China etiqueta como ¡°extremistas violentos¡± a los uigures por tener el Cor¨¢n en el m¨®vil
Un informe de la organizaci¨®n Human Rigths Watch denuncia que los musulmanes de esa etnia residentes en el gigante asi¨¢tico pueden ser interrogados solo por practicar su religi¨®n
La organizaci¨®n de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) ha denunciado este jueves que los miembros de la minor¨ªa ¨¦tnica uigur residentes en China pueden ser etiquetados como ¡°extremistas violentos¡± e incluso ser sometidos a interrogatorios por la polic¨ªa del pa¨ªs solo por descargar en sus m¨®viles el Cor¨¢n, el libro sagrado de los musulmanes. Tras efectuar un an¨¢lisis forense de una lista de 50.000 archivos utilizados, entre otros, por las autoridades chinas para definir a quienes los poseen como extremistas, la organizaci¨®n ha llegado a la conclusi¨®n de que ¡°los musulmanes ¨¦tnicos son se?alados como partidarios del extremismo violento por el simple hecho de practicar su religi¨®n o mostrar inter¨¦s por ella¡±.
Las autoridades chinas vigilan los m¨®viles de los uigures, una minor¨ªa mayoritariamente musulmana de la regi¨®n occidental de Xinjiang, donde constituyen el 45% de la poblaci¨®n, y a otras etnias de origen t¨²rquico, gracias a aplicaciones que les permiten acceder al contenido de los tel¨¦fonos de la poblaci¨®n y que los residentes de esa regi¨®n est¨¢n obligados a descargar en sus celulares, subraya el informe, titulado China: un programa de b¨²squeda telef¨®nica vulnera los derechos de los uigures. La polic¨ªa china de Urumqi, la capital de Xinjiang, sostiene el documento, ¡°ha exigido a los residentes que se descarguen una aplicaci¨®n llamada Jingwang Weishi, que otorga a las autoridades la capacidad de vigilar el contenido de sus tel¨¦fonos m¨®viles. A los visitantes de esa regi¨®n tambi¨¦n se les puede exigir que descarguen una aplicaci¨®n similar llamada Fengcai¡±.
HRW analiz¨® esa lista de 50.000 archivos multimedia, pero las autoridades chinas vigilan, no solo la descarga o consulta de esos documentos, audios o v¨ªdeos, sino un conjunto m¨¢s amplio de contenidos. En total, 52 GB de documentos de una base de datos de la polic¨ªa de Xinjiang, seg¨²n se filtr¨® al medio estadounidense The Intercept en 2019, pero que no se hab¨ªa hecho p¨²blico hasta ahora, asegura HRW.
Cuando un musulm¨¢n uigur descarga uno de esos archivos, la polic¨ªa lo detecta gracias al uso de aplicaciones que les permiten rastrear y controlar el contenido de los m¨®viles. De acuerdo con el an¨¢lisis forense que ha efectuado la organizaci¨®n de derechos humanos, en esa lista de archivos sometidos a seguimiento figuran algunos contenidos ¡°violentos y terroristas¡±. Como por ejemplo: audios, v¨ªdeos e im¨¢genes de organizaciones como Estado Isl¨¢mico. Pero tambi¨¦n informaci¨®n que no tiene nada que ver con el terrorismo yihadista. Entre ese material no violento, que basta para ¡°desencadenar un interrogatorio¡±, prosigue el informe, se incluyen lecturas del Cor¨¢n, canciones isl¨¢micas e incluso un programa de viajes chino presentado en Siria llamado On the Road.
El an¨¢lisis de la base de datos de la polic¨ªa efectuado por HRW, sugiere que, en muchos casos, ¡°los musulmanes ¨¦tnicos son se?alados como partidarios del extremismo violento por el simple hecho de practicar su religi¨®n o mostrar inter¨¦s por ella¡±.
El grupo de derechos humanos asegura que un estudio de los metadatos de la lista revel¨® que durante 9 meses, entre julio de 2017 y marzo de 2018, la polic¨ªa sigui¨® la pista de esos archivos casi 11 millones de veces, en 1,2 millones de tel¨¦fonos diferentes, que pertenec¨ªan a 3,52 millones de residentes de la capital de Xinjiang, Urumqi. El 57% del contenido identificado como problem¨¢tico era material religioso ordinario, denunci¨® HRW. ¡°Solo el 9% de los archivos marcados conten¨ªan contenido violento y otro 4% contenido que llamaba a la violencia¡±, de acuerdo con la ONG.
Confundir el islam con el extremismo violento
¡°El Gobierno chino confunde de forma escandalosa y peligrosa el islam con el extremismo violento para justificar sus aborrecibles abusos contra los musulmanes t¨²rquicos en Xinjiang¡±, afirm¨® Maya Wang, directora en funciones para China de HRW, seg¨²n la nota de prensa de la organizaci¨®n. ¡°El Consejo de Derechos Humanos de la ONU debe tomar medidas ¨Dque deber¨ªan haberse tomado hace tiempo¨D e investigar los abusos del Gobierno chino en Xinjiang y m¨¢s all¨¢¡±, recomend¨® Wang.
Otros de los archivos incluidos en la lista de los 50.000 ¡°marcados para revisi¨®n [policial]¡±, desvela el informe, son los que incluyen ¡°material de organizaciones que promueven la identidad o la autodeterminaci¨®n de los uigures¡± o de otras minor¨ªas t¨²rquicas. Entre ellas, se encuentran el movimiento separatista por la independencia del Turquest¨¢n Oriental, el grupo en el exilio Congreso Mundial Uigur y el medio de comunicaci¨®n Radio Free Asia, financiado por el Gobierno de Estados Unidos. Otros archivos considerados sospechosos por parte de las autoridades chinas son los relativos a la matanza de la plaza de Tiananmen de 1989, una informaci¨®n sometida a una estricta censura en China.
El pasado 1 de septiembre, Naciones Unidas present¨® un informe, fruto de una larga investigaci¨®n independiente, en el que acusaba a China de posibles cr¨ªmenes contra la humanidad contra los uigures y otras minor¨ªas ¨¦tnicas musulmanas al aplicar pol¨ªticas que implicaron detenciones arbitrarias masivas y otros graves abusos. La pr¨¢ctica sistem¨¢tica de la represi¨®n por parte del r¨¦gimen de Pek¨ªn provoc¨® ¡°la privaci¨®n de libertad a gran escala¡± de miembros de esas minor¨ªas entre 2017 y 2019. La ONU calcula que al menos un mill¨®n de uigures permanecen internados en campos de trabajo y reeducaci¨®n, sin contar con el n¨²mero indeterminado de los sometidos a esterilizaciones forzosas. Adem¨¢s de estas acusaciones, el documento se?alaba que la regi¨®n de Xinjiang lleva sometida desde hace a?os a ¡°una vigilancia orwelliana¡±.
Tras la presentaci¨®n del informe, China amenaz¨® la ONU con que sus relaciones mutuas ¡°podr¨ªan verse afectadas¡±. Pek¨ªn niega estar cometiendo abusos contra los derechos humanos en Xinjiang y defiende que los centros de reeducaci¨®n son, en realidad, centros de formaci¨®n profesional destinados a paliar la pobreza y combatir el radicalismo.
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