C¨®mo se lleg¨® hasta el 23-J: la campa?a rusa
Los bruscos cambios de humor en los partidos han presidido una contienda electoral inundada de encuestas y giros imprevistos
Hasta la socorrida imagen de la monta?a rusa se queda corta para describir el v¨¦rtigo de la loca legislatura que termina este domingo. Para resumirlo bastan apenas dos semanas de febrero de 2022. El d¨ªa 3, el Gobierno pudo caer si un diputado del PP no se hubiese equivocado en la votaci¨®n en el Congreso que permiti¨® sacar adelante la reforma laboral. El 14, eran los populares los que se acercaban al abismo con una pelea fratricida que acab¨® en la ejecuci¨®n pol¨ªtica de su l¨ªder. Hace ya tiempo que la pol¨ªtica espa?ola vive en el mareo de un vaiv¨¦n constante y el camino final hacia las urnas ha estado plenamente a la altura.
Lo expres¨® con claridad Pedro S¨¢nchez en su ¨²ltimo mitin: ¡°Nos ca¨ªmos y nos levantamos¡±. Y varias veces, podr¨ªa haber a?adido el candidato socialista. Viendo el fervor desatado de la multitud militante que aclamaba a S¨¢nchez en Getafe, costaba trabajo identificar al mismo partido que una semana antes parec¨ªa haber tirado definitivamente la toalla.
As¨ª es la pol¨ªtica en la Espa?a de hoy, influida por el ritmo de las redes sociales y sus movimientos como bandadas de p¨¢jaros, que a la m¨ªnima cambian s¨²bitamente de orientaci¨®n. Junto a ellas, una avalancha demosc¨®pica sin parang¨®n, que en esta campa?a alcanz¨® su m¨¢ximo, con varios medios ¡ªincluidos EL PA?S y la Cadena SER¡ª publicando sondeos diarios. Una simple oscilaci¨®n de unas d¨¦cimas arriba o abajo era susceptible de interpretarse como una gran sacudida.
Cuando S¨¢nchez convoc¨® por sorpresa las elecciones a las pocas horas del varapalo encajado en las auton¨®micas y municipales del 28-M, no pocos pensaron que estaba delineando la ruta de su inmolaci¨®n. La distancia entre los dos grandes partidos no hab¨ªa sido tan grande ¡ª3,5 puntos¡ª, pero, como resultado, el PSOE se quedaba casi sin poder territorial y el PP conquistaba el mayor que ha atesorado nunca. Los peri¨®dicos se llenaban de cr¨®nicas sobre el des¨¢nimo socialista y las dificultades del partido para poner a los suyos en zafarrancho de combate. S¨¢nchez no encontraba consuelo ni siquiera en su ¨¢ngel de la guarda demosc¨®pico, el CIS de Jos¨¦ F¨¦lix Tezanos. Todas las dem¨¢s encuestas resultaban devastadoras para ¨¦l.
El primer gran giro lleg¨® con los pactos entre PP y Vox. Se hab¨ªa anunciado que los populares demorar¨ªan lo m¨¢ximo posible los acuerdos con la extrema derecha para separarlos de la campa?a. Alberto N¨²?ez Feij¨®o opt¨® por una estrategia muy habitual en ¨¦l: tratar de desentenderse alegando que cada territorio ten¨ªa autonom¨ªa para decidir.
El resultado fue una imagen de descontrol total. En la Comunidad Valenciana el pacto para un Gobierno conjunto se cerr¨® en 24 horas con grandes concesiones program¨¢ticas del PP a Vox. Y, al tiempo, en Extremadura, la l¨ªder regional de los populares, Mar¨ªa Guardiola, empe?aba su palabra en que jam¨¢s admitir¨ªa en su Ejecutivo a quienes ¡°niegan la violencia de g¨¦nero y deshumanizan a los inmigrantes¡±, o sea, los mismos con quienes se abrazaban sus compa?eros de Valencia. Tard¨® una semana en tragarse su promesa.
S¨¢nchez y Feij¨®o dise?aron dos campa?as casi opuestas. La del popular, m¨¢s tradicional, consisti¨® en patearse toda Espa?a. La del socialista se focaliz¨® en los medios, con una novedad: acudir¨ªa a plat¨®s y micr¨®fonos que hab¨ªa desde?ado porque en ellos hab¨ªa recibido mucha cera. La prueba de lo caprichosa que puede resultar la pol¨ªtica de hoy fue que el primer gran punto de inflexi¨®n de la campa?a lleg¨® con la visita del presidente a un programa de entretenimiento, El Hormiguero. Los que esperaban que all¨ª se cavase la tumba de S¨¢nchez quedaron chafados. El presidente sali¨® triunfal. Y el entusiasmo se apoder¨® de sus filas.
Fiasco en el cara a cara
La campa?a empez¨® oficialmente el d¨ªa 7 con el PSOE mucho mejor en las encuestas y sus estrategas flameando la bandera de la remontada. S¨¢nchez pas¨® el primer fin de semana encerrado preparando el ¨²nico cara a cara con Feij¨®o, el lunes 10. Los socialistas alentaban la sensaci¨®n de que el presidente pod¨ªa dejar a su rival abatido sobre la lona. Ocurri¨® justo lo contrario. Lo que hizo el l¨ªder popular no sorprendi¨® a nadie de quienes conoc¨ªan su trayectoria en Galicia. Dispar¨® desde el primer momento una artiller¨ªa incesante de datos, con independencia de que parte de la munici¨®n fuese verdadera y otra parte de pega. S¨¢nchez perdi¨® los nervios, se enred¨® en una bronca con chillidos e interrupciones y exhibi¨® su vena m¨¢s arrogante.
Fueron d¨ªas de llanto y crujir de dientes para los socialistas. El PP volv¨ªa a distanciarse en las encuestas y S¨¢nchez era incapaz de disimilar su rictus mustio. Para colmo de la izquierda, la apuesta del otro socio del Gobierno, Sumar, por hacer una campa?a propositiva tampoco arrancaba. Algunas de sus promesas, como la de una ¡°herencia universal¡± de 20.000 euros a todos los que alcancen la mayor¨ªa de edad, cosechaba m¨¢s controversia que otra cosa.
Hasta que todo se volte¨® de nuevo en un plat¨® de televisi¨®n. Feij¨®o iniciaba la ¨²ltima semana de campa?a en La Hora de la 1, donde repiti¨® una falsedad que ven¨ªa sosteniendo desde d¨ªas atr¨¢s, incluido en el debate con S¨¢nchez: que el PP siempre hab¨ªa revalorizado las pensiones con el IPC. La periodista Silvia Intxaurrondo lo corrigi¨®, y el l¨ªder popular no solo no rectific¨®, sino que se lo afe¨® con arrogancia. El hombre que se presentaba como el ap¨®stol de la verdad frente a las mentiras de S¨¢nchez hab¨ªa puesto en evidencia su exitosa t¨¢ctica en el cara a cara.
Los patinazos cambiaron otra vez de bando. La realidad desminti¨® las sombras de sospecha que Feij¨®o hab¨ªa arrojado sobre el voto por correo. La candidata de Sumar, Yolanda D¨ªaz, consegu¨ªa sacar del armario y meter en campa?a un viejo cad¨¢ver del l¨ªder del PP, el de sus largos a?os de amistad con el contrabandista Marcial Dorado. D¨ªaz, adem¨¢s, levantaba el entusiasmo de los suyos en el debate a tres al que no quiso asistir Feij¨®o y que congreg¨® una importante audiencia (4,1 millones de espectadores de media). Y as¨ª, tras este sinuoso camino, llegamos al d¨ªa de la votaci¨®n en la circunstancia m¨¢s extra?a: con el favorito preocupado y los que parec¨ªan perdedores, en un estado pr¨®ximo a la euforia.
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