Viaje a la carretera de los animales muertos
Los accidentes con fauna salvaje convierten el tramo ourensano de la N-541 en el m¨¢s peligroso de Espa?a
El cad¨¢ver de un tej¨®n atropellado yace bajo el sol matutino en la cuneta de la N-541 a su paso por A Almuzara (Bobor¨¢s, Ourense). Todos saben d¨®nde est¨¢, pero han pasado tres d¨ªas desde su muerte y nadie lo ha ido a recoger. Para los vecinos de esta zona boscosa y plagada de cotos de caza, las im¨¢genes de los animales salvajes cruzando la carretera y, en ocasiones, feneciendo en el intento se han convertido en una estampa habitual: el a?o pasado, el ayuntamiento de Bobor¨¢s registr¨® 39 accidentes de tr¨¢fico solo por jabal¨ªes. Seg¨²n un informe del Real Autom¨®vil Club de Espa?a y la ONG de seguridad vial EuroRAP, el tramo de diez kil¨®metros que comienza en O Carballi?o y finaliza en el pueblo es el m¨¢s peligroso de la red nacional. Pero toda la v¨ªa, que une Ourense y Pontevedra, presenta el mismo problema. Es la carretera de los animales muertos.
En la recta que pasa por A Almuzara huele a pur¨ªn y los escasos paisanos se congregan en los dos bares que escoltan la N-541 para tomar el aperitivo. Nadie se queja del estado de la carretera, que no presenta grandes problemas a lo largo de sus 95 kil¨®metros; solo lamentan con resignaci¨®n la presencia de fauna salvaje. Alberto, prejubilado de 60 a?os, se tuvo que comprar un coche nuevo despu¨¦s de que su Peugeot 206 quedase siniestro total cuando un jabal¨ª se le cruz¨® al anochecer en la aldea de God¨¢s do R¨ªo (O Carballi?o), a solo tres kil¨®metros de A Almuzara. ¡°Sali¨® y me embisti¨®¡±, rememora, dejando claro qui¨¦n era el m¨¢s fuerte. Muchas compa?¨ªas aseguradoras obligan a los clientes de la comarca a contratar una p¨®liza contra animales, ante un problema end¨¦mico que, sin embargo, no deja de crecer: Ourense es la provincia de Espa?a con m¨¢s accidentes de tr¨¢fico causados por porcinos, y los siniestros por esta causa han aumentado un 47% en los ¨²ltimos tres a?os, seg¨²n el Centro de Estudios Ponle Freno de AXA.
La carretera N-541 cruza el monte y los jabal¨ªes cruzan la carretera. Lo hacen por cualquier sitio, atra¨ªdos por unas tierras colindantes cada vez m¨¢s descuidadas, la basura que se acumula en los arcenes y el agua que brota de los manantiales. Una larga hilera de palos con una espuma en la parte superior, que desprende un olor similar al de or¨ªn de lobo, intenta ahuyentar a los cerdos salvajes con relativo ¨¦xito. Inexplicablemente, en la zona donde a¨²n permanece el cad¨¢ver no se ven postes. La alcaldesa de Bobor¨¢s, Ana Patricia Torres, del PSOE, se lamenta: ¡°Funcionan donde los hay, pero aqu¨ª siguen los accidentes¡±.
El camino contin¨²a entre peque?as curvas que llevan al Alto do Para?o, donde empieza la provincia de Pontevedra y el nombre de un bar de carretera abandonado le recuerda a los conductores d¨®nde se encuentran: O ni?o do xabaril (El nido del jabal¨ª). A partir de ah¨ª, ya no se vuelve a ver ninguna se?al que alerte de la presencia de animales salvajes, pese a que los siniestros con jabal¨ªes aumentaron un 116% en la provincia desde 2017. En San Xurxo de Sacos (Cerdedo-Cotobade), el mayor problema son los caballos, seg¨²n relata Isabel, de 27 a?os, mientras prepara un cocido arom¨¢tico en el bar del pueblo. Da igual la especie: Galicia concentra dos de cada diez accidentes con animales que se producen en Espa?a.
Una dif¨ªcil soluci¨®n
Quienes los sufren a diario esperan un remedio que nunca llega, y algunos optan por soluciones dr¨¢sticas. ¡°Hay que matarlos a todos. Ojal¨¢ el coronavirus les afectara a ellos¡±, exclama con retranca Jos¨¦ Manuel Valeira, mientras cuenta las numerosas monedas que atesora tras una ma?ana repartiendo el pan. Pero no es tan sencillo. La Xunta trat¨® de afrontar el problema con una ampliaci¨®n de la temporada de caza de jabal¨ªes, pero Luis Eusebio Fidalgo, vicepresidente de la Federaci¨®n Galega, rechaza que esta sea la ¨²nica soluci¨®n. Y apunta otra: ¡°Se deben poner pasos para que crucen los animales¡±. Fuentes de Tr¨¢fico recuerdan que la situaci¨®n no es tan preocupante como aparece en las estad¨ªsticas, ya que la mayor¨ªa de los accidentes con mam¨ªferos son leves.
Los tramos en obras se suceden a medida que pasan los kil¨®metros, y el trasiego de gr¨²as y furgonetas de conservaci¨®n resulta intenso. Una de ellas est¨¢ a punto de arrancar. Es la que recoge los cad¨¢veres de los animales que quedan aplastados sobre el pavimento. Su conductor, un hombre de unos 40 a?os ¡ª12 en el oficio¡ª que no quiere dar su nombre, relativiza la situaci¨®n: ¡°El problema va a existir siempre, lo que pasa es que los gatos no protestan¡±. ?l tampoco: en el ¨²ltimo mes ha tenido suerte, y no le ha tocado recoger ning¨²n mam¨ªfero muerto.
La gr¨²a que atiende la carretera se detiene frente al taller mec¨¢nico de Viasc¨®n, ya cerca de Pontevedra. El conductor hace una se?al con la mano mientras sonr¨ªe. Ya es el cuarto coche que recoge durante la jornada. El primero lo hab¨ªa levantado hace menos de una hora en un pueblo vecino. Est¨¢ siendo una ma?ana normal en la carretera de los animales muertos.
Morir es m¨¢s probable en Lugo
Conducir siempre supone un riesgo, a veces fatal. Pero en Lugo, el peligro es todav¨ªa mayor. As¨ª lo demuestra el Atlas Nacional de Mortalidad, que analiza m¨¢s de 10 millones de muertes entre 1989 y 2014. Seg¨²n este estudio, los nacidos en los ayuntamientos de R¨¢bade, Begonte y O Corgo, pr¨®ximos a la capital, son los espa?oles que tienen m¨¢s posibilidades de morir en un accidente de tr¨¢fico. Las tres localidades lucenses est¨¢n atravesadas por la N-VI, que une Madrid y A Coru?a. Toda Galicia destaca en el mapa con valores muy superiores a la media.
R¨¢bade, con un 256% m¨¢s de probabilidad que el conjunto del pa¨ªs, encabeza la clasificaci¨®n. Su alcalde, el independiente Francisco Fern¨¢ndez, lo sabe de primera mano. En 1957 perdi¨® a su abuela, despu¨¦s de que un conductor la atropellase en la N-VI. Y hace 20 a?os, el propio edil fue embestido por un coche en esa misma v¨ªa, a la salida del pueblo. Pudo vivir para contarlo: solo se fractur¨® la tibia, pero muchos lucenses no tuvieron la misma fortuna.
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