Viaje al fin de Occidente, en la gran frontera entre Finlandia y Rusia
La decisi¨®n finlandesa de integrarse en la OTAN marca un giro en su historia y encarna la reconfiguraci¨®n del orden global provocada por la agresi¨®n rusa contra Ucrania. Un periplo hasta el punto m¨¢s al este del pa¨ªs n¨®rdico ofrece voces y elementos de reflexi¨®n hist¨®rica, an¨¢lisis energ¨¦tico y advertencias pol¨ªticas para el futuro inmediato en esta era convulsa.
Luce tersa la bah¨ªa de Porkkala en uno de esos atardeceres casi infinitos de los cielos del norte cuando la primavera se acerca al verano. Algunos pescadores acaban de atracar en un diminuto muelle. Hasta 1956, quienes resguardaban sus barcos en esta pen¨ªnsula finlandesa eran los militares sovi¨¦ticos. El territorio fue cedido en 1944 por Finlandia a la URSS, que erigi¨® una gran base naval que permit¨ªa el control estrat¨¦gico del golfo que culmina en San Petersburgo. Esta tierra, sus aguas y su mir¨ªada de islitas y rocas son un s¨ªmbolo, entre tantos, de la compleja y conflictiva relaci¨®n del pa¨ªs n¨®rdico con el gigantesco vecino. Los sovi¨¦ticos se marcharon hace tiempo, pero en una instalaci¨®n de madera cerca del muelle se ven todav¨ªa inscripciones en cir¨ªlico dejadas por los soldados del Kremlin. Tras d¨¦cadas de tranquilidad, Rusia es de nuevo una presencia amenazante. ¡°Si vuelve a llegar algo del Este, ah¨ª estar¨¦ yo combatiendo¡±, asegura cerca del muelle y con voz de bar¨ªtono Jan Jaskari, de 45 a?os, pese a que una afecci¨®n hematol¨®gica lo haya apartado del circuito militar finland¨¦s de conscripci¨®n y disponibilidad en la reserva. ?l ha vivido toda su vida aqu¨ª, en la zona de la antigua base. Su abuelo es uno de los aproximadamente 7.000 ciudadanos finlandeses que fueron evacuados a toda prisa en los estertores de la II Guerra Mundial para dejar paso a los efectivos de Josef Stalin.
A unos 500 kil¨®metros al noreste de la bah¨ªa, en el pueblo de Huhus, un pu?ado de casas esparcidas entre con¨ªferas al que se accede por una carretera sin asfaltar, el padre Ioannis Lampropoulos (de 41 a?os) oficia el servicio vespertino en v¨ªsperas del D¨ªa de la Ascensi¨®n en una capilla que recibe ese nombre. Asisten al servicio ortodoxo ocho fieles. Entre ellos, las hermanas Aini Kainulainen (de 72) y Aune Penhinen (de 66). Sus padres se instalaron aqu¨ª cuando Finlandia tuvo que ceder a la URSS zonas de Karelia que le pertenec¨ªan antes de la II Guerra Mundial. Esta regi¨®n ha sido un punto muy conflictivo en el violento baile de fronteras y dominios que agit¨® Europa durante siglos y vuelve a sacudirla ahora tras d¨¦cadas de estabilidad. Cerca de Huhus, en medio de la taiga, se halla el punto m¨¢s oriental de Finlandia y del territorio continental de la UE. Hoy, puede argumentarse, tambi¨¦n el punto m¨¢s oriental de Occidente, un concepto m¨¢s geopol¨ªtico que geogr¨¢fico, y al que Finlandia acaba de incorporarse plenamente con su solicitud de adhesi¨®n a la OTAN. Mientras Darja ?Potkonen, soprano, y Veli Jeskanen, bajo, entrelazan sus voces en cantos de liturgia ortodoxa, el padre Ioannis, barba tupida, pelo recogido en coleta, difunde incienso en la capilla. La misa evidencia los lazos con el pa¨ªs vecino, donde la ortodoxa es la principal confesi¨®n. Suena y huele a Oriente donde termina Occidente, en un recordatorio de la complejidad de la desconexi¨®n de Europa con Rusia.
La pen¨ªnsula de Porkkala y el distrito de Ilomantsi, en el que se halla Huhus, son los dos extremos de un viaje a trav¨¦s de Finlandia, su historia, su presente y su identidad, forjada en muchos sentidos por contraposici¨®n a Rusia, el poderoso vecino con el que comparte m¨¢s de 1.300 kil¨®metros de frontera. Una identidad que tiene como pilar el concepto de sisu, que los propios finlandeses usan para definir su esencia nacional, traducible como una suerte de tenacidad para afrontar las adversidades y que se ha declinado durante d¨¦cadas en su gran perseverancia a la hora de prepararse para encarar los riesgos vinculados a la cercan¨ªa de Rusia. Un viaje en el que, al trasluz, se vislumbra la gran reconfiguraci¨®n del orden mundial provocada por la invasi¨®n rusa de Ucrania, la m¨¢s significativa desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. Por un lado, con la reformulaci¨®n del per¨ªmetro de las alianzas internacionales, como evidencian la petici¨®n de Finlandia, y tambi¨¦n de Suecia, de integrarse en la OTAN, o el refer¨¦ndum a trav¨¦s del cual Dinamarca ha decidido sumarse a la dimensi¨®n de defensa de la UE. Por el otro, con la reorganizaci¨®n de las cadenas de suministros estrat¨¦gicos globales. Un cambio hist¨®rico en el que Finlandia es un actor de primera l¨ªnea, cargado de lecciones y advertencias para una metamorfosis que trasciende a esta naci¨®n de 5,5 millones de habitantes e impacta como un tsunami en el escenario global.
Porkkala: La antigua base sovi¨¦tica
Lena Sel¨¦n, de 81 a?os, es, junto al abuelo de Jaskari, una de las 7.000 personas que tuvo que ser evacuada en septiembre de 1944. ¡°Los finlandeses tuvimos que hacer concesiones, pero resistimos lo suficiente para evitar que se repartieran billetes gratis para Siberia¡±, comenta en las instalaciones del Degerby Igor, el peque?o museo dedicado a la historia de la zona de Porkkala que gestiona junto a su pareja, Berndt Gottberg. La historia a la que se refiere tiene semejanzas con la actual. El 30 de noviembre de 1939 Rusia agredi¨® a Finlandia. Bombarde¨® su capital y acometi¨® la invasi¨®n, en la que hoy se conoce como Guerra de Invierno. Mosc¨² confiaba en una plena y r¨¢pida derrota del pa¨ªs vecino, seg¨²n apunta el historiador David Kirby en Una historia concisa de Finlandia (Cambridge University Press). Sin embargo, una mezcla de la resistencia de las fuerzas finlandesas, los m¨²ltiples fallos estrat¨¦gicos, t¨¢cticos y log¨ªsticos de las fuerzas sovi¨¦ticas y la perspectiva de ayuda extranjera a Helsinki permitieron a Finlandia evitar la capitulaci¨®n. Aun as¨ª, tuvo que firmar en 1940 una paz con dolorosas concesiones. Hubo m¨¢s combates entre los dos vecinos durante la II Guerra Mundial, con momentos alternos, y finalmente se confirm¨® el resultado de una Finlandia mermada territorialmente ¡ªno solo con la cesi¨®n en alquiler de la zona de Porkkala¡ª, limitada en su capacidad de acci¨®n por la presi¨®n del poderoso vecino ruso, pero independiente.
Porkkala es un s¨ªmbolo del dif¨ªcil camino emprendido desde entonces, tambi¨¦n conocido como finlandizaci¨®n, propio de un pa¨ªs que, contra su voluntad, tuvo que limitar su libertad pol¨ªtica, tanto en la acci¨®n exterior como en la interior, asent¨¢ndose durante d¨¦cadas en una posici¨®n de no alineamiento. Un pa¨ªs que ha buscado evitar lo peor alej¨¢ndose de cualquier hecho que pudiera parecer una provocaci¨®n a Mosc¨² ¡ªcomo la entrada en la UE o en la OTAN¡ª, pero que se ha preparado concienzudamente para afrontarlo en el caso de que se produjera de todas formas. Y que ahora, tras la invasi¨®n rusa de Ucrania, ha decidido superar definitivamente esa trayectoria solicitando la adhesi¨®n a la OTAN. ¡°Esto es el paso final de la occidentalizaci¨®n de Finlandia. Llegamos al lugar al que pertenecemos, la Alianza Atl¨¢ntica¡±, considera Alexander Stubb, ex primer ministro del pa¨ªs y ahora director de la escuela de gobernanza transnacional del Instituto de Estudios Europeos. Stubb se?ala c¨®mo, a lo largo de su historia, Finlandia ha dado pasos trascendentales en momentos de convulsi¨®n. ¡°En 1917 declaramos la independencia en coincidencia con la revoluci¨®n bolchevique. Cuando la URSS colaps¨®, solicitamos seis meses m¨¢s tarde la adhesi¨®n a la UE. Nadie deber¨ªa sorprenderse de que ahora pidamos entrar en la OTAN¡±, dice.
Jaskari, Sel¨¦n y Gottberg, como la mayor¨ªa de las decenas de personas entrevistadas para este reportaje, aprueban ese paso. Los sondeos apuntan tasas de consenso del 75%, cuando durante d¨¦cadas oscilaba en torno al 20%. El ataque ruso a Ucrania lo ha cambiado todo. Gottberg, de 73 a?os, habla de todo ello en el peque?o cementerio que acoge los restos de 495 sovi¨¦ticos ¡ªmilitares y civiles¡ª que fallecieron aqu¨ª durante el periodo en el que la base, una especie de Guant¨¢namo sovi¨¦tica en el B¨¢ltico, estuvo operativa. El recinto militar ocupaba unos 1.000 kil¨®metros cuadrados entre superficie terrestre y mar¨ªtima y, seg¨²n las autoridades finlandesas, lleg¨® a hospedar a unos 20.000 militares y 10.000 civiles. Hoy, en la zona, adem¨¢s de la base de la marina de Finlandia, destaca la sede en este pa¨ªs de la compa?¨ªa sueca Ericsson, todo un recordatorio de la muy diferente evoluci¨®n de las dos antiguas potencias dominantes en este territorio. Suecia tiene una estrecha relaci¨®n con Finlandia y tambi¨¦n ha pedido la adhesi¨®n a la OTAN. Con Rusia, las relaciones est¨¢n bajo m¨ªnimos, y los sentimientos, enconados.
En el cementerio ¡ªque ha sido recientemente vandalizado, en coincidencia con el D¨ªa de la Victoria, con la aparici¨®n de unas ¡°Z¡± pintadas (el s¨ªmbolo ruso de victoria para la ofensiva ucrania)¡ª, Gottberg apunta razones de la marcha de los sovi¨¦ticos de Porkkala. ¡°Se fueron en 1956, pese a que el acuerdo les asignaba la base para 50 a?os, por varios motivos. Encontraron un lugar mejor en Estonia, con aguas m¨¢s profundas, para proyectar el control estrat¨¦gico del B¨¢ltico; aqu¨ª hab¨ªan tenido muchos problemas log¨ªsticos, un poco como ahora en Ucrania, y adem¨¢s, probablemente, Jruschov quer¨ªa anotarse un punto con los occidentales¡±, explica Gottberg. Kirby se?ala las actas de una reuni¨®n del Partido Comunista de la URSS que apuntan a que Mosc¨² contaba con que el gesto ¡°tendr¨ªa sin duda una influencia favorable en el resultado de las presidenciales finlandesas a principio de 1956¡å. El intento del Kremlin de proyectar su poder en los pa¨ªses cercanos tiene una larga historia. ¡°Cuando se fueron, dejaron todo esto destrozado y quemado¡±, dice Gottberg. ¡°De la treintena de instalaciones que ten¨ªa la finca de mi familia cuando tuvo que marcharse, solo hab¨ªa tres cuando regresamos. Fue un patr¨®n generalizado. Cuando volvimos, empezamos a plantar cereales, porque eran necesarios¡±. Basta con darse una vuelta en los alrededores del cementerio para comprobar que todav¨ªa se cultivan.
Helsinki: Prepararse para lo peor
¡°El almacenamiento de cereales fue el primer aspecto en el que se concentr¨® la actividad de aseguramiento de los suministros estrat¨¦gicos. Paulatinamente, la extensi¨®n de la acci¨®n gubernamental en ese sentido se fue ampliando; y desde 1993, todas las funciones en esta ¨¢rea se fusionaron en nuestra instituci¨®n¡±, cuenta Janne K?nk?nen, director de la Agencia Nacional de Suministros de Emergencia (ANSE). La historia de los cereales resulta de brutal actualidad en un momento en el que la guerra en Ucrania est¨¢ desestabilizando el mercado de los alimentos, muy en especial el de los granos. Y el papel de la ANSE parece un precursor de conceptos ahora en boga, desde la autonom¨ªa estrat¨¦gica ¡ªcon sus distintas interpretaciones¡ª que se ha ido afirmando en la UE en los ¨²ltimos a?os hasta el friend-shoring ¡ªanclar las cadenas de suministros en lugares confiables¡ª del que ha empezado a hablar Janet Yellen, secretaria del Tesoro de Estados Unidos. ¡°La ANSE es parte del modelo de seguridad integral de Finlandia, que trasciende el per¨ªmetro de la defensa y de la seguridad tradicional. Nuestro papel en esta agencia es garantizar la seguridad econ¨®mica, el funcionamiento en caso de crisis de sectores esenciales como la electricidad, las telecomunicaciones, la sanidad o el suministro de alimentos¡±, dice K?nk?nen en una sala de la organizaci¨®n, que depende del Ministerio de Econom¨ªa, en el centro de Helsinki.
En el marco de su mandato, la instituci¨®n cultiva una fuerte cooperaci¨®n con el sector privado e impulsa simulacros peri¨®dicos de situaciones de crisis. K?nk?nen subraya que Finlandia cuenta, comparativamente en relaci¨®n con su tama?o, con una red especialmente tupida de empresas locales en sectores clave. En efecto, viajar por el pa¨ªs permite percibir un fuerte tejido de empresas propias y una menor presencia, en comparaci¨®n con otros pa¨ªses europeos, de multinacionales. No obstante, precisa el director de la ANSE, el aseguramiento de los suministros b¨¢sicos no es un ejercicio aut¨¢rquico, un anhelo de autosuficiencia, sino en primer lugar la construcci¨®n de cadenas s¨®lidas. ¡°La autosuficiencia es solo el ¨²ltimo recurso en un mundo tan interconectado. Nosotros reconocemos esa interconexi¨®n y tratamos de asegurar las cadenas dentro de ese marco¡±. Ah¨ª se juega el gran dilema occidental actual entre seguir dependiendo de cadenas globalizadas que han permitido reducir costes, pero representan un potencial peligro¡, o dise?ar alternativas que supondr¨ªan mayor seguridad, pero tambi¨¦n mayores costes precisamente en un momento en el que la inflaci¨®n corroe el poder adquisitivo en tantos pa¨ªses.
¡°Lo que est¨¢ ocurriendo es un gran movimiento de desglobalizaci¨®n¡±, observa Christopher Aniji, de 29 a?os, sentado en un parque adyacente al Museo de Arte Contempor¨¢neo. Aniji, nigeriano y residente en Finlandia desde hace nueve a?os, se est¨¢ especializando en comercio internacional en la Universidad Haaga-Helia. Un 8% de la poblaci¨®n de Finlandia es de origen extranjero. El estudiante se muestra favorable a la adhesi¨®n a la OTAN, cree probable que Rusia lanzar¨¢ alguna clase de ataque h¨ªbrido ¡ª¡±ya lo hizo en el pasado¡±¡ª y muestra su aprecio por la preeminencia que la sociedad finlandesa atribuye a lo que ¨¦l define como ¡°capital social¡±, un conjunto de valores de honestidad que construyen seguridad y fuerza colectiva.
Los suministros no son el ¨²nico terreno en el que Finlandia se ha preparado con constancia. El subsuelo de la capital lo demuestra con la contundencia de las compuertas de cierre del b¨²nker subterr¨¢neo de Merihaka, en Helsinki. Jari Markkanen, funcionario del ¨¢rea de planificaci¨®n de defensa civil del Departamento de Seguridad de la ciudad de Helsinki, una organizaci¨®n encuadrada bajo el Ministerio del Interior, explica el funcionamiento del centro. ¡°Este refugio est¨¢ pensado para albergar a 6.000 personas y para resistir ataques nucleares o de agentes qu¨ªmicos¡±, dice. En el d¨ªa a d¨ªa es utilizado para actividades deportivas y como parking. Pero todo est¨¢ preparado para un uso m¨¢s dram¨¢tico, desde las literas y los colchones almacenados hasta los retretes qu¨ªmicos, pasando por las tuber¨ªas para llevar agua hasta los filtros de aire con el fin de evitar la entrada de elementos nocivos. La infraestructura es una de muchas. El subsuelo de Helsinki es un queso gruy¨¨re. Hay unos 5.500 refugios potenciales en la capital, con espacio para unas 900.000 personas, para una ciudad con una poblaci¨®n de unas 650.000. En uno de ellos hay una piscina de tama?o ol¨ªmpico. La gran mayor¨ªa son privados, construidos bajo el est¨ªmulo de un marco legislativo que los reclama para cada edificaci¨®n que supere los 1.200 metros cuadrados de superficie en el suelo.
La defensa es obviamente el pilar central de este gran ejercicio colectivo de preparaci¨®n en un entorno geopol¨ªtico complicado. Al contrario de la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la OTAN, Finlandia, que no es parte de la Alianza, s¨ª cumple con el objetivo de la misma de un gasto militar del 2% del PIB. ¡°Estamos bien preparados para los riesgos¡±, considera Esa Pulkkinen, secretario permanente del Ministerio de Defensa. Apunta que su organizaci¨®n no ha implementado ning¨²n cambio sustancial despu¨¦s del 24 de febrero, d¨ªa del inicio de la actual invasi¨®n de Ucrania. Pero s¨ª se hicieron muchas cosas despu¨¦s de 2014, a?o en el que empez¨® la agresi¨®n rusa con la anexi¨®n de Crimea y el apoyo al separatismo en Donb¨¢s. ¡°Hemos incrementado nuestro nivel de preparaci¨®n, desde la capacidad de movilizaci¨®n de reservistas en un tiempo r¨¢pido hasta la legislaci¨®n pertinente. El Gobierno ha cerrado la compra de 64 aviones de combate F-35 para sustituir nuestra flota de F-18 y decidido una importante inversi¨®n de 1.400 millones de euros en buques militares. Estamos preparados, as¨ª que, en estas nuevas circunstancias, m¨¢s all¨¢ de aumentar la disponibilidad de municiones y repuestos, no planificamos otras grandes inversiones estructurales¡±, dice.
En cuanto a la posici¨®n que asumir¨ªa Finlandia como miembro de la OTAN, Pulkkinen considera improbable la perspectiva de que aqu¨ª se instalen tropas de la Alianza. ¡°No tengo la bola de cristal, y en estas cosas hay muchos factores en juego. Pero el fondo es que nosotros podemos aportar a la OTAN una defensa nacional s¨®lida, m¨¢s fuerte que la sueca o la noruega. Tenemos, creo, la mejor artiller¨ªa de Europa. Y, por otra parte, no queremos provocar. No tendr¨ªa ning¨²n sentido. Naturalmente, lo que har¨ªamos como miembros de la OTAN no est¨¢ sujeto a los deseos de Mosc¨² y depender¨ªa completamente de nosotros, pero en t¨¦rminos pr¨¢cticos evitar¨ªamos despliegues provocativos de tropas extranjeras o incluso de las nuestras propias cerca de la frontera¡±, apunta en una sala del Ministerio del Interior.
La cuesti¨®n es objeto de un amplio consenso parlamentario. A mediados de mayo, el Parlamento de Finlandia refrend¨® la propuesta del presidente y el Gobierno del pa¨ªs de solicitar el ingreso en la OTAN con un total de 188 votos a favor, 8 en contra y 3 ausentes. ¡°Tenemos una fuerte tradici¨®n de buscar consenso en pol¨ªtica exterior, porque sabemos que la divisi¨®n da herramientas a los actores externos¡±, dice Jussi Halla-aho, presidente del comit¨¦ de Asuntos Exteriores del Parlamento. ¡°Hay diputados que no est¨¢n del todo convencidos, con razones de buena fe, de lo de la OTAN. Pero ellos tambi¨¦n creen que el consenso es importante y por eso han votado a favor¡±, dice el pol¨ªtico, miembro del ultraderechista Partido de los Finlandeses, que se muestra claramente partidario de la adhesi¨®n a la Alianza. ¡°No podemos saber qu¨¦ intenciones tiene Rusia con nosotros, no podemos confiar en nada de lo que dice. Lo que sabemos, desde el 24 de febrero, es que es capaz y est¨¢ dispuesta a usar la fuerza bruta, sin provocaci¨®n previa, contra un vecino m¨¢s peque?o. Que Rusia tiene una agenda expansionista y, podemos decir, imperialista. Que quiere restaurar su grandeza perdida¡±.
La posici¨®n de Halla-aho ¡ªun pol¨ªtico con un pol¨¦mico historial de afirmaciones ultraderechistas que desembocaron en una condena penal hace una d¨¦cada¡ª muestra la gran brecha que se ha abierto en la familia nacionalista y ultraconservadora de la UE. Algunos ferozmente contrarios a las acciones de Putin ¡ªcomo el gobernante PiS en Polonia o el Partido de los Finlandeses¡ª y otros bastante m¨¢s contemporizadores, como los italianos de la Liga de Salvini, que critica el env¨ªo de armas de Occidente en ayuda a Ucrania. ¡°Hay fuertes simpat¨ªas hacia Putin y Rusia entre los partidos nacionalistas de Europa. Y creo que fue est¨²pido y da?ino por parte de Salvini ponerse ciertas camisetas y hablar de Putin como el gran estadista de nuestro tiempo¡±, explica Halla-aho en una sala del Parlamento finland¨¦s. ¡°Pero la cuesti¨®n es si son m¨¢s da?inas para Europa y beneficiosas para Putin las camisetas de propaganda de Salvini o las relaciones de algunos estadistas de la socialdemocracia con la industria rusa del gas [en referencia al excanciller alem¨¢n Gerhard Schr?der]¡±.
La energ¨ªa es un elemento clave en la convulsi¨®n que vive el mundo tras la invasi¨®n rusa de Ucrania. Tres d¨ªas antes de la conversaci¨®n con Halla-aho en el Parlamento, Mosc¨² anunci¨® que cortaba el suministro de gas a Finlandia. Horas antes de la entrevista, el director de la Agencia Nacional de Suministros de Emergencia afirmaba que en esos mismos momentos se estaba completando un simulacro de colapso de la red el¨¦ctrica en la capital.
Loviisa: La independencia energ¨¦tica
El poderoso tendido el¨¦ctrico discurre por la pen¨ªnsula como un presagio. Y la expectativa se cumple. Rodeada por el mar se yergue la central nuclear de Loviisa, unos 100 kil¨®metros al este de Helsinki. Una suerte de catedral de doble c¨²pula ¡ªdos reactores¡ª que satisface un 10% del consumo el¨¦ctrico anual del pa¨ªs n¨®rdico y representa su intento de navegar entre los hemisferios de Occidente y Oriente. Porque Loviisa es una mezcla de tecnolog¨ªa sovi¨¦tica ¡ªlos reactores¡ª y occidental, con aportaciones de compa?¨ªas como Westinghouse, Siemens o Rolls-Royce. Algunos la han rebautizado como Eastinghouse, jugando con la definici¨®n de Este en ingl¨¦s y el nombre de la compa?¨ªa estadounidense. La cooperaci¨®n nuclear de Finlandia con su vecino del Este ha ido m¨¢s all¨¢ de Loviisa, cuyos reactores entraron en funcionamiento en 1977 y 1981, extendi¨¦ndose a un nuevo proyecto que estaba planificado en la zona de Hanhikivi, en la costa occidental de Finlandia. El proyecto contemplaba como accionista mayoritario a Rosatom, la estatal rusa del sector, con una cuota del 34%. En mayo, el consorcio que lo impulsaba ha anunciado su cancelaci¨®n. Muchos consideran que representaba un caso de interpretaci¨®n equivocada del intento de mantener la estabilidad con Rusia a base de estrechar los lazos. El visto bueno fue dado despu¨¦s de los hechos de Crimea en 2014. ¡°Ahora, en retrospectiva, queda claro que fue un error¡±, dice Halla-aho.
Pero el error no impide que Finlandia se haya preparado mejor que otros de sus socios europeos para el armaged¨®n energ¨¦tico que se est¨¢ produciendo. Janne K?nk?nen se?ala algunos rasgos de la resiliencia finlandesa en este sector. ¡°En cuanto al gas, Rusia ha cortado el suministro, pero varios factores aten¨²an el impacto. Por un lado, en Finlandia solo algunos miles de casas lo usan para calefacci¨®n. Por el otro, en la industria, la mayor¨ªa de las plantas que lo utilizan pueden revertir a otras fuentes. Y, en todo caso, tenemos activa desde 2019 la conexi¨®n b¨¢ltica que nos permite recibir suministro desde all¨ª¡±. En cuanto al crudo, la reacci¨®n tambi¨¦n ha sido ¨¢gil. ¡°Hay solo una refiner¨ªa licenciada en Finlandia, y antes el crudo ven¨ªa sustancialmente de Rusia. Pero ya no, se ha logrado sustituir el suministro¡±, dice el director de la ANSE. ¡°Rusia tambi¨¦n ha cortado la exportaci¨®n de electricidad, que supon¨ªa entre un 7% y un 8% del total del consumo. Pero lo hemos capeado bien, y se espera que el tercer reactor de la planta nuclear de Olkiluoto, fabricado por Areva [una empresa francesa], entre a pleno r¨¦gimen para agosto-septiembre, lo que permitir¨¢ una nueva producci¨®n equivalente a otro 10% del consumo nacional de electricidad¡±. Por ¨²ltimo, Finlandia apuesta con fuerza por la energ¨ªa verde, especialmente la e¨®lica. ¡°Planeamos convertirnos en exportadores netos de electricidad dentro de un par de a?os¡±.
En el pueblo, a unos 15 kil¨®metros de la central, un grupo de mayores toma algo en la zona del antiguo muelle de la sal. Timothy K¨¹hn, de 44 a?os, que gestiona uno de los establecimientos del ¨¢rea, muestra sus perplejidades sobre la adhesi¨®n a la OTAN. ¡°Ha sido una decisi¨®n muy r¨¢pida, sin un debate realmente abierto, en un ambiente psicol¨®gico en el que cund¨ªa la sensaci¨®n de que quienes se atreviesen a plantear objeciones iban a cargar con el estigma de prorrusos¡±, asegura. En una de las mesas al aire libre, Sussi Owren reconoce que se siente preocupada por la situaci¨®n, confirmando un patr¨®n bastante recurrente por el que los mayores parecen mostrar un punto de inquietud m¨¢s intenso que los j¨®venes. Recuerda que la llevaron por vez primera a San Petersburgo con el instituto, cuando ten¨ªa 15 a?os. Eso ya es un lejano recuerdo, no solo por el tiempo pasado, sino por el espacio que se ha ensanchado y se hace abismo.
Vaalimaa: El flujo menguante
De Rusia no solo ven¨ªa energ¨ªa. Tambi¨¦n hab¨ªa un consistente flujo de mercanc¨ªas y de turistas. Ambos est¨¢n en ca¨ªda abrupta, como demuestra una ma?ana cualquiera en el paso fronterizo de Vaalimaa. ¡°Estamos en un 10% del tr¨¢fico habitual¡±, explica Jussi Pekkala, de 36 a?os, comandante de una estaci¨®n con unos 200 efectivos. La ca¨ªda en el tr¨¢nsito de personas se debe sobre todo a los requerimientos antipandemia, seg¨²n el oficial de la guardia fronteriza, quien subraya que, al margen de las personas sancionadas por la UE, para el resto de los ciudadanos rusos no hay restricciones nuevas vincu?ladas a la guerra. En el apartado de mercanc¨ªas, en cambio, el colapso se debe precisamente a las medidas sancionadoras de la UE a causa de la guerra. Pekkala relata que en las primeras semanas tras la invasi¨®n hubo un repunte de salidas desde Rusia a Finlandia. Registraron a personas de 52 nacionalidades que abandonaban el pa¨ªs vecino. Gente que ya no quer¨ªa vivir ah¨ª con la perspectiva de aislamiento y sufrimiento econ¨®mico que acechaba la potencia agresora.
Despu¨¦s de esas salidas, el flujo se torn¨® an¨¦mico, como demuestra el goteo lento que se observa en una ma?ana de finales de mayo que proviene de la otra barrera, a unos tres kil¨®metros de la finlandesa.
De momento es as¨ª, aunque en Finlandia se contempla la posibilidad de que m¨¢s adelante pueda haber alg¨²n episodio de migraciones masivas dirigidas por Rusia en alg¨²n punto de la frontera. Si la perspectiva de un ataque militar es considerada altamente improbable, m¨¢s cre¨ªble es que Rusia lance ofensivas h¨ªbridas, en forma de ciberataques, manipulaci¨®n informativa para sembrar discordia o, precisamente, esas oleadas migratorias provocadas. ¡°En 2015 fuimos puestos a prueba cuando los rusos contribuyeron a una ola migratoria que primero se dirigi¨® hacia Noruega y luego hacia Finlandia¡±, se?ala Pulkkinen, del Ministerio de Defensa. ¡°Fue una suerte de preludio a lo que ocurri¨® entre Bielorrusia y Polonia recientemente¡±, apunta Rasmus Hindr¨¦n, jefe de Relaciones Internacionales en el Centro Europeo de Excelencia para Afrontar Amenazas H¨ªbridas, con sede en Helsinki. ¡°Es un claro ejemplo de las vulnerabilidades en nuestras sociedades. Tenemos que prepararnos para este tipo de acontecimientos con claridad legislativa, en las relaciones intraeuropeas y en la comunicaci¨®n a la sociedad. Lograr que haya un alto nivel de conciencia en la sociedad reduce en s¨ª mismo la posibilidad de que estas amenazas hagan da?o¡±, prosigue el experto.
Al lado de la estaci¨®n fronteriza de control finlandesa se halla el Zsar Outlet Village, un centro comercial construido para hacer negocio con el anta?o florido tr¨¢nsito de rusos. Hoy est¨¢ desierto. En la cafeter¨ªa Espresso House, Saana Kunnari, de 19 a?os, atiende a los escasos clientes, pr¨¢cticamente todos empleados de otras tiendas del centro. Sue?a con convertirse en artista de tatuajes y lleva grabada en el brazo una vaca que ha dise?ado. Ella, a diferencia de Sussi Owren, no ha estado nunca en Rusia. Acaba de terminar el instituto, pero no quiere seguir con la universidad. El sistema educativo finland¨¦s destaca por la eficacia en la preparaci¨®n de sus estudiantes, seg¨²n los informes comparativos PISA. Pero no todo son luces. ¡°La calidad del sistema es buena, pero se espera demasiado de los estudiantes. Hay mucha presi¨®n y acaba afectando a la salud mental de muchos. Es duro¡±, dice Kunnari. Finlandia se sit¨²a en el primer puesto en una clasificaci¨®n global de los pa¨ªses con mayor nivel de felicidad ciudadana impulsada por una agencia de la ONU. A la vez, tiene una tasa de suicidios considerablemente elevada.
Al paso fronterizo llega un autob¨²s de la compa?¨ªa Lux Express procedente de San Petersburgo y con direcci¨®n a Helsinki. Lleva no m¨¢s de una docena de pasajeros. Sergu¨¦i Sidorov, de 32 a?os, residente en la gran ciudad rusa, es uno de los dos conductores. ¡°Siento lo que est¨¢ pasando¡±, dice, en referencia a la ofensiva rusa en Ucrania. Sidorov pidi¨® en Viena un visado para irse a EE UU. ¡°Quiero estudiar, evolucionar, crecer. Soy demasiado joven para quedarme en esto¡±, comenta en buen ingl¨¦s apuntando al autob¨²s. Hizo el servicio militar en la Marina y de ninguna manera considera inscribirse para servir en la ofensiva de Ucrania. Las autoridades rusas buscan con ambiguas triqui?uelas burocr¨¢ticas reenganchar efectivos como Sidorov para sostener la guerra sin llegar a una conscripci¨®n obligatoria generalizada. Pero Sidorov tiene planes muy diferentes. Es originario de Komsomolsk del Amur, en el Extremo Oriente de Rusia. Su madre y su hermana siguen all¨ª. Sue?a con poder ir a EE UU y mientras tanto trabaja con la esperanza de al menos poder traer a su familia a San Petersburgo. ¡°Llevo cinco a?os sin verlas¡±. En el autob¨²s, dice, hay a menudo refugiados ucranios. ¡°Son buena gente¡±.
Ilomantsi: El fin de Occidente
En su iglesia, el D¨ªa de la Ascensi¨®n por la tarde, el padre Ioannis dice que han llegado a Ilomantsi los primeros refugiados de Ucrania desde el inicio de la invasi¨®n: Maria, con sus hijos Iv¨¢n y Rom¨¢n. Ilomantsi es una localidad de unos 4.500 habitantes, en cuyas inmediaciones se halla el pueblo de Huhus, donde el d¨ªa anterior el religioso celebr¨® el oficio vespertino. ¡°Son ortodoxos¡±, dice el religioso, de origen griego y afincado en Finlandia desde hace 20 a?os. Esta es la zona del pa¨ªs con la mayor proporci¨®n de fieles de esa confesi¨®n de todo el pa¨ªs n¨®rdico. La media nacional es de un 1%. Aqu¨ª alcanza el 18%. ¡°La fe ortodoxa lleg¨® aqu¨ª desde N¨®vgorod hace unos 500 a?os¡±, cuenta el religioso. Una fe que en muchos sentidos representa un v¨ªnculo con el otro lado de la frontera. Pero tambi¨¦n, ahora, ilustra el desgarro entre ambos lados. El patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kiril, nacido en Leningrado (hoy San Petersburgo), es un gran apoyo a la guerra de Putin en Ucrania y ha acabado en la lista de sancionados de la UE. ¡°Rezamos de la misma manera. Pero ?creemos de la misma manera?¡±, pregunta Ioannis.
Desde el campanario de su iglesia, la del Profeta El¨ªas, consagrada en 1892, se ve el lago que bordea Ilomantsi. El pueblo afronta las dificultades de tantas zonas rurales y perif¨¦ricas de Occidente. La despoblaci¨®n, el envejecimiento. Mantiene, sin embargo, una vitalidad. Cuenta con un centro de salud bastante imponente; escuelas para los ciclos primarios, secundarios y terciarios; dos supermercados, biblioteca, teatro/cine, banco, farmacia y otros negocios. Pero las hermanas Aini y Aune, las fieles de esta misa vespertina en el pueblo de Huhus, recuerdan que cuando ellas iban al cole hab¨ªa en Ilomantsi 15.000 habitantes y cinco supermercados. Mervi Nevalainen, de 56 a?os, periodista del Pogostan Sanomat, un semanario local, se?ala la inquietud en la comunidad por las escasas perspectivas de empleo.
La taiga rodea el pueblo. El infinito bosque de con¨ªferas se extiende hasta la frontera, y la supera. Aqu¨ª, siguiendo un camino sin asfaltar, se alcanza el punto geogr¨¢fico m¨¢s oriental de Finlandia, de la UE continental y del concepto geopol¨ªtico de Occidente, ahora que Finlandia completa su integraci¨®n en el mismo con la solicitud de adherirse a la OTAN y si se considera que Turqu¨ªa, aun siendo miembro de la Alianza, dibuja un perfil propio por posici¨®n continental, su historia, los rasgos presentes de su democracia y su pol¨ªtica. Los guardias fronterizos Tuomo Turunen, de 42 a?os, y Petri V?nsk?, de 45, de patrulla ese d¨ªa, llegan al lugar. Narran su d¨ªa a d¨ªa, la dificultad de vigilar una linde como esta, con picos de 40 grados bajo cero en el invierno. Si se ratifica la petici¨®n finlandesa, ser¨¢ la mayor frontera de la OTAN con Rusia. Dos postes en un peque?o islote en medio del lago marcan el lugar extremo. Al otro lado, despu¨¦s de mucha taiga, hay una carretera de importancia estrat¨¦gica, que corre paralela a la frontera y conecta el coraz¨®n de Rusia con las bases militares de la zona de M¨²rmansk, uno de los pilares del despliegue de disuasi¨®n nuclear ruso. Hay algo de m¨ªstico en este silencio, solo cortado por alg¨²n p¨¢jaro carpintero, en la monoton¨ªa aparentemente infinita de la flora de la taiga y los lagos. Cerca, en Huhus, en el atardecer del d¨ªa anterior, suave como el de la pen¨ªnsula de Porkkala, las hermanas Aini y Aune insistieron en ense?ar a los forasteros la belleza del lago Koitere, conocido como el de las 100 islas, despu¨¦s de la liturgia ortodoxa. De repente, un halo, un anillo iridiscente circular, rodea el sol en el cielo. Un fen¨®meno propio de esas latitudes, que sin duda estar¨¢ hipnotizando a muchos tambi¨¦n al otro lado de la frontera. Pero hoy es m¨¢s fuerte el impulso desgarrador de los meridianos que el unificador de los paralelos. En Ilomantsi termina un mundo, Occidente, que se aleja, como una placa tect¨®nica, del otro, Rusia ¡ªy su alianza con China¡ª, m¨¢s fuerte que los v¨ªnculos de uni¨®n construidos en el tiempo. Quiz¨¢ alg¨²n d¨ªa esta deriva se revierta. ¡°Lo ¨²nico que nos separa es la manera en la que piensan los l¨ªderes¡±, dice el padre Ioannis. Pero hoy el desgarro predomina sobre el halo.
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