Manifiesto contra ¡°lo obvio¡±
P¨®ngase en guardia cada que alguien le diga que reivindicar con orgullo un derecho civil o su libertad individual es ¡°una obviedad¡±
Veo el s¨¢bado noche una Puerta del Sol en la que los coches, con sus cl¨¢xones y sus humos, atosigan a los peatones circulando por cuatro amplios carriles en un sentido y cuatro en otro. Reconozco un Talbot Samba y congelo la imagen para contemplar bien ese Madrid contaminado que aparece en Funci¨®n de Noche, el colosal documental de Josefina Molina de 1981 en el que Lola Herrera y su exmarido, el productor y actor Daniel Dicenta, se encierran durante horas en un camerino del Teatro Lara.
All¨ª se dicen a la cara lo que no se atrevieron a decirse cuando estuvieron casados. Las confesiones son doloros¨ªsimas para ambos. ?l admite que le pon¨ªa los cuernos de forma serial, porque sent¨ªa celos del ¨¦xito de ella. Ella suelta entonces una bomba: ¡°Soy una mujer que nunca ha tenido un orgasmo¡±. Ambos lloran desconsoladamente por el tiempo y las oportunidades perdidas, mientras caen en la cuenta de que, cada uno a su manera, ha sido muy infeliz porque la moralidad represora del mundo en el que vivieron, ese que dec¨ªa que los hombres ten¨ªan que ser muy machos y las mujeres que disfrutaban, unas golfas, deform¨® para siempre sus verdaderos deseos.
Cada vez que se produce una de estas regresiones, alguien dice c¨¢ndidamente que es una pena tener que reivindicar ¡°lo obvio¡±. Y sin embargo, ah¨ª est¨¢ Hungr¨ªa, un Estado miembro de la UE, prohibiendo en pleno siglo XXI que se hable en los colegios de homosexualidad
Paso el domingo por la ma?ana por la Puerta del Sol, hoy casi ¨ªntegramente peatonal, montada en una bicicleta el¨¦ctrica municipal y compruebo que en la calle de Arenal han tendido una v¨ªa de asfalto. Me entero despu¨¦s de que supuestamente se trata solo de una soluci¨®n est¨¦tica, que no hay intenci¨®n por parte del alcalde (y portavoz nacional del PP) de devolver el tr¨¢fico rodado a la zona, pero aun as¨ª me quedo con la mosca detr¨¢s de la oreja, porque en estos momentos toda regresi¨®n me parece factible.
Ah¨ª est¨¢ la presidenta de la Comunidad de Madrid diciendo que no se cierra a revisar el texto de la Ley de Identidad y Expresi¨®n de G¨¦nero e Igualdad Social y no Discriminaci¨®n y la de protecci¨®n Integral contra la LGTBIfobia a petici¨®n de un partido de ultraderecha hom¨®fobo, tr¨¢nsfobo y antifeminista. Ah¨ª est¨¢ Mart¨ªnez-Almeida, el hombre que cancel¨® Madrid Central, neg¨¢ndose a colgar la bandera del Orgullo en la fachada de Cibeles. Detalles. Gestos simb¨®licos que crispan a la opini¨®n p¨²blica y devuelven el debate a t¨¦rminos de 1981.
Cada vez que se produce una de estas regresiones, alguien dice c¨¢ndidamente que es una pena tener que reivindicar ¡°lo obvio¡±. Y sin embargo, ah¨ª est¨¢ Hungr¨ªa, un Estado miembro de la UE, prohibiendo en pleno siglo XXI que se hable en los colegios de homosexualidad. Era obvio que se vive mejor en las ciudades donde los peatones tienen m¨¢s derechos que los autom¨®viles, como es evidente que las sociedades donde la gente se acuesta con quien quiere y expresa su identidad y su g¨¦nero como le da la gana son m¨¢s libres. Es obvio que hay gente con mucho poder a la que esto no le resulta obvio. Es obvio, pues: las obviedades no existen.
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