El sexto sentido de Cordelia de Castellane, la dise?adora que ve el aura de las casas
¡°Las casas me hablan¡±, asegura la directora creativa de Dior Maison y Baby Dior. Su apartamento parisino es un ejercicio de mezclas ins¨®litas que hace honor a su regla de oro del interiorismo: ¡°No hay que tomarse demasiado en serio la decoraci¨®n¡±
Cordelia de Castellane (Par¨ªs, 1981) afirma tener un sexto sentido. Dice que es capaz de ver el ¡°aura¡± de un lugar. ¡°Si siento que una casa no tiene buenas energ¨ªas, no la cojo. Aunque sea preciosa, no la cojo. Las casas me hablan¡±, asegura la directora creativa de Dior Maison y Baby Dior. Puede parecer una exageraci¨®n, pero la dise?adora insiste en el poder de su intuici¨®n. ¡°Una vez nos mudamos de oficina y, en cuanto llegu¨¦ a la nueva, dije: ¡®Huele a muerte, no me gusta¡¯. Tuvimos un a?o horrible en el trabajo, todo nos sal¨ªa mal. Nos volvimos a mudar y las cosas mejoraron. Tiempo despu¨¦s me encontr¨¦ al jardinero de ese edificio y le coment¨¦ lo que nos hab¨ªa pasado. Me confes¨® que 20 a?os antes hab¨ªa ocurrido un crimen all¨ª. Yo ten¨ªa raz¨®n, ese sitio ol¨ªa a muerte¡±, recuerda.
De Castellane acaba de mudarse a un piso amplio y luminoso en el distrito VII de Par¨ªs, en la margen izquierda del Sena, en el coraz¨®n del barrio de las galer¨ªas de arte, los anticuarios y las librer¨ªas. El apartamento data del siglo XVIII y est¨¢ ubicado entre el Museo de Orsay y el Instituto de Francia. La dise?adora lo encontr¨® el 8 de noviembre del a?o pasado, el d¨ªa del cumplea?os de su madre, la interiorista griega Atalanta Politis. Dice que eso fue una buena se?al. ¡°Llevo 20 a?os viviendo en esta zona porque se respira un aire de libertad y de bohemia. Cuando vi el anuncio de este piso en el peri¨®dico, llam¨¦ y me dijeron: ¡®Si viene ahora, se lo podemos ense?ar¡¯. Vine, lo vi y les dije: ¡®Lo quiero¡±. Su sexto sentido no le fall¨®.
No han pasado ni seis meses desde que se mud¨®, pero no hay ni una sola caja de mudanza a la vista, ni un solo objeto fuera de lugar, ni una sola habitaci¨®n sin decorar. ¡°La casa no est¨¢ terminada. Faltan las cortinas¡±, aclara, se?alando los grandes ventanales desde donde se ve un edificio palaciego donde vivi¨® Charles Floquet, famoso pol¨ªtico de la Tercera Rep¨²blica Francesa. Insiste en que quedan cosas por hacer. ¡°Siempre traigo nuevos beb¨¦s a la casa: un peque?o espejo, una silla¡, y empiezo a cambiar todo de sitio¡±. Vive con sus hijos adolescentes, pero no hay rastro del desorden propio de los j¨®venes. ?C¨®mo lo consigue? ¡°Grit¨¢ndoles¡±, responde. ¡°No, es broma. No son muy desordenados¡±.
La directora creativa de Dior Maison, la l¨ªnea para hogar de la firma de lujo parisiense, ha decorado el apartamento sin ayuda de nadie. Para cualquier mortal, ejecutar el proyecto de interiorismo de un piso de estas dimensiones en tan poco tiempo y en solitario ser¨ªa una proeza. Para ella, es su trabajo. ¡°Es que me dedico a esto¡±, dice. El resultado es un hogar ecl¨¦ctico de colores vivos que mezcla sus propios dise?os con reliquias de su familia, una selecci¨®n variopinta de muebles, libros y textiles que ella misma ha adquirido a lo largo de los a?os en mercados de pulgas y anticuarios, y piezas de arte contempor¨¢neo que le dan a todo un punto punk.
Seg¨²n De Castellane, no hay un m¨¦todo detr¨¢s de esta m¨¦lange. ¡°Mi regla de oro de la decoraci¨®n es que no hay reglas. Cuando tienes dinero, puedes comprar objetos bonitos, pero el dinero no lo es todo. Es m¨¢s importante tener cosas con historia, que te hagan recordar buenos momentos¡±, explica. En un mismo sal¨®n conviven un sof¨¢ italiano de lana boucl¨¦ color crema de los a?os sesenta que hered¨® de su abuela, un biombo original de Jean-Michel Frank, obras de artistas contempor¨¢neos como Aaron Young, Marc Quinn y Adam James, un escritorio de rat¨¢n que rescat¨® de su casa de campo en L¡¯Oise, al norte de Par¨ªs, un antiguo escritorio tipo s¨¦cretaire veneciano y puertas de estilo chinoiserie que compr¨® en un viejo castillo. En otra sala hay un par de modernas butacas de Pierre Jeanneret, estrecho colaborador de Le Corbusier, y un sof¨¢ cl¨¢sico de terciopelo verde sobre una alfombra de leopardo. El sof¨¢ perteneci¨® al dise?ador Hubert de Givenchy y lo compr¨® hace unos a?os en una subasta. ¡°Alguien me dijo: ¡®?Por qu¨¦ no lo retapizas?¡¯. Le respond¨ª: ¡®?Ni lo toques!¡±. Las l¨¢mparas son del taller veneciano del espa?ol Mariano Fortuny.
La casa es un ejercicio de mezclas ins¨®litas y detalles con un punto de humor. ¡°Mi madre me ense?¨® que nunca hay que tomarse la decoraci¨®n demasiado en serio¡±, dice. El comedor est¨¢ forrado con una suntuosa tela inspirada en el singerie o moner¨ªa, motivos decorativos que representan monos antropom¨®rficos, una tendencia muy de moda en la Francia del siglo XVIII. La propia De Castellane dise?¨® el textil, en el que se ve a unos simios tocando instrumentos musicales. La mesa, de m¨¢rmol Breccia, es de los a?os cincuenta, un dise?o de Maison Jansen, considerada como la primera firma de dise?o verdaderamente mundial. Por todas partes hay elementos disruptivos. En la cocina, de estilo provenzal, hay estanter¨ªas atiborradas de biograf¨ªas de pol¨ªticos como De Gaulle, Chirac, Kissinger y Luis XVI, y en el cuarto de ba?o principal cuelgan fotograf¨ªas de Helmut Newton y retratos de Serge Gainsbourg y Jane Birkin. La pareja de cantantes vivi¨® en la calle Verneuil, muy cerca de este piso.
De Castellane bebe de la influencia de muchos decoradores, desde Madeleine Castaing hasta Betty Catroux, pasando por Billy Baldwin y Renzo Mongiardino. Su dormitorio est¨¢ forrado con una tela floral a rayas dise?ada por ella y confeccionada por Maison Thevenon, estampadores textiles desde hace m¨¢s de un siglo. Sobre el cabecero de terciopelo verde de la cama cuelgan dos decoupages sovi¨¦ticos hechos por una artista rusa desconocida. Dos taburetes de cer¨¢mica de India Mahdavi funcionan como mesitas de noche. Frente a la ventana de su habitaci¨®n hay un escritorio donde pasa las tardes realizando sus dise?os para Dior. En otra pared hay una foto original de Alberto Giacometti tomada por Cartier-Bresson y un retrato de su abuela hecho por la artista griega Sophia Vari, esposa de Fernando Botero. ¡°Crec¨ª entre Par¨ªs y Suiza, pero pas¨¦ mucho tiempo de mi infancia con mis abuelos. Cuando veo este cuadro, pienso en mi abuela griega¡±, dice. Detr¨¢s de una puerta se vislumbra el ba?o principal, entelado con un textil de motivos florales, y un amplio vestidor azul cer¨²leo.
Su madre, la interiorista Atalanta Politis, es otro de sus referentes. ¡°Para ella tampoco hay reglas en la decoraci¨®n. Pero es m¨¢s salvaje y alocada que yo. Cuando ve mi apartamento, me dice que le parece muy conservador¡±, reconoce entre risas. Ella le ense?¨® la importancia de la iluminaci¨®n, de la luz suave e indirecta. ¡°Siempre me dice que crear un ambiente es m¨¢s importante que lo que hay dentro de la casa¡±. Tambi¨¦n encuentra inspiraci¨®n en el trabajo de su t¨ªo abuelo Emilio Terry, el m¨ªtico dise?ador de interiores espa?ol que colaboraba con Salvador Dal¨ª y Jean-Michel Frank, y en el de otro t¨ªo abuelo, Boni de Castellane, c¨¦lebre esteta y coleccionista de arte de la belle ¨¦poque. Su ¨¢rbol geneal¨®gico est¨¢ plagado de iconos de estilo. Su abuela sevillana, Silvia Rodr¨ªguez de Rivas, fue una de las mujeres m¨¢s elegantes del siglo XX. ¡°Mi padre [el arist¨®crata Henri Jean de Castellane] creci¨® en Madrid y cuando estall¨® la Guerra Civil se tuvo que ir del pa¨ªs. Me siento m¨¢s griega que espa?ola, pero me encanta la danza, la cultura y la comida de Espa?a¡±, dice.
El dise?o era un camino l¨®gico para ella. Cuando era adolescente, pasaba los veranos con su t¨ªo Gilles Dufour, mano derecha de Karl Lagerfeld, en el taller de Chanel. Con 16 a?os, dej¨® la escuela para trabajar con el dise?ador Emanuel Ungaro. ?l le ense?¨® el arte de mezclar los colores. All¨ª pas¨® de recoger alfileres del taller de alta costura a ser ejecutiva de relaciones p¨²blicas. En 2007 lanz¨® su propia l¨ªnea de ropa para ni?os y abri¨® una boutique en la calle Bac. Sus dise?os, cl¨¢sicos pero con un toque de fantas¨ªa, atrajeron la atenci¨®n de la maison Dior, que en 2012 la fich¨® como directora creativa de Baby Dior, la l¨ªnea infantil de la marca. En 2017, la firma francesa tambi¨¦n la nombr¨® directora creativa de Dior Maison, la l¨ªnea dedicada a dos de las grandes pasiones de Christian Dior: el arte de vivir y de recibir ¡°a la francesa¡±. ¡°La moda va y viene. La decoraci¨®n, en cambio, est¨¢ m¨¢s relacionada con un estilo perenne: uno quiere cosas para el hogar que permanezcan en el tiempo¡±, explica De Castellane.
En estos ocho a?os al mando de Dior Maison ha convertido esta l¨ªnea en un nombre propio en el mundo del interiorismo. Sus creaciones ¡ªplatos, vasos, copas, manteles individuales¡ª se nutren de los archivos de la casa parisiense y de los c¨®digos del fundador: desde el ic¨®nico motivo cannage hasta la rosa. ¡°Me gustan los objetos que tienen historia y que est¨¢n vinculados a Christian Dior y a la maison¡±, apunta. ¡°El trabajo es muy f¨¢cil porque monsieur Dior dej¨® un gran archivo lleno de referencias. Le gustaban los jardines, la naturaleza y unas l¨ªneas muy concretas, y todo eso est¨¢ en mis colecciones¡±.
Con el tiempo ha ido descubriendo que tiene mucho en com¨²n con monsieur Dior. Al igual que el modista, ella est¨¢ obsesionada con la jardiner¨ªa. Su apartamento est¨¢ lleno de flores frescas de su casa de campo en L¡¯Oise y de arreglos hechos por Eric Chauvin, florista parisiense favorito de Dior. Al igual que Dior, es acuario y muy supersticiosa. Los monos en su comedor, por ejemplo, no est¨¢n all¨ª por casualidad: Christian Dior los usaba en su trabajo porque cre¨ªa que tra¨ªan buena suerte. ¡°?l era muy ansioso y creo que yo tambi¨¦n lo soy. A ¨¦l le gustaba re¨ªrse mucho, a m¨ª tambi¨¦n. ?l ten¨ªa un lado infantil y creo que yo tambi¨¦n lo tengo¡±, dice De Castellane.
Sus amigos saben que tiene un sexto sentido para las casas, pero ella suele ocultarlo. ¡°A veces voy a casas incre¨ªbles y me preguntan: ¡®?Qu¨¦ te parece?¡¯. Si siento una mala energ¨ªa, no lo digo. No quiero que nadie piense que soy envidiosa¡±, reconoce.
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