El crimen de Patraix: sangre, sexo y mentiras
La Audiencia de Valencia juzga a Mar¨ªa Jes¨²s Moreno y a su examante Salvador Rodr¨ªguez por el asesinato en 2017 del esposo de ella
El caso de la viuda de Patraix (nombre del barrio de Valencia donde se produjo el suceso) tiene todos los ingredientes de la cr¨®nica negra: un asesinato que, presuntamente, concertaron la esposa de la v¨ªctima, Mar¨ªa Jes¨²s Moreno, Maje, entonces de 26 a?os, y su entonces amante Salvador Rodr¨ªguez para deshacerse del marido de ella, un ingeniero de Novelda, de 36 a?os, de car¨¢cter tranquilo, seg¨²n sus conocidos, y ¡°enamorado¡± de su mujer. Es la historia de un crimen, salpicado de sangre, sexo y mentiras, en la que los acusados elaboran un plan ¡°inteligente¡± que pasa por que sea Salva, ¡°marioneta¡± en manos de Maje, el autor material y quien asuma toda la responsabilidad del crimen, seg¨²n las acusaciones.
El juicio comenz¨® el pasado mi¨¦rcoles en la Audiencia de Valencia tres a?os despu¨¦s del suceso en medio de una gran expectaci¨®n medi¨¢tica, no solo por la truculencia del crimen sino por detalles morbosos que han trascendido de la vida de Maje, en la prisi¨®n de Picassent desde 2018 ¡ªla joven se habr¨ªa relacionado supuestamente con otros reclusos¡ª. Los dos acusados, ella vestida con cazadora de cuero y ¨¦l con un polo azul, mantuvieron baja la mirada el primer d¨ªa de la vista. Ni cruzaron las miradas. ¡°Se ha construido la imagen de una mujer malvada, que enga?aba al marido, manipuladora¡ No caigamos en la trampa moral-sexual. Aqu¨ª lo que importa es qui¨¦n ha matado a Antonio Navarro¡±, pidi¨® el defensor de la joven, el conocido penalista Javier Boix, a los miembros del jurado popular ¡ªcinco mujeres y cuatro hombres¡ª despu¨¦s de que, durante la exposici¨®n de las acusaciones, salieran a colaci¨®n las relaciones amorosas y sexuales de Maje antes, durante y despu¨¦s de su boda: su compa?ero Salva; Tom¨¢s, un fisioterapeuta; Jos¨¦, un publicista, y Sergio, un guardia urbano de Barcelona. ¡°Juzguemos lo que ha hecho la persona, no a la persona¡±, enfatiz¨® su letrado dirigi¨¦ndose a los jurados que emitir¨¢n el veredicto.
Pero el fiscal Vicente Devesa, que solicita 22 a?os de prisi¨®n para Maje y 18 para Salva, sostiene que las dos personas que se sientan en el banquillo empezaron meses antes del crimen a fantasear con la muerte del ingeniero y ella le pidi¨® que lo matara porque la trataba mal y no pod¨ªa soportar m¨¢s la situaci¨®n. Salva compr¨® un cuchillo cebollero de 15 cent¨ªmetros de longitud y, guiado por la informaci¨®n detallada que supuestamente le proporcion¨® Maje, sorprendi¨® la ma?ana del 16 de agosto de hace tres a?os al ingeniero cuando iba a coger su coche del garaje para acudir al trabajo. Las ocho pu?aladas que le asest¨® le causaron la muerte instant¨¢nea. Luego se dirigi¨® a un trastero que usaba, se cambi¨® de ropa y tir¨® la manchada a un contenedor. Arroj¨® el arma a la fosa s¨¦ptica de una parcela de su propiedad, que los inspectores de la Polic¨ªa Nacional recuperaron despu¨¦s de que el acusado confesara. El mismo d¨ªa del crimen, ambos se vieron en la casa de la hermana de Maje ¡ªque se encontraba de vacaciones¡ª, y Salva le cont¨® los detalles ¡°de la acci¨®n homicida¡± al tiempo que ella enviaba mensajes de texto a Jos¨¦, con el que sal¨ªa, ¡°proponi¨¦ndole esa noche relaciones sexuales¡±.
Salva se obsesion¨® con Maje. La conoci¨® en 2015 en el hospital donde ambos trabajaban, ella de enfermera y ¨¦l, 20 a?os mayor, casado y con una hija, de auxiliar: ¡°Har¨ªa cualquier cosa por ti", lleg¨® a decirle. La relaci¨®n era desigual: ella era la parte m¨¢s ¡°fr¨ªa¡±, la que ten¨ªa el control, y ¨¦l, el dependiente emocional, describen las acusaciones.
La polic¨ªa, seg¨²n su relato, encontr¨® ¡°extra?a¡± la actitud de la viuda, cuando al d¨ªa siguiente del crimen la interrogaron. Igual sollozaba y se la ve¨ªa afectada durante la declaraci¨®n, que cog¨ªa el m¨®vil y no paraba de chatear cuando hab¨ªa alg¨²n receso. Los agentes descartaron pronto la hip¨®tesis del robo por ¡°la violencia inusitada¡± del crimen. Tampoco hallaron deudas, ni adicciones, ni infidelidades en la vida de Antonio Navarro, que pudiesen explicar su muerte.
A partir de los pinchazos a los dos tel¨¦fonos m¨®viles de los acusados, la entonces jefa de Homicidios de la Polic¨ªa Nacional que dirigi¨® la investigaci¨®n defini¨® en el juicio a Maje como una persona que ofrec¨ªa dos caras. Con su esposo muerto, Maje le dice a su amiga ¨ªntima y compa?era de juergas, Roc¨ªo, sentirse ¡°feliz¡± y ¡°muy liberada¡±. ¡°A nosotras nos gusta la movida con t¨ªos buenos y la fiesta¡±. Y reconoce: ¡°Si ten¨ªa que tir¨¢rmelo despu¨¦s de una reconciliaci¨®n [se supone que en referencia a su marido], no me apetec¨ªa¡±, recoge el sumario. De su relaci¨®n con Salva tambi¨¦n afirma que era ¨¦l quien espor¨¢dicamente le proporcionaba ¡°sexo oral¡± y que le daba ¡°asco¡±. Sin embargo, las cartas que los agentes encontraron entre los efectos personales del acusado, escritas por la joven, tienen una innegable carga rom¨¢ntica: ¡°Lo vi... All¨ª estaba... sonriente, con los ojos brillantes desde el control de enfermer¨ªa de la tercera planta. [...] Me gustaba, me atra¨ªa, ???lo deseaba!!!¡±, escribe Maje al poco de conocerlo.
Los letrados de la familia del ingeniero asesinado se?alan la herencia como uno de los posibles m¨®viles de la enfermera para, supuestamente, planificar el crimen. ¡°Antonio era un obst¨¢culo para Maje y el divorcio no era suficiente [...] Utiliz¨® el enga?o y la mentira [...] Y urdi¨® un plan para asesinarlo¡±, afirma la acusaci¨®n particular, que alude a las distintas vidas que Maje llevaba con sus amantes, con las versiones distintas que ofrec¨ªa a estos hombres. ¡°Se casa [con Antonio Navarro] por inter¨¦s no por amor¡±, apunta Miguel Ferrer, abogado de la familia de la v¨ªctima.
El ¡®viudo negro¡¯ o el clich¨¦ de g¨¦nero
La defensa de Salva pide su absoluci¨®n y describe a su defendido como la ¡°marioneta, caballero andante y lacayo¡± de la acusada. Alega en su favor que el acusado confes¨® los hechos ¡ªprimero exculp¨® a Maje pero ya en la c¨¢rcel, unos meses despu¨¦s, acab¨® implic¨¢ndola desenga?ado¡ª y colabor¨® con los registros, adem¨¢s de facilitar la localizaci¨®n del cuchillo. Los letrados de Maje solicitan tambi¨¦n su libre absoluci¨®n y niegan que ella planificase el crimen.
Al caso de la viuda negra de Patraix ¡ªsu defensor critic¨® la carga sexista de la expresi¨®n con que los medios de comunicaci¨®n han bautizado el caso: ¡°Nunca he o¨ªdo hablar de viudo negro¡±, se quej¨® Boix¡ª, le quedan unas dos semanas de testimonios, incluidos los de los peritos, amigos, familiares o los amantes de la acusada. Maje y Salva ser¨¢n los ¨²ltimos a los que escuche el jurado popular, antes de que las partes expongan sus conclusiones y de que el juicio quede listo para un veredicto.
Los acusados: dos perfiles opuestos
Maje, una joven de Novelda (Alicante), educada de forma estricta en el seno de una familia cat¨®lica, se march¨® a Barcelona a reforzar sus estudios de sanitaria y cuando volvi¨® comenz¨® a exprimir su vida; no quer¨ªa volver a su pueblo natal, donde dec¨ªa sentirse prisionera. Antonio, compa?ero de estudios universitarios de uno de sus hermanos y tambi¨¦n de Novelda, se cruza en su vida. Ella se casa con ¨¦l ¡°para desconectar de la vida aburrida que ten¨ªa en su pueblo¡±, sostiene el abogado de la familia del ingeniero.
Salva, un auxiliar de 47 a?os, casado y con una hija, qued¨® deslumbrado por Maje y sus cartas de amor, que ella firmaba con corazones o con un ¡°Te quiero¡±. Incluso le hac¨ªa vales por una noche de amor. La propia abogada de Salva lo describe como un hombre obsesionado con la joven. Le hac¨ªa los recados, la llevaba en moto y cuando confes¨® la autor¨ªa del crimen, la exculp¨® del asesinato. Meses despu¨¦s reconsider¨® su declaraci¨®n y, desenga?ado, la implic¨®.
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