La falta de relevo generacional pone a la alfarer¨ªa en peligro de extinci¨®n
Salvatierra de los Barros (Badajoz) lleg¨® a tener 70 talleres, ahora sobreviven 12. Extremadura, Andaluc¨ªa o La Rioja son algunos de los lugares donde a¨²n hay personas que trabajan el arte del barro
La evoluci¨®n de la sociedad y las nuevas tecnolog¨ªas han acabado a lo largo de los ¨²ltimos a?os con profesiones que hasta hace nada eran parte de la vida de los espa?oles como pueden ser telefonistas, lavanderas o ascensoristas, pero hay otras que sobreviven al paso del tiempo como es el caso de los alfareros.
En la geograf¨ªa nacional hay varios lugares donde se sigue trabajando el arte del barro: ?beda, Bail¨¦n en Ja¨¦n, la Rioja, Le¨®n o Salvatierra de los Barros (Badajoz, 1.573 habitantes), la localidad con m¨¢s alfareros por habitantes de todo el pa¨ªs. Este oficio se remonta en el municipio al siglo XIV, ¨¦poca a la que pertenecen c¨¢ntaros de barro descubiertos en la b¨®veda de la iglesia. En este municipio pacense pr¨¢cticamente toda la poblaci¨®n viv¨ªa de trabajar el barro, seg¨²n cuenta a EL PA?S Jos¨¦ Mar¨ªa Guisado, presidente de la Asociaci¨®n de Alfareros de Salvatierra de los Barros. Esto se debe a que en este lugar hay una arcilla de buena calidad. ¡°En su punto culmen Salvatierra lleg¨® a contar con unas 70 alfarer¨ªas, en cuyo proceso participaban varias cadenas de producci¨®n¡±, explica el artesano.
A lo largo del proceso de producci¨®n y distribuci¨®n de los productos que se creaban en los talleres participaban varios profesionales: los alfareros, que eran los encargados de realizar las piezas; los acarreadores del barro, que prove¨ªan de material a los talleres; los acarreadores de le?a y la jara, una materia prima necesaria para calentar los hornos ¨¢rabes donde se coc¨ªa el barro, y, por supuesto, la labor de la mujer, que se concentraba principalmente en decorar y terminar los productos. Una vez acabado el trabajo era el turno de los arrieros, que se encargaban de distribuir las piezas. En cada taller trabajaba el maestro y varios aprendices, algo que dicen desde la asociaci¨®n de alfareros que hoy d¨ªa no existe.
Jos¨¦ Mar¨ªa Guisado cuenta que actualmente hay en Salvatierra de los Barros 12 alfarer¨ªas, ya que muchas han cerrado debido a que sus maestros se han jubilado y no hay relevo generacional. ¡°Actualmente los maestros m¨¢s j¨®venes tienen 50 a?os o poco menos¡±, dice Guisado. ¡°Es un oficio que, si no se remedia, est¨¢ abocado a desaparecer. Adem¨¢s de una manera de ganarse la vida es una cultura que intentamos mantener viva¡±.
Este arte de crear productos derivados del barro se podr¨ªa perder en los pr¨®ximos a?os debido a la ausencia de relevo generacional, a lo que se a?ade que es una profesi¨®n en la que se tarda mucho tiempo en aprender. ¡°Ser maestro en el torno son a?os de aprendizaje y hemos tenido una ¨¦poca donde el pl¨¢stico lo ha inundado todo, el barro se dej¨® de utilizar. El pl¨¢stico pesa menos y es m¨¢s econ¨®mico y es una circunstancia por la que el gremio ha sufrido mucho¡±, cuentan desde Salvatierra de los Barros. Adem¨¢s, muchos productos, como el botijo, han sido sustituidos por la la botella de pl¨¢stico.
S¨ª destacan que los tiempos han cambiado y ahora hay ciudadanos que demandan una calidad debido a la concienciaci¨®n contra el pl¨¢stico: ¡°Encontramos que hay m¨¢s conciencia, ya que es un material que si se rompe se vuelve a convertir en barro. Lo estamos notando en las ventas, actualmente hay demanda, por ejemplo, en restaurantes a los que gusta tener productos de calidad, se pone en valor m¨¢s lo artesanal que lo industrial¡±, cuenta Jos¨¦ Mar¨ªa Guisado.
Una de las principales demandas para mantener la profesi¨®n es que las instituciones p¨²blicas la defiendan creando talleres que ense?en el oficio y que permitan que sea rentable. ¡°A las nuevas generaciones se las engancha si ven futuro en esto y pueden vivir de ello¡±, destaca Guisado. Tambi¨¦n piden que se fomente el turismo en la zona: ¡°No es lo mismo una alfarer¨ªa en un enclave con tr¨¢nsito de personas como ?beda, donde pueden vender al p¨²blico, que la realidad que vivimos nosotros, donde sobre todo tenemos que vender en ferias y con puestos ambulantes¡±, cuentan a EL PAIS.
La singularidad de este enclave extreme?o, que tiene materia prima de calidad, ha permitido que se haya desarrollado este tipo de industria a lo largo de los siglos. Hay dos tipos de barros, rojo y amarillo. El barro rojo se extrae de las laderas del castillo que hay en el municipio, es el barro tambi¨¦n llamado flojo. En la parte de abajo de Salvatierra hay un barro amarillento, conocido como barro fuerte. ¡°Estos dos tipos de barros hay que mezclarlos para evitar que los productos se rompan tanto durante el proceso de elaboraci¨®n, como en su finalizaci¨®n¡±, explica Guisado a este diario.
Estos profesionales de Salvatierra de los Barros cuentan que sus productos se distribuyen principalmente por Espa?a, pero tambi¨¦n llegan a pa¨ªses europeos e incluso a lugares como Cuba o Argentina. Uno de los campos que consideran que tienen que explotar m¨¢s es el entorno digital, aunque s¨ª trasladan que debido a la cantidad de horas que tienen que trabajar, entre 10 y 11, no cuentan con mucho tiempo para dedicarle, pero reconocen que es una herramienta que hay que explotar m¨¢s.
¡°En el Museo de la Alfarer¨ªa est¨¢ todo muy bien explicado, pero necesita un mejor acondicionamiento¡±, dicen los alfareros. La teniente de alcalde del municipio, Sandra P¨¦rez, dice que el museo cuenta con tres partes, en ellas se cuenta la historia del municipio y su entorno, c¨®mo ha sido el oficio de la alfarer¨ªa a lo largo de los siglos, d¨®nde se pueden ver las piezas m¨¢s antiguas del siglo XVI y, por ¨²ltimo, haciendo un recorrido por una casa original de la localidad.
Desde el Consistorio pacense lamentan la situaci¨®n por la que atraviesa el sector y esperan que la tendencia se revierta en los pr¨®ximos a?os: ¡°Estamos intentando que el sector tenga visibilidad, la alfarer¨ªa es un patrimonio muy importante del municipio y nos da pena ver su decadencia y que los j¨®venes no se quieran dedicar a este tipo de trabajo tradicional. Desde las instituciones estamos buscando f¨®rmulas para ayudar al futuro de la profesi¨®n¡±, detalla P¨¦rez.
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