Esto no ha terminado, no fue una broma
No olvidemos que pese a ser cifras menores, contin¨²an siendo altas, porque cualquiera por encima de cero lo es

Tras una gripe que pill¨¦ a principios de a?o, de estar tosiendo y estornudando, con cierto temor, porque ya nos llegaban noticias ligadas a la covid-19 desde China e Italia, volv¨ª a la normalidad. Estaba deseando poder respirar por las dos fosas nasales e ir tranquila en el metro sin que me tuvieran miedo o se alejaran. Por aquel entonces, no obstante, todav¨ªa pens¨¢bamos que aqu¨ª no nos pasar¨ªa nada y que, en cualquier caso, de llegar el virus, no ser¨ªa demasiado grave. Sin embargo, tres meses m¨¢s tarde, a pesar de haberme encerrado, comenc¨¦ a tener una carraspera pertinaz. No le di mucha importancia, debido a que en los informativos recordaban que los s¨ªntomas de la enfermedad estaban claros: tos seca y fiebre. Nada de eso me pasaba.
Poco a poco, el personal sanitario fue recabando m¨¢s datos y ampliando su conocimiento acerca de una enfermedad desconocida. En lo que a m¨ª respecta, a la carraspera se le uni¨® un dolor en el pecho que jam¨¢s hab¨ªa experimentado. Era como si me ardiera la zona del estern¨®n y esa sensaci¨®n parec¨ªa estar en conexi¨®n con la garganta que, cada d¨ªa, raspaba m¨¢s. Enseguida llegaron la falta de apetito, la tripa revuelta y el dolor muscular, de modo que llam¨¦ al n¨²mero de la Comunidad de Madrid y me derivaron al centro de salud que me corresponde. La atenci¨®n que he recibido en todo este tiempo ha sido telef¨®nica¡ y maravillosa. Cada tarde me daban un toque y se interesaban por mi evoluci¨®n, resolv¨ªan con paciencia todas mis dudas, me tranquilizaban y se desped¨ªan con un "mej¨®rate¡± o con un ¡°ya queda menos¡±. No me cansar¨¦ de darles las gracias.
Lo id¨®neo, por salud, es que si no se van a respetar las medidas adecuadas, se proteste desde la ventana
Tengo treinta y ocho a?os, ninguna dolencia previa grave, un sistema inmunitario acorde a mi edad, creo, y llevo cuatro semanas sin poder moverme de casa. Hacerlo ser¨ªa una absoluta temeridad. As¨ª las cosas, cuando veo las im¨¢genes de personas en paseos mar¨ªtimos tipo Venice Beach, manifest¨¢ndose sin guardar la distancia de seguridad, como si estuvieran en el samb¨®dromo del Carnaval de R¨ªo, o participando en caceroladas callejeras cual batucada y sin mascarilla, no me hace ni pizca de gracia.
Me parecer¨ªa fant¨¢stico que quien lo deseara expresara su desacuerdo con el gobierno o su desesperaci¨®n por no cobrar el ERTE y, en consecuencia, se manifestara, siempre y cuando contara con las autorizaciones pertinentes. Con todo, es evidente que se ha generado un clima de discordia, con banderas preconstitucionales, insultos o ¡°saluditos romanos¡± incluidos, que, por desgracia, est¨¢ alejad¨ªsimo de las iniciativas vecinales que unieron a quienes habitamos en el extrarradio durante los peores momentos, independientemente de nuestra ideolog¨ªa. Lo id¨®neo, por salud, es que si no se van a respetar las medidas adecuadas, se proteste desde la ventana. M¨¢s que nada por responsabilidad ciudadana y respeto hacia los sanitarios que, desde que esta crisis comenz¨®, no han parado.
En la actualidad, el n¨²mero de personas que fallecen, est¨¢n ingresadas o enferman est¨¢ descendiendo, ahora bien, no olvidemos que pese a ser cifras menores contin¨²an siendo altas, cualquiera por encima de cero lo es. Retroceder no es una opci¨®n que queramos y para evitarlo, resulta fundamental que tengamos presente que lo que hemos vivido no fue una broma.
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