Miradores, paisajes volc¨¢nicos, lagartos y otras razones para enamorarse de El Hierro
Del m¨ªstico ¨¢rbol garo¨¦ al Ecomuseo de Guinea y el Lagartario, con paradas en la coqueta villa de Valverde y las piscinas atl¨¢nticas de aguas turquesas de la isla canaria
Acariciada por el oc¨¦ano Atl¨¢ntico y declarada geoparque mundial de la Unesco, la isla de El Hierro sigue siendo un destino perfecto para una escapada. Asombra su belleza, con bosques de laurisilva, laderas cubiertas de flores salvajes, ¨¢rboles vencidos por el viento en un quiebro casi imposible, calas soleadas bajo anfiteatros de lava, silenciosos senderos que se adentran en asombrosos paisajes volc¨¢nicos y todo un mundo esculpido por las fuerzas de la naturaleza.
Una serie, Hierro, consigui¨® hace unos a?os la mejor tarjeta de presentaci¨®n de esta original isla canaria e incluso la puso de moda como destino tur¨ªstico. Con una fotograf¨ªa hipn¨®tica, los paisajes parec¨ªan sacados de otro planeta. ?D¨®nde estaba aquello? Pues ah¨ª est¨¢n: en la isla espa?ola m¨¢s remota, la m¨¢s alejada de la Pen¨ªnsula y del continente africano, casi descolgada, como alej¨¢ndose en el Atl¨¢ntico camino de Am¨¦rica. Sus paisajes volc¨¢nicos, su aislamiento y su peculiar cultura son razones m¨¢s que suficiente para visitar la isla. Pero hay muchas m¨¢s.
Más información en la nueva guía El Hierro de cerca de Lonely Planet y en www.lonelyplanet.es.
El garo¨¦, el ¨¢rbol que llora
En medio de los paisajes volc¨¢nicos envueltos en brumas que son se?a de identidad de la isla, encontramos uno de sus emblemas m¨¢s originales: el m¨ªstico garo¨¦, un tilo que para los bimbaches (antiguos pobladores de El Hierro) era un ¨¢rbol milagroso creador de agua. Hace mucho que se sabe que la presencia de agua fresca se debe a un curioso fen¨®meno meteorol¨®gico cerca del majestuoso ¨¢rbol: la lluvia horizontal.
El garo¨¦ sagrado est¨¢ a tres kil¨®metros al norte de la localidad de San Andr¨¦s, entre los terrenos m¨¢s antiguos de la isla. Hay que bajar por un empinado camino por las faldas del macizo de Ajonce para llegar hasta el ¨¢rbol, rodeado de ingeniosas piscinas naturales creadas por los antiguos bimbaches aprovechando la singular geograf¨ªa de la zona, con sus suelos porosos impermeables que permiten la acumulaci¨®n del agua. As¨ª, cuando el mar de nubes sube por el barranco, se condensa al entrar en contacto con las hojas del ¨¢rbol, condensando el agua pura que cae y se almacena en los hoyos.
En realidad, el ¨¢rbol original fue destruido por un hurac¨¢n en el siglo XVII y durante siglos la zona qued¨® abandonada, hasta que en 1949 se plant¨® el joven tilo que ahora descansa a la sombra entre las brillantes albercas, con su tronco inclinado. El ¨¢rbol es ahora uno de los reclamos tur¨ªsticos de la isla, pero el encanto de acercarse hasta el garo¨¦ est¨¢, sobre todo, en explorar los paisajes rurales que lo rodean, la zona protegida del Ventej¨ªs, con sus muros de piedra. Hay incluso una ruta espectacular, la Ruta del Agua, que pasa por el garo¨¦ en su itinerario circular desde San Andr¨¦s.
El Julan, los grabados en piedra de los antiguos bimbaches
Un magn¨¦tico mar de lava fluye desde el pico Malpaso, en el coraz¨®n de la isla, hasta la costa sur, donde se adentra en el oc¨¦ano Atl¨¢ntico. Es lo que se conoce como El Julan. Y all¨ª, esculpidos en la colada volc¨¢nica por los antiguos moradores de la isla, se encuentran los misteriosos petroglifos geom¨¦tricos de El Julan, que son uno de los grabados rupestres m¨¢s importantes del archipi¨¦lago canario. No se conoce todav¨ªa su significado pero pueden servirnos de excusa para una interesante excursi¨®n a la zona arqueol¨®gica y a su museo.
Como cuentan en el moderno Centro de Interpretaci¨®n, estos grabados l¨ªbico-bereberes eran ya conocidos por los pastores herre?os antes de que a finales del siglo XIX fueran descubiertos oficialmente por el sacerdote Aquilino Padr¨®n y su hermano Gumersindo. Al carecer de elementos ¨¢rabes, se piensa que son anteriores al siglo VII, cuando se produjo la conquista ¨¢rabe del Magreb. En el Centro de interpretaci¨®n se pueden ver r¨¦plicas en resina y conocer su significado y todo lo que hasta el momento se sabe sobre ellos, y, ya de paso, sobre la vida y la cultura bimbache. El Centro est¨¢ a unos ocho kil¨®metros del pueblo de El Pinar, con unas magn¨ªficas vistas sobre la costa sur de la isla.
Los petroglifos originales se pueden ver en la zona arqueol¨®gica, en el anfiteatro volc¨¢nico que rodea el centro de interpretaci¨®n, de acceso restringido. Fueron tallados en las coladas de lava con lascas de basalto, usando la t¨¦cnica del picado. Para preservarlos, solo se puede visitar como parte de una ruta guiada, que se debe reservar con al menos un d¨ªa de antelaci¨®n. La excursi¨®n se puede hacer a pie, en todoterreno o en una combinaci¨®n de ida por el sendero y vuelta en veh¨ªculo.
Y para completar la excursi¨®n, nada mejor que asomarse al mirador de El Julan, un aislado mirador al que se llega por una sinuosa carretera. Desde all¨ª, se extiende una de las cuestas de lava m¨¢s extensas del mundo, que baja hasta el mar de las Calmas, con las vistas al fondo de la cala de Tacor¨®n y los volcanes de La Restinga.
Valverde, una capital en miniatura
Sobre una colina, a casi 600 metros de altitud, Valverde es la ¨²nica capital canaria que no est¨¢ situada a orillas del mar aunque tiene unas vistas espectaculares del Atl¨¢ntico, la isla de la Gomera y, en d¨ªas despejados, incluso del Teide (Tenerife). Es una poblaci¨®n tranquila, de apenas unos 5.000 habitantes, que antes de la llegada de los castellanos (en 1405) ya era un asentamiento bimbache conocido como Amoco. Desde entonces, es la principal localidad de El Hierro.
La villa tiene un gran encanto, t¨ªpicamente herre?o, con empinados callejones bordeados por casas pintadas en tonos pastel, piedra volc¨¢nica y bancales de cultivo. Recorrerla a pie invita a disfrutar de todo el encanto isle?o y a pararse ante algunos edificios llamativos, como la impresionante iglesia de la Concepci¨®n, con una fachada neobarroca, un campanario de estilo morisco y un sencillo artesonado mud¨¦jar de madera de tea de pino, o el Ayuntamiento, frente a la iglesia, con su cl¨¢sica arquitectura canaria, rematada en piedra volc¨¢nica. A sus pies, desde la plaza del Cabildo, se abre la magn¨ªfica vista del Atl¨¢ntico. Nos queda darnos un paseo por la calle principal, la del Doctor Quintero, con sus elegantes edificios encalados de aire herre?o, animadas cafeter¨ªas y restaurantes y peque?as tiendas.
Tres visitas pueden ser las claves para terminar de conocer Valverde. Por un lado, el museo Etnogr¨¢fico de la Casa de las Quinteras, que celebra la tradici¨®n artesanal de la isla, desde la alfarer¨ªa aborigen hasta la m¨¢s reciente industria del tinte. Es una curiosa casa del siglo XIX construida en piedra volc¨¢nica, en el barrio alto de Tesine, que fue el hogar de las hermanas Quintero, hoy convertida en museo. Se pueden ver desde antiguos telares hasta cer¨¢mica aborigen, y las exposiciones recuerdan la vida rural herre?a y su larga tradici¨®n artesanal, haciendo hincapi¨¦ en su especial car¨¢cter autosuficiente debido al aislamiento de la isla. Es tambi¨¦n un buen sitio para comprar algo de artesan¨ªa herre?a si buscamos un recuerdo: tejidos de lana, delicados bordados, cer¨¢mica de Guarazoca, piezas de madera tallada de Frontera y otras curiosidades elaboradas a mano que solo se encuentran aqu¨ª o en algunos de los mercadillos semanales de Frontera y Valverde.
Una segunda visita puede ser la cueva de Lemus, ubicada en un extremo de la ciudad es una peque?a gruta que recuerda la primera visita de la Virgen de los Reyes a la villa de Valverde en 1614. Un grupo de pastores, desesperados por la intensa sequ¨ªa, trasladaron la imagen hasta aqu¨ª desde La Dehesa, dando lugar a la famosa Bajada de la Virgen que a¨²n se celebra cada cuatro a?os en julio, y al popular Camino de la Virgen que cruza El Hierro.
La tercera visita puede ser gastron¨®mica, por ejemplo, a la f¨¢brica de quesadillas Adri¨¢n Guti¨¦rrez e Hijas. Preparada en forma de flor, con el famoso queso de la isla como ingrediente estrella, la quesadilla es el dulce m¨¢s t¨ªpico de El Hierro. Fue en esta f¨¢brica de Valverde, pintada de amarillo vivo, donde se cre¨® la receta original en 1900. A¨²n se elabora aqu¨ª de forma artesanal en horno de le?a, bajo la direcci¨®n de la familia de los fundadores Adri¨¢n Guti¨¦rrez y Encarnaci¨®n Padr¨®n.
Que mejor que una quesadilla familiar reci¨¦n sacada del horno con su hojaldre crujiente para disfrutar en familia, con los amigos o con desconocidos.
Posted by Quesadillas Adri¨¢n Guti¨¦rrez e Hijas on Wednesday, June 13, 2018
Las Playas, un maravilloso anfiteatro al Atl¨¢ntico
En El Hierro decir ¡°Las Playas¡± no es hablar de todos los arenales de la isla, sino que se refiere a un lugar muy concreto: un espectacular anfiteatro de lava que se desploma hacia el Atl¨¢ntico en la costa oriental. Declarado Monumento Natural, el asombroso escarpe de Las Playas abarca desde la orilla atl¨¢ntica del sudeste de El Hierro hasta los tupidos pinares a m¨¢s de 1.000 metros de altitud en la cima del risco. Son nueve kil¨®metros de tranquilo litoral que van desde el roque de La Bonanza hasta el elegante parador de El Hierro, entre inmensos paisajes volc¨¢nicos protegidos, pasando por una de playas m¨¢s extensas de la isla
El Roque de la Bonanza es uno de los elementos geogr¨¢ficos m¨¢s emblem¨¢ticos de la isla, una curiosa formaci¨®n rocosa, de origen volc¨¢nico y 200 metros de altura, que ha sido esculpida en forma de arco durante siglos por la fuerza del viento y el oc¨¦ano. La playa del Pozo discurre a lo largo del pie del risco de Las Playas; un delicioso arenal de piedra volc¨¢nica con un ¨¢rea recreativa y una pasarela de roca que termina en una escalera que baja hasta el Atl¨¢ntico.
Para los amantes del senderismo, se puede llegar hasta aqu¨ª por el Camino de Isora, que sigue en parte una antigua ruta de mulas que usaban los habitantes del pueblo de Isora para llegar a la zona baja del valle de Las Playas, donde recog¨ªan agua. Es un duro y empinado trazado circular de 15 kil¨®mentros.
Y en la punta sur de Las Playas encontramos el parador de El Hierro, envuelto entre palmeras, acantilados y jardines de aloe vera. Se construy¨® en los a?os setenta en un estilo colonial, con paredes encaladas y los t¨ªpicos balcones de madera. Adem¨¢s, tiene uno de los mejores restaurantes de la isla y una tranquila terraza para tomar algo con vistas al mar.
Mirador de la Pe?a: la creaci¨®n herre?a de C¨¦sar Manrique
Uno de los mayores placeres de El Hierro es perderse caminando entre sus singulares paisajes volc¨¢nicos. La isla tiene 15 senderos oficiales se?alizados, que suman algo m¨¢s de 250 kil¨®metros y a menudo aprovechan antiguas rutas usadas por los herre?os desde hace siglos, las tradicionales mudadas o las peregrinaciones religiosas, atravesando entre la niebla los bosques de laurisilva hasta los acantilados costeros.
En estos caminos nos encontraremos rincones extraordinarios y, sobre todo, vistas a¨²n m¨¢s extraordinarias, como las del mirador de la Pe?a, sin duda el balc¨®n m¨¢s privilegiado de la isla, creado por el gran artista lanzarote?o C¨¦sar Manrique en la costa norte, a 700 metros de altitud sobre el escarpado valle de El Golfo. Desde las pasarelas de roca que rodean el original edificio de piedra volc¨¢nica se observa la enorme pared curva de El Golfo, con su irregular costa volc¨¢nica, sus plantaciones plataneras, los roques de Salmor y los pueblos de Las Puntas, Tigaday y Los Llanillos a sus pies. Enormes ventanales ba?an de luz natural el blanqueado sal¨®n del restaurante del mismo nombre, donde una serie de columnas volc¨¢nicas rodean un frondoso jard¨ªn interior y un lagarto de colores decora la pared. En este restaurante, en el sal¨®n dise?ado tambi¨¦n por Manrique, se puede probar el producto m¨¢s fresco de la isla con un punto de creatividad. Es perfecto tambi¨¦n para un caf¨¦ o una copa de vino en la terraza al borde del acantilado, con fant¨¢sticas vistas de El Golfo.
Y en lo alto de todo, la ermita, tambi¨¦n labrada en la pared volc¨¢nica, un kil¨®metro al sur del mirador de la Pe?a. Es una iglesia muy sencilla que venera a la Virgen que, seg¨²n la tradici¨®n, proteg¨ªa los peligrosos caminos que hist¨®ricamente daban acceso al valle de El Golfo, entre ellos, el de Tibataje, hoy en d¨ªa cerrado debido a su enorme dificultad.
Otras miradas espectaculares al Atl¨¢ntico
El de la Pe?a no es el ¨²nico mirador de la isla. Casi todos son espectaculares. Como el de Jinama, con unas espectaculares vistas del cautivador anfiteatro volc¨¢nico de El Golfo, con un vertiginoso voladizo que sobresale hacia el precipicio desde una estructura de hormig¨®n y piedra bas¨¢ltica integrada en el entorno natural. A su lado se encuentra la peque?a ermita de la Caridad, de color amarillo mango. El mirador marca el punto m¨¢s alto del Camino de Jinama, el antiguo sendero de mudada entre El Golfo y el la cordillera del centro de la isla, hoy una de las rutas estrella de senderismo de El Hierro.
El observatorio de Malpaso, en el pico m¨¢s elevado de la isla, con 1.501 metros de altitud, mira tambi¨¦n sobre la depresi¨®n de El Golfo y en d¨ªas claros se puede ver La Palma en el horizonte. Tambi¨¦n se ve La Palma desde el mirador de La Llan¨ªa, ventoso y espectacular, en un escarpe que se desploma hasta El Golfo.
Hacia el otro lado de la isla, el mirador de Isora es un fabuloso conjunto de terrazas sobre la depresi¨®n de Las Playas, a unos 800 metros de altura, descendiendo en curva hasta la orilla atl¨¢ntica y el Roque de la Bonanza. El espacio fue renovado en 2021 por el artista canario Tomaso Hern¨¢ndez, incorporando una serie de terrazas de roca volc¨¢nica en la ladera, fragantes jardines aut¨®ctonos y motivos florales forjados en hierro. Hay varias rutas de senderismo que pasan por aqu¨ª, incluido el dif¨ªcil camino de Isora.
Las piscinas atl¨¢nticas de El Golfo
La costa escabrosa de El Hierro es una verdadera joya, con piscinas naturales, arenales perdidos entre coladas de lava, playas de arena negra y asombrosas bah¨ªas entre acantilados. Pero, sin duda, una de las propuestas m¨¢s interesantes y originales de la escarpada e inaccesible costa son las pozas naturales de agua salada, las conocidas como piscinas atl¨¢nticas. Hay varias y muy diferentes, desde lagunas marinas con duchas, sombrillas, merenderos y animados chiringuitos hasta pozas solitarias en las que olvidarse del mundo. El mejor momento para disfrutarlas es con marea baja, ya que con pleamar las corrientes oce¨¢nicas pueden ser peligrosas.
La reina de las piscinas naturales herre?as es la de La Maceta, una encantadora poza cinco kil¨®metros al norte de Tigaday compuesta por tres piscinas de cristalina agua color turquesa que relucen al pie del acantilado, con diferentes profundidades, accesibles por escaleras. Adem¨¢s, tienen duchas, ba?os, un chiringuito-restaurante, una terraza para tomar el sol y una sombreada zona de p¨ªcnic y barbacoa. Las vistas de la costa son una maravilla y un precioso sendero de 2,5 kil¨®metros conecta con el vecino pueblo pesquero de Las Puntas.
En El Golfo, el Charco de los Sargos es una tranquila colecci¨®n de piscinas de lava con agua de color esmeralda a las que se accede por una serie de pasarelas de madera y escaleras volc¨¢nicas. Y el Charco Azul es famoso por sus llamativas formaciones volc¨¢nicas esculpidas por la lava y la erosi¨®n del oc¨¦ano a lo largo de los siglos.
Viajamos al sur de la isla para encontrarnos la zona de ba?o de Tacor¨®n, en el coraz¨®n del malpa¨ªs, a nueve kil¨®metros al noroeste de La Restinga. La tranquila cala de Tacor¨®n es un peque?o para¨ªso en el llamado mar de las Calmas: los acantilados de lava rojiza caen en cascada hasta las aguas color turquesa y una serie de pasarelas de terracota y escaleras met¨¢licas bajan directamente al agua. Muchas de las escuelas de buceo de La Restinga ofrecen aqu¨ª inmersiones y alquiler de kayaks y un chiringuito espera junto a la playa, de arena negra.
Cerca de Valverde, en el norte, la tranquila piscina natural del Tamaduste es otra bella laguna color turquesa, y uno de los m¨¢s deliciosos lugares para darse un ba?o en El Hierro, con sombrillas bajo palmeras y escaleras que bajan directamente a la bah¨ªa atl¨¢ntica desde pasarelas de madera. Alrededor se extienden las t¨ªpicas casas blanqueadas del antiguo pueblo pesquero de Tamaduste, en medio de los paisajes lunares de la costa noreste y hoy lugar de veraneo por excelencia.
Otro de los ba?os m¨¢s exquisitos es el de La Caleta, a cuatro kil¨®metros de Valverde, en las piscinas de agua salada o en el mismo oc¨¦ano. Un peque?o paseo mar¨ªtimo bordea esta serena aldea costera. Sus tres maravillosas piscinas saladas se han construido en el rocoso litoral junto al Atl¨¢ntico; tambi¨¦n tiene una serie de escaleras para sumergirse en el oc¨¦ano, donde se puede bucear con tubo. Bajando los escalones de piedra volc¨¢nica inmediatamente al este se ver¨¢n restos de varios grabados rupestres de ¨¦poca bimbache.
La solitaria belleza del mar de las Calmas
La costa sur de la isla se conoce como mar de las Calmas por las pac¨ªficas y solitarias olas que ba?an sus costas, desde La Restinga al aislado faro de Orchilla. Espectaculares cascadas de lava y ¨¢ridos conos volc¨¢nicos dominan el paisaje de la zona, dando paso a los vi?edos, olivares y huertos frutales en lo alto, en la zona de El Pinar y los tradicionales pueblos de Taibique y Las Casas. Un refrescante ba?o, una salida de buceo o una ruta en kayak desde La Restinga son algunas de las atracciones de cualquier visita a la isla.
La reserva marina del entorno de la Punta de La Restinga-Mar de las Calmas protege 1.180 hect¨¢reas de aguas atl¨¢nticas conocidas por su enorme biodiversidad, con profundidades de hasta 300 metros y rocosos fondos marinos que albergan curiosos habitantes subacu¨¢ticos. A la vez, su existencia (y las restricciones que conlleva) impulsa la pesca artesanal sostenible y el buceo responsable. Bajo las aguas tropicales se esconde una riqu¨ªsima variedad de vida: muriones, gallos, morenas, barracudas, grandes meros, langostas herre?as, camarones y corales, adem¨¢s de tortugas, mantas y tiburones ballena. Tambi¨¦n pueden aparecer delfines y cet¨¢ceos, como los cachalotes y los poco conocidos zifios. La mejor forma de conocer las maravillas subacu¨¢ticas del mar de las Calmas es en una excursi¨®n de buceo desde La Restinga. De all¨ª tambi¨¦n zarpan excursiones en barco, a menudo con opci¨®n de buceo con tubo.
Un viaje al pasado en el Ecomuseo de Guinea y el Lagartario
Muchos han o¨ªdo hablar del legendario lagarto gigante de El Hierro. Se puede ir al encuentro de esta especie end¨¦mica en El Golfo donde, adem¨¢s, est¨¢ uno de los mejores yacimientos arqueol¨®gicos de la isla. Fue habitado hace siglos por los bimbaches antes de convertirse en un asentamiento castellano tras la conquista del siglo XV y, finalmente, quedar abandonado a mediados del siglo pasado. El Ecomuseo de Guinea es un centro pionero que acoge tambi¨¦n el proyecto de recuperaci¨®n del lagarto de Salmor, el reptil gigante de El Hierro que hasta hace unas d¨¦cadas se cre¨ªa extinguido.
El ecomuseo est¨¢ formado por una curiosa colecci¨®n de 20 antiguas viviendas de piedra volc¨¢nica (hoy restauradas con materiales originales) de entre los siglos XVII y mediados del XX, aunque anteriormente existi¨® aqu¨ª un poblado ind¨ªgena. Un paseo (guiado) por sus calles de piedra ofrece un viaje por la historia y las costumbres de los diversos habitantes de la isla a lo largo de los a?os. Las casas, con sus vigas de madera y robustos muros de piedra, conservan muebles originales, piezas arqueol¨®gicas, jardines de cultivo y utensilios cotidianos. Adem¨¢s, se puede visitar un tubo volc¨¢nico subterr¨¢neo de 90 metros, uno de los llamados juaclos, en el que originalmente viv¨ªan los bimbaches.
Ubicado junto al yacimiento arqueol¨®gico, el Centro de Recuperaci¨®n del Lagarto Gigante de El Hierro muestra el trabajo del equipo encargado de reintroducir el amenazado lagarto gigante de El Hierro (Gallotia simonyi) en la naturaleza. Estos reptiles end¨¦micos, completamente inofensivos, pesan alrededor de 700 gramos, miden hasta 60 cent¨ªmetros de longitud y pueden vivir cerca de 20 a?os en libertad. Hacia la d¨¦cada de los cuarenta se pens¨® que se hab¨ªan llegado a extinguir, pero en los setenta se descubri¨® una peque?a colonia en la casi inaccesible Fuga de Gorreta, encima de El Golfo, y en 1985 se puso en marcha el plan de recuperaci¨®n. Hoy, unos 400 ejemplares viven en libertad en El Hierro, sobre todo en el roque Chico de Salmor y la Fuga de Gorreta, y se pueden observar algunos ejemplares en el lagartario.
La Bajada: la fiesta grande
Cada cuatro a?os, los herre?os celebran el primer s¨¢bado de julio desde 1745 su gran fiesta: la Bajada. Para ellos es un acontecimiento casi sagrado, y participa pr¨¢cticamente toda la poblaci¨®n. Escondida entre la naturaleza se halla la sagrada ermita de la Virgen de los Reyes, dedicada a la patrona de los herre?os. Toda la isla se re¨²ne para presenciar o participar en esta enorme romer¨ªa de 28 kil¨®metros, que traslada la imagen de la patrona en un palio desde su santuario en La Dehesa hasta la iglesia de Nuestra Se?ora de la Concepci¨®n, en Valverde, por el famoso Camino de la Virgen, acompa?ada por grupos de bailarines vestidos de blanco y el ritmo del tambor herre?o, con relevos en las rayas (lindes) de los distintos pueblos a lo largo del recorrido. Durante el resto del mes, la virgen visita las localidades de la isla, antes de volver a su hogar entre las brumosas laderas de La Dehesa a principios de agosto.
El escenario principal es el aislado, deshabitado y ventoso extremo oeste de El Hierro, dominado por salvajes paisajes cubiertos de conos volc¨¢nicos, coladas de lava y arenas negras o rojas, pero tambi¨¦n de sabinas retorcidas por el viento, fuertes arbustos y antiguas cancelas que desvelan su papel tradicional como zona de pastoreo.
No hay transporte p¨²blico en esta parte de la isla, y la ¨²nica manera de visitarla es contar con un veh¨ªculo propio. Tambi¨¦n se puede descubrir la zona a pie, por el sendero GR131 (entre otros), que coincide en gran parte con el famoso Camino de la Virgen. En un maravilloso entorno natural, con vistas al reluciente Atl¨¢ntico, se alza la peque?a ermita hogar de la venerada patrona de la isla, que socorri¨® de forma milagrosa a los herre?os durante ¨¦pocas pasadas de sequ¨ªa. El sencillo templo que hoy aguarda al peregrino data del siglo XVIII, aunque aqu¨ª exist¨ªa ya un lugar de culto desde mediados del XVI. Un arco blanqueado, bordeado por sabinas, da paso al tranquilo patio, donde brillan llamativos geranios en primavera.
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