Al-Azraq, ¡®El Azul¡¯, el archienemigo de Jaume I tambi¨¦n tiene su p¨²blico
La reivindicaci¨®n del visir musulm¨¢n que plant¨® cara durante d¨¦cadas al monarca cristiano crece como ejemplo de resistencia y fidelidad con un halo de misterio
Se llamaba Al-Azraq, le apodaban El Azul y durante tres d¨¦cadas lider¨® la resistencia andalus¨ª a la conquista de Jaume I en las monta?as y valles del sur de Valencia y el norte de Alicante. Su falta de linaje y los agujeros en su biograf¨ªa confieren un halo de misterio a la tenacidad con la que se sabe que luch¨®, hasta hallar la muerte, por las tierras donde los suyos hab¨ªan vivido cinco siglos. Aquella guerra supuso la formaci¨®n del Reino de Valencia, cuya creaci¨®n trajo fueros e instituciones propias, un idioma y nuevas fronteras y propici¨® el surgimiento progresivo de una conciencia como pueblo diferenciado de otros de la Corona de Arag¨®n. Todo eso se celebra el 9 de octubre en el d¨ªa de la Comunitat Valenciana en recuerdo de aquella jornada del a?o 1238 en la que las tropas catalano-aragonesas entraron en Val¨¨ncia. Pero aunque apenas se sepa, aquella historia tuvo en realidad dos protagonistas, por eso en los ¨²ltimos a?os varias iniciativas han relanzado la figura del desconocido l¨ªder musulm¨¢n como contrapunto al imprescindible monarca cristiano.
Fue el propio Jaume I quien encumbr¨® a Al-Azraq y le convirti¨® en su gran enemigo en el Llibre dels Fets, seguramente porque no hay nada como un temible oponente para engrandecer la figura propia. Eso s¨ª, sus referencias al ¡°visir¡± siempre fueron en los peores t¨¦rminos. Adem¨¢s de en aquella cr¨®nica, su recuerdo, mitificado, ha perdurado ocho siglos en la cultura popular de los parajes de las comarcas en las que vivi¨®. Se dice que naci¨® en la alicantina Alcal¨¤ de la Jovada, que ten¨ªa madre cristiana y unos ojos azules que justificar¨ªan su apodo, pero nada de eso est¨¢ probado. De hecho, tanto la animadversi¨®n de Jaume I como la falta de certezas en su biograf¨ªa obligan a ir con tiento a la hora de abordar su figura.
Siete a?os despu¨¦s de aquella capitulaci¨®n con la que el rey Zaydan hab¨ªa entregado Balansiya a Jaume I, la batalla segu¨ªa abierta pero en otro punto. La l¨ªnea de conflicto se hab¨ªa trasladado unos kil¨®metros al sur, igual que hab¨ªa hecho forzada parte de la poblaci¨®n musulmana. Los l¨ªderes de la realeza isl¨¢mica estaban ya mucho m¨¢s lejos, seguramente en Murcia, Granada o en el norte de ?frica. Es en ese contexto cuando, sin que existan referencias previas, aparece Al-Azraq para firmar en 1245 con los enviados del monarca en un paraje cercano al castillo de Alcal¨¤ el ¡®Pacte del Pouet¡¯.
¡°Deb¨ªa ser una especie de ministro de exteriores. No sabemos si lo hab¨ªa sido del emirato de Valencia y tras su ca¨ªda el uso del t¨ªtulo de visir era ya solo simb¨®lico, o si lo era de D¨¦nia. No era hijo de un emir y seg¨²n Jaume I le eligieron los musulmanes que se quedaron. Fue el pueblo el que lo puso¡±, destaca Just Sell¨¦s, autor de varias obras sobre ¨¦l. ¡°Los musulmanes se consideraban parte de Al Andalus pero aqu¨ª entonces el estado isl¨¢mico estaba en descomposici¨®n y la mayor¨ªa de sus l¨ªderes se exili¨® . En cambio, ¨¦l decidi¨® quedarse y jugar sus cartas, como hizo al pactar con Castilla. Capitaliz¨® el malestar contra la ocupaci¨®n, fue el l¨ªder de la resistencia. En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas se ha romantizado algo su figura pero al final ¨¦l y Jaume I son dos caras de la moneda¡±, completa Vicent Baydal, historiador, divulgador y cronista oficial de Val¨¨ncia.
Ambos coinciden en la peculiar relaci¨®n que establecieron los l¨ªderes. ¡°Al-Azraq fue la n¨¦mesis de Jaume I, incluso murieron el mismo a?o¡±, recuerda Baydal. ¡°Fue su enemigo, el ¨²nico que le plant¨® cara aqu¨ª bajo. El resto fue capitulando, rindi¨¦ndose con condiciones, es decir generalmente apa?¨¢ndose sus bolsillos. ?l fue el ¨²nico que defendi¨® la tierra y a la gente, el ¨²nico que no dej¨® colgados a los suyos. Jaume I se refiere a ¨¦l como traidor pero para m¨ª fue un ejemplo de conducta¡±, defiende apasionado Sell¨¦s.
Las revueltas de Al Azraq
Dos a?os despu¨¦s de aquel pacto que supon¨ªa una rendici¨®n progresiva de los musulmanes volvieron las hostilidades. La revuelta del andalus¨ª ante lo que parece un incumplimiento de los t¨¦rminos pactados por parte de los cristianos fue la excusa de Jaume I para declararle traidor y decretar en febrero de 1248 la expulsi¨®n de los musulmanes del reino. Las escaramuzas se intensificaron y finalmente la crucial disputa por el Benicadell, el paso natural entre el norte y el sur en aquellas comarcas centrales, cay¨® del lado cristiano. Al-Azraq se refugio con los suyos en las monta?as al amparo en parte de la interesada ayuda del rey de Castilla. Y aguant¨®.
Pese a su posici¨®n de debilidad o tal vez por ella, intent¨® un arriesgado golpe de mano del que no se tiene clara la fecha. Hizo pensar a Jaume I que estaba dispuesto a convertirse al cristianismo. ¡°Se crey¨® el ofrecimiento de someterse, convertirse al cristianismo y casarse y Jaume I acudi¨® al encuentro que hab¨ªan concertado previamente en Rugat¡±, apunta el profesor de Historia Medieval de la Universitat de Val¨¨ncia Josep Torr¨® en el documental de Octavi Masi¨¤ sobre Al-Azraq. En realidad era una emboscada en la que el cristiano estuvo cerca de morir o ser capturado.
Col¨¦rico, el monarca lanz¨® una nueva ofensiva militar tambi¨¦n con trampa, puesto que acept¨® el ofrecimiento de uno de los consejero de su enemigo para traicionarle a cambio de dinero. El musulm¨¢n convenci¨® a Al-Azraq para vender todo el grano que ten¨ªa almacenado a pocas semanas para la nueva siega cuando ten¨ªa su precio m¨¢s alto, pero avis¨® a Jaume I, que redobl¨® su asedio y, sabi¨¦ndolo sin alimentos en sus castillos, le empuj¨® a firmar su abandono del Reino. Era junio de 1258 y ese verano el visir march¨® a un desconocido exilio. ¡°No sabemos d¨®nde se fue. Todos pensamos que a Granada pero pudo irse al Magreb¡±, apunta Torr¨®.
La batalla final
Lo que no esperaba nadie es que tras dieciocho a?os sin noticias suyas volviera y lo hiciera como lo hizo. Al frente de 250 jinetes y centenares de soldados, Al-Azraq regres¨® a las que hab¨ªan sido sus tierras dispuesto a avivar unas revueltas musulmanas que hab¨ªan vuelto a prender. Con un peque?o grupo se plant¨® en las puertas de Alcoi y se hizo perseguir hasta un barranco. ¡°Fue una escabechina¡±, resume Sell¨¦s. Pero la victoria musulmana tuvo un precio: la muerte de su l¨ªder el 5 de junio de 1276. ¡°Jaume I dice que muri¨® a las puertas de Alcoi pero dice muchas cosas y no todas son verdad. Yo en mis libros le hago morir en el barranco tras haber salido herido. En cualquier caso, que fuera de avanzadilla habla de su valent¨ªa¡±, remarca Sell¨¦s.
Para entonces Jaume I ya deb¨ªa estar tambi¨¦n muy enfermo. ¡°Los dos cayeron sin saber qui¨¦n saldr¨ªa finalmente victorioso de su enfrentamiento¡±, asegura Baydal, que recuerda c¨®mo el monarca cristiano inst¨® a su heredero a expulsar definitivamente a todos los musulmanes¡si es que finalmente lograba mantener el Reino.
Una figura en alza
Las tres publicaciones de Sell¨¦s (la novela Al Azraq el blau de 2014, un libro de investigaci¨®n hist¨®rica y una novela gr¨¢fica con Daniel Olmo), son clave en la recuperaci¨®n de su figura, como tambi¨¦n el trabajo de Torr¨® y el documental de Masi¨¤. Tambi¨¦n el gui?o de Zoo al ¡°moro dels ulls blaus¡± en su canci¨®n Di¨¤nia ha avisado de su historia al gran p¨²blico.
¡°Estaba en el imaginario colectivo de nuestros pueblos pero hacia falta poner en limpio lo que se sabe de verdad. Era un personaje popular, hecho entre todos y hac¨ªa falta una versi¨®n m¨¢s seria¡±, apunta Sell¨¦s, dispuesto a que su figura siga creciendo. ¡°Para 2026 queremos organizar una agenda cultural importante en el 750 aniversario de su muerte y reivindicarlo como nuestro¡±, adelanta.
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