El Muyo o El Negredo, que deben sus llamativos colores a las piedras con las que est¨¢n construidos. Est¨¢n rodeados por una vegetaci¨®n que en oto?o a?ade todav¨ªa m¨¢s color al paisaje.
Alquit¨¦ es el principal de los municipios amarillos, rodeado de un extenso bosque aut¨®ctono, mientras que Villacorta luce un intenso color rojo sangre, que parece ¨®xido pero que se debe a las arcillas y los compuestos de hierro. Para conocer un pueblo negro podemos ir a Becerril, que, junto a El Muyo o Serrac¨ªn, ha empleado la pizarra para proteger tejados y fachadas. En conjunto son aldeas poco habitadas pero rodeadas por rutas de senderismo.
La Granja y Valsa¨ªn, oto?o versallesco
Si hay un lugar donde el oto?o se ti?e de un color especial es en los jardines del Palacio de La Granja de San Ildefonso. Casta?os de Indias, robles, fresnos, sauces, cerezos, olmos, tilos, arces, secuoyas gigantes¡ El resultado es un conjunto de tonalidades maravillosas y todo ello entre las 26 fuentes monumentales que adornan los jardines de este palacio del siglo XVIII que tuvo su inspiraci¨®n en el Versalles del rey franc¨¦s Luis XIV.
A tres kil¨®metros de La Granja esperan Valsa¨ªn y la pradera de Navalhorno. Eran estos mismos bosques los que los reyes castellanos sol¨ªan frecuentar para cazar, pero fue Felipe V, el primer Borb¨®n, quien eligi¨® La Granja como retiro y construy¨® un impresionante palacio de verano. En el pueblo de La Granja hay otros muchos lugares de evocaci¨®n borb¨®nica, como la Real F¨¢brica de Cristales, en el mismo pueblo, o el cercano palacio rosa de Riofr¨ªo, antiguo pabell¨®n real de caza que se alza solitario en mitad de un viejo bosque de fresnos, robles y encinas de 500 hect¨¢reas limitado por un muro de piedra y poblado por manadas de ciervos y gamos. En oto?o los venados est¨¢n especialmente activos y es famosa su berrea. Una senda sencilla para disfrutar de la visita a este palacio es la del Mirador.
Sep¨²lveda y el Durat¨®n
Sep¨²lveda ocupa un lugar especial en la lista de los pueblos m¨¢s atractivos de Castilla y Le¨®n y tambi¨¦n en la lista de los lugares donde disfrutar de la llegada del oto?o. Es una de esas villas de aires medievales, con calles de piedra e iglesias rom¨¢nicas, a la que muchos llegan solo para comer lechazo o cochinillo en alguno de sus restaurantes, mientras que otros lo hacen para acercarse a las famosas hoces del Durat¨®n, un parque natural en el que la gente se anima a hacer senderismo o kayak, contemplando los buitres leonados, ¨¢guilas y halcones que anidan y vuelan por la zona.
En oto?o el fondo de las hoces adquiere unos tonos dorados y verdes de alisos, sauces, ¨¢lamos, olmos y fresnos, y hay multitud de paseos por la zona para disfrutar de este entorno. Amarillos, naranjas y marrones se alternan junto al r¨ªo, como una cortina de colores.
El acceso a las hoces se suele hacer desde los pueblos de Seb¨²lcor y Villaseca, acerc¨¢ndonos a la ermita de San Frutos, que sobre una enorme pe?a se asoma al Durat¨®n mientras los buitres leonados ¨Daqu¨ª habita una la mayores colonias de Europa¨D sobrevuelan la zona. Otro lugar incre¨ªble en el parque natural de las Hoces del Durat¨®n es el convento de la Hoz, en ruinas. Est¨¢ junto al r¨ªo, casi invisible a no ser que nos acerquemos para asomarnos hacia el fondo de las hoces. A pie solo se puede acceder a ¨¦l cuando el r¨ªo lleva poco caudal y siempre teniendo much¨ªsimo cuidado. De todas formas, resultan impresionantes sus vistas desde la parte alta de ambas orillas y tambi¨¦n desde el agua. Son muchos los que se acercan en piragua para verlo de cerca.
Barrio de San Lorenzo y valle del Eresma
En la misma Segovia, a un paso del centro, hay rincones que hacen sentir al viajero muy lejos de la ciudad. Uno de los lugares m¨¢s bellos de Castilla y Le¨®n es el valle del Eresma, en el tramo que arropa la capital en forma de cintur¨®n verde, dejando en lo alto la silueta fant¨¢stica del Alc¨¢zar, casi de cuento de hadas. Solo hay que acercarse al barrio de San Lorenzo para sentirnos en un pueblo: con su plaza Mayor en torno a una iglesia rom¨¢nica y rodeada de casas con entramados de madera. Desde all¨ª se puede caminar por el sendero junto a la carretera que lleva al convento de Santa Cruz la Real (hoy sede de la Universidad IE); a la Real F¨¢brica de Moneda que cre¨® Felipe II, o dar un paseo siguiendo la senda del r¨ªo y acercarse hasta San Marcos, otro barrio con aire de pueblo donde descubrir algunos sitios m¨¢gicos, como el delicioso jard¨ªn Romeral de San Marcos. Un paseo que es un lujo para los sentidos, arropados por todos los colores de la vegetaci¨®n de ribera t¨ªpica de la zona que en estos d¨ªas se ti?e de todos los colores. Tres visitas que son un broche de oro: el monasterio del Parral, construido por Enrique IV en el siglo XV; la iglesia de la Veracruz, templo rom¨¢nico de planta dodecagonal, del siglo XIII, asociada a los templarios y a los caballeros de la orden del Santo Sepulcro, y el santuario de Nuestra Se?ora de la Fuencisla, desde sus merenderos la mirada se escapa en escorzo hacia el alc¨¢zar, en una imagen de postal que casi no parece real.
Pasear por las orillas del r¨ªo Eresma es un lujo y una delicia para los sentidos en cualquier ocasi¨®n, pero en oto?o es especialmente impactante por los colores que toma la vegetaci¨®n de ribera t¨ªpica de la zona. Un paseo que nos transportar¨¢ a otro lugar muy cerca de all¨ª es el paseo de la alameda del Parral que enlaza con la senda de los Molinos, un paseo verde, silencioso, que muchos desconocen y que completa cualquier visita a la Segovia monumental.
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