Madrid y Barcelona, dos v¨ªas hacia la ciudad pospand¨¦mica
Colau consolida las supermanzanas y construye dos veces m¨¢s carriles bici que Almeida en la capital, donde el tr¨¢fico se restringe de manera t¨ªmida. La batalla por el espacio p¨²blico se libra en las terrazas y los arcenes
El a?o en que la mascarilla dej¨® de ser obligatoria al aire libre toca a su fin. Decae uno de los m¨¢s visibles s¨ªmbolos de la crisis sanitaria, pero no el propio virus. Lejos de estar erradicada, la covid va dejando tras de s¨ª todo un reguero de pol¨ªticas urbanas destinadas a minimizar su impacto y mejorar las condiciones de vida. Una serie de expertos muestran en este reportaje los caminos bifurcados hacia la ciudad pospand¨¦mica que han seguido Madrid y Barcelona.
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El a?o en que la mascarilla dej¨® de ser obligatoria al aire libre toca a su fin. Decae uno de los m¨¢s visibles s¨ªmbolos de la crisis sanitaria, pero no el propio virus. Lejos de estar erradicada, la covid va dejando tras de s¨ª todo un reguero de pol¨ªticas urbanas destinadas a minimizar su impacto y mejorar las condiciones de vida. Una serie de expertos muestran en este reportaje los caminos bifurcados hacia la ciudad pospand¨¦mica que han seguido Madrid y Barcelona.
A solo cinco meses de las elecciones municipales, el Ayuntamiento que gobierna la alcaldesa Ada Colau (Barcelona en com¨²) apuesta de manera decidida por ganar espacio para el peat¨®n y la bicicleta a costa del coche. El Consistorio que capitanea Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez Almeida (Partido Popular) es m¨¢s t¨ªmido en las restricciones al tr¨¢fico y las ¨²nicas grandes peatonalizaci¨®n que ha emprendido ¡ªlos entornos de la Puerta del Sol y la plaza de Olavide¡ª comenzaron en el anterior mandato. Eso s¨ª, las dos ciudades espa?olas de mayor tama?o privilegian las terrazas de bares y restaurantes tras la covid. Comparten tambi¨¦n una condena que la justicia europea acaba de imponer a Espa?a porque incumplen los l¨ªmites de seguridad frente al di¨®xido de nitr¨®geno.
Movilidad urbana
La hegemon¨ªa del coche est¨¢ lejos de ser historia, pero se dir¨ªa que el pat¨®geno la puso en cuesti¨®n. Caminar es la principal forma de desplazarse (un 35% de cuota modal) por el interior de Barcelona. La ciudad aprovech¨® la crisis sanitaria para acelerar transformaciones urbanas que el equipo de Ada Colau ya ten¨ªa en mente para reducir la contaminaci¨®n y que, vistas en perspectiva, comparten el objetivo de restar espacio al tr¨¢fico rodado. Primero con bloques de hormig¨®n, vallas y pintura, ingredientes del denominado urbanismo t¨¢ctico que se ha ensayado de Nueva York a Berl¨ªn. Despu¨¦s se consolidaron los cambios a trav¨¦s del cemento. El resultado son 30 kil¨®metros m¨¢s de carril bici y el proyecto Superilla Barcelona, la evoluci¨®n de las supermanzanas que, si se materializara, peatonalizar¨ªa una de cada tres calles del Eixample para convertirlas en 21 ¡°ejes verdes¡±. En este mandato se ejecutar¨¢n cuatro. Tambi¨¦n se est¨¢n modificando los entornos de 200 escuelas, no solo reduciendo la velocidad del tr¨¢fico, como ocurre en Madrid, sino ensanchando aceras.
Los planes municipales de reurbanizaci¨®n suman un mill¨®n de metros cuadrados. Aunque la gran asignatura pendiente en la ciudad catalana es el transporte metropolitano, con una red de Cercan¨ªas que falla varias veces a la semana. La catedr¨¢tica de Geograf¨ªa Urbana de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona (UAB) Carme Miralles destaca dos fen¨®menos de la movilidad pospand¨¦mica: que la ciudadan¨ªa ha ¡°revalorizado el hecho de moverse caminando¡± y el peso de la bicicleta. ¡°Uno de los efectos de la covid es que caminamos m¨¢s que nunca, lo que tambi¨¦n da una visi¨®n distinta del espacio p¨²blico¡±, reflexiona en primer lugar. En segundo t¨¦rmino, valora ¡°la capacidad que ha tenido Barcelona, con toda su complejidad, de introducir, dar espacio y crear una red de carriles bici¡±. La infraestructura de Bicing, el servicio p¨²blico a dos ruedas de la capital catalana, se extendi¨® hace dos a?os a 11 barrios, mientras que su hom¨®logo en Madrid (BiciMAD) duplicar¨¢ las estaciones en 2023.
La covid tambi¨¦n ha reformado los h¨¢bitos de la capital. El uso de la bicicleta y los viajes a pie crecen indudablemente, pero no a costa del coche, sino de un transporte p¨²blico que sigue sin recuperar sus niveles de actividad anteriores a la crisis sanitaria, a pesar incluso de la reducci¨®n de tarifas. La formaci¨®n de importantes atascos matutinos en los accesos a la ciudad durante el ¨²ltimo trimestre del a?o apunta hacia una lenta pero inexorable vuelta a los centros de trabajo. Tambi¨¦n sugiere deficiencias en las conexiones de la periferia, igual que en Barcelona, como plantea Andr¨¦s Monz¨®n, catedr¨¢tico de Ingenier¨ªa del Transporte en la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid (UPM): ¡°La ¨²nica manera de reducir el uso del coche es restringir su espacio en los centros urbanos y controlar la dispersi¨®n de actividades. Hay que potenciar desarrollos que sigan la l¨®gica de lo que se llama ciudad de los 15 minutos: densidad, proximidad y diversidad de usos¡±.
En Madrid, solo tres de las 29 calles cerradas al tr¨¢fico de manera provisional durante el desconfinamiento se han mantenido despu¨¦s. Almeida anul¨® Madrid Central en septiembre de 2021, la paradoja es que su nueva ordenanza de movilidad, presentada por presi¨®n de Bruselas, bien podr¨ªa considerarse un legado de la exalcaldesa Manuela Carmena. Ambas normas difieren en un solo punto: los comerciantes del centro con coches sin etiqueta medioambiental, unos 15.000 veh¨ªculos, pueden ahora acceder a la zona de bajas emisiones (ZBE). Esta se ha ampliado dos veces en casi cuatro a?os para limitar los accesos a plaza El¨ªptica ¡ª15 veces menor que el distrito Centro¡ª y prohibir desde enero la circulaci¨®n de veh¨ªculos A por la circunvalaci¨®n M-30. Previa a la pandemia, la ZBE de Barcelona ya era una de las m¨¢s grandes de Europa. La justicia de Catalu?a la revoc¨® por ¡°excesiva¡±, pero el Ayuntamiento recurri¨® la decisi¨®n ante el Tribunal Supremo, que a¨²n no ha emitido una sentencia definitiva.
Madrid ha trazado este mandato la mitad de carriles bici que Barcelona, donde la red ya cuenta con 120 kil¨®metros m¨¢s que en la capital. Los Acuerdos de la Villa que firmaron todos los grupos pol¨ªticos, una declaraci¨®n de principios institucionales al calor de la crisis sanitaria, inclu¨ªan la implementaci¨®n de nuevas v¨ªas ciclistas buscando ¡°la coherencia y continuidad del conjunto¡±. Toda una aspiraci¨®n frustrada, seg¨²n Fernando Garc¨ªa, elegido por la ONG holandesa Bycs como alcalde de la bicicleta de Madrid, figura honor¨ªfica que promueve la cultura del pedaleo: ¡°Hablamos de tramos sueltos, dispersos y algunos adem¨¢s inseguros que conectan la nada con ninguna parte. El ejemplo perfecto est¨¢ en el paseo de las Delicias, donde los coches tienen que cruzar el carril bici para aparcar¡±. De la v¨ªa ciclista que iba a unir plaza de Castilla con Atocha solo se ha construido una cuarta parte.
Espacio p¨²blico y terrazas
La ciudad est¨¢ en disputa. Una teor¨ªa formulada entre otros por la urbanista estadounidense Jane Jacobs que con la pandemia cobra fuerza m¨¢s all¨¢ de las c¨¢tedras universitarias. Plazas conquistadas por el juego infantil, nuevas zonas verdes que cambian la vida de un barrio, mercados en desuso, avenidas sin un solo banco o patinetes arrojados a la calzada, todo lo grato y exasperante que tiene lugar en el espacio p¨²blico es resultado de la rivalidad entre diferentes actores. El futuro de las llamadas terrazas covid, aquellas que se ampliaron a causa de la crisis sanitaria, es objeto de uno de esos debates, que se ha cerrado en Barcelona con la obligaci¨®n de instalar en bares y restaurantes plataformas de acuerdo a cuatro modelos aprobados por el Ayuntamiento. Como compensaci¨®n por la demora en los tr¨¢mites para consolidar las mesas en la calzada y por el coste de las tarimas, se ha rebajado a los negocios un 75% la tasa municipal de terraza hasta 2024.
La capital catalana tambi¨¦n ha emprendido la peatonalizaci¨®n de 215 metros de la calle de Crist¨®bal de Moura, donde la idea es crear un parque lineal de 1,27 kil¨®metros. ?scar Chamat-Nu?ez, urbanista y coproductor del podcast CiudadHub entiende que de la pandemia se sali¨® con la certeza de que ¡°la movilidad se elige y es un derecho¡±. ¡°Las calles no tienen por qu¨¦ ser 24 horas, siete d¨ªas a la semana para ir en coche, lo que implica dise?ar el espacio p¨²blico de forma flexible, preparado para distintos usos y p¨²blicos: una jornada de comercio en la calle, un concierto, una fiesta, o que pasen coches¡±, anota. Y denuncia las consecuencias ¡°de la cultura del clic: que los pedidos a domicilio alteren el espacio p¨²blico¡±. Barcelona implantar¨¢ en marzo la Tasa Amazon, que se cobrar¨¢ a las grandes operadoras por aparcar en la calle en el proceso de entrega a domicilio.
Por su parte, Madrid tiene pendiente gestionar las externalidades negativas del reparto de ¨²ltima milla. S¨ª ha acometido una modificaci¨®n de la ordenanza de terrazas que durante todo 2023 permitir¨¢ aquellas mesas y sillas instaladas por la covid en las bandas de estacionamiento, a cambio de una tasa por ocupaci¨®n que asciende hasta los 24 euros por metro cuadrado. Con la excepci¨®n de las zonas de protecci¨®n ac¨²stica del centro y otros dos barrios, adem¨¢s de aquellas saturadas como la calle de Ponzano. A los comerciantes de esta ¨²ltima, muy volcados en la campa?a de la presidenta de la Comunidad, Isabel D¨ªaz Ayuso, se les concede una aparente medida de gracia: ampliar sus aceras (esta nueva norma fija en dos metros y medio el ancho de paso), de modo que puedan solicitar terrazas ordinarias a ambos lados de la v¨ªa.
El decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), Sigfrido Herr¨¢ez, se muestra cr¨ªtico con la pr¨®rroga: ¡°Entiendo las razones comerciales en un momento de transici¨®n hacia lo que llam¨¢bamos nueva normalidad, pero no creo que la mejor soluci¨®n sea invadir las calzadas o restar aparcamiento por m¨¢s tiempo. Madrid ya tiene muchas terrazas, las de toda la vida, que son casi un fen¨®meno cultural que adem¨¢s genera much¨ªsimos puestos de trabajo. Me parece que perpetuar la excepci¨®n pone trabas a otros usos de la ciudad¡±. En cuanto al dise?o del espacio p¨²blico, Herr¨¢ez reclama m¨¢s concursos, ¡°porque de ellos sale la mejor arquitectura¡±. Al contrario que en Superilla Eixample, la concurrencia de proyectos no fue el sistema elegido por el Consistorio madrile?o para reconfigurar las calles de Pedro Bosch y Francisco Silvela. All¨ª se anuncia ¡°la recuperaci¨®n de los bulevares del siglo XVIII¡±, aunque la primera fase de los trabajos solo ha alumbrado una mediana arbolada.
Calidad del aire
El Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea (TJUE) conden¨® a Espa?a la semana pasada por incumplir entre 2010 y 2018 la norma comunitaria de calidad del aire en Madrid y el ¨¢rea metropolitana de Barcelona. En estos n¨²cleos urbanos se han superado reiteradamente los l¨ªmites de seguridad frente al di¨®xido de nitr¨®geno (NO?), establecidos en una concentraci¨®n media anual de 40 microgramos por metro c¨²bico (¦Ìg/m3). La capital ha seguido vulnerando cada ejercicio, seg¨²n reflejan los informes anuales de calidad del aire del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica. En el caso del ¨¢rea metropolitana de Barcelona, en 2019 se rebas¨® el l¨ªmite para el NO?, pero no en 2020 ni 2021. Los datos de 2022 se conocer¨¢n en la primera semana de enero. La condena no acarrea sanciones, pero s¨ª lo har¨ªan futuros incumplimientos.
Lejos de aflojar, Bruselas tiene previsto que el l¨ªmite del di¨®xido de nitr¨®geno descienda a la mitad de microgramos por metro c¨²bico hacia el final de esta d¨¦cada, en l¨ªnea con las recomendaciones de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), de la que es asesora Cristina Linares. Esta cient¨ªfica de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III ilustra: ¡°La reducci¨®n dr¨¢stica del n¨²mero de veh¨ªculos es fundamental si queremos controlar los valores de NO? que se respira en las grandes ciudades. No basta con medidas para reducir el n¨²mero de veh¨ªculos en situaciones puntuales de contaminaci¨®n, hacen falta intervenciones de tipo estructural¡±. Y recuerda que semejante exposici¨®n empeora enfermedades como el c¨¢ncer de pulm¨®n, mama, vejiga o la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Cr¨®nica (EPOC).
Los datos respaldan la opini¨®n de Linares. La estaci¨®n de la plaza del Carmen ¡ªubicada junto a la Gran V¨ªa de la capital¡ª expres¨® en el primer a?o de Madrid Central concentraciones medias anuales de di¨®xido de nitr¨®geno un 20% inferiores que el promedio de toda la d¨¦cada anterior. Igual de importante es fijarse en los picos diarios expresados por hora, episodios que aumentan el n¨²mero de ingresos hospitalarios por bronquiolitis grave o neumon¨ªa y que cuestan a la sanidad madrile?a 200 millones de euros cada a?o, seg¨²n un reciente estudio publicado en la revista Environmental Research. Un ejemplo: la estaci¨®n de Villaverde (Madrid) registr¨® el 26 de diciembre a las nueve de la noche 127 ¦Ìg/m3. Respirar ese aire tiene consecuencias, pero el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) Xavier Querol teme que en tiempos de crisis y guerra ¡°vuelva el argumento del humo o el hambre¡±.
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