Dennis Lehane: ¡°La raza ha definido EE UU desde el principio. Es el pecado que no podemos superar¡±
Escritor, guionista y ya leyenda de la novela negra, Lehane publica su decimoquinta obra volviendo a su ciudad natal: Boston. El autor de ¨¦xitos adaptados al cine como Mystic River o Shutter Island y creador de los personajes de la m¨ªtica The Wire, rescata un episodio de los a?os setenta sobre la segregaci¨®n racial
Dice Dennis Lehane (Boston, 58 a?os) que en sus novelas evita a toda costa escribir de dos personas sentadas en una cocina hablando de sus vidas. Sin embargo, es este espacio de su residencia en Venice, California, el que elige el escritor superventas para hablar de su nuevo libro, Golpe de gracia (Salamandra, traducci¨®n de Aurora Echevarr¨ªa). Es la decimoquinta obra de Lehane, que comenz¨® a escribir en 1994 convirti¨¦ndose en uno de los grandes nombres de la novela negra y un exitoso showrunner con Black Bird (Apple TV). Golpe de gracia ha tenido una acogida excepcional en Estados Unidos. ¡°Fue un libro muy placentero para escribir, pero no es un libro placentero para leer. Estaba exorcizando algo, no sab¨ªa muy bien qu¨¦. Hasta que supe que era rabia. La hab¨ªa cargado desde los nueve a?os¡±, afirma Lehane.
Ambientada en su Boston natal, la novela es una de sus obras m¨¢s autobiogr¨¢ficas y utiliza como tel¨®n de fondo la llamada crisis de los buses. Un juez de distrito orden¨® en 1974 mediante un fallo el fin de la segregaci¨®n en las escuelas p¨²blicas de la ciudad. El instituto con m¨¢s alumnos negros envi¨® pupilos a la mayor escuela blanca. Esta hizo lo mismo a la inversa. La decisi¨®n desencaden¨® una reacci¨®n que tens¨® racialmente a una ciudad de clase trabajadora en un caluroso verano. En el libro proyecta su larga sombra la mafia irlandesa y el capo que la encabezaba, el tan temible como legendario Whitey Bulger. Capturado en Santa M¨®nica en 2011, el delincuente inspir¨® el personaje de Jack Nicholson en Los infiltrados (2006), de Martin Scorsese, el director que despu¨¦s llev¨® a la gran pantalla Shutter Island (2010), basada en el libro de Lehane. El idilio entre la obra del escritor y el cine empez¨® pronto, cuando en 2003 Clint Eastwood adapt¨® Mystic River. Hoy, Lehane considera que est¨¢ listo para dirigir despu¨¦s de haber aprendido de estos maestros del cine.
Usted ten¨ªa nueve a?os cuando se produjo la crisis de los buses. ?Qu¨¦ recuerda de esos d¨ªas?
Mucho. Los nueve a?os son muy particulares. Lo he notado con mis hijas. A esa edad es el primer gran desprendimiento de narcicismo. Comienzas a ver el mundo y entender que eres parte de algo m¨¢s grande. Cuando comenc¨¦ a escribir este libro, la primera parte de la investigaci¨®n fue en realidad una comprobaci¨®n de datos. ?Esto pas¨® en realidad? ?Fue as¨ª como sucedi¨®? Mucho de esto estaba en las fotograf¨ªas de Eugene Richards. Cuando las vi de nuevo me dije: ¡°S¨ª, ok, eso es lo que vi¡±. Eran sobre todo grafitis. Nunca lo olvid¨¦. Dec¨ªan ¡°KKK [las siglas del Ku Klux Klan], maten a todos los n¡¡±, ¡°regresen a ?frica¡±. Por toda la ciudad de Boston, pero especialmente en Dorchester, donde viv¨ªa¡
En una de las protestas qued¨® atrapado en un coche.
S¨ª, era una manifestaci¨®n, pero se sent¨ªa como si fuera una revuelta. Mi padre volv¨ªa a casa y era la ruta que siempre tom¨¢bamos. Despu¨¦s de cruzar un puente gir¨¢bamos a la derecha, pero por alg¨²n motivo no lo hicimos. Se fue derecho y entramos directamente en la manifestaci¨®n. Era enorme, ocupaba nueve cuadras. Atravesamos en medio de todos. Golpearon nuestro coche. Estaban quemando unas efigies en unos postes. Era medieval. Era algo del final de Frankenstein. Loco y muy aterrador.
?Es su primer recuerdo pol¨ªtico?
Lo fue. Entonces pens¨¦ ?por qu¨¦ peleamos unos con otros? Y recuerdo muy bien una idea espec¨ªfica, aunque estoy seguro de que no era tan articulada: la gente con dinero ten¨ªa el mayor inter¨¦s en que los que no lo ten¨ªan se pelearan entre ellos. Ver este asunto con este prisma me permiti¨® entenderlo desde varios puntos de vista. De un lado, los estudiantes afroamericanos, a quienes se les hab¨ªa impedido el acceso a las escuelas durante nueve a?os seguidos. El sur de Boston iba a la vanguardia bloqueando cualquier intento de integraci¨®n entre 1965 y 1974. Hab¨ªa mucha gente racista all¨ª, sin duda. Tambi¨¦n hab¨ªa un grupo, donde se encontraba mi padre, que supo que no se trataba de otro caso m¨¢s donde se nos dec¨ªa qu¨¦ hacer, sino que ser¨ªamos conejillos de Indias de un experimento social.
?Cu¨¢nta importancia tuvo para Boston este episodio?
Fue enorme. El germen de esto fue Ben Affleck. Cuando hicimos Adi¨®s, peque?a, adi¨®s (2007) habl¨¢bamos en el set. Me dijo: ¡°Oye, ?cu¨¢ndo har¨¢ alguien algo de la crisis de los buses?¡±. Nadie puede entender Boston si no comprende ese momento. Te afect¨® si creciste en la ciudad, no en los suburbios. Fue un evento s¨ªsmico. Cambi¨® tantas cosas... Es la raz¨®n por la que la clase trabajadora blanca no lee The Boston Globe. La raz¨®n por la que la clase blanca trabajadora se movi¨® hacia el Partido Republicano y Reagan. La raz¨®n por la que tantos chicos terminaron en escuelas cat¨®licas. Y lo peor de todo es que las escuelas est¨¢n hoy peor. Est¨¢n m¨¢s segregadas.
Esto lo acompa?a desde la infancia. ?Cu¨¢ndo supo que quer¨ªa escribir un libro sobre ello?
Fue en Nueva Orleans. Dirig¨ªa un programa de televisi¨®n y llevaba sin escribir prosa tres o cuatro a?os. La presi¨®n sobre la producci¨®n, en tiempos del covid, comenz¨® a elevarse. Hab¨ªa tormentas el¨¦ctricas diarias que nos obligaban a parar. Un calor sin piedad, un hurac¨¢n. Todo lo que pod¨ªa salir mal. Necesitaba algo de cordura. Comenc¨¦ a pensar en una mujer. Vi a esa mujer moler a palos a un tipo en un bar. ?Qui¨¦n es ella?, pens¨¦. Despu¨¦s o¨ª la historia de una mujer de M¨¦xico que hab¨ªa cazado a los miembros de un cartel que hab¨ªan matado a su hija. Pensaba en eso y en una pel¨ªcula que amo de los setenta, Get Carter. Llevaba 15 a?os buscando una historia de Boston y pens¨¦: ?qu¨¦ tal si pongo a mi mujer en el verano de 1974?
?Tuvo la tentaci¨®n de usar al mafioso Whitey Bulger como personaje? Hay uno que est¨¢ claramente basado en ¨¦l.
No. Me he resistido siempre a todo trabajo que debe lidiar con esos tipos. He conocido a varios. Hay una p¨¢tina de estatura que se les da y no la merecen. Hicieron que toda una generaci¨®n se enganchara a la hero¨ªna. No son el jodido Vito Corleone. No hay honor en esta historia. Son tipos sucios y ambiciosos que esclavizaron a muchos a las drogas. No me interesa ennoblecerlos en lo m¨¢s m¨ªnimo. Y por encima de todo eran informantes. Yo soy de un barrio donde no se habla con la polic¨ªa. Si eres una rata, eres lo peor de lo peor.
En un giro de guion, usted y ¨¦l bebieron en el mismo bar de Santa M¨®nica.
La noche en que lo atraparon estaba en el bar irland¨¦s Sonny McLean. Todos hablaban de ¨¦l. Fue muy extra?o. Un tipo que lo conoc¨ªa y se lo topaba a menudo me dijo que lo que m¨¢s resaltaba en ¨¦l es que era la persona m¨¢s racista que pod¨ªas conocer. Solo hablaba de cu¨¢nto odiaba a los negros.
En 2017, al hablar de la crisis de los buses en una universidad, utiliz¨® usted la palabra ¡°negrata¡±.
No estuve en mi derecho de usar esa palabra si ofend¨ª a un afroamericano. Si ofendi¨® a alg¨²n beb¨¦ woke que se paga su educaci¨®n con un fondo de inversi¨®n, me importa un carajo. Que vaya a encontrarse un espacio seguro a otra parte. Trataba de dar contexto. Quer¨ªa decir que aquellos viejos tiempos no eran buenos. Que no me hablen de ese pasado dorado que Fox News vende todos los d¨ªas. Por supuesto que era maravilloso para la gente blanca. Me dej¨¦ llevar por la pasi¨®n y comet¨ª un error, pero ped¨ª disculpas inmediatamente.
Su personaje, Mary Pat, usa mucho esta palabra. ?Fue una forma de digerir el episodio?
Puede ser. Creo que entonces se perdi¨® mucho de lo que dije en el escenario por haberla usado. El discurso tuvo una ovaci¨®n de pie durante cinco minutos, pero todo lo que se dijo es que us¨¦ la palabra con N. Una parte de m¨ª pens¨® que se perdieron el punto. La gente tiene que entender lo malas que eran las cosas cuando la gente no hablaba en c¨®digo. Es la misma situaci¨®n hoy. Nada ha cambiado. Los hijos de estos racistas ser¨¢n racistas, pero saben ponerlo en c¨®digo. Fui muy firme con el lenguaje. Tuve muchas peleas con mi editor por esto. Le dije que no la iba a quitar. Es lo que la gente dec¨ªa. Lo s¨¦ porque lo viv¨ª.
El libro lleg¨® en un momento en el que Estados Unidos est¨¢ viendo varios derechos anulados por decisiones judiciales.
Es un momento horrible. Es espantoso, pero no puedo decir que me sorprenda. Con esto viv¨ª y s¨¦ que siempre fue una corriente subterr¨¢nea. Hubo gente que pens¨® que con Obama hab¨ªamos entrado en una etapa posracial. ?Est¨¢n locos? La raza ha definido a este pa¨ªs desde el principio. Es el pecado que no podemos superar. He pasado mucho tiempo en el sur, donde llaman a la guerra civil un conflicto de derechos entre Estados. Viven en negaci¨®n total. Los a?os de Trump me impactaron por el racismo oculto detr¨¢s de un fino velo.
Ha descrito su hogar como Irlanda en 1930. De valores muy tradicionales. Usted es el m¨¢s joven de cinco hijos. Y dos se dedican a las artes. ?C¨®mo fue crecer en su casa?
Muchos asumen que mis padres se opusieron a que fuera escritor. Para nada. Me apoyaron siempre. Mi padre era muy antirracista en casa, a pesar de que ten¨ªa el racismo b¨¢sico de aquella generaci¨®n. Se enojaba si el vecino vend¨ªa su casa a una familia negra porque iba a bajar el valor de la propiedad. Ese tipo de cosas. Pero lo admiro mucho. Dir¨ªa en la mesa, durante la crisis de los buses, que no hab¨ªa motivos para odiar a nadie por su color de piel. El sue?o de mi padre es que trabajara para la empresa de servicios p¨²blicos. Cuando llevaba cinco libros publicados, a¨²n me avisaba cuando el servicio postal estaba contratando.
?Qu¨¦ impacto le dejan los personajes mentalmente?
Ninguno. Ya no. Eso tuvo su momento m¨¢ximo con Shutter Island y Mystic River. Fueron dos golpes verdaderamente duros. Ah¨ª s¨ª sent¨ª que me estaba da?ando. En Mystic River porque tuve que meterme en la cabeza de un hombre al que le atra¨ªan los ni?os. Fue brutal. En Shutter Island me tuve que meter en la cabeza de un hombre que la hab¨ªa perdido, su mente hab¨ªa colapsado porque hab¨ªa hecho una cosa horrible.
?Qu¨¦ cambi¨®?
Te haces profesional. En cierto punto ya no necesitas cigarrillos ni whisky para terminar. En mis a?os tempranos eran un paquete de American Spirit y un pack de seis cervezas Budweiser. As¨ª escrib¨ªa, pero despu¨¦s iba mentalmente a lugares oscuros. No entend¨ªa mi psique muy bien. Y sobre todo no entend¨ªa las historias del todo. Ahora soy mayor y he trabajado mucho.
Si el trabajo sale f¨¢cil es que has hecho algo mal, dijo en alguna ocasi¨®n.
Lo sigo creyendo. Este libro fluy¨® muy bien, pero dir¨¦ que emocionalmente me llev¨® a rincones muy oscuros. A menudo me preguntaba si deb¨ªa seguir. Me dec¨ªa que s¨ª. Una y otra vez.
?Han cambiado el cine y la televisi¨®n su forma de escribir?
Ahora soy mejor con las estructuras. Mis libros son algo el¨¢sticos. Mystic River y Shutter Island son m¨¢s s¨®lidos. Muchos tienen un lapso largo al final. Cuando film¨¢bamos Adi¨®s, peque?a, adi¨®s, volv¨ª a ella a pesar de que intento no regresar a mi obra. Y me dije: ¡°Dios m¨ªo, Lehane, ?cu¨¢ntos malditos pr¨®logos necesitas?¡±. Hay como tres. Eso no lo har¨ªa hoy, entrar¨ªa directo. Lo que le pasa a la gente que escribe libros pensando mucho en la pantalla es que su prosa pierde riqueza. Yo no quiero perder nunca el amor por la prosa.
?C¨®mo cambi¨® Mystic River su vida?
Todo cambi¨®. Estuve en una convenci¨®n de escritores de misterio, alrededor de 1998. Me encontr¨¦ a dos personas que conoc¨ªa bien en un ascensor. Una me dijo: ¡°?l conoce las tiendas que informan a The New York Times de los libros m¨¢s vendidos. Hay una lista¡±. Es uno de los secretos mejor guardados, es como la receta de la coca-cola. En ese momento les respond¨ª: ¡°Oigan, yo nunca voy a escribir un best seller. Soy demasiado oscuro¡±. Recuerdo el momento exacto en que llegu¨¦ a la lista. Estaba en Dallas. Una mujer ten¨ªa al tel¨¦fono a mi editor. As¨ª me enter¨¦. Esas dos personas fueron las primeras que me vinieron a la mente. Deben odiarme, pens¨¦. El otro gran evento que me cambi¨® la vida fue The Wire.
?Por qu¨¦?
Fue producto del amor. Nos pagan poco. Lo hicimos porque quer¨ªamos mucho a David [Simon, el creador de la serie] y la visi¨®n que ten¨ªa. Y HBO nos dej¨® en paz. Nos dec¨ªan: ¡°Nadie os est¨¢ viendo, as¨ª que nos importa una mierda¡±. Nadie vio The Wire hasta la quinta temporada. As¨ª que est¨¢bamos trabajando en lo que fue quiz¨¢ la serie con peor rating en televisi¨®n. Despu¨¦s Hollywood comenz¨® a llamar. Nos ped¨ªan hacer algo y les dec¨ªamos: ¡°Pero no hicimos eso en The Wire¡±. ¡°OK¡±, nos respond¨ªan. Nos trataban distinto que a otros escritores. Nos convertimos en los tipos a los que hab¨ªa que dar la mayor libertad posible.
Usted no quer¨ªa venderle Mystic River a Clint Eastwood.
Pens¨¦ que la cagar¨ªan. Hab¨ªa visto algo recientemente tan malo que pens¨¦ que a Hollywood no se le pod¨ªa confiar los libros. No me di cuenta entonces de que cuando trabajas con Clint Eastwood no est¨¢s trabajando con Hollywood. ?l es un autor, aunque odiar¨ªa el t¨¦rmino. Warner pidi¨® cambiar el final o solo le dar¨ªan la mitad del presupuesto. Clint les dijo: ¡°Est¨¢ bien, pero que sepan que les voy a asesinar en la prensa¡±. Y fue y consigui¨® los otros 21 millones de Village Roadshow. Y los mat¨® en cada entrevista que tuvo. Con una sonrisa en la boca, adem¨¢s. ¡°Warner no crey¨® realmente en esta pel¨ªcula¡±, dec¨ªa. Incluso despu¨¦s de las seis nominaciones al Oscar. As¨ª fue como me convenci¨®. Me dijo por tel¨¦fono que no cambiar¨ªa el final.
Ahora tiene un libro sobre Boston y la crisis de los buses. ?Ya llam¨® a Ben Affleck?
Esta es m¨ªa. Nadie la va a tocar. Vend¨ª los derechos casi inmediatamente a Apple. Ser¨¢ una miniserie. Estoy escribiendo todos los guiones y probablemente dirija los episodios. Hay demasiado de mi vida en este libro.
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