Un soborno al juez m¨¢s duro del proceso de Burgos
Un sumario in¨¦dito de 1971 revela c¨®mo las penas de muerte del proceso militar llevaron al l¨ªmite el enfrentamiento entre tecn¨®cratas y falangistas durante el franquismo
![Imagen de varios de los miembros de ETA que ser¨ªan juzgados en el proceso de Burgos de diciembre de 1970, en una foto de 1968, en el Biltzar Ttipia De Dima (Vizcaya), cuando se encontraban en la clandestinidad. De izquierda a derecha de pie: Xabier Izko de la Iglesia "Txikerra", Mikel Etxeberria "Makag¨¹en", Mario Onaindia, Gregorio L¨®pez Irasuegi "Javi", Eduardo Uriarte "Teo", y, agachado, Jon Etxabe.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/AK7UMAA4M5EU3MJFVRVJQDMNLM.jpg?auth=a574d94e490dc91d348f61b9f948afacafe64558b18143c4cd7e3aa532341ba8&width=414)
![Luis R. Aizpeolea](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Ff032c279-3573-47a5-a57d-a7b6f47e9b37.png?auth=52e2cc61bf66c3e2879814e3c93a226021616ea94cf5743439c78732fc137c24&width=100&height=100&smart=true)
¡°La movilizaci¨®n contra el proceso de Burgos de 1970 marc¨® la decadencia de la dictadura franquista como la reacci¨®n contra el asesinato de Miguel ?ngel Blanco lo est¨¢ marcando para ETA¡±, reconoc¨ªa, en 1997, el entonces ministro del Interior, Jaime Mayor. Cuando se cumplen 50 a?os del proceso de Burgos ¨Cpor el que un tribunal militar, durante la dictadura, pidi¨® la pena de muerte a seis j¨®venes militantes de ETA por su primer asesinato premeditado, el del jefe de la brigada pol¨ªtico-social franquista de Gipuzkoa, Melit¨®n Manzanas- apenas hay discusi¨®n sobre c¨®mo las intervenciones de los acusados y sus abogados, la prensa internacional y las masivas movilizaciones ciudadanas vascas, extendidas a Espa?a y Europa, pusieron, como nunca, en jaque al r¨¦gimen franquista, revivido por las canciller¨ªas democr¨¢ticas como un residuo olvidado del totalitarismo derrotado en la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, se desconocen algunas claves de aquel proceso, referidas a las tensiones que gener¨® en el r¨¦gimen franquista. Un reflejo in¨¦dito de ellas fue la imputaci¨®n judicial al ministro de Informaci¨®n y Turismo del Gobierno franquista, Alfredo S¨¢nchez Bella, por tratar de sobornar al capit¨¢n Troncoso, ponente del consejo de guerra de Burgos, para que retirara las penas de muerte a los procesados, seg¨²n el sumario al que ha accedido el jefe de investigaci¨®n del Memorial de V¨ªctimas del Terrorismo, Gaizka Fern¨¢ndez.
En 1970, el franquismo ya no era un bloque monol¨ªtico. El Gobierno, pilotado por el vicepresidente Carrero Blanco y el ministro L¨®pez Rod¨®, estaba copado por tecn¨®cratas vinculados al Opus Dei enfrentados al falangismo. Pretend¨ªan modernizar la econom¨ªa y, sin salirse del franquismo, estrechar las relaciones con Europa e incluso acceder a la OTAN y a la CEE. Pero la petici¨®n de seis penas de muerte del proceso de Burgos lo enturbiaba todo.
El proceso de Burgos ¨Cque pidi¨® la pena de muerte a Javier Izko, Mario Onainidia, Eduardo Uriarte, Jokin Gorostidi, Jos¨¦ Mar¨ªa Dorronsoro y Javier Larena- se gest¨® en su Capitan¨ªa General. Su titular, Manuel Cabanas, cont¨® con la colaboraci¨®n del capit¨¢n Troncoso como vocal ponente y Fernando Su¨¢rez de la Dehesa como coronel auditor. La Ley de Bandidaje y Terrorismo, promulgada en 1968 por el Gobierno anterior, obligaba a los tribunales militares a juzgar los delitos de terrorismo. La Auditor¨ªa de Guerra de Burgos unific¨® en un macroproceso los sumarios contra l¨ªderes de ETA por econom¨ªa procesal, porque dichos sumarios reca¨ªan en Troncoso y por plantear un juicio ejemplarizante contra una ETA ¨Cdistinta a la posterior- que en 1968 despuntaba.
![Un grupo de abogados defensores del proceso de Burgos, contra miembros de ETA, celebran en el hotel Almirante Bonifaz de la capital castellana la conmutaci¨®n de las penas de muerte a sus defendidos. Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, aparece en el centro de la imagen, con corbata y sin gafas. Foto de archivo de Diciembre de 1970.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JXIMYMRLNLR5H7MQSXPWJHRLFU.jpg?auth=d408de929a5841394840f18f3f10a01d250b52933f622486ece7483c849cf237&width=414)
La incomodidad del Gobierno lleg¨® al extremo de que el ministro de Informaci¨®n y Turismo, Alfredo S¨¢nchez Bella, exembajador y hermano del consiliario del Opus Dei en Espa?a, trat¨® de sobornar al vocal ponente del proceso, capit¨¢n Troncoso, por mediaci¨®n de Carlos Rojas, alto funcionario de la Direcci¨®n General de Prensa. Seg¨²n revela el sumario, Troncoso se reuni¨® poco antes del inicio del proceso en un hotel de Burgos con Rojas, que le plante¨®: ¡°Si el Consejo de Guerra no pone pena de muerte ninguna, te ofrecen (en alusi¨®n a S¨¢nchez-Bella) que te vengas a Madrid de vicepresidente¡± del Banco Hipotecario, el Banco de Cr¨¦dito Agr¨ªcola o el de Cr¨¦dito a la Construcci¨®n". Supon¨ªa pasar de un sueldo de 16.000 pesetas mensuales a otro de 200.000.
Troncoso rechaz¨® el soborno. ¡°Las penas que se pongan han de ser serias, dada la gravedad de los hechos¡±, respondi¨®. Inform¨® del soborno a Su¨¢rez de la Dehesa y le coment¨® que si el Gobierno no quer¨ªa su intervenci¨®n, que el capit¨¢n general de Burgos se ¡°mojase¡± y enviase el sumario al Tribunal de Orden P¨²blico. ¡°Pero mientras venga a la jurisdicci¨®n y est¨¦ en Consejo de Guerra, voy a aplicar la ley¡±, insisti¨®.
D¨ªas despu¨¦s, Rojas, asombrado de que Troncoso resistiera las presiones gubernamentales, lo coment¨® a un grupo del que participaba Su¨¢rez de la Dehesa. Por su indiscreci¨®n el 10 de febrero de 1971 la Auditoria de Guerra le abri¨® un sumario, el 18/71, por ¡°presunto delito de soborno¡±. En su interrogatorio, Troncoso y Su¨¢rez de la Dehesa acusaron a S¨¢nchez Bella de inspirar el soborno. S¨¢nchez Bella y Rojas lo negaron. Pero el ministerio fiscal mantuvo que ¡°no se hab¨ªan desvanecido los indicios de culpabilidad del ministro¡± y pidi¨® transmitir los autos al Consejo Supremo de Justicia Militar a lo que se neg¨® el auditor. Rojas no tuvo consejo de guerra. En septiembre de 1971, el Gobierno le indult¨® junto a los procesados por otro esc¨¢ndalo del r¨¦gimen, el caso Matesa. Tras la remodelaci¨®n gubernamental de 1973, S¨¢nchez Bella fue nombrado, parad¨®jicamente, presidente del Banco Hipotecario.
![Mario Onaindia (izquierda) y Eduardo Uriarte en el parque de do?a Casilda de Bilbao, con sus dos escoltas en segundo plano por las amenazas de ETA. Ambos fueron sentenciados a muerte en el proceso de Burgos.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/F3W2UVUPLZA4DP3WYLWJTBM4SM.jpg?auth=c30ebc4d2f3dfdd91e17cfe124ce50472833126f3b0ab05f52690a0998d2ed0f&width=414)
S¨¢nchez Bella fue investigado, a su vez, por el Servicio de Seguridad e Informaci¨®n de la Casa Militar de Franco. El informe de siete folios, al que ha accedido Gaizka Fern¨¢ndez, cuestionaba su fidelidad al r¨¦gimen por haber tenido ¡°un importante cargo en la zona roja¡± en la Guerra Civil y ¡°haber condenado severamente la ejecuci¨®n de Grimau ¨Cdirigente comunista fusilado por el r¨¦gimen franquista en 1963- porque impedir¨ªa la admisi¨®n de Espa?a en Europa¡±.
Andr¨¦s Cassinello, miembro de los servicios secretos dependientes de Carrero Blanco, tambi¨¦n pretendi¨® influir en la sentencia. Conect¨® a la familia de Javier Izko -principal acusado del juicio-, y al ministro de Justicia, Antonio Mar¨ªa Oriol, vinculados al carlismo, y redactaron una petici¨®n de clemencia dirigida al dictador, que Oriol ley¨® en el Consejo de Ministros del 30 de diciembre que debati¨® sobre el indulto, tras haber sentenciado el consejo de guerra nueve penas de muerte a seis de los procesados.
La inmensa mayor¨ªa de los ministros defendieron, como Oriol, el indulto en la consulta que Franco hizo en el Consejo, seg¨²n revela L¨®pez Rod¨® en sus memorias. Sus argumentos coincid¨ªan con lo acordado la v¨ªspera en una reuni¨®n que mantuvo con Carrero Blanco: que las penas de muerte perjudicar¨ªan la imagen de Espa?a y que s¨®lo beneficiaba a los enemigos del r¨¦gimen. El Gobierno estaba recibiendo masivas peticiones de indulto de los gobiernos occidentales, incluido Estados Unidos, del Papa Pablo VI y de la Conferencia Episcopal Espa?ola. Eran el reflejo de la protesta masiva, expresada en manifestaciones in¨¦ditas, dentro y fuera de Espa?a, desde la Guerra Civil, en un proceso que se volvi¨® contra sus organizadores.
El propio capit¨¢n general de Burgos, Tom¨¢s Garc¨ªa Rebull, que sustituy¨® a Cabanas, se manifest¨® por el indulto, influido por el fiscal del Tribunal Supremo, Fernando Herrero Tejedor, vinculado al Opus. Tambi¨¦n respald¨® el indulto el Consejo del Reino, defendido por el jefe del Estado Mayor, general D¨ªez-Alegr¨ªa. Sin embargo, numerosos militares, entre ellos varios capitanes generales, numerosos militares y polic¨ªas reclamaron la ejecuci¨®n de las penas, respaldados por concentraciones ultras, la m¨¢s importante en la plaza de Oriente. Las concentraciones, inicialmente contra ETA, derivaron en ataques al Gobierno. Finalmente, Franco conmut¨® las penas de muerte el 30 de diciembre, dos d¨ªas despu¨¦s de la sentencia y a los 27 del inicio del juicio.
El proceso de Burgos exacerb¨® el enfrentamiento dentro del r¨¦gimen franquista entre tecn¨®cratas, que intentaban blanquearlo, y los falangistas, que pretend¨ªan aplicar la dureza frente a la rebeli¨®n contra la dictadura. Los m¨¢s radicales consideraron que el proceso de Burgos era la expresi¨®n del ¡°reblandecimiento del r¨¦gimen, manejado por los tecn¨®cratas¡± y se situaron como contrapoder al Gobierno. Las grietas abiertas en diciembre de 1970, dentro y fuera del r¨¦gimen, contribuyeron decisivamente al desmoronamiento de la dictadura.
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