Cinco claves sobre la investigaci¨®n de The Outlaw Ocean Project sobre la flota china de pesca de altura
La organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro ha documentado durante cuatro a?os casos de negligencia y trabajo forzado en los barcos que surten de calamar al mundo entero
Ian Urbina, director de la organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro de periodismo The Outlaw Ocean Project, afirma lo siguiente sobre la investigaci¨®n que han llevado a cabo durante cuatro a?os sobre la flota china de pesca del calamar: ¡°No se parece a nada que hayamos hecho antes, tanto en t¨¦rminos de los hallazgos como en cuanto a su alcance global¡±. Fruto de ese trabajo, que les ha llevado a recorrer los principales caladeros de todo el mundo ¡ªen torno a las islas Gal¨¢pagos, las Malvinas, las costas de Ghana y el Mar de Jap¨®n¡ª, El Pa¨ªs Semanal publica el reportaje titulado Los esclavos del calamar, que deja al descubierto pr¨¢cticas ilegales, abusos laborales y negligencias dentro de una flota tan poderosa como opaca. Sin olvidar que Espa?a es el mayor consumidor de calamar en Europa, los siguientes son cinco hallazgos esenciales de esta investigaci¨®n.
Negligencias que acaban en muerte
A trav¨¦s de decenas de testimonios estremecedores, el reportaje reconstruye la tragedia de Daniel Aritonang, un joven indonesio que se convirti¨® en marinero para escapar de la miseria, cay¨® enfermo y muri¨®. Su historia representa el drama de tantos que embarcan con promesas cuya letra peque?a acaba convirtiendo el viaje en una pesadilla. La enfermedad que mat¨® a Daniel, el beriberi, causada por una deficiencia de vitamina B1, presente en prisiones y campos de inmigrantes, y muy com¨²n en la flota pesquera china, es una clara muestra de las dur¨ªsimas condiciones de vida en unos barcos en los que abundan el tr¨¢fico ilegal de mano de obra, la servidumbre por deudas, la violencia, la negligencia y la muerte.
Trabajo forzado
Los testimonios recogidos durante cuatro a?os tambi¨¦n dejan claro que los marineros se sienten, en general, atrapados en alta mar, obligados a trabajar, quieran o no. No es para menos, en unas traves¨ªas que pueden llegar a prolongarse durante m¨¢s de dos a?os sin regresar a tierra, con los pasaportes en muchas ocasiones en manos de los oficiales y tras haber firmado unos contratos que les penalizan por abandonar el trabajo.
Una flota para conquistar el mundo
La flota china de pesca de altura, que opera terminales mar¨ªtimas en m¨¢s de 90 puertos extranjeros y cuenta con hasta 6.500 barcos, genera mucho negocio y muchos puestos de trabajo: sus barcos acaparan el 15% de las capturas mundiales de pescado. Adem¨¢s, es utilizada frecuentemente para reivindicar las pretensiones territoriales de China en aguas en disputa, incluidas las de Taiw¨¢n y en el mar del Sur de China. Pero la supremac¨ªa de China en el mar tiene su precio: la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, un prestigioso centro de estudios con sede en Suiza, considera a China un pa¨ªs ¡°especialmente preocupante¡± en cuanto al cumplimiento de las leyes internacionales y la pesca ilegal, cuya pr¨¢ctica est¨¢ contribuyendo a llevar a algunas especies al borde de la extinci¨®n.
Las malas pr¨¢cticas contin¨²an en tierra firme
Al igual que los barcos que las abastecen, las plantas de procesamiento chinas tambi¨¦n est¨¢n bajo sospecha. La utilizaci¨®n de mano de obra forzada procedente de Corea del Norte y de la comunidad uigur y otras minor¨ªas ¨¦tnicas de la provincia china de Xinjiang ha sido ampliamente documentada en los ¨²ltimos a?os en otras industrias, por ejemplo, en f¨¢bricas de paneles solares. Pero, ahora, esta investigaci¨®n ha descubierto que empresas que emplean mano de obra uigur y norcoreana han exportado recientemente centenares de cargamentos de marisco, al menos, a 80 empresas europeas.
Una oscuridad que dificulta los controles
Es muy complicado controlar la industria pesquera: The Outlaw Ocean Project ha documentado c¨®mo se pierde el rastro del origen de los cargamentos entre transferencias a buques frigor¨ªficos en bolsas blancas sin nombre alguno y cuadernos de bit¨¢cora que se rellenan una vez terminada la traves¨ªa, de vuelta en el puerto. Pero esta investigaci¨®n ha relacionado el barco d¨®nde muri¨® Daniel Aritonang con al menos tres plantas de procesamiento en China, todas ellas propiedad de un conglomerado llamado Chishan Group, que vende ingentes vol¨²menes de calamar a importadores europeos, entre ellos algunos espa?oles. Espa?a es el primer consumidor de calamares en Europa.
Los esclavos del calamar
Sobre el autor
Ian Urbina es el director de The Outlaw Ocean Project, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro de periodismo con sede en Washington D.C. que se dedica a investigar los cr¨ªmenes contra los derechos humanos, el medio ambiente y violaciones contra los derechos laborales en el mar. Antes de fundar The Outlaw Ocean Project, Urbina trabaj¨® durante casi 17 a?os como reportero de The New York Times. Ha recibido varios premios de periodismo, entre ellos un premio Pulitzer, dos premios George Polk y un Emmy.
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