El sue?o rural truncado por la pandemia
Muchos emprendedores asisten al hundimiento de sus negocios: ¡°Primero por la covid y despu¨¦s por Filomena¡±
¡°No s¨¦ si fue un error, el d¨ªa del cumplea?os de mi marido quise darle el mejor regalo, algo que ¨¦l deseaba desde ni?o: ?un burro!¡±. As¨ª empez¨® la aventura rural de la familia de ?ngeles Valent¨ªn Guti¨¦rrez, Nines, una mujer de 52 a?os que vive desde hace dos con su esposo, Manuel Benavente (52), y su hijo Ra¨²l (13), en Orea (Guadalajara), un pueblo de 181 habitantes. Ahora tiene cuatro burros (Capit¨¢n, Reina, Estrella y Lucera), un caballo, tres perros y 200 cabras y ovejas, ¡°bueno 170, porque [la borrasca] Filomena se llev¨® a muchas por delante¡±. El temporal de nieve fue ¡°la puntilla, despu¨¦s del covid¡± para arruinar su sue?o rural: una peque?a queser¨ªa artesanal, que hoy permanece cerrada debajo de su casa, tras haberse llevado tambi¨¦n por delante los ahorros de esta familia madrile?a: 70.000 euros. Ellos y los animales sobreviven ahora gracias a las donaciones y a la ayuda de los vecinos del pueblo.
Son solo un ejemplo m¨¢s, como el del ge¨®grafo Yann Javier Medina (39) en Alpuente (Valencia) o el de la psic¨®loga Pilar Guerra (56) en Arahuetes (Segovia), de esas personas que se lanzaron a cambiar de vida poblando y emprendiendo en la Espa?a vaciada, pero que se encontraron con la pandemia y con los m¨²ltiples escollos burocr¨¢ticos del conocido como reto demogr¨¢fico: ¡°Algo de lo que todo el mundo habla sin saber muy bien de qu¨¦ habla¡±, dice la alcaldesa de Orea, Marta Corella (PSOE). ¡°No se nos atiende, porque no se nos entiende¡±, asegura esta regidora, que ha dedicado una buena parte de su medio siglo de vida a pelear por que su pueblo no muera.
Primero, para ¡°que no se cerrara la escuela¡±, luego ¡°para mantener abierto el cuartel de la Guardia Civil¡±, ahora para ¡°que no se lleven al ret¨¦n forestal¡± y, mientras, buscaba candidatos ¡°como Nines y Manolo¡± para repoblar este peque?o rinc¨®n del planeta, a los pies de la sierra del Tremedal, en el Parque Natural del Alto Tajo.
Un enjambre de ayudas de varios cientos de millones de euros se exhiben y anuncian desde las administraciones: ¡°Para empresas, pymes, aut¨®nomos, personas trabajadoras y desempleadas, dentro del Plan de Medidas Extraordinarias para la Recuperaci¨®n Econ¨®mica de Castilla-La Mancha¡±, aseguran en la consejer¨ªa de Econom¨ªa. Incluso hay un programa dotado con m¨¢s de 50 millones, Adelante inversi¨®n. ¡°Las ayudas de Filomena a¨²n est¨¢n en desarrollo¡±, advierten en la Subdelegaci¨®n de Gobierno.
Pero hacerlas efectivas es otro reto, casi mayor que el demogr¨¢fico. ¡°Unas veces porque te falta una factura, otras porque las fechas estipuladas no coinciden con las de tu situaci¨®n, otras porque est¨¢s cobrando el paro (sin el que no podemos vivir)¡¡±, dice Corella. Los canales de la ayuda est¨¢n plagados de interferencias. As¨ª que, ahogados en deudas , unos y otros, en Castilla-La Mancha, Castilla y Le¨®n o la Comunidad Valenciana, han acabado recurriendo a vecinos o asoci¨¢ndose para salir adelante.
¡°Se hacen los pliegos sin conocer la realidad de los pueblos: para saber c¨®mo ayudar tienes que conocer primero la situaci¨®n¡±, insiste Corella, que asegura haber tenido que terminar sus batallas ¡°siempre en los tribunales¡±.
Hasta hace dos a?os, Nines y Manolo viv¨ªan en Rivas Vaciamadrid. Llevaban m¨¢s de veinte a?os trabajando en la misma empresa en la que ¨¦l empez¨® de alba?il y acab¨® de responsable de mantenimiento de maquinaria industrial; y ella comenz¨® guardando la finca y termin¨® de administrativo. ¡°Ten¨ªamos una buena vida, sueldos apa?ados, pero ?¨ªbamos a esperar a jubilarnos y a salir a pasear por el parque? No¡±. Y fue Capit¨¢n, el burro, al que despu¨¦s acompa?¨® una burra ¡°en la finca de los jefes¡±, el que termin¨® por decidirles.
Buscaron pueblo por Facebook (¡°pueblos despoblados¡±), dejaron el trabajo, vendieron todo lo que ten¨ªan y el 1 de noviembre de 2018 se instalaron en la antigua casa del m¨¦dico en Orea. Hicieron un curso de pastoreo, ¨¦l; y uno de elaboraci¨®n de quesos artesanos, ella. ?Y a trabajar! ¡°Nuestra ¨²nica ambici¨®n era poder vivir de nuestra vida¡±, dice Nines ante sus relucientes m¨¢quinas paradas. ¡°Aprendimos a golpes de realidad: traer a los animales implicaba sacarles un pasaporte, para obtenerlo tuvimos que aceptar quedarnos con el caballo (Divo) de la explotaci¨®n ganadera correspondiente; no sab¨ªamos que pod¨ªamos elegir los animales del reba?o que compramos y nos vendieron uno de los m¨¢s viejos, algunos enfermaron y acabaron mat¨¢ndonoslos por casos de tuberculosis; nos indemnizaron y volvimos a comprar otro reba?o, quer¨ªamos 50 pero solo nos vend¨ªan 200 y ten¨ªa que ser de Castilla-La Mancha¡±, cuenta.
Y por fin empezaron ¡°a funcionar¡±. ¡°Los quesos se vend¨ªan, me ped¨ªan cuajadas, todo lo que hac¨ªa se lo llevaban, en pocos meses podr¨ªamos vivir de nuestro nuevo trabajo, pero lleg¨® la covid, se llev¨® a los turistas y a los hosteleros por delante (sigue todo cerrado, ni un bar), y luego las nieves y heladas de Filomena, es imposible¡¡±, resume Nines.
La casa vac¨ªa
A Pilar Guerra, de 56 a?os, le quitaban la casa de las manos hasta que el virus lo destroz¨® todo, incluidos sus sue?os. Muestra su acogedora casa rural en Arahuetes (Segovia), ahora totalmente vac¨ªa . Las recias vigas de madera, la her¨¢ldica que cuelga de la pared y la cl¨¢sica ristra de ajos que adorna la cocina contrastan con el hule que cubre los sof¨¢s del sal¨®n. Guerra, que viste de negro, lamenta el luto del gremio en una zona habitualmente popular entre madrile?os y gente con ganas de aventura en un entorno donde abundan hasta los buitres.
El alojamiento abri¨® en enero de 2018, cuando ella abandon¨® la capital y decidi¨® apostar por el campo. Dos a?os de ¨¦xito, con reservas casi constantes, desembocaron en un lodazal de inquietudes . Psic¨®loga de formaci¨®n, relata c¨®mo el cataclismo sanitario le supuso un batiburrillo de emociones plagado de sensaciones como la culpabilidad por haber emprendido y destinado tanto dinero, incluso con m¨²ltiples pr¨¦stamos, y tener que encarar esta debacle. El primer confinamiento, afirma, lo pas¨® en esa casa y logr¨® superar el entuerto con la conciencia de que, tarde o temprano, pasar¨ªa el drama. El verano, con limitaciones, le dio aire hasta que el oto?o ha metido su cabeza en un mar de complicaciones y carest¨ªa econ¨®mica.
El gabinete de crisis que la ha socorrido tanto a ella como a otros hosteleros es una plataforma llamada SOS Turismo Rural Castilla y Le¨®n, que recopila las dudas y las necesidades del sector para remit¨ªrselas a las administraciones en busca de certificar las ayudas.
Julio S¨¢nchez, portavoz de la plataforma, habla con rotundidad: ¡°Los gastos nos comen¡±. El colectivo ¡°se agarra a un clavo ardiendo¡± y trata de agilizar los tr¨¢mites sus integrantes. Los aportes por los ceses temporales de actividad que ha suministrado el Gobierno ¡°han ido llegando¡± en forma de unos 600 euros mensuales, ¡°una propina¡± respecto a lo deseable para ellos.
La Junta de Castilla y Le¨®n tambi¨¦n otorg¨® unas ayudas de unos 1.000 euros, que pod¨ªan ascender hasta los 3.000 en funci¨®n de las circunstancias del hostelero. La Consejer¨ªa de Cultura y Turismo ha destinado una partida de 20 millones de euros para aliviar las penurias de los emprendedores y ya la han solicitado m¨¢s de 7.000 en toda la comunidad, seg¨²n portavoces regionales. El departamento de Econom¨ªa tambi¨¦n ha desarrollado un plan de financiaci¨®n y respaldo que supera los tres millones de euros, mientras que el ¨¢rea de Empleo ha orientado otros cinco millones a esta parte del sector servicios. La Diputaci¨®n de Segovia ha creado unos bonos y prestaciones para intentar impulsar el consumo mientras que la asociaci¨®n intenta que los Ayuntamientos levanten tasas como las de basuras o el IBI. Cada euro cuenta.
Ingente papeleo
Las subvenciones se agradecen, sostiene S¨¢nchez, pero se hacen escasas. Pilar Guerra insiste en que una de las claves de esta plataforma es el asesoramiento para que los hosteleros individuales no se desconcierten ante el ingente ¡°papeleo¡± requerido para demandar prestaciones.
Guerra, muy implicada con el grupo, ha realizado una encuesta sobre el estado de ¨¢nimo de sus colegas. El 80%, sostiene, tiene ¡°miedo, ansiedad e incertidumbre¡±. Un tridente fatal en un contexto fatal. Las restricciones vigentes y un cierre perimetral que se extender¨¢ en Castilla y Le¨®n al menos hasta mayo impiden que pueda usar la vivienda rural para unos talleres que estaba impartiendo a mujeres con ¡°duelo patol¨®gico¡± fruto de relaciones t¨®xicas. Guerra no atisba horizonte tras la llegada del coronavirus.
Rutas entre sabinas y huellas de dinosaurios
Poco antes de estallar la pandemia, Yann Javier Medina se instal¨® a vivir con 40 vecinos m¨¢s en Almeza, una de las 13 aldeas de Alpuente, municipio del interior a un centenar de kil¨®metros de Valencia. Ge¨®grafo de 39 a?os, dej¨® definitivamente la ciudad y su trabajo fijo como guarda forestal para cambiar de vida, atra¨ªdo por ¡°la hospitalidad de la gente¡±, ¡°la calidad de vida¡±, ¡°el silencio¡±, ¡°la naturaleza ¡± y la posibilidad de desarrollar su empresa Invesrural. La puso en marcha con sendas ayudas al emprendimiento del Ayuntamiento de Paterna y a proyectos innovadores de la Generalitat valenciana con el objetivo de frenar la despoblaci¨®n y reactivar la econom¨ªa local a trav¨¦s de iniciativas como la educaci¨®n ambiental, la formaci¨®n profesional o el turismo rural.
Empez¨® a ofrecer rutas de interpretaci¨®n paisaj¨ªstica, ecotur¨ªsticas, de senderismo, de catas de vino en las bodegas de Alpuente, localidad enclavada en una comarca muy monta?osa, atravesada por el r¨ªo Turia, que atesora yacimientos de f¨®siles, huellas de dinosaurios y antiguos bosques de sabinas. Le iba bien. Tambi¨¦n trabajaba para la Oficina de Turismo de la localidad y hac¨ªa de gu¨ªa en su peque?o pero interesante museo paleontol¨®gico y etnol¨®gico. La pandemia ha frenado en seco estas actividades.
Se cerraron las instalaciones municipales con los primeros contagios en esta poblaci¨®n de 600 habitantes censados, de la zona menos densamente poblada de la Comunidad Valenciana, y la Generalitat orden¨® el cierre perimetral de las principales ciudades y de la hosteler¨ªa, adem¨¢s de prohibir la reuni¨®n de m¨¢s de dos personas no convivientes. ¡°Es una pena porque las rutas medioambientales estaban llenas de gente¡±, explica Medina de camino al huerto que le han cedido para arrojar sus residuos org¨¢nicos en su compostera. .
Cuando estaba abierta la oficina de turismo tambi¨¦n comprob¨® c¨®mo la pandemia ha incrementado el inter¨¦s por comprar casas en el pueblo por parte de los visitantes, la mayor¨ªa procedente de Valencia. ¡°Antes nadie preguntaba y ahora se nota que la gente quiere salir de la ciudad, de las multitudes. Aunque me temo que sea m¨¢s una huida por miedo m¨¢s que un inter¨¦s real por el medio rural¡±, comenta el ge¨®grafo. Tambi¨¦n ha observado ese inter¨¦s creciente Jes¨²s, promotor de la empresa de alojamiento tur¨ªstico Rustikalpuente. Se?ala que ha tenido un buen nivel de ocupaci¨®n hasta el cierre perimetral de las grandes ciudades gracias, en gran medida, al bono tur¨ªstico auton¨®mico que ofrece descuentos de hasta el 70% del coste para incentivar la demanda interna en temporada baja.
La gran apuesta contra la despoblaci¨®n del Gobierno valenciano y la federaci¨®n de municipios es el Plan Reviu, que sigue creciendo, a pesar del coronavirus. La experiencia piloto de llevar a familias a siete municipios ha logrado, por ejemplo, abrir de nuevo una escuela en Almed¨ªjar (Castell¨®n) y se va a extender a otras poblaciones. No obstante, algunas familias han tenido que desistir o aplazar sus planes de instalarse en algunas poblaciones porque no les sal¨ªa a cuenta las concesiones municipales de un albergue o de un bar mientras se mantengan en vigor las restricciones por la covid-19.
Yann espera que la pandemia escampe y al menos en marzo puedan reabrir los servicios municipales y sus rutas. Trabaja ahora en su casa de la aldea, donde lee, se documenta, prepara gu¨ªas de turismo y desarrolla proyectos como Bureales, una plataforma digital para reunir toda la informaci¨®n sobre el medio rural. ¡°Puedo vivir mejor y con menos que en la ciudad¡±, concluye.
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