El tes¨®n de volver a emprender a los 69 a?os
La empresaria Kav Li vendi¨® su compa?¨ªa de platos envasados a Grupo Gallo tras la pandemia pero ha decidido dejar atr¨¢s esa alianza y empezar de cero
Kav Ly (Kompung Cham, Camboya, 69 a?os) es una empresaria fuerte y orgullosa. Durante la pandemia, vendi¨® ¡°su imperio¡± de platos cocinados, Ta Tung, al Grupo Gallo, con el que rompi¨® definitivamente hace unos meses. ¡°No trabajamos de la misma manera, ellos quieren beneficios y yo cocina de calidad¡±, explica la fundadora de la primera empresa de comida asi¨¢tica precocinada en Espa?a, que ha decidido revivir su carrera de emprendedora en Aloloco, una marca tambi¨¦n de platos precocinados, pero ahora con recetas latinoamericanas y asi¨¢ticas sin gluten. ¡°No quiero ni o¨ªr hablar de jubilaci¨®n, tengo sangre de aut¨®noma¡±, admite entre risas.
Con solo 19 a?os, Ly lleg¨® a Francia huyendo de la Guerra de Camboya. ¡°Pocos d¨ªas antes de marchar a Francia a estudiar Medicina, una bomba explot¨® justo a mi lado. Recuerdo mi Yamaha 90 a un lado de la carretera y yo en el contrario¡±, cuenta. La boca con sabor a sangre y el aturdimiento solo pod¨ªan significar una cosa: ¡°Estaba viva. Volv¨ª a nacer pero desde entonces convivo con el miedo a todas horas¡±, confiesa. Ni siquiera durante su juventud el temor le ha frenado en su camino inspirado por la estricta disciplina familiar: ¡°Mis padres trabajaban muy duro, ten¨ªan un secador de tabaco y una empresa de aceite de cacahuete, y de ellos hered¨¦ el valor del esfuerzo y la cabeza de los negocios¡±, admite. Cuando llevaba pocos meses en Par¨ªs, la guerra termin¨®, Camboya qued¨® bajo el r¨¦gimen de Pol Pot y Ly perdi¨® el contacto con su familia, aislada en un campo de refugiados. ¡°Aquellos cuatro a?os fueron peores que la guerra. Mis padres me hab¨ªan dado bastante dinero pero no quise gastar ni un duro por si despu¨¦s ellos lo necesitaban, as¨ª que me busqu¨¦ la vida como pude¡±, reconoce.
Su madre le ense?¨® que ¡°una mujer debe tener su propio dinero¡± y Ly, persiguiendo esta m¨¢xima, se vio obligada a abandonar la carrera de Medicina. Trabaj¨® como limpiadora, camarera, cocinera, auxiliar de enfermer¨ªa y cosiendo cuero en una f¨¢brica de carteras hasta que lleg¨® a Barcelona en los a?os 80. Apenas un a?o despu¨¦s, Ly abri¨® el restaurante de cocina asi¨¢tica¨DChina, Tailandia, Camboya, India y Jap¨®n¨D Ta Tung, ahora Kavly Restaurant en el barrio de Gr¨¤cia. Pero el ¨¦xito del local no bastaba a su mirada emprendedora y, despu¨¦s de horas en la cocina de Ta Tung, Ly marchaba a casa a preparar rollitos de primavera para venderlos en charcuter¨ªas y colmados de la zona. ¡°Escog¨ª mis productos favoritos del restaurante, los cocinaba y envasaba para que solo se tuvieran que calentar antes de comer e iba puerta tras puerta para darlos a conocer¡±, explica.
El car¨¢cter innovador y revolucionario de sus productos atrajo a algunos supermercados de la ciudad. En 1997, Ly puso en marcha una f¨¢brica de platos precocinados con tres gamas de producto¨Drollitos, arroz y pasta¨D en L¡¯Hospitalet de Llobregat. ¡±Lo m¨¢s dif¨ªcil fue ser la primera. Nadie en Espa?a com¨ªa platos asi¨¢ticos y, menos, cocina envasada, precalentada, era algo marciano. Y las dificultades vienen del rechazo a lo desconocido¡±, confiesa. En 2016, la firma Ta Tung hab¨ªa crecido tanto que Ly decidi¨® ampliar el negocio con la construcci¨®n de una nueva f¨¢brica de 16.000 metros cuadrados en Sant Vicen? dels Horts.
Cuando hac¨ªa ¡°malabares¡± para recuperar la inversi¨®n, lleg¨® la pandemia: ¡°Me mat¨®. M¨¢s bien, me remat¨®¡±. Con su director comercial enfermo de Covid-19 y con m¨¢s de la mitad de la plantilla en casa por miedo al contagio a Ly se le hizo imposible atender la demanda de los distribuidores. ¡°Los supermercados ped¨ªan m¨¢s producto y la situaci¨®n se hizo insostenible. La soledad y el sufrimiento me hicieron ceder¡±, cuenta. A final del confinamiento, la empresaria vendi¨® Ta Tung a Proa Capital, el fondo de inversi¨®n due?o de Pastas Gallo. ¡°En 2015 me ofrecieron cerca de 30 millones de euros por el negocio pero no acced¨ª, Ta Tung era toda mi vida¡±, afirma. En 2020, tuvo que vender la firma por solo cinco millones, cantidad con la que tambi¨¦n tuvo que sufragar sus deudas. ¡°El negocio al que hab¨ªa dedicado toda mi vida se qued¨® en 60.000 euros, lo suficiente para comprar un piso a mis hijos y retirarme a preparar mi vejez¡±, lamenta la empresaria.
El contrato de venta a Proa Capital inclu¨ªa los derechos sobre la marca Ta Tung y la incorporaci¨®n de Ly a la junta de negocio y al departamento de I+D, como creadora de producto. En estos tres a?os, la cocinera ha patentado el plato de arroz de sushi con pollo Teriyaki y los fideos y el arroz en formato ¡°bol¡±. El ritmo de control y estrategia de producto de la nueva empresa no marchaba en sinton¨ªa con Ly, ¡°mis productos nuevos solo ten¨ªan cabida en las marcas de cliente porque ellos no pod¨ªan adaptarse a tantas novedades, soy m¨¢s r¨¢pida que la f¨¢brica¡±, reconoce entre risas. La disonancia entre la empresa que ¡°busca beneficios¡± y la empresaria que prefiere calidad y creatividad condujeron a la ruptura definitiva de Ly con el Grupo Gallo.
¡°Si me quedo en el sof¨¢ me muero. Cumpl¨ª 69 hace cuatro d¨ªas y me queda cuerda para rato¡±, presume Ly. A sus casi 70 a?os, la empresaria explora el terreno de la comida latina con Aloloco, la marca de platos preparados de ¡°m¨¢xima calidad¡± que ofrece empanadas, burritos y fajitas con recetas latinas y el ¡°toque fusi¨®n¡± de la cocinera. Una nueva apuesta a la que a?ade otra l¨ªnea de comida asi¨¢tica sin gluten, una modalidad de cocina que Ly ¡°domina¡± desde peque?a. En el Grupo Gallo deja ¡°su imagen, su nombre y su sello de calidad¡±, pero consigo porta su energ¨ªa y su esp¨ªritu innovador: ¡°El contrato con Gallo me impide hacerles competencia hasta 2025, pero los productos sin gluten est¨¢n dentro de mis l¨ªmites contractuales. Cuando termine el contrato ya se ver¨¢¡±, afirma. Por ahora, la pionera de la comida precocinada encara el 2024 con dos ideas muy claras: ¡°No recuperar¨ªa Ta Tung, ya he pasado p¨¢gina y s¨¦ que aburrirme, nunca me voy a aburrir¡±, admite entre carcajadas.
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