Reforma laboral frente a pol¨ªtica
El Gobierno trabaja ya intensamente para conseguir los apoyos que convaliden en el Congreso el Real Decreto-ley 32/2021
El Gobierno, los sindicatos y la CEOE chocan con la pol¨ªtica. Su trabajado acuerdo para cambiar aspectos sustanciales de la reforma laboral de 2012, seg¨²n criterio de un buen n¨²mero de economistas y analistas de esa especialidad, se enfrenta al muro de los partidos y sus grupos parlamentarios. El 31 de enero, el Congreso tiene que convalidar obligatoriamente el Real Decreto-ley 32/2021, de 28 de diciembre, de medidas urgentes para la reforma laboral, la garant¨ªa de la estabilidad en el empleo y la transformaci¨®n del mercado de trabajo, que se public¨® el 30 de diciembre en el Bolet¨ªn Oficial del Estado. Firmado por el rey Felipe VI y el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez. Los decretos tienen que ser convalidados un mes despu¨¦s de su publicaci¨®n oficial. Si no es as¨ª, decaen. El Gobierno no est¨¢ dispuesto a que eso ocurra, por lo que sus esfuerzos para convencer al PNV, ERC, Bildu y al resto de partidos que apoyan al gobierno de coalici¨®n (PSOE y Unidas Podemos) de que los logros y mejoras son reales han empezado y se intensificar¨¢n desde este lunes mismo. El Ejecutivo est¨¢ convencido de que a los partidos les mueve m¨¢s el c¨¢lculo pol¨ªtico que el rechazo a la literalidad de lo pactado con los agentes sociales. Todos enfrentados con todos, entre los bloques y dentro de los bloques, a excepci¨®n del PSOE y Unidas Podemos, que, esta vez s¨ª, van de la mano.
La alegr¨ªa de patronal, sindicatos y Gobierno se trunc¨® muy pronto. Los compa?eros de viaje del ejecutivo en esta legislatura, ERC, Bildu, PNV, M¨¢s Pa¨ªs y Comprom¨ªs, est¨¢n en el rechazo a la convalidaci¨®n. El BNG anunci¨® un no inmediato y rotundo. Sus objeciones son por la izquierda al encontrar que la reforma no elimina la rudeza que supuso para los trabajadores los cambios en las leyes laborales del gobierno de Mariano Rajoy. No es el caso del PNV, que pone el ¨¦nfasis en la preeminencia de los convenios auton¨®micos sobre los de sector. En ese terreno hay margen para el di¨¢logo, seg¨²n fuentes gubernamentales. Los reproches de que es una reforma blanda desesperan al Gobierno y a los sindicatos. En ambos ¨¢mbitos se reitera hasta la saciedad, y lo que les queda, que cuando eche a andar se apreciar¨¢n las enormes diferencias. La duraci¨®n de los contratos, al extinguirse los de d¨ªas y semanas, dar¨¢ lugar a m¨¢s contratos indefinidos, lo que llevar¨¢ consigo en la pr¨¢ctica mayores indemnizaciones. Se pasar¨¢ de una compensaci¨®n de 12 d¨ªas por a?o trabajado a 20, o a 33 si son nulos.
El largo texto aprobado ha propiciado un torrente de escritos explicativos para la discusi¨®n. Pero no es solo el fondo de la reforma lo que dificulta el acuerdo en el Congreso. Quienes se oponen, con diferentes argumentos, sostienen la queja en declaraciones pol¨ªticas y en rivalidades dentro y fuera del Parlamento. Los sindicatos nacionalistas del Pa¨ªs Vasco no pueden aceptar una reforma de la que el PP dice que casi es la suya, teor¨ªa que tambi¨¦n sostiene Bildu. ERC asegura que con ellos no han hablado, algo que la vicepresidenta segunda, Yolanda D¨ªaz, desmiente.
En la derecha ahora est¨¢n en el no, pero no fue as¨ª en las primeras horas. Ha habido dudas entre el no y la abstenci¨®n, y algunos de sus dirigentes han defendido esta ¨²ltima: porque la ha firmado la patronal y, adem¨¢s, no es demasiado lesiva para los intereses de los empresarios. Se mejora la temporalidad, se prorrogan los convenios que caduquen, se da voz a los sindicatos en asuntos que la hab¨ªan perdido, pero no se cambia el poder de organizaci¨®n de las empresas en ajustes y salarios. Pese a que la reforma cuenta con el visto bueno empresarial, parece que el ¨²ltimo relato va a ser que no pueden apoyar un texto que cambia, poco o mucho, lo que el PP aprob¨®.
La derecha dice que no; y la izquierda nacionalista, que la reforma es muy laxa. ¡°El cortoplacismo gu¨ªa a los partidos, con poca altura de miras, y sin tener en cuenta los beneficios para los trabajadores de esta reforma¡±. Esta frase de un interlocutor gubernamental, m¨¢s de lamento que de enojo, incluye al PP. S¨ª hay disposici¨®n en Ciudadanos para negociar, seg¨²n avanza su presidenta, In¨¦s Arrimadas. Veremos hasta d¨®nde puede llegar, pero un s¨ª del partido liberal, si fuera acompa?ado por una abstenci¨®n del PP, pondr¨ªa en aprietos a la izquierda, porque saltar¨ªan sus contradicciones. Aun as¨ª, el contexto pol¨ªtico espa?ol no est¨¢, en absoluto para que derecha e izquierda se avengan a facilitar un acuerdo que han logrado los agentes sociales, se?alan con pesar interlocutores de la patronal. Pero a¨²n hay veintiocho d¨ªas por delante para alcanzar la meta.
Este logro ir¨¢ junto a la b¨²squeda de la subida del salario m¨ªnimo interprofesional a mil euros. La econom¨ªa marcar¨¢ el 2022. El Gobierno, y los partidos lo tienen muy presente, dado el p¨¢lpito que transmite la sociedad. Espa?a vive lo que el soci¨®logo y polit¨®logo Jos¨¦ Pablo Ferr¨¢ndiz describe como ¡°malestar moderado¡±. La sociedad de 2022 no est¨¢ en la fase de agudo enfado que empez¨® con la recesi¨®n econ¨®mica de 2007 y 2008, cuando el pesimismo llev¨® a los ciudadanos a tener una percepci¨®n muy negativa de la econom¨ªa, tanto individual como colectivamente. Ese malestar se extendi¨® contra las instituciones porque nadie daba soluciones a los hondos problemas. Nadie se salvaba, recuerda este investigador de Elemental Research. La insatisfacci¨®n con las instituciones ha durado a?os, incluso cuando se produjo la mejora de la econom¨ªa. En 2020 el optimismo y la cierta alegr¨ªa econ¨®mica se quebraron. Ahora, con ese ¡°malestar moderado¡±, los partidos se la juegan por la econom¨ªa y por la pol¨ªtica. La mejora de la primera no lleva necesariamente a una buena percepci¨®n de la segunda. Este an¨¢lisis de Ferr¨¢ndiz coincide con la actuaci¨®n y actitud de los partidos de la oposici¨®n. Ante posibles acuerdos solo ven riesgos electorales.
El Gobierno no quiere imaginar que la reforma laboral conseguida con los agentes sociales no tenga m¨¢s votos a favor que en contra. Sindicatos y empresarios tienen un reconocimiento especial en la arquitectura institucional espa?ola, que les llega directamente de la Constituci¨®n, en su art¨ªculo 7. Muy relevantes, pero no m¨¢s que el Parlamento. La reforma de la reforma necesita a todos.
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