Tu cara ya no me suena: el 40% de los espa?oles se ha hecho alg¨²n tratamiento est¨¦tico
Los j¨®venes piden a m¨¦dicos est¨¦ticos y cirujanos lo que ven en redes sociales. Los mayores quieren deshacerse discretamente de arrugas y otros signos de la edad. Radiograf¨ªa de un negocio multimillonario que ya es transgeneracional.
¡°?T¨² te has hecho algo?¡± Es una afirmaci¨®n, una pregunta, incluso puede ser una acusaci¨®n: te has hecho algo y no me lo est¨¢s contando. As¨ª comienzan ahora muchas conversaciones. Algo. ¡°Pronombre indefinido que designa una realidad indeterminada¡±, define la RAE. En este caso, a un agente externo, ll¨¢mese b¨®tox, ¨¢cido hialur¨®nico, o las manos de un cirujano. Algo ha pasado en esa cara que tan bien conocemos. El cambio suele ser sutil: una mirada m¨¢s abierta y descansada, una piel tersa y con luz, una energ¨ªa nueva, un frescor. Algo.
Puede ser que nos hayamos vuelto muy suspicaces, pero el 40% de los espa?oles se ha hecho ¡°algo¡± al menos una vez en su vida. Y lo har¨ªa el 60% si los procedimientos m¨¦dico-est¨¦ticos ¡°no tuvieran IVA¡±. La informaci¨®n proviene de la ¨²ltima encuesta encargada por la Sociedad Espa?ola de Medicina Est¨¦tica (SEME), que asegura que en 2021 (¨²ltimos datos disponibles) se realizaron 900.000 procedimientos en Espa?a. La medicina est¨¦tica es aquella que desarrolla procedimientos m¨ªnimamente invasivos con el paciente. Por su parte, SECPRE, la Sociedad Espa?ola de Cirug¨ªa Pl¨¢stica Reparadora y Est¨¦tica que agrupa a los cirujanos pl¨¢sticos ¡ªlos ¨²nicos que pueden acometer una operaci¨®n est¨¦tica que implique intervenci¨®n quir¨²rgica¡ª, registr¨® ese mismo a?o 204.000 intervenciones. En Estados Unidos, seg¨²n The Economist, uno de cada 100 adultos va retocado, y la consultora Research and Markets calcula que el negocio de los tratamientos est¨¦ticos no invasivos alcanza actualmente los 60.000 millones d¨®lares (unos 56.000 millones de euros), y podr¨ªa triplicarse en 2030.
En Espa?a las mujeres se retocan y se operan m¨¢s que los hombres (son el 85% de quienes pasan por el quir¨®fano frente al 15% que son hombres, y el 71,8% frente al 28,2% de los espa?oles que se hacen tratamientos est¨¦ticos). Otra cosa es que lo cuenten.
La discreci¨®n va por generaciones. Los m¨¢s j¨®venes fardan de su nueva nariz porque nadie pone en duda su juventud. Pero a partir de los 45 empiezan las mentiras piadosas: ¡°Duermo muchas horas¡±, ¡°bebo dos litros y medio de agua¡±, ¡°tengo buena cara¡±, ¡°hago retiros espirituales¡±¡ Cualquier cosa antes que confesar que se pertenece a ese 40% que vende su alma, al menos una vez en la vida, al m¨¦dico est¨¦tico. No es que no se hable del asunto. Se habla, pero en abstracto, siempre se operan otros. Y nadie juzga, hasta se escuchan elogios, pero a los otros. A ciertas edades se presume de pureza: ¡°Nunca me he hecho nada¡±. Nada. Curiosamente otro pronombre indefinido.
Para este reportaje El Pa¨ªs Semanal contact¨® con Yolanda Gallardo (@lapelopony), reci¨¦n operada en Turqu¨ªa, que ha contado (y sobre todo ha prometido que contar¨¢) en detalle sus seis intervenciones est¨¦ticas en varios medios de comunicaci¨®n y en su cuenta de Instagram, y su respuesta fue clar¨ªsima: ¡°Todo lo publicado ha sido pagado. Contacte con mi agente¡±.
Gema P¨¦rez Sevilla, cirujana especializada en est¨¦tica facial, describe dos grupos de pacientes, los m¨¢s j¨®venes con expectativas ¡°menos realistas¡± integran una demanda dopada por las redes sociales. ¡°No son muy conscientes de si los cambios que piden ¡ªmuchas veces su cara pasada por un filtro¡ª pueden hacerse o no realidad. Piensan que todo es posible y ajustable¡±. Del otro lado est¨¢n los de m¨¢s edad que buscan ¡°cambios naturales, una est¨¦tica antienvejecimiento con base m¨¦dica para mejorar la piel y los tejidos¡±. Entre estos procedimientos se encuentran, por ejemplo, la blefaroplastia, cirug¨ªa que se utiliza para eliminar el exceso de piel del p¨¢rpado; corregir las bolsas de los ojos y recuperar la apertura de la mirada, o las intervenciones con l¨¢ser de luz pulsada intensa, r¨¢pido y poco invasivo y que sirve para eliminar manchas, venas, imperfecciones e incluso el vello no deseado. P¨¦rez Sevilla concluye que los mayores ¡°hacen un uso m¨¢s responsable de la medicina est¨¦tica. Eso s¨ª, la mayor¨ªa tiene fobia a envejecer, no aceptan su edad, no se retocan desde la libertad sino desde la b¨²squeda de aceptaci¨®n social¡±.
¡°Qu¨ªteme esta cara de viuda¡±, as¨ª le resumi¨® una paciente a la doctora Electa Navarrete todo lo que esperaba de sus tratamientos. La medicina est¨¦tica en Espa?a se encuentra en alg¨²n sitio entre la eficacia, la magia, la frustraci¨®n, la psicolog¨ªa y las expectativas mal gestionadas. ¡°Con frecuencia nos piden que les quitemos, sin cambiarles las facciones ni la expresi¨®n, el cansancio, la tristeza o el enfado que han ido adquiriendo con los a?os¡±, reflexiona la doctora Marta Gonz¨¢lez, responsable de la unidad de medicina est¨¦tica del Instituto M¨¦dico Ricart (IMR).
Los cirujanos se encuentran cada d¨ªa en sus consultas con v¨ªctimas del edadismo, hombres y mujeres que sienten que su estatus profesional y social peligra y deciden hacerse algo. Para ellos los procedimientos est¨¦ticos son un patrimonio guardado bajo siete llaves. Rub¨¦n Garc¨ªa Guilarte, probablemente el cirujano m¨¢s demandado en Espa?a para hacer rinoplastias, dice que sus pacientes de 50 a?os no lo contar¨ªan nunca, pero una ni?a de 20 ¡°se enfadar¨ªa si los resultados de su intervenci¨®n no fueran lo suficientemente espectaculares como para publicarlos en las redes y etiquetar al cirujano. ¡°Est¨¢n deseando que compartas el antes y el despu¨¦s¡±. Otro cirujano pl¨¢stico, Daniel Arenas, opina que la gente ¡°no suele contar en p¨²blico lo que se hace aun cuando el cambio sea muy evidente¡±. Juan Ram¨®n Esteban, cirujano pl¨¢stico de IMR, cree que ¡°los pacientes quieren verse mejor, pero sin que los dem¨¢s puedan percibir qu¨¦ se han hecho¡±. Por eso, en medio de un clima dopado por la irrealidad que imponen las redes sociales, se advierte un giro hacia un canon est¨¦tico m¨¢s discreto, con menos volumen y caras y cuerpos armonizados y naturales, cicatrices m¨ªnimas y procedimientos regeneradores y poco invasivos. Las rinoplastias, cada vez menos evidentes, con narices m¨¢s naturales, y las operaciones de mama (que incluyen aumentos, reducci¨®n y elevaci¨®n) se enfocan hacia las pr¨®tesis anat¨®micas que apenas se notan. Retirar los implantes antiguos y de mucho volumen se encamina a ser uno de los procedimientos m¨¢s demandados. Mientras, en el universo masculino, tener pelo en la cabeza seguir¨¢ siendo el mayor objeto de deseo.
As¨ª pues, tras varias d¨¦cadas de inyecciones, pr¨®tesis, rellenos de siliconas (ahora prohibidos en Espa?a) y otras transformaciones, los early adopters ¡ªaquellos que suelen probar antes que nadie una tecnolog¨ªa, en este caso los productos cosm¨¦ticos y est¨¦ticos¡ª empiezan a aligerar su carga para conseguir una apariencia m¨¢s ¡°natural y arm¨®nica¡±. L¨¦ase quitar pr¨®tesis, diluir rellenos y reducir volumen. La SEME calcula que el 15% de los pacientes que ven sus m¨¦dicos vienen a que les ¡°arreglen¡± lo que otros han estropeado. ¡°Es frecuente atender a personas que se han sometido a un trasplante capilar en otros pa¨ªses o en grandes cadenas donde ni antes ni despu¨¦s de la cirug¨ªa se les ha indicado un tratamiento oral¡±, cuenta Manuel Ballesteros, dermat¨®logo de IMR, y a?ade: ¡°A principios de siglo hubo un boom de procedimientos que empleaban materiales permanentes que ahora pasan factura en forma de migraciones, sobreinfecciones y rechazos¡±. El doctor Esteban calcula que un 5% de sus pacientes son personas cuyos tratamientos previos no han funcionado, otro 5% ser¨ªan los que le buscan por inconformidad y p¨¦rdida de confianza con el m¨¦dico ejecutor, y por ¨²ltimo est¨¢ un 10% que en su momento estuvo satisfecho con el resultado, pero por el paso del tiempo precisan una cirug¨ªa secundaria.
Seg¨²n la SEME, la facturaci¨®n anual de los centros autorizados para ofrecer tratamientos de medicina est¨¦tica en Espa?a super¨® en 2021 (¨²ltimos datos disponibles) los 3.500 millones de euros. El negocio es goloso y el intrusismo crece. Es, en opini¨®n del doctor Juan Antonio L¨®pez, presidente de la sociedad, uno de los grandes problemas de la especialidad. ¡°Ni enfermeras ni odont¨®logos, mucho menos otras profesiones no sanitarias, pueden hacer procedimientos est¨¦ticos, nos amparan hasta tres sentencias refrendadas por el Tribunal Supremo¡±. En su opini¨®n las redes sociales han ¡°banalizado¡± la pr¨¢ctica cl¨ªnica. ¡°Un procedimiento est¨¦tico es un acto m¨¦dico que requiere un diagn¨®stico, una propuesta terap¨¦utica y un seguimiento, no es solo meter la jeringuilla y empujar el ¨¦mbolo, eso es solo el final¡±. Esta trivializaci¨®n eleva el riesgo de efectos secundarios graves, como la necrosis de los tejidos y, en casos extremos, la ceguera. La normativa en Espa?a establece que estos procedimientos deben realizarse en unidades asistenciales de medicina est¨¦tica (U.48), una normativa establecida por el Ministerio de Sanidad (en 2021 exist¨ªan en Espa?a 6.305 centros autorizados) que puede variar en cada comunidad aut¨®noma. ¡°Si yo trabajara fuera de un centro sanitario, mi seguro de responsabilidad civil no me cubrir¨ªa. Adem¨¢s, los productos que empleo deben tener una trazabilidad, los neuromoduladores tengo que comprarlos a un ¨²nico proveedor y el paciente debe irse a su casa con el registro y el n¨²mero de lote de la sustancia que se ha inyectado porque cualquiera pueda comprar en internet cualquier cosa¡±, explica L¨®pez, en referencia a la proliferaci¨®n de cupones y ofertas que revientan el mercado.
El doctor David Sampayo examina su cara al mil¨ªmetro. Acaba de descubrir una arruga nueva encima de la ceja. Lo achaca al b¨®tox. Tendr¨¢ que corregirlo. ¡°Los neuromoduladores [el modo correcto de llamar a la toxina botul¨ªnica, b¨®tox es una marca comercial] te pueden cambiar el gesto. Si miras una foto de hace tres a?os, y en ese tiempo te has hecho seis aplicaciones, quiz¨¢s tu mirada sea diferente o tengas una ceja m¨¢s alta que otra. ?Es eso huella est¨¦tica? No, porque se acabar¨¢ reabsorbiendo, pero quiz¨¢s lo sea en cinco a?os. El uso continuado de neuromoduladores puede provocar que el m¨²sculo pierda fuerza, pero el rastro del ¨¢cido hialur¨®nico es m¨¢s evidente porque crea volumen¡±, se?ala el experto en est¨¦tica facial y cirug¨ªa capilar.
El rastro de algunos tratamientos empieza a ser evidente. Antes se cre¨ªa que todo era reabsorbible. Ahora los m¨¦dicos hablan de pacientes ¡°cronificados¡± con puntos de no retorno. En las ecograf¨ªas dentales fue donde aparecieron primero unas masas blanquecinas pegadas al hueso que resultaron ser bolsas de ¨¢cido hialur¨®nico y otras sustancias utilizadas en procedimientos est¨¦ticos. ¡°La sobreinfiltraci¨®n y luego la correcci¨®n con hialuronidasa [una sustancia que diluye el ¨¢cido hialur¨®nico] dejan una huella, la m¨¢s frecuente es el ¨¢cido hialur¨®nico que migra del labio superior a la zona del bigote¡±, dice Sampayo, que se?ala que en las consultas se habla poco o nada de esto. ¡°Yo lo digo cuando me piden imposibles, cuando alguien que no lo necesita quiere, por ejemplo, m¨¢s p¨®mulo. Y s¨¦ que si pongo m¨¢s luego tendr¨¦ que corregir la ojera porque a mayor proyecci¨®n de una zona, m¨¢s hundimiento de la otra. Somos como arquitectos, jugamos con vol¨²menes, con luces y sombras. Es entonces cuando digo: ¡®Eso probablemente nunca se va a disolver del todo¡¯. Y la gente para y escucha¡±.
¡°El exceso de rellenos, el uso de materiales de baja calidad y no respetar los tiempos entre los procedimientos provoca el facial overfilled syndrome, tambi¨¦n conocido como cara de almohada: vol¨²menes desproporcionados que dan un aspecto artificial, de cara inflamada¡±, explica Juanma Revelles, dermat¨®logo y fundador de la cl¨ªnica Le Boost en Madrid. ¡°Estoy muy a favor de poner ¨¢cido hialur¨®nico en zonas profundas que den soporte a la estructura de la cara que se va perdiendo a medida que cumplimos a?os, si parte de ese hialur¨®nico nunca se elimina, es maravilloso¡±, reflexiona Paz Torralba, directora de The Beauty Concept, con el spa del Mandarin Oriental Ritz Madrid a su cargo. El doctor Sampayo lo ha visto: ¡°Ecograf¨ªas con los dep¨®sitos de ¨¢cido hialur¨®nico en color gris, perfectamente colocados, y dices: ¡®Chap¨®¡¯. Ese es el rastro que quiero dejar¡±.
Paz Torralba habla de ¡°m¨¦dicos medi¨¢ticos e influencers¡± que promocionan en las redes el full face, un tratamiento para rejuvenecer toda la cara de una vez. ¡°He visto poner 15 y 20 viales en una sola sesi¨®n y, claro, eso va a dejar un rastro. Supone un exceso de producto que nadie sabe c¨®mo va a evolucionar, ni c¨®mo se van a reposicionar los vol¨²menes en la cara del paciente. Todo el ¨¢cido hialur¨®nico que se inyecta no se elimina, se sabe desde siempre, pero ahora se empieza a decir¡±. Sampayo es a¨²n m¨¢s contundente: ¡°No es tan f¨¢cil eliminar el ¨¢cido hialur¨®nico como se cree, hay que localizar el dep¨®sito, hacerlo con la aguja adecuada y repetir la ecograf¨ªa a los siete d¨ªas. Da igual lo que digan, ni los fabricantes aseguran que se elimine al 100%¡±.
La doctora Ruth Garc¨ªa Moro, vocal de SEME, lleva a?os pinch¨¢ndose b¨®tox. ¡°Los neuromoduladores no se ponen para dejar de gesticular, sino para hacerlo sin arrugas, y mucha gente quiere estar planchada¡±. Ella, como muchos de sus colegas, toma una foto del paciente antes de iniciar cada procedimiento. ¡°Es muy interesante la autopercepci¨®n, tendemos a mirarnos mucho la zona tratada y se olvida casi de inmediato el aspecto anterior. Se produce cierta dismorfia y mucha gente piensa que siempre hay margen de mejora. Es entonces cuando saco la foto y digo: ¡®Hemos llegado hasta aqu¨ª, hay que parar¡±.
¡°La gente se obsesiona porque se pone unos neuromoduladores o unos inductores de col¨¢geno, se ve muy bien y quiere m¨¢s. Pero hay que respetar los plazos que establece el laboratorio, que son de entre cuatro y seis meses para el b¨®tox y de 18 meses para los inductores de col¨¢geno. Se enfadan cuando no le queremos poner m¨¢s, entonces te dicen: ¡®Pues me voy a otro sitio¡±.
Los ultrasonidos bifocalizados como Ultherapy, que act¨²an como un lifting en quir¨®fano en el tercio inferior de la cara, el cuello y el escote, solo deben aplicarse una vez al a?o, al igual que la radiofrecuencia Thermage, que se se?ala como muy eficaz para recuperar el ¨®valo facial. Estos tratamientos no invasivos son una buena opci¨®n para quienes huyen de los pinchazos y rellenos. Aunque son perfectamente compatibles con unos y otros. Por su parte, las populares liposucciones afinan su diana y se centran en zonas con grasa rebelde y localizada, como el abdomen, el torso y las axilas.
Las redes sociales han distorsionado las expectativas y tambi¨¦n han cambiado el ejercicio de los m¨¦dicos, que, en muchos casos, deben dedicar varias horas a la semana a alimentar sus voraces cuentas de Instagram y TikTok. En 2010 solo el 20% de los cirujanos pl¨¢sticos ten¨ªa una cuenta activa en las redes sociales, en 2019 esa cifra casi se hab¨ªa triplicado, seg¨²n un estudio publicado en 2023 por la revista especializada Aesthetic Surgery Journal. Por supuesto, pueden elegir no estar, pero tiene consecuencias. Otro estudio de 2018 asegura que el ranking que publica Google de los mejores cirujanos pl¨¢sticos del mundo tiene m¨¢s en cuenta su actividad en redes sociales que su experiencia o trayectoria acad¨¦mica. Una breve incursi¨®n por las redes muestra a profesionales que transmiten en streaming desde el quir¨®fano o se hacen un selfi haciendo la se?al de victoria junto a un paciente anestesiado. La prensa anglosajona los llama, no sin cierta sorna, ¡°los cirujanos de Instagram¡±, pero lo cierto es que si quieren ser profesionales modernos deben estar en las redes para entender al paciente que llega a su consulta. Se estima que dos tercios de la clientela les llega por esa v¨ªa. Un paciente que quiz¨¢s lo tutee porque cree que lo conoce de toda la vida (las redes crean esa ilusi¨®n), o que piensa que puede tomar buenas decisiones cl¨ªnicas sin ayuda.
En un estudio de la revista Plastic and Reconstructive Surgery, una investigaci¨®n de la Escuela de Medicina de Harvard constataba que las redes sociales ¡°empoderaban¡± a los pacientes. A la vez hacen parecer simples y f¨¢ciles procedimientos m¨¦dicos complejos que suelen despacharse con fotos de before and after que, seg¨²n denuncia una investigaci¨®n de la revista Allure, est¨¢n manipuladas, crean expectativas poco realistas y una espiral de insatisfacci¨®n que termina en la petici¨®n de segundas intervenciones innecesarias. En 2023 estos especialistas se encuentran, como muchos otros profesionales, en la disyuntiva de que no se confunda su estatus en las redes sociales con su calidad y prestigio profesional. Hasta la primera d¨¦cada de este siglo la medicina est¨¦tica y la cirug¨ªa pl¨¢stica hab¨ªan sido disciplinas en la sombra, donde lo que se ve¨ªa era porque estaba mal hecho. El mejor profesional era aquel que consegu¨ªa que su trabajo apenas se notara. Todos los m¨¦dicos entrevistados para este reportaje aseguran que despu¨¦s de una temporada de vol¨²menes y excesos volvemos a la era del silencio y la discreci¨®n.
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