La carpeta judicial de Borr¨¤s amenaza con estallarle a Junts en la campa?a de las municipales
La presidenta suspendida del Parlament se sentar¨¢ en el banquillo entre el 8 de febrero y el 1 de marzo
El ala de Junts per Catalunya que est¨¢ en contra de su l¨ªder, Laura Borr¨¤s, solo tiene una f¨®rmula para apartarla del partido: el paso inexorable del tiempo. Sus detractores creen que la tambi¨¦n presidenta suspendida del Parlament no saldr¨¢ bien parada del juicio que el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a (TSJC) ha agendado a partir del pr¨®ximo 8 de febrero. Una condena la dejar¨ªa en una situaci¨®n pol¨ªtica insostenible. El problema es que el calendario judicial se sobrepone al electoral y no se descarta que la sentencia incluso pueda conocerse poco antes de la campa?a de las elecciones municipales. Hay opiniones para todo, desde quienes creen que el ruido no ayudar¨¢ para nada hasta los que, sin soportarla, creen que esa carpeta judicial ayudar¨¢ a movilizar a los suyos en unas elecciones clave para la supervivencia de Junts.
Borr¨¤s ha logrado arrastrar a todo el partido en la defensa de su causa. A la l¨ªder del partido se le acusa de prevaricaci¨®n y falsedad por haber supuestamente troceado contratos para beneficiar a un amigo, Isa¨ªas Herrero, cuando dirigi¨® la Insituci¨® de les Lletres Catalanes entre 2015 y 2018. Hasta ahora, la formaci¨®n que preside le ha acompa?ado en denunciar que fue il¨ªcito que se le suspendiera como presidenta del Parlament (tal y como recoge el reglamento de la C¨¢mara cuando se abre juicio oral a un diputado por un delito ¡°relacionado con la corrupci¨®n¡±) e incluso se avino a cambiar los estatutos para garantizar que una condena no implicar¨ªa su salida de la vida org¨¢nica de Junts.
La versi¨®n de la defensa de la exconsejera de Cultura es que toda la causa se sustenta en una persecuci¨®n de car¨¢cter ideol¨®gico, por su defensa de la independencia de Catalu?a y que no hay ning¨²n rastro de corrupci¨®n en su paso por la Instituci¨®. Esa imagen autoproyectada de m¨¢rtir secesionista, sin embargo, ha topado con situaciones que no han sentado bien dentro de algunos c¨ªrculos de Junts, como los gritos durante el homenaje a las v¨ªctimas del atentado terrorista en Las Ramblas, el pasado mes de agosto, o el papel de Borr¨¤s en la defensa a ultranza de su principal apoyo y amigo, Francesc de Dalmases, en la pol¨¦mica por las intimidaciones a una periodista de TV3.
Las ocho jornadas, de ma?ana y tarde, en las que el Tribunal Superior catal¨¢n abordar¨¢ el juicio a Borr¨¤s (la Fiscal¨ªa pide una pena de seis a?os de c¨¢rcel y 21 de inhabilitaci¨®n, adem¨¢s de una multa de 144.000 euros) dar¨¢n munici¨®n a una l¨ªder m¨¢s d¨¦bil y sola pol¨ªticamente que cuando fue suspendida de la presidencia de la C¨¢mara pero que sigue siendo importante para un importante grupo de electores de Junts. De ah¨ª la decisi¨®n de sus detractores de resignarse a dejar pasar el tiempo para que ¨¦ste se encargue de poner fin a su carrera pol¨ªtica.
Si fuera declarada culpable y se redujera considerablemente la pena de 21 a?os de inhabilitaci¨®n (que incluso sus opositores consideran desmesurada si se compara con la de otros casos similares), es poco probable que la l¨ªder de Junts pueda aspirar en el mediano plazo a un cargo de elecci¨®n popular.
El problema es que Borr¨¤s se ha mostrado siempre muy h¨¢bil en lograr que el ruido de su situaci¨®n personal termine impregn¨¢ndolo todo y es ah¨ª donde mezclar la carpeta judicial con la electoral genera preocupaci¨®n dentro del partido. Algunas voces creen que s¨ª hay cierta inquina por parte de la Justicia hacia la presidenta suspendida del Parlament y que es extra?o que se persiga con esa contundencia una cuesti¨®n meramente administrativa. Ese discurso, defienden, puede ayudar en una precampa?a donde Junts quiere usar su ¡®pedigr¨ª¡¯ independentista y de confrontaci¨®n al Estado frente a una Esquerra Republicana entregada al Gobierno.
Un ala m¨¢s pragm¨¢tica, sin embargo, lamenta que Borr¨¤s intente utilizar la precampa?a en su favor, tirando por tierra todos los intentos de centrar al partido en estas elecciones como una formaci¨®n que habla de los problemas de las personas, no solo de s¨ª misma. Junts se juega ser revalidar su estatus como el partido con m¨¢s alcaldes (si logra subsumir al PDeCAT) y someter a las urnas su estrategia de confrontaci¨®n tambi¨¦n con los republicanos. El gran interrogante, sin embargo, ser¨¢ cu¨¢ndo llegue la sentencia o, al menos, se conozca el veredicto. El TSJC podr¨ªa apurar para intentar no hacerla coincidir con los comicios o postergarla, a?adiendo as¨ª m¨¢s agon¨ªa en un partido que sigue sin lograr encontrar su camino en la oposici¨®n.
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