Descubriendo para¨ªsos en Portugal: ?bidos, Peniche, Nazar¨¦ y las desconocidas islas Berlengas
Libros, chocolate, olas de 30 metros de alto, un jard¨ªn con estatuas de Buda y un chupito de ¡®ginjinha¡¯ son algunas de las excusas perfectas para recorrer una rica zona a tan solo una hora de Lisboa
Situada a poco m¨¢s de una hora en coche al norte de Lisboa, ?bidos puede resultar la escapada perfecta: es uno de los pueblos m¨¢s bellos y fotografiados de Portugal, con calles empedradas, casas encaladas y un castillo medieval en lo alto. Adem¨¢s, es perfecta para los amantes de los libros, del chocolate y de los festivales de todo tipo. El complemento puede ser una excursi¨®n a Peniche y las islas Berlengas en busca de naturaleza y de aves o a la cercana Nazar¨¦, a 122 kil¨®metros al norte de la capital lusa, en busca de las mejores olas del Atl¨¢ntico.
Un regalo de reyes
Rodeado por una cl¨¢sica muralla almenada, el centro hist¨®rico de ?bidos es uno de esos laberintos de calles empedradas y casas encaladas que tanto gustan a los viajeros, adornados con flores y vi?vos toques de pintura amarilla y azul. El conjunto es un lugar delicioso donde pasar el d¨ªa, pero tambi¨¦n hay muchas razones para hacer noche en alguno de sus alojamientos, incluido un castillo en lo alto de una colina convertido en una de las pousadas m¨¢s lu?josas de Portugal o en The Literary Man, un hotel que es casi una biblioteca.
El encanto de la antigua ?bidos queda un poco desdibujado los fines de semana con la avalancha de turistas o cuando hay alguna fiesta. Pero a pesar de todo merece la pena pasearse por sus calles, sobre todo por la principal, la Rua Direita, flanqueada por tiendas de chocolates y licor de cerezas, y presidida por la Porta da Vila, con un fant¨¢stico balc¨®n barroco de azulejos blanquiazules que da entrada a la ciudad. Y fuera de este paseo inevitable tambi¨¦n hay que perderse por sus recovecos y pasear por lo alto de la imponente muralla.
Detr¨¢s de ?bidos hay una curiosa historia: el rey poeta Dinis I de Portugal (Dom Dinis) se lo ofreci¨® como regalo de bodas a su esposa Isabel, que se enamor¨® del lugar al instante. As¨ª se inici¨® una tradici¨®n real de regalar pueblos que dur¨® hasta el siglo XIX. En cualquier caso, las gracias que tuviera en el siglo XIII, fueran las que fueran, hab¨ªa que agradec¨¦rselas a los ¨¢rabes, que hab¨ªan trazado las calles.
Hasta el siglo XV fue puerto de mar, pero la gran bah¨ªa a la que daba, la Lagoa de ?bidos, se fue encenagando hasta que el pueblo acab¨® rodeado de tierra. Hoy est¨¢ lejos del mar y lo que m¨¢s impacta es la muralla ¨¢rabe (Muro de ?bi?dos), pr¨¢cticamente intacta, que rodea de forma imponente el casco hist¨®rico del pueblo con sus 1.560 metros de circunferencia, que pueden recorrerse a pie por el adarve, a 13 metros de altura en algunos puntos (sin incluir las torres). Cuatro escalinatas conducen a la mu?ralla, aunque casi todo el mundo sube por la Porta da Vila o por el castillo. Eso s¨ª, como no hay barandillas hay que tener cuidado, sobre todo si se tiene v¨¦rtigo.
Adem¨¢s de la muralla est¨¢ el castillo de ?bidos, levantado por Dom Dinis en el siglo XIII. Austero, con muchas torres, almenas y portones, se transform¨® en palacio en el siglo XVI, a?adi¨¦ndole algunos detalles ma?nuelinos (g¨®tico portugu¨¦s) que le aportaron ligereza y elegancia. Hoy es una pousada de lujo.
Y si nos apetece dedicar un rato a las iglesias y museos, tambi¨¦n los hay. La iglesia de Santa Mar¨ªa es un elegante edificio, al norte de la calle principal del pueblo, con un interior decorado con bellos azulejos del siglo XVII, blancos y azules, pintados a mano. Las obras de la famosa artista del siglo XVII Josefa de ?bidos est¨¢n a la derecha del altar, mientras que a la izquierda llama la atenci¨®n una bonita tumba renacentista del siglo XVI. Tambi¨¦n hay un Museo Municipal en la calle principal, instalado en una casa solariega del siglo XVII, junto al mismo templo. Otras visitsa son la capilla de S?o Martinho, fundada en 1331, el ¨²nico templo religioso de ?bidos que conserva su aspecto medieval, o la de S?o Pedro, que conserva vestigios del antiguo portal g¨®tico. Hay que salir del pueblo para encontrar otra de las construcciones m¨¢s impresionantes: el acueducto de ?bidos, de tres kil¨®metros, edificado en el siglo XVI al suroeste de la puerta principal.
La ciudad literaria
La iglesia de Santiago se alza en lo alto de las escaleras al final de la calle m¨¢s concurrida. Se construy¨® en el siglo XII junto a las murallas del castillo y era utilizada por la guarnici¨®n de la fortaleza y por los peregrinos camino de Compostela. Fue reconstruida totalmente en el siglo XVIII, tras el terremoto de 1778. Hoy al entrar se encuentra un ambiente totalmente diferente: el altar sigue all¨ª, pero toda la nave est¨¢ ocupada por estanter¨ªas llenas de libros. Esta fue la primera gran librer¨ªa que se abri¨® en el centro hist¨®rico como resultado de una ambiciosa iniciativa para celebrar el patrimonio de ?bidos.
El proyecto ?bidos Vila Liter¨¢ria surgi¨® en el a?o 2011 de la necesidad de rehabilitar algunos edificios y espacios p¨²blicos. Por entonces, Portugal era un pa¨ªs sin programas de financiaci¨®n para el ¨¢rea de conser?vaci¨®n y patrimonio, por lo que hab¨ªa que encontrar soluciones para dinamizar cultural y econ¨®micamente el espacio, pero respetando la historia de los edificios. La estrategia fue crear un centro cultural y litera?rio en ?bidos.
As¨ª, la iglesia de Santiago fue el primer eslab¨®n de una amplia red literaria instalada en diferentes espacios, p¨²blicos y privados, que se extiende por toda la localidad. El centro hist¨®rico tiene lugares como la biblioteca municipal Casa Saramago, bautizada as¨ª en honor al Nobel de Literatura portugu¨¦s; o la Livraria do Mercado Biol¨®gico, que ocupa un antiguo parque de bomberos y alberga un peque?o mercado de productos locales. En diciembre de 2015, a ?bidos se le concedi¨® el estatus de Ciudad de la Literatura, un t¨ªtulo otorgado por la Unesco en reconocimiento por el papel que han desempe?ado los libros en la regeneraci¨®n y el crecimiento de la localidad.
Actualmente, el pueblo acoge importantes eventos internacionales que atraen a visitantes de todo el pa¨ªs y del resto del mundo. Uno de ellos es el Folio Festival, el Festival Liter¨¢rio Inter?nacional de ?bidos, inaugu?rado en 2015 y que suele celebrarse en octubre. Durante 11 d¨ªas, la ciudad acoge exposiciones, conciertos, clases magis?trales, presentaciones de libros, cursos de literatura, conferencias, seminarios, representaciones, encuentros y mesas redondas con escri?tores, adem¨¢s de ciclos de cine, entre muchas otras actividades. Con escritores portugueses e internacionales presentando sus ¨²ltimas obras o hablando de sus temas preferidos, todos los sitios est¨¢n abarrotados y el pueblo est¨¢ lleno de actividad.
Otro importante evento anual, celebrado entre abril y mayo, es Latitudes, un lugar de encuentro para los amantes de la literatura de viajes, con cuatro d¨ªas repletos de actividades, incluidas presentaciones de libros, exposiciones y talleres.
Aparte de estos momentos especiales, las librer¨ªas de ?bidos abren sus puertas cada d¨ªa y, como a iglesia de Santiago, ofrecen un buen rato de entretenimiento a todos los que buscan conocimiento y diversi¨®n en las p¨¢ginas de un libro.
Chocolates, ¨®pera y una copa de ¡®ginjinha¡¯
Otra cita cultural en ?bidos es su Festival de ?pera, uno de los muchos eventos que se celebran en la ciudad, junto con el Mercado Medieval, una feria hist¨®rica que tiene lugar a finales de julio y principios de agosto en el recinto del castillo, junto a la muralla oeste. En ¨¦l se incluyen actuaciones en directo, justas a caballo, cochinillos a la brasa y la oportunidad de ponerse a prueba escalando la muralla con ayuda de un arn¨¦s y una cuerda.
Adem¨¢s de libros, ¨®pera y evocaciones medievales, el chocolate es el cuarto ingrediente de la agenda de ?bidos: celebrado desde 2002 entre abril y mayo, el Festival Internacional del Chocolate est¨¢ dedicado a los amantes del cacao. Desde esculturas hasta talleres, demostraciones y con?cursos, todo gira en torno a este dulce ingrediente.
Aprovechando la presencia constante de visitantes, este es un lugar que multiplica sus propuestas para que los turistas se entretengan y se lleven un recuerdo de su paso por la villa, como fabricar su propio souvenir: la artesan¨ªa conocida como verguinha de ?bidos es t¨ªpica de esta localidad, y en la Oficina do Barro organizan talleres para conocer la historia de estas piezas de cer¨¢mica y su elaboraci¨®n. Al final, uno puede llevarse su propia verguinha a casa. Y muy parecido es lo que proponen en el taller Luthier D¡¯?bidos, donde los amantes de la m¨²sica pueden descubrir c¨®mo se construye un instrumento musical, examinar las herramientas y los materiales usados en el proceso y ver piezas en diferentes estados de realizaci¨®n.
Otro produco t¨ªpico es la ginja o ginjinha, un licor de guindas muy popular en Portugal. Para conocer los secretos de su elaboraci¨®n hay que visitar la f¨¢brica de Oppidum, uno de los productores m¨¢s antiguos.
Aparte de la ginjinha, en este pueblo medieval hay otros sabores por descubrir. Se puede probar el bollo tradicional llamado ferradura o disfrutar de los chori?zos locales acompa?ados de pan reci¨¦n hecho. Y con todo ello, nada mejor que hacer un p¨ªcnic en las murallas del castillo para disfrutar de una de las mejores vistas del pueblo.
Dormir arropado por los libros
En el imponente castillo del siglo XIII que domina ?bidos encontramos una de las pousadas m¨¢s at¨ªpicas de Portugal. Las habitaciones se distribuyen en dos secciones: el castillo en s¨ª, con decoraci¨®n tradicional, y el edificio anexo, llamado Casa del Castillo, de estilo contempor¨¢neo. Si queremos dormir en una de las habitaciones d¨²plex de las torres del castillo, hay que reservar con tiempo, sobre todo la estancia Rei Dom Dinis, muy popular entre las parejas en luna de miel. Son acogedoras, pero no aptas para claustrof¨®bicos.
Otra posibilidad de alojamiento es el hotel The Literary Man, un espacio de dise?o instalado en un antiguo convento y con un concepto especial: todo gira en torno al mundo del libro. La recepci¨®n sirve tambi¨¦n de biblioteca y bar, con una decoraci¨®n que mezcla lo vanguardista con lo tradicional y libros (en venta) que cubren las paredes. Las habitaciones tienen un aire contempor¨¢neo y minimalista, con cemento pulido y madera reciclada.
El jard¨ªn de los mil Budas
?Qu¨¦ tienen que ver los talibanes afganos con una bodega rural a 12 kil¨®metros al sur de ?bidos? Cuando en 2001 estos fan¨¢ticos destruyeron los Budas de Bamiyan en Afganist¨¢n, el millonario y coleccio?nista de arte Jos¨¦ Berardo se indign¨® tanto ante aquella cat¨¢strofe cultural que decidi¨® intentar ponerle remedio. Y as¨ª cre¨® un enorme parque de esculturas en los terrenos de su bodega. El resultado es el Bacalh?a Buddha Eden, el jard¨ªn oriental m¨¢s grande de Europa, un lugar sorprendente en el cercano pueblo de Carvalhal.
El parque, totalmente fuera de lugar aunque del todo fascinante, presenta monumentales estatuas budistas que se elevan orgullosas sobre los alcornoques, una falange de guerreros de terracota azul el¨¦ctrico contemplando un lago de patos, escultu?ras contempor¨¢neas modernas entre vi?as y un trenecito tur¨ªstico para recorrer el recinto. Es un lugar ideal para relajarse, y tambi¨¦n cuenta con un caf¨¦ y una tienda de vinos. Para completar el d¨ªa, hay un atractivo res?taurante en la localidad vecina, M?e d¡¯?gua, que sirve comida portuguesa en un decorado contempor¨¢neo dentro de un edificio antiguo.
Tesoros naturales en las islas Berlengas
Frente a la costa atl¨¢ntica, a unas siete millas n¨¢uticas (unos 10 kil¨®metros) de Peniche, el archipi¨¦lago de las Berlengas es un mundo casi desconocido. Un para¨ªso para los amantes de las aves y de la naturaleza, donde hay poco que hacer aparte de dar paseos, esconderse en una antigua fortaleza o descubrir sus impresionantes cuevas. La riqueza biol¨®gica de este lugar y su estado de conserva?ci¨®n hicieron que en 2011 fuese declarada reserva de la biosfera, incluidos sus fondos marinos. Este singular ecosistema destaca por sus plantas end¨¦micas y es un h¨¢bitat protegido en el que anidan varias especies de aves marinas.
Berlenga Grande es la isla m¨¢s visitada y, si se quiere pernoctar, hay una zona de acampada (aunque hay que reservar previamente en la oficina de turismo). Todos los visitantes desembarcan en el peque?o muelle junto al Barrio dos Pescadores, donde tambi¨¦n hay un tramo de arena para extender la toalla y darse un ba?o. Luego se pueden seguir los senderos que conducen al Farol do Duque de Bragan?a y al Forte S?o Jo?o Baptista. Otra propuesta son las cuevas marinas, que se pueden visitar reservando un barco para descubrir las diferentes formaciones geol¨®gicas. Y, por supuesto, el buceo: la alta visibilidad y la incre¨ªble vida submarina hacen que este lugar sea ¨²nico.
El s¨ªmbolo de esta reserva natural es el arao com¨²n (Uria aalge), un ave marina que sol¨ªa reproducirse en gran n¨²mero hasta el punto de convertirse en el emblema del archipi¨¦lago. Pero desde 1939, cuando hab¨ªa unas 6.000 parejas, su presencia ha ido disminuyendo y actualmente es pr¨¢cticamente inexistente. Los que quedan pasan la mayor parte del a?o en el mar y pueden verse entre Islandia y Portugal. En invierno, durante la ¨¦poca de apareamien?to, se dirigen a tierra, sobre todo a zonas de acantilados.
En el siglo XVI en Berlenga Grande hab¨ªa un monasterio, pero hoy sus habitantes m¨¢s fa?mosos son las aves marinas que anidan en el lugar, y que tienen prioridad ante los visitantes humanos: las ¨²nicas construcciones permitidas han sido las casas de una peque?a comunidad de pescadores y un faro. Los senderos est¨¢n claramente indicados para impedir que los excursionistas invadan el territorio de cr¨ªa de los p¨¢jaros.
El Forte de S?o Jo?o Baptista, del siglo XVII, unido a la isla por una estrecha pasarela, es hoy uno de los albergues m¨¢s impresionantes de Portugal, pero muy b¨¢si?co, poco m¨¢s que un camping con paredes: se duerme en habitaciones, pero hay que llevar s¨¢banas, comida y agua potable. Hay una du?cha con manguera y cubos con agua extra¨ªda de una cisterna, y los ba?os son compartidos.
Hay que tener en cuenta que se llega al fuer?te tras una caminata de 45 minutos subiendo 360 escalones o en taxi acu¨¢tico. La otra opci¨®n es el hotel Mare e sol, con solo seis sencillas habitaciones, pero con la ventaja de estar a pocos pasos del muelle de Berlenga y al lado de su ¨²nico restaurante.
Peniche: playas y surf
Muy cerca de ?bidos, en la costa, est¨¢ Peniche, muy popular por su larga playa urbana y por ser el punto de embarque para visitar las Berlengas. Situado en lo alto de un promontorio rodeado por el oc¨¦ano, a¨²n es un activo puerto de pescadores, por lo que tiene un aire m¨¢s aut¨¦ntico que las localidades tur¨ªsticas vecinas.
Es agradable pasear por su centro hist¨®rico amurallado o visitar la fortaleza junto al mar, un lugar lleno de historia, ya que aqu¨ª es donde el r¨¦gimen del dictador portugu¨¦s Salazar reten¨ªa a los presos pol¨ªticos. Los amantes de la artesan¨ªa disfrutar¨¢n con la especialidad de Peniche, el encaje de bolillos, y podr¨¢n admirar la incre¨ªble destreza de las mujeres que lo realizan. Y a los amantes del aire libre les encantar¨¢n las playas al este de la localidad, donde se alquilan equipos para practicar todos los deportes acu¨¢ticos imaginables. Peniche est¨¢ lleno de albergues de surfistas y escuelas de surf.
Unos cinco kil¨®metros al noroeste est¨¢ Baleal, un pintoresco pueblo, casi insular, unido al municipio de Casais do Baleal, en tierra firme, por una estrecha calzada a la que se accede a trav¨¦s de un aparcamiento. Su fant¨¢stica playa de arena es estupenda para practicar el surf.
Nazar¨¦ y sus olas gigantes
Una diminuta mancha oscura en un inmenso muro de agua: los v¨ªdeos de surfistas cabalgando olas gigantes en Nazar¨¦ han cautivado al mundo en los ¨²ltimos a?os. Si se dan las condiciones adecuadas, las olas en esta zona superan los 30 metros de altura, casi como un edificio de ocho plantas. Descomunales, llevaban ah¨ª toda la vida, pero nadie se hab¨ªa tomado en serio lo de surfearlas hasta que el estadounidense Garrett McNamara bati¨® all¨ª el r¨¦cord mundial en 2011 al deslizarse sobre una ola de 23 metros. Desde entonces se han sucedido otros hitos, como los de la brasile?a Maya Gabeira y el alem¨¢n Sebastian Steudtner, actuales r¨¦cords femenino y masculino.
?Por qu¨¦ son tan grandes? Las tormentas y los vientos del Atl¨¢ntico pueden generar grandes olas, pero Nazar¨¦ cuenta con una peculiaridad que multiplica ese potencial: un gigantesco desfiladero submarino de unos 200 kil¨®metros de largo y 5.000 metros de profundidad, con forma de embudo, que apunta directamente a la Praia do Norte, creando un efecto amplificador que provoca esas olas descomunales.
Con su mara?a de callejas empedradas que desembocan en una extensa playa, al pie de unos riscos, esta es una de las localidades costeras m¨¢s pintoresca de la Extremadura portuguesa. El centro est¨¢ lleno de tabernas y marisquer¨ªas, y en verano se ofrecen habitaciones de alquiler, sobre todo frente al mar, cerca de la avenida da Rep¨²blica. Un funicular lleva a la parte alta del pueblo, encaramada en un risco, el Promont¨®rio do S¨ªtio, con fant¨¢sticas vistas de la costa. Otro de los lugares m¨¢gicos de Nazar¨¦ es su faro, sobre todo al caer el sol.
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