Lujo, propaganda y lectura en Oriente Pr¨®ximo
Un viaje a las dos caras del golfo P¨¦rsico, la Expo Universal de Dub¨¢i y la Feria del Libro de Sharjah
?Hab¨¦is probado el tibur¨®n? Acabo de degustarlo, preparado al curri, en la Expo Universal de Dub¨¢i. En ella, los pa¨ªses de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga se presentan no tanto como son, sino como quisieran ser: v¨ªdeos rimbombantes y la grandilocuencia acr¨ªtica de sus l¨ªderes llenan sus pabellones. Por su parte, el de China recibe al visitante con una pantalla en la cual Xi Jinping saluda con una expresi¨®n imperturbable, al igual que el sirio Bachar el Asad, que parece que nunca ha roto un plato. ¡°Creemos en cada ser humano como parte de la conciencia colectiva¡±, reza un mensaje suyo. No puedo dejar de preguntarme si el r¨¦gimen sirio aplicaba esta consigna cuando tiraba bombas sobre sus conciudadanos. L¨ªbano se presenta como un para¨ªso con playas hedonistas y el mar color turquesa mientras el pa¨ªs est¨¢ sufriendo graves apagones desde hace meses.
Salgo de la penumbra de los pabellones, de esa oscuridad interrumpida por las im¨¢genes estridentes, aunque no convincentes, y quedo deslumbrada por el sol del mediod¨ªa en el eterno verano del golfo P¨¦rsico. En medio de la muchedumbre ¡ªla entrada cuesta 10 euros¡ª busco la parada de bus que me deja fuera del recinto de los pabellones y all¨ª paro un taxi que me lleva a una feria bien diferente: la del libro. Si la Expo Universal de Dub¨¢i es la primera que tiene lugar en Oriente Pr¨®ximo, la Feria Internacional del Libro de Sharjah celebra este a?o su 40? aniversario (concretamente fue del 3 al 13 de noviembre pasados).
Mientras que Dub¨¢i, con sus babil¨®nicos shopping malls, pistas de esqu¨ª cubiertas y lujosa vida nocturna se est¨¢ convirtiendo en Las Vegas de la regi¨®n, al vecino ?Sharjah lo llaman el emirato cultural, me informa el taxista indio. La hija del jeque de este emirato es impulsora de muchas actividades culturales que se ofrecen, entre ellas la Art Foundation, que alberga solo arte rabiosamente contempor¨¢neo, o la biblioteca Casa de la Sabidur¨ªa, proyectada por Norman Foster.
Llegamos a la feria. Me dirijo al pabell¨®n de Espa?a, pa¨ªs invitado este a?o, que ha tra¨ªdo a escritores y guionistas, adem¨¢s de ilustradores, a representar la literatura del pa¨ªs. Una egipcia, empleada de la Embajada de Espa?a, me pasa la lista de las editoriales ¨¢rabes que buscan traducir libros. Avanzo por los pasillos de esta feria, la cuarta en el ¨¢mbito mundial, despu¨¦s de la de Fr¨¢ncfort, Guadalajara y Londres. A pesar de que este a?o, debido a la pandemia, no han acudido tantos expositores como de costumbre, la feria ha atra¨ªdo a 546 editores y agentes literarios de 83 pa¨ªses, muy pocos de ellos occidentales.
Para una europea como yo es toda una lecci¨®n. En el fondo, la gran mayor¨ªa de occidentales no acabamos de ser conscientes de la vida cultural que hay m¨¢s all¨¢ de nuestro peque?o mundo. De que novelas, poes¨ªa y ensayo circulan entre los pa¨ªses ¨¢rabes y sus vecinos, la India, Tailandia, Indonesia y tantos otros en Asia, pero tambi¨¦n en ?frica, como en nuestra Europa. Aunque no s¨¦ leer la escritura ¨¢rabe, veo en las cubiertas im¨¢genes de Dostoievski, Pessoa, Camus, Bola?o o Marguerite Duras. Ellos s¨ª que traducen la literatura occidental, mientras que nosotros lo hacemos en mucha menor medida a la inversa.
Y tambi¨¦n aqu¨ª, los editores son conscientes de su papel, de su compromiso con la sociedad de su tiempo m¨¢s all¨¢ del negocio. Uno de los editores que me han citado, egipcio, suspira: ¡°Durante la Primavera ?rabe nos dejamos seducir por la esperanza del cambio. Pero cr¨¦ame, la esperanza es mala consejera. ?nicamente los libros no te fallan¡±.
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