El emocionante y tierno concierto de Alizzz en Razzmatazz con Rigoberta Bandini y Amaia
Cristian Quirante, tres Grammys y productor de C. Tangana, se estren¨® como solista en una sala que devolvi¨® la impresi¨®n de las grandes noches
La primera proximidad, la primera mirada, el primer roce, la primera vez. Ese dulce v¨¦rtigo que estremece, esa primera emoci¨®n, esa primera sensaci¨®n de lo que luego se recuerda como la felicidad plena. Esas primeras veces pasaron en la noche del mi¨¦rcoles por Razzmattaz que lleno, devolv¨ªa la impresi¨®n de las grandes noches tras meses de espera. Era el primer concierto que en esta normalidad casi recuperada promov¨ªa la propia sala, cuyos trabajadores ten¨ªan cara de cumplea?os mientras se les llenaban los ojos de p¨²blico. Y era tambi¨¦n la primera vez que Cristian Quirante, Alizzz, tres Grammys a sus espaldas, productor de C. Tangana entre otros, se estrenaba entre su gente como solista luego de aplazamientos pand¨¦micos. Fue, s¨ª, una noche de primeras veces, una noche si cabe virginal.
Se not¨® en todo. Ya al inicio Cristian declar¨® sentirse emocionado y nervioso, y tal y como lo dec¨ªa se sab¨ªa que era verdad, que aquella primera vez le pasaba factura. No era pose, estaba nervioso, estaba emocionado. ?l, soso en escena como una dieta, parco, poco acostumbrado a sobrellevar el foco del estrellato, apenas movi¨¦ndose en torno al micro como un insecto alrededor de una bombilla, cantaba ¡°me has escrito y despu¨¦s lo has borrado/ te arrepientes, tambi¨¦n me ha pasado¡± y el p¨²blico, coraz¨®n en la garganta, se apretujaba contra la valla del escenario como hormigas sobre una fresa. Todo el mundo, literalmente todo el mundo, sonre¨ªa, proyectaba sus anhelos mediante su mirada y ¨¦sta descansaba, cuando ello era posible, en su pareja o en esa persona que se deseaba lo fuese. Esos momentos que s¨®lo se viven cuando la m¨²sica hace de todos uno, de todas una, de una sala llena una sola persona que enloquece de felicidad.
Sus canciones, gen¨¦ricamente pop independiente ba?ado por la electr¨®nica con aire y acento en los noventa, fueron defendidas con soltura por Alizzz, un cantante con m¨¢s intenci¨®n que decibelios. Lo que ha hecho de su primer disco como solista un ¨¦xito ha sido saber captar ese momento emocional de las primeras veces, de las primeras dudas, de los primeros sinsabores de una relaci¨®n. Sus letras, su tono, sus arreglos, resumen en estrofas esos momentos tan socorridos por la literatura, esos instantes de fragilidad emocional en los que el mundo vale un gesto y lo dem¨¢s no cuenta. Por a?adidura, la aparici¨®n de Rigoberta Bandini en la mitad de Disimulao, fiel a su falda uniformada como un heavy a su melena, derram¨® decenas de cerveza, incontenible en vasos s¨²bitamente agitados. Se qued¨® en el siguiente tema, Amanecer y no pod¨ªa imaginarse m¨¢s paroxismo. Pero s¨ª, lleg¨®. Con las canciones facturadas con m¨¢s crudeza que en el disco, como toca en la mayor¨ªa de los directos salvo que seas Portishead, el momento de acercarse a una pared para evitar un nuevo ba?o de cerveza ajena se repiti¨® con Ya no vales, cuando olvidando la dureza de la letra, el fracaso tras el ¨¦xito, el p¨²blico giraba sobre s¨ª mismo all¨ª donde hab¨ªa espacio y el vaso era el extremo de un brazo giratorio.
Y habr¨ªa m¨¢s. La dupla de invitadas se cerr¨® con Amaia, que canta con Alizzz en el disco una de las canciones que reflejan su esp¨ªritu, El encuentro, un medio tiempo que narra la coincidencia entre dos personas que tras una noche loca tiempo ha, de nuevo se reencuentran inopinadamente para preguntarse ¡°?qu¨¦ vamos a hacer?¡± Y m¨¢s locura, si eso fuera posible, precisamente all¨ª, lugar en el que estas situaciones se han producido mientras se baila una noche cualquiera. Historias de discotecas que de nuevo han vuelto a hacerse posible tras meses de apag¨®n. A todo esto ya hab¨ªa sonado Antes de morirme, la canci¨®n que popularizaron C.Tangana y Rosal¨ªa ahora en una versi¨®n que podr¨ªan haber firmado The Cure o una banda post-punk cualquiera.
Recta final. Alizzz no tiene a¨²n repertorio ni para una hora, as¨ª que en los bises sorpresa por medio de Lobo hombre en Par¨ªs, si La Uni¨®n. Y lo asombroso es que se tarare¨®, s¨ª, por personas que apenas eran zigotos cuando en 1984 el tema hizo furor. Adi¨®s con Ya no siento nada y confirmaci¨®n que Alizzz est¨¢ en ese momento dulce de una carrera, cuando todo comienza, cuando todo es novedoso, cuando todo se hace con arrebato, cuando las primeras veces no son evocaci¨®n de la primera vez, sino que se trata de primeras veces que ya nunca m¨¢s se repetir¨¢n. Fue hasta tierno.
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