Contra el tab¨² de repetir curso: ¡°Me he sentido m¨¢s estigmatizado por mi nula habilidad en el f¨²tbol¡±
La inclusi¨®n real es intentar que todos los alumnos lleguen a su m¨¢ximo sin ser excluidos, no fingir a toda costa que todos lo lograron
Hace unos d¨ªas, dada la pol¨¦mica que cada final de curso reaparece entre defensores y detractores de hacer repetir curso a los alumnos, coment¨¦ en las redes que yo, historiador, profesor y colaborador en medios de comunicaci¨®n, tambi¨¦n hab¨ªa sido repetidor. Decirlo en p¨²blico no fue revelar algo oculto que siempre tem¨ª que se supiera, un estigma que siempre pes¨® sobre m¨ª y contra el cual me revel¨¦ intentando demostrar al mundo mi val¨ªa. Siempre lo he vivido con total normalidad: me he sentido mucho m¨¢s estigmatizado por mi nulo inter¨¦s y habilidad en el f¨²tbol, por poner un ejemplo.
Antes de repetir, recuerdo estar siempre en las nubes, desconectaba totalmente de lo que hac¨ªamos en clase porque hac¨ªa tanto que me hab¨ªa perdido que ya no val¨ªa la pena preguntar. Por mucha adaptaci¨®n metodol¨®gica y buena voluntad de mis maestros, b¨¢sicamente no entend¨ªa nada. Trabajando en grupo, la presi¨®n a¨²n era mayor.
Repetir curso (2? de EGB) me dio la oportunidad de empezar de nuevo. Algunas cosas me sonaban y ten¨ªa una cierta ventaja inicial respecto a mis compa?eros. Poco a poco me fui poniendo al d¨ªa. Eso me cambi¨® la vida. Estoy seguro de que mi vida habr¨ªa sido muy diferente sin esa repetici¨®n y alg¨²n que otro grupo de refuerzo en el instituto en materias concretas. El discurso hegem¨®nico es que repetir curso o estar en un grupo de refuerzo no solo es in¨²til, sino que adem¨¢s es cruel, estigmatiza y hunde m¨¢s a los alumnos desaventajados. D¨¦jenme que tenga mis reparos en sumarme a esa sentencia¡
No tengo ninguna intenci¨®n de luchar para que todo el sistema escolar aplique las medidas que a m¨ª individualmente me hicieron renacer de las cenizas y disfrutar del aprendizaje, como s¨ª lo hacen algunos de los principales impulsores de los ¨²ltimos cambios educativos.
En educaci¨®n no existe ninguna f¨®rmula ni metodolog¨ªa m¨¢gica e indiscutible. Lo que a uno le salva, a otros los acaba de hundir. La repetici¨®n es y tiene que seguir siendo un mecanismo excepcional que solo debe aplicarse en los casos que haya indicios claros de que puede ser ¨²til. Pero ?hasta qu¨¦ punto los que se hunden lo hacen m¨¢s por el estigma que por la medida en s¨ª?
Lo que el sistema deber¨ªa garantizar es que no di¨¦semos nunca un alumno por imposible. Nuestra responsabilidad como docentes es muy grande y debemos ofrecerle las medidas que consideremos necesarias, m¨¢s all¨¢ de si est¨¢n de moda o no. En educaci¨®n se puede y se debe hacer de todo menos trampas. Independientemente de la metodolog¨ªa o del tipo de evaluaci¨®n que apliquemos, no podemos camuflar el fracaso escolar con promociones forzosas o condenando a alumnos a la sinraz¨®n de pedirles que apliquen lo aprendido anteriormente si no lo aprendieron solo por el p¨¢nico de gobiernos y docentes de ser tachados de no inclusivos. La inclusi¨®n real es intentar que todos lleguen a su m¨¢ximo sin ser excluidos, no fingir a toda costa que todos lo lograron.
Porque justamente ese es el germen del estigma del repetidor. La dictadura de la presi¨®n social del ¡°qu¨¦ dir¨¢n¡±, ¡°de qu¨¦ me tachar¨¢n¡±.
Daniel Cortijo es historiador y profesor.
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