Miguel Leiro, el hombre que invent¨® un festival para exhibir a j¨®venes dise?adores que no ten¨ªan d¨®nde exhibirse
A este creador le gustan las buenas ideas; las instituciones, menos. Por eso ha lanzado su propia bienal, Mayrit, en la que programa a autores emergentes
¡°Oye, pues vamos a montar un festival de dise?o en Madrid¡±.
Esta historia se cuenta en cuatro escenas. En una, dos chavales, dise?adores, tan al principio de sus trayectorias que ni saben si tendr¨¢n hueco en el mundo de los mayores, regresan a Madrid desde Nueva York. Gracias a una serie de carambolas, uno de ellos ha comisariado all¨ª una exposici¨®n, su primera, con m¨¢s fe que experiencia, mostrando el trabajo de ocho dise?adores espa?oles en Mast Books, librer¨ªa de segunda mano y zona cero del gusto manhattanita. ¡°Aquello hab¨ªa sido un yo me lo guiso, yo me lo como. Vamos a encontrar la financiaci¨®n, vamos a contactar con los dise?adores, vamos a producir nosotros. Vamos a transportar las piezas nosotros en el avi¨®n¡ Un Cristo¡±, rememora Miguel Leiro (Santiago de Compostela, 30 a?os), con una iron¨ªa tan seca que delata sus ra¨ªces gallegas. ¡°Pero salimos en Wallpaper, Pin Up, un mont¨®n de revistas internacionales. La gente me preguntaba: ¡®?Qu¨¦ pasa en Espa?a con el dise?o? Qu¨¦ guay este proyecto¡±. Era 2019 y la experiencia precipit¨® a V¨ªctor Clemente, su amigo y socio, a verbalizar lo inevitable:
¡°Oye, pues vamos a montar un festival de dise?o en Madrid¡±.
En Madrid, en Espa?a, el dise?o es un mundo f¨¦rtil y cerrado. Est¨¢ lleno de j¨®venes talentos con ideas y de espacios donde exponerlas y es muy raro que esos dos mundos coincidan. La bienal Mayrit, que Leiro puso en marcha en 2020 y que acaba de cerrar su tercera edici¨®n, intenta remediar eso: traigan aqu¨ª al joven, al arriesgado, al inexperimentado, al temerario que despu¨¦s ser¨¢ identificado por multinacionales y jaleado por la prensa internacional, a esta fruct¨ªfera cara B de las muestras institucionales como el Madrid Design Festival. ¡°El Madrid Design Festival lo hace [la empresa de gesti¨®n cultural] La F¨¢brica: un mont¨®n de recursos, wow, la bomba¡±, matiza Leiro. ¡°Pero a nosotros, j¨®venes con referencias tipo Forma Fantasma y gente de otra ¨ªndole no nos interesaba volver a ver muebles de Patricia Urquiola, o una retrospectiva de Jaime Hay¨®n. Queremos propuestas nuevas, producciones nuevas¡±.
El cuello de botella que impide que fluya el talento joven no es tan accidental como deber¨ªa: ¡°Madrid Design Festival no invita a un dise?ador nuevo para hacer una exposici¨®n nueva. A m¨ª en 2019 me dijeron: ¡®Son 500 euros por exponer¡¯. Y yo no ten¨ªa 500 euros. A m¨ª, a Tornasol Studio y a Teresa Fern¨¢ndez-Pello¡ Ah¨ª es cuando dije: ¡®Aqu¨ª hay una oportunidad y una necesidad¡±. Mayrit ha servido de plataforma para grandes equipos hoy un poco m¨¢s consagrados: Casa Antill¨®n acab¨® el a?o pasado trabajando en el Primavera Sound. Fondo Supper Club, para Loewe. Talento hab¨ªa, hac¨ªa falta alguien con ojo.
Leiro ten¨ªa ojo, esa es la segunda escena. Creci¨® en Nueva York porque su padre, Francisco Leiro, ¡°un escultor al que le fue muy bien¡±, hab¨ªa recibido una beca Fullbright en 1988. ¡°Un a?o despu¨¦s de que becaran a Juan Usl¨¦ [artista c¨¢ntabro famosamente afincado en la ciudad]: mi padre se fue con Txomin Badiola, Peio Irazu¡¡±. Esos referentes del arte espa?ol en los ochenta fueron presencias habituales en la infancia de Leiro. ¡°Me crie en un entorno privilegiado¡±, a?ade, la primera de las muchas veces que usar¨¢ esa palabra para hablar de s¨ª mismo. En invierno, iba al colegio p¨²blico PS234 de Tribeca. En verano, a Galicia, a la aldea de su padre, Cambados, en Pontevedra. ¡°A ver Shin Chan en gallego durante tres meses¡±.
Tercera escena. Madrid. Leiro tiene 16 a?os, estudia bachillerato en un colegio biling¨¹e e intenta adaptarse al pa¨ªs. ¡°Me cost¨® mucho, llegu¨¦ muy americanizado¡±, admite. Ten¨ªa sus refugios. ¡°Me dedicaba a seguir la NBA, vestir Air Jordan y o¨ªr a Snoop Dogg y 50 Cent¡±. Y ten¨ªa el dise?o, m¨¢s que un refugio, casi una religi¨®n. ¡°Era totalmente friki, me pasaba toda la noche buscando el nuevo proyecto de Jasper Morrison, viendo cu¨¢les eran las novedades de la feria de Mil¨¢n. Un chaval obsesionado, viendo todas las revistas de dise?o, ley¨¦ndome todos los art¨ªculos...¡±. En una clase, present¨® un trabajo sobre la vida de los Eames, el famoso matrimonio de creadores de los a?os cincuenta y sesenta. ¡°Mi profesor me dio un sobresaliente, porque no sab¨ªa c¨®mo puntuarme¡±, recuerda. ¡°¡®?Qui¨¦n co?o es esta gente? Bloody Miguel made a bloody essay about chairs!¡±.
Escena final. La Academia de Espa?a en Roma. Leiro tiene 24 a?os. Licenciado en Dise?o Industral, ha logrado abrirse un camino propio, con contactos propios, con consejos propios y ah¨ª est¨¢, preparando un proyecto de dise?o entre gente de 50 o 60 a?os. ¡°Cuando me aceptaron me estres¨¦ y dije: ¡®No la l¨ªes, tienes que estar todo el d¨ªa encerrado en la biblioteca, leyendo, trabajando, no hagas nada¡¡±. Un chico intentando ser mayor, buscando su lugar en el mundo adulto, con ojo y capacidad de respuesta ante grandes ideas y no solo grandes instituciones.
All¨ª conoci¨® a Marta Rinc¨®n, historiadora del arte, experta en promocionar el talento espa?ol y una de las personas m¨¢s queridas del arte en este pa¨ªs. Ella vio estas cualidades y le empuj¨® a aprovecharlas. ¡°Est¨¢bamos hablando en mi estudio y me dijo: ¡®T¨² te criaste en Nueva York y hay una semana de dise?o estupenda, ?no te interesa llevar dise?adores a Nueva York?¡±. ?l admiti¨®: ¡°Pues nunca me lo hab¨ªa planteado¡±.
Ella dijo: ¡°Oye, pues vamos a montar una exposici¨®n en Nueva York¡±.
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