Lolita y Rosario recuerdan la leyenda de Lola Flores
Carism¨¢tica y poli¨¦drica, La Faraona contin¨²a influyendo en la cultura popular y en nuevas generaciones de artistas 26 a?os despu¨¦s de su muerte. Una nueva serie documental analiza el legado de este icono inagotable. Recordamos con sus hijas, Rosario y Lolita, a una mujer genial, libre, adelantada a su tiempo. Y al nuestro.
T¨®mate una copa de vino, Carmen, que te va a sentar mejor¡±. Lolita aparta el agua y sirve un ribera mientras contin¨²a hablando. Estamos en el comedor de un hotel, uno de esos enormes salones un tanto desangelados donde se celebran bodas, banquetes y congresos. Sobre la mesa: crema de calabaza para Rosario, ensalada de pasta para su hermana y un m¨®vil grabando. Las Flores presentar¨¢n al d¨ªa siguiente en el Festival de Televisi¨®n de Vitoria Lola, una serie documental de Movistar + producida por Mediapro. La cinta, que se estrena el 28 de octubre, ahonda en la inmensa figura de su madre a trav¨¦s de expertos, artistas, amigos y, por supuesto, familia. Lolita, porque es Lolita, sin apellido, aunque los dos suyos ¡ªGonz¨¢lez y Flores¡ª cuenten la historia de la rumba y la copla espa?ola, vio el primer cap¨ªtulo sola. ¡°Llegu¨¦ a casa despu¨¦s de trabajar, me puse dos whiskys y me hinch¨¦ de llorar¡±. La actriz se interpreta a s¨ª misma (y a tantos hu¨¦rfanos) frente al televisor: las manos aferradas al mantel y la mirada desolada mientras se balancea repitiendo ¡°mam¨¢, mam¨¢, mam¨¢¡±. Los pelos de punta. ¡°Ella se levantaba cada d¨ªa como si fuera el ¨²ltimo. Y disfrutaba de la vida con esa intensidad. La echamos mucho de menos porque era un ser especial para todo: para su arte, sus hijos, sus amores, sus desamores, para tomar el sol¡, hasta para coger un cigarro¡±.
Hay una vida de ejemplos, pero Lolita recuerda Par¨ªs. ¡°Tuvo que ir a verse lo de su enfermedad [en 1972 le diagnosticaron un c¨¢ncer de mama] con un m¨¦dico y yo la acompa?¨¦¡±. Entraron en un restaurante. Y aunque La Faraona hab¨ªa actuado en el Teatro Olympia en 1960, all¨ª ¡ªasegura su hija¡ª nadie la conoc¨ªa. ¡°De repente, todo el mundo se dio la vuelta. Iba con un mo?o y un traje de chaqueta blanco. Y te juro por mis hijos y por Noah [su nieto] que el local entero se gir¨®. Emanaba algo. Era el duende hecho carne¡±. Por eso, entre otras razones, Lola Flores sigue siendo la artista m¨¢s famosa de Espa?a 26 a?os despu¨¦s de su muerte, aquel 16 de mayo en el que por la capilla ardiente instalada en el Centro Cultural de la Villa pasaron 150.000 personas. Un icono inagotable que contin¨²a influyendo en la cultura popular y en las nuevas generaciones de cantantes, empezando por los omnipresentes Rosal¨ªa y C Tangana, que en el documental agachan la cabeza con veneraci¨®n ante la maestra.
Incluso los adolescentes conocen hoy al personaje a trav¨¦s de los memes, aunque nunca hayan o¨ªdo La Zarzamora (1948). ¡°A mi hijastra de 15 a?os le preguntas qui¨¦n es y te dice que una se?ora muy divertida¡±, cuenta Valeria Vegas, autora, activista LGTBIQ+ y experta en el mundo folcl¨®rico.
Poli¨¦drica, contradictoria y carism¨¢tica, su legado trasciende las 38 pel¨ªculas y los 10 discos que jalonan una carrera de casi 60 a?os, desde su debut con 16, reci¨¦n acabada la Guerra Civil, en el teatro Villamarta de Jerez de la Frontera hasta la hist¨®rica Sevillanas (1992), de Carlos Saura, pasando por los turbulentos a?os junto al cantaor Manolo Caracol y el ¨¦xito americano. Una historia que sigue despertando fascinaci¨®n aunque haya sido contada mil veces. Ella misma fue la mejor, m¨¢s prolija y cruda fuente sobre Lola Flores. A trav¨¦s de innumerables entrevistas, exclusivas y programas como el m¨ªtico El coraje de vivir (1994), La Faraona construy¨® su propia leyenda en torno a una narraci¨®n que mezcla verdad, fantas¨ªa y valor. El fondo y la forma demuestran, como se?ala su hija Rosario, hasta qu¨¦ punto la cantante de Jerez fue una adelantada a su tiempo. Y puede que al nuestro tambi¨¦n.
En una era en la que un beso entre Madonna y Britney Spears hace implosionar internet, en plena cultura de la cancelaci¨®n, entra dentro de la categor¨ªa de ciencia ficci¨®n que una artista reconozca que ha vendido su (falsa) virginidad, que confiese que de vez en cuando se mete coca ¡ª¡±el toque amargo¡±¡ª o que pregunte ret¨®ricamente ¡°qui¨¦n no se ha dado un pipazo con una amiga¡±. Y que todo esto, adem¨¢s, no le pase factura.
Lola lo hizo, y no en una sociedad que celebra el Orgullo LGTBIQ+, sino en un momento en el que el aborto libre era delito en Espa?a. Con la perspectiva del tiempo, estas declaraciones, surgidas ¡ªen palabras de Rosario¡ª de ¡°la naturalidad y la libertad¡±, se analizan bajo otra mirada, que reclama el lugar que tambi¨¦n ocuparon, aunque fuera involuntariamente, en la modernizaci¨®n de un pa¨ªs. ¡°Ella no teorizaba sobre el feminismo o los derechos homosexuales. Su batalla no era en conciencia, sino pr¨¢ctica. Pero cuando cuenta, por ejemplo, que no lleg¨® virgen al matrimonio est¨¢ devaluando esa supuesta cualidad en un pa¨ªs cat¨®lico. La mujer que romp¨ªa esa regla social era una puta, y Lola Flores tir¨® todo eso por tierra. Viv¨ªa una sexualidad libre y no se escond¨ªa¡±, explica Vegas. Tampoco ocult¨® la enfermedad de su hijo, el cantante Antonio Flores. ¡°Hablar de su drogadicci¨®n en los a?os ochenta fue muy importante porque ayud¨® a dar visibilidad a este problema, y muchas madres que estaban pasando lo mismo que ella dejaron de sentirse tan solas¡±, concluye la autora.
El nombre de su hermano ¡ªfallecido a los 33 a?os, 15 d¨ªas despu¨¦s de la muerte de su madre¡ª atraviesa la mesa como una corriente fr¨ªa. Pero las Flores, que llevan en las portadas literalmente desde que nacieron, reconducen con naturalidad la entrevista hacia el tema del que han venido a hablar: Lola Flores. ¡°Fue pionera sin pensarlo. T¨² f¨ªjate qu¨¦ cosa tan moderna les dec¨ªa entonces: ¡®Comprended a vuestros hijos, no los apart¨¦is¡±, explica Rosario.
¡°Era una sabia, y muy psic¨®loga. Eso te lo da la vida y estar mucho tiempo sola, como ella¡±, remata Lolita. La hermana mayor completa el discurso de la peque?a. Es una de las pocas entrevistas que han dado juntas en a?os y Lolita lleva la voz cantante. La matriarca de la saga pone los puntos sobre las ¨ªes: ¡°Ella siempre dec¨ªa: ¡®Cuando te veas al borde del precipicio, tres pasos para atr¨¢s¡¯. Que quiere decir que te puedes divertir pero con cabeza, con control. Ella lo ten¨ªa. Fue Lola Flores porque era muy lista¡±.
¡°Nos ense?¨® a tener libertad, pero con un m¨¦todo, como ella dec¨ªa¡±, apunta Rosario. ¡°Pero es que mi madre era luz y amor, una de estas personas que est¨¢n iluminadas y que tienen otra visi¨®n de la vida porque se mueven en una esfera diferente. Ella dec¨ªa que era de otro planeta. Para m¨ª es una estrella con una estela tan grande que todav¨ªa sigue brillando y adem¨¢s mi mam¨¢, claro¡±. Y se le quiebra la voz. Lolita est¨¢ al quite. Le acerca a la boca un tenedor con pasta casi como si fuera una ni?a: ¡°Prueba¡±. Rosario niega con la cabeza: ¡°No me apetece¡±. Lolita explica que su hermana siempre ha sido de ¡°sota, caballo y rey¡± y que a ella, en cambio, le ha gustado probar de todo.
Se llevan seis a?os y esa diferencia de edad tambi¨¦n ha forjado, seg¨²n Lolita, su forma de percibir a Lola Flores. ¡°Me hace mucha gracia cuando Rosario habla de ella porque la idealiza much¨ªsimo. Se le fue cuando ten¨ªa 29 a?os, le falt¨® tiempo con ella, y eso lo tiene muy guardado. Yo he viajado y trabajado mucho con ella y la bajo m¨¢s a tierra. Digamos que Rosario ha heredado la parte m¨¢s espiritual de mi madre, y yo, la m¨¢s terrenal¡±. Mariola Orellana ¡ªrepresentante, amiga, comadre¡ª corrige y amplia: ¡°Rosario es reservada, como su padre [Antonio Gonz¨¢lez, El Pesca¨ªlla], pero en el escenario es m¨¢s Lola. Lolita, en cambio, se parece a Antonio delante de un micr¨®fono, pero tiene la personalidad de su madre, porque es m¨¢s entregada, no tiene verg¨¹enza y es libre a la hora de expresarse¡±. Esa espontaneidad ha tra¨ªdo a las Flores m¨¢s de un disgusto. ?l ¨²ltimo llev¨® a Lolita a abandonar su cuenta de Twitter el mes pasado a ra¨ªz de unas declaraciones en La Sexta Noche. La cantante dijo que no era feminista porque no estaba a favor de ¡°la denigraci¨®n de un hombre ni de una mujer¡±, y las cr¨ªticas cayeron en cascada. ¡°Claro que lo es y una defensora de la igualdad, como su madre, que si estuviese viva hoy ser¨ªa una gran luchadora por la libertad de la mujer y de la comunidad gay¡±, trata de defender Orellana.
Valeria Vegas coincide. La autora de Vestidas de azul: An¨¢lisis social y cinematogr¨¢fico de la mujer transexual en los a?os de la Transici¨®n espa?ola cree que, aunque Lola Flores no fuese una activista, s¨ª demostr¨® sobradamente su empat¨ªa hacia un colectivo que conoc¨ªa, comprend¨ªa y sab¨ªa m¨¢s vulnerable. ¡°Por eso es una musa de la comunidad. Porque hay mucha gente que tiene conciencia, pero ninguna empat¨ªa¡±.
Hablar en titulares, como las Flores, resulta muy agradecido para hacer peri¨®dicos y camisetas, pero no tanto para quienes conviven con las consecuencias. Rosario recuerda entre carcajadas otra entrevista televisiva, en este caso de su madre, que hoy hubiese incendiado las redes sociales y que entonces acab¨® con su hermano en el calabozo. ¡°Yo tendr¨ªa 14 a?os y estaba sentada con mi padre en el sof¨¢ viendo el programa de [Jos¨¦ Mar¨ªa] ??igo, que le pregunt¨® c¨®mo le iba a su hijo en la mili¡±, explica la cantante, que imita las voces y gestos de sus padres mientras cuenta la historia. Porque las Flores no hablan, interpretan.
¡°Total, que va ella y le responde: ¡®Pues estaba en Le¨®n, que hac¨ªa un fr¨ªo horrible, que se desmayaban los chicos; pero ya he hablado yo con el general y me lo han mandado a Madrid, y ahora est¨¢ en el sitio donde venden libretas¡¯. Y mi padre, que se levanta ech¨¢ndose las manos a la cabeza y gritando: ¡®?Pero qu¨¦ est¨¢ diciendo esta mujer, Dios bendito?¡¯. Al d¨ªa siguiente, mi hermano detenido y mi madre todo el d¨ªa en la cama llorando¡±. Las hermanas tambi¨¦n lo hacen, pero de la risa, aunque el recuerdo de este episodio de incontinencia verbal trae otro mucho menos entra?able.
¡°Si cada espa?ol me diese una peseta¡±. Es la frase que quedar¨¢ indisolublemente unida a la figura de Lola Flores y al que es, quiz¨¢s, su momento m¨¢s oscuro: el juicio y posterior condena en 1991 como autora de cuatro delitos fiscales y contra la Hacienda p¨²blica. ¡°Lo que se nos olvida es c¨®mo terminaba lo de la peseta. Ella dec¨ªa que se ir¨ªa a un estadio con todos los que hubiesen dado ese dinero para tomar una copa y llorar de alegr¨ªa. ?No es eso el crowdfunding o el Patreon?¡±. La pregunta de Rosario se queda flotando en el aire sin respuesta.
Hubo escarnio y verg¨¹enza. Las mu?ecas de Lola Flores que se pon¨ªan encima de la tele ¡ªy que hoy son un objeto de coleccionista¡ª dejaron de venderse, y Lolita recuerda que la gente le tiraba monedas a trav¨¦s de la ventanilla del coche: ¡°Eso la mat¨®¡±, sentencia. ¡°Fue un chivo expiatorio. Viv¨ªa bien, pero no ten¨ªa dinero fuera de Espa?a como otros artistas. Si hasta el fiscal alucinaba porque no hab¨ªa ni tarjetas de cr¨¦dito en casa. Mi padre llevaba una 4B que no usaba¡±. Hacienda le reclamaba 145 millones de pesetas; finalmente pag¨® una multa de 28 (casi 170.000 euros). Pero, una vez m¨¢s, Lola Flores sali¨® indemne. La condena no la apart¨® de su carrera y sigui¨® siendo querida y admirada.
Las Flores, sin embargo, siguen teniendo grabado a fuego un titular: ¡°De Lola de Espa?a a ¨ªdolo ca¨ªdo¡±, y c¨®mo muchos de los periodistas a los que hab¨ªa abierto las puertas de su casa ¡ªy a los que, como insisten las dos, ¡°se les daba un gazpacho o un cocido¡±¡ª la atacaron. Con el tiempo, Lolita cuenta que todos acabaron pidiendo perd¨®n.
La relaci¨®n de la artista con los medios y las revistas del coraz¨®n resulta fundamental para comprender el fen¨®meno de Lola Flores. A trav¨¦s de ellas cont¨® su vida por cap¨ªtulos, gratis, cobrando y ambas cosas a la vez. Imposible no recordar esa portada de Intervi¨² de 1983 en la que aparec¨ªa en toples a sus gloriosos 60 a?os. Un supuesto robado que result¨® ser un posado pactado y facturado, pero que, como confirma Vegas, tampoco le arrebat¨® ni un ¨¢pice de credibilidad. Esas fotos junto a la piscina, como tantas otras cosas en las que fue pionera, llevan estampado el sello ¡°Lola lo hizo primero¡±. ¡°Mi madre no ment¨ªa, exageraba un poco, y a veces las adornaba para que sonaran menos duras. Ella dec¨ªa: ¡®Cuando yo digo una mentira se convierte en verdad¡¯. Y era as¨ª. Empezaba: ¡®Uy, ese cristal se va a romper¡¯, y en dos d¨ªas se part¨ªa. Era acojonante¡±, narra Lolita.
Ante la sobreexposici¨®n a los medios, sus hijas han reaccionado de formas opuestas. Rosario, huyendo de la prensa rosa como de la peste, y Lolita, continuando ese v¨ªnculo, que comenz¨® en 1981 con su boda con Guillermo Furiase ¡ªun episodio que pasar¨¢ a la historia gracias a otra gran frase de su madre: ¡°Si me quer¨¦is, irse¡±¡ª y que ha llegado hasta el enlace de su hija Elena, documentado a mediados del mes pasado por la revista ?Hola!
En cualquier caso, la vida de ambas ha transcurrido frente a una c¨¢mara y se nota. Llegan a la sesi¨®n de fotos que ilustra este reportaje directas de un viaje de cinco horas en coche. Lolita, tras un pase la noche anterior de Ll¨¦vame hasta el cielo, la obra de teatro que representa en Madrid. Quieren discutir el enfoque de la historia, revisan la ropa ¡ª¡±Yo, disfrazada no¡±, advierte Lolita¡ª y Rosario pone m¨²sica para entrar en situaci¨®n: Maneskin, ¡°porque ¨²ltimamente la escena est¨¢ muy aburrida y estos son fuertes¡±. La hermana mayor le pide al fot¨®grafo que no dispare tan cerca. ¡°No me favorece y a m¨ª ten¨¦is que cuidarme, que tengo 63 a?os¡±. De repente se hace un silencio. Y el equipo toma s¨²bitamente conciencia. Lolita y Rosario tienen 63 y 57 a?os, respectivamente. Puede que sus arrugas no lo desmientan, pero esos cuerpos parecen instalados en la treintena. Lo saben y saben sacarle partido. Como a casi todo.
Lolita mira una peineta con recelo, pero acaba ense?¨¢ndole a la estilista c¨®mo ponerla. El flash-back a la bata de cola resulta inevitable: ¡°No me gusta que el t¨¦rmino folcl¨®rica tenga hoy cierta connotaci¨®n peyorativa. ?Por qu¨¦? ?Porque vivieron la ¨¦poca de Franco? ?Lo pidieron ellas?¡±.
¡ªNo todas las cantantes de la ¨¦poca tuvieron la misma actitud ante el r¨¦gimen.
Lolita responde. ¡°Mi madre no era pol¨ªtica. Ella solo miraba el arte. Ten¨ªa un libro de Federico Garc¨ªa Lorca en la mesilla de noche y cuando era ni?a, cuando en Espa?a no se hablaba de ¨¦l, me lo le¨ªa. Me dec¨ªa: ¡®Mira, a este lo mataron en Granada¡¯. Si iba a M¨¦xico, se juntaba con [Rafael] Alberti [que estaba en el exilio], pero tambi¨¦n le encantaba Rafael de Le¨®n, que era un marqu¨¦s¡±.
Rosario asiente y concluye: ¡°Igual que los pol¨ªticos no saben ni cantar ni bailar, nosotros no nos metemos en pol¨ªtica. Ellos est¨¢n para arreglar un pa¨ªs, y nosotros, para alegrarle la vida a su gente¡±. Ir¨®nicamente, en esta cuesti¨®n, las hermanas han decidido mantener un discurso muy parecido al de las folcl¨®ricas de anta?o, y eso que su madre fue, adem¨¢s de su m¨¢ximo exponente, la encargada de deconstruir ese estereotipo. ¡°Ella ven¨ªa de la bata de cola, pero fue la primera en ponerse la minifalda de cuero, en rapear [Como me la maravillar¨ªa yo (1972), ?Ay, Alvari?o! (1990)], era la m¨¢s moderna¡±, explica Valeria Vegas.
Rosario la define como infinitamente curiosa, alguien a quien le encantaba aprender y que estaba siempre al d¨ªa en temas musicales y de cine. ¡°Le gustaba rodearse de gente joven. Nos ped¨ªa: ¡®Ay, vamos a conocer a ese Almod¨®var¡¯. Quer¨ªa estar conectada porque respetaba su arte y su p¨²blico por encima de todo. Y eso nos ense?¨®¡±. La Faraona prohib¨ªa a Lolita esquiar o montar a caballo. Un mala ca¨ªda, dec¨ªa, pod¨ªa acabar con contratos, giras y mucha gente en la calle. ¡°La nieve es muy bonita, pero la ves tom¨¢ndote un caf¨¦¡±. Una mirada c¨®mplice cruza la mesa y las hermanas recuerdan una mujer para la que el trabajo era sagrado, que empez¨® cantando en cabar¨¦s y caf¨¦s cuando el mundo de la canci¨®n y el del lumpen se solapaban, ¡°que se pon¨ªa la flor en el pelo a las once de la ma?ana y se la quitaba a las doce de la noche¡±, que pas¨® tres a?os recorriendo Am¨¦rica en su primera gira, que estuvo ¡°al pie del ca?¨®n hasta el ¨²ltimo momento¡±, ¡°que amaba el arte con toda su alma¡±.
Por eso, dicen sus hijas, se cas¨® con Antonio Gonz¨¢lez, El Pesca¨ªlla (el 27 de octubre de 1957, de tapadillo y a las seis de la ma?ana porque Antonio, gitano, ya era padre de una ni?a con otra mujer). Lola Flores ten¨ªa 34 a?os, de nuevo algo muy poco com¨²n en aquel momento. ¡°Para mi madre, el artista m¨¢s grande que hab¨ªa en el mundo era mi padre. Se admiraban much¨ªsimo y por eso duraron tanto¡±, argumenta Rosario. El Pesca¨ªlla supuso un antes y un despu¨¦s en la carrera de Lola. Llev¨® boleros a la rumba, firm¨® ¨¦xitos como Dime (1969) y Que me coma el tigre (1969), y le dio la velocidad a la guitarra que ella necesitaba. Es el gran desconocido que empieza a reivindicar una nueva generaci¨®n de artistas, ante la satisfacci¨®n de Lolita: ¡°Hay disc-jockeys jovenc¨ªsimos que escuchan a mi padre y no a Lola Flores. Es casi una cosa de culto. Y se acercan a su figura sin caer en los clich¨¦s sobre los gitanos¡±.
¡ª?Todav¨ªa notan esos prejuicios, el racismo?
Rosario: ¡°Yo no, nunca¡±.
Lolita: ¡°Es que ella vive en Ca?os de Meca [r¨ªen las dos]. Pero todav¨ªa lo hay, m¨¢s de lo que pensamos¡±.
Sobre la mesa, una merluza a la plancha se aburre esperando en el plato. Las hermanas est¨¢n a punto de ver el segundo cap¨ªtulo del documental junto al equipo de Movistar+. El primero termina con una actuaci¨®n de su madre que Rosario no conoc¨ªa y que la ha dejado ¡°en bucle¡±. ¡°Yo que salgo con bajo, bater¨ªa y todo el tinglao. Y ella ah¨ª, con un guitarrista y dos haci¨¦ndole palmas. Sin nada m¨¢s. Qu¨¦ valiente¡±.
Su hermana explica que Lola Flores era muy poco consciente de su condici¨®n de ¨ªdolo. ¡°Su arte era como una cosa dada, que vino pegado a ella. Yo a veces le dec¨ªa: ¡®Mam¨¢, te sale Lola Flores cuando no te tiene que salir y cuando te tiene que salir no te sale¡¯. Y ella respond¨ªa: ¡®?Pero qui¨¦n es Lola Flores? Ser¨¦ yo, ?no?¡±. Ten¨ªa algo ¡°genial¡±, remata Lolita. Algo que no se puede aprender ni ense?ar, pero s¨ª heredar, seg¨²n Mariola Orellana. Una forma de ser y estar que ¡ªasegura¡ª recorre todas las ramas del ¨¢rbol geneal¨®gico de los Flores y explica por qu¨¦ la saga sigue siendo relevante, con Lolita y Rosario a la cabeza. Junto a Liza Minnelli o Enrique Iglesias, las hermanas constituyen uno de los escasos ejemplos de hijos de estrellas que han conseguido tener un nombre propio y triunfar. Alrededor de un pescado y un vino, en un sal¨®n de congresos de Vitoria, se sientan un premio Goya, 15 discos de platino, cinco de oro, una chica Almod¨®var, dos medallas de Oro al M¨¦rito en las Bellas Artes, dos madres y una abuela.
¡ªTe doy la mitad, Carmen. De verdad, c¨®mete esta merluza, que nosotras no podemos m¨¢s.
Estilista: Beatriz Moreno de la Cova. Ayudante de estilismo: Diego Serna. Ayudante de fotograf¨ªa: Agust¨ªn Bobo.
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